ROJO SUBIDO

Por Alfredo Bielma Villanueva



Poco a poco, conforme se acerca el final se va desvaneciendo gradualmente el intenso matiz rojo que coloreó durante los últimos seis años al Estado de Veracruz. El rojo es uno de los colores preferidos del hombre, ya sea por la impresión que causa a los sentidos en su combinación con otras tonalidades o para ser utilizado como prenda de vestir siguiendo el rito de los días destinados al Sol y a Marte. El rojo también es utilizado como distintivo de ideologías políticas, de esto último el mundo fue testigo cuando Mao Tse Tung tiñó de rojo la China comunista durante la muy caliente “Guerra Fría” y cómo aparejó al uso indiscriminado de ese color el culto a la personalidad, el culto a Mao, el que los sacaría de pobres con El Gran Salto Adelante. Parecido a lo que hace en Venezuela Hugo Chávez, cuya megalomanía pinta de rojo hasta los corales del siempre esmeralda mar Caribe.

Pero todo cambia, porque todo está sometido a un constante devenir de tal manera que lo que empieza termina y lo que sube tiende a bajar. Por ese efecto, en la dinámica social y política, el gran líder Chino ya está en la historia universal y de igual manera Hugo Chávez en su momento pasará al registro de la historia venezolana.

Análisis del subconsciente aparte, guardadas las debidas proporciones y con el debido respeto para Mao, curiosamente parecería que el color rojo va asociado al culto a la personalidad, porque acá en la aldea acabamos de experimentar un fenómeno de esa naturaleza. Tal ocurrió con el mito de la “fidelidad” que Fidel Herrera instauró en Veracruz durante los seis años de su gobierno y que ahora, una vez que transfiera el poder a Javier Duarte de Ochoa, seguramente finiquitará. Desde ese momento, el epifenómeno del rojo encendido pasará también al registro del pasado.

A partir del 1° de Diciembre deviene la etapa de la calificación al gobierno que fungió en el periodo 2004-2010, por ahora aún no es posible otorgarle calificación alguna pues el balance debe hacerse sin vísceras de por medio, atendiendo exclusivamente al costo-beneficio de su gestión. Pero existe expectación acerca de si habrá cambios con el advenimiento de un nuevo gobierno respecto a la implementación de las políticas públicas; en ello destaca la importancia del estilo que le imprimirá el gobernador entrante a sus actitudes y comportamientos oficiales que, aunque se refiere a la forma, atendiendo al clásico también es fondo.

No obstante, previo al recuento, es posible discernir que este Estado ha vivido seis años de aturdimiento mediático, de verdades a medias y de múltiples compromisos sin cumplir, por lo que se requerirá del nuevo gobernador una puntual seriedad en sus acuerdos e irrestricto apego y cumplimiento de lo que se ofrece, sin olvidar que la responsabilidad es con la población, con la ciudadanía que votó a favor y también con la que votó en contra ya que, juntos, ambos segmentos suman la voluntad del pueblo veracruzano.

Tal vez en su mensaje de ascensión al cargo escucharemos el diagnóstico del gobernador Duarte de Ochoa sobre la realidad veracruzana; por él conoceremos su visión de la problemática estatal y cómo piensa resolverla. Seguramente reconocerá los logros del gobierno que se va, lo que es el principio de una positiva continuidad, pero a cambio quisiéramos escuchar planteamientos sobre cómo piensa enderezar los entuertos que se heredan, bajo el estricto apego y aplicación del marco normativo; no “cacería de brujas”, tampoco el insano “barrer para atrás”, mucho menos “borrón y cuenta nueva”, pero es un imperativo categórico desfacer los temores de un indeseable continuismo al que la población veracruzana ha expresado su total rechazo.

No será el de Duarte un inicio fácil, su desempeño dependerá en mucho del equipo que logre integrar. Si se rodea de quienes asumen que acceder al poder es para enriquecerse-como recientemente ocurrió- difícilmente podrá rendir buenas cuentas a los veracruzanos y pronto se vería en la tesitura en cómo termina su antecesor, cuyo gobierno estuvo marcado por fuertes tintes de corrupción y, peor aún, hizo poco con mucho, es decir fue acentuadamente ineficiente. Ahora es imperativo invertir la ecuación-hacer mucho con poco- porque es evidente que las necesidades rebasan con creces al recurso financiero del que se dispondrá. Duarte lo sabe, las finanzas no están sanas y el dinero no fluirá al ritmo que las necesidades apremian.

Adicionalmente, los miles de afectados por las recientes inundaciones escucharon las múltiples promesas que les formularon las autoridades para resarcir sus daños y, como ya se ha visto, están dispuestos a manifestarse hasta que les cumplan.

Esa es una realidad insoslayable y habrá que enfrentarla con soluciones no con promesas, como fue el uso y hasta abuso del gobierno que ahora termina. El viejo cuento de las minutas solo para ganar tiempo es característico de una conducta irresponsable, de dejar correr el plazo del encargo y que cumpla el que siga. Ya habrá oportunidad de reseñar cuántas minutas se redactaron y firmaron al calor de la presión social con el ánimo oculto de no cumplirlas, obviamente no por falta de ganas sino porque hacerlo cuesta dinero, que por el desorden administrativo no alcanzó.

Hace seis años parecía que al gobernador que ahora sale lo motivaba la intención de cambiar las cosas; de inicio su gobierno emprendió en 2005 una insidiosa campaña contra el saliente Director de Tránsito, supuestamente porque había irregularidades en la entrega de concesiones de placas de taxis. Después del intento de linchamiento, bastó con que el ex director expresara que estaba dispuesto a aclarar cualquier duda, no sin recordar el recuento de los costos por concepto de acarreo de los “contingentes” priístas que durante la campaña estuvieron bajo su responsabilidad, el efecto fue terminante porque súbitamente la famosa investigación quedó en el olvido.

También se alentaron falsas esperanzas, como cuando el gobernador afirmó en 2005 que “....nuestras carreteras son un verdadero espectro lunar, ya no se sabe si es la superficie de Veracruz o la superficie de la luna, con tantos baches que hay”, parece que Fidel olvidó ese detalle ya que no cumplió con las expectativas porque aún ahora no hay carretera en este Estado que evite recordar que la superficie lunar está más pareja que cualquiera de nuestras maltratadas carreteras. ¿Pruebas?

Entre los deseos de que haya un genuino cambio destaca el que prevalezca autenticidad en la comunicación entre el gobernante y sus mandantes; que no se hable de asuntos inexistentes porque la verdad finalmente sale a flote, como por ejemplo aquel frustrado proyecto “Fénix”, del que durante dos años-2005-2006- se habló en Veracruz un día sí y otro también como si fuera una realidad impulsada por el gobierno local, cuando en los planes del gobierno federal ese era ya un asunto concluido y quedaba al margen de toda programación.

Por estas razones se abriga la esperanza de que se recupere la seriedad en el discurso oficial y se rescate el crédito que merecen los compromisos de gobierno porque es una exigencia implícita en el cambio. Priva la esperanza de que la formación profesional del gobernador entrante la haga propicia. Así sea.

alfredobielmav@hotmail.com
Noviembre 2010








A POSTERIORI

Por Alfredo Bielma Villanueva



Resultados más que mediocres dejará el actual gobierno estatal a los desilusionados veracruzanos y un pesado paquete de problemas irresueltos a su ya inminente sucesor. Por demagogia, por privilegiar en exceso la política electoral en mengua de la aplicación eficiente de los programas de gobierno; por una pésima implementación de las políticas públicas; por desinterés de la agenda pública; por solo un aparente interés en la agenda ciudadana; por un absurdo sentido de la frivolidad en el cumplimiento de la elevada responsabilidad que significa procurar el bienestar de los veracruzanos; por lo que sea, pero esa es la realidad que encontrará el relevo gubernamental en la geografía física, económica y social del Estado de Veracruz.

Hace solo seis años no pocos se preguntaban “¿a qué horas va a gobernar?” refiriéndose al inquieto trajín con el que Fidel Herrera inició el mandato que un tercio de los votantes del 2004 le había conferido. Poco a poco, con el transcurrir de los días finalmente se fueron convenciendo de que ése iba a ser el sello que el gobernador imprimiría a su gobierno, traduciéndolo en el lema de “un gobierno cercano a la gente”.

Pese a la amarga experiencia que el gobierno de Luís Echeverría había dejado al pueblo de México, los ortodoxos de la política en Veracruz, debieron consentir que de la hiperkinesia de Herrera Beltrán pudiera generarse una nueva forma de gobernar congruente a los nuevos tiempos, que vendría a sustituir al quizás ya “anticuado” pensamiento de que gobernar es reflexionar para actuar; que esto último estaba siendo reemplazado por la idea de que la acción por la acción, por sí sola, alcanzaría para sacar a Veracruz de su marasmo.

Pero pronto pudieron observar no sin preocupación que la “cercanía a la gente” se estaba reduciendo a bautizos, a coronación de reinas de bellezas, de ferias y de carnaval; de anuncios sobre el clima; de los resultados futbolísticos del equipo Tiburones Rojos, ahora ya enajenado y relegado a la segunda división; de optimistas anuncios con lenguaje hiperbólico acerca de los avances de Veracruz en agricultura, pesca, turismo, remediación ambiental, construcción de carreteras, dragado de ríos, de cientos de puentes, de entrega (¿ficticia?) de tractores, de torres y hoteles construidos, de hospitales equipados, de petroquímica, de petróleo, de eficiencia administrativa; de buen manejo financiero; de extraordinaria recaudación de impuestos; etc., etc., etc.

Paulatinamente pudieron observar que el discurso oficial diseñaba un Veracruz nuevo, industrializado, casi un granero de la nación, el polo turístico de mayor desarrollo en México, el punto de atracción de varios gobiernos europeos y de no pocos Estados de la Unión Americana, a los que llamaba la atención-se decía- la forma en cómo se desempeñaba un gobierno que sabía hacer bien las cosas. Los habitantes del sur veracruzano envidiaban a los del norte porque allá sí les había llegado la hora del progreso, pero los del norte a su vez espiaban el gran desarrollo anunciado en el sur veracruzano, su gran infraestructura carretera y agrícola y el renacimiento del emporio petroquímico que, aunque del orden federal, el gobierno estatal por arte de la magia mediática ahora lo hacía posible. Sin embargo, en la realidad nada de eso existía.

La preocupación de los ortodoxos llegó al clímax cuando en el tercer año de gobierno, sin más, se declaraba que en solo un trienio el alcance en obras equivalía a lo proyectado a seis años. Inmediatamente después de la sorpresa provocada por la audaz afirmación devino el desasosiego, primero, porque de ser así, o el programa estaba pésimamente diseñado al grado de equivocarse nada menos que tres años en su temporalidad o, segundo, porque quizás las metas habían sido tan mínimas que esta condición evitaba percibirlas en un universo de enorme atraso social, razón por la cual las mejoras no se veían por ninguna parte. La tercera opción cubría de mayor pesimismo el panorama: todo quedaría en otra ocurrencia más de las tantas que se escuchaban.

De cualquier manera, era fácilmente comprobable que el discurso oficial no coincidía con la realidad, pues a fin de cuentas ni estamos mas industrializados ni hemos salido de la pobreza extrema que aqueja a casi la mitad de los habitantes de Veracruz; ni hay otra delegación del IMSS aparte de las dos que existen hace más de 30 años. Tampoco ha sido por la virtud de los programas del gobierno estatal que se ha detenido la emigración; menos que hayan los empleos que se dice; el campo no prospera ni está suficientemente tecnificado y es obvio que está muy lejos de dibujar un progreso que demuestre la diferencia entre el 2004 y el 2010; la ganadería sigue siendo extensiva, apenas habrá uno que otro ganado estabulado; tampoco contamos con los últimos avances de la energía eólica; en turismo nos acompaña la inercia y se desconoce que exista una campaña de promoción y de fomento de nuestra extraordinaria riqueza cultural y de los recursos que la naturaleza nos escrituró.

El descrédito de la obra pública es tal que a la primera insinuación de su pésimo acabado cunde aún más la desconfianza. En ese punto, para borrar suspicacias, vista como su mayor obra, debiera el gobierno hacer pública la lista de los puentes construidos, señalando su ubicación precisa dejando aparte los del orden federal, que también es gobierno. De igual manera, debiera deslindar las carreteras que cada nivel de gobierno ha construido en el Estado porque las carreteras ofrecidas no aparecen y las que la federación está construyendo aún no se concluyen, la Tuxpan-México es ejemplo paradigmático.

Al final, los esperanzados en que la dinámica personal del gobernador traería beneficios a la colectividad veracruzana debieran empezar a reflexionar que ya no los verán. Los analistas, si bien desde su enfoque de teóricos empedernidos seguramente no cejarán hasta verificar lo realizado, cual corresponde a todo científico social, por la vía de la investigación y empleando el método comparativo de cuánto se gastó con lo que se dice se hizo. Por lo pronto, de la simple observación de la realidad habrá que puntualizarles que si esperan los resultados para formular una definición actualizada sobre buen gobierno correrán el riesgo de permanecer como crisálidas congeladas.

No estaría por demás advertirles que quizás equivocaron o confundieron el objeto de su observación, pues pasaron por alto el hecho de que estaban frente a un extraordinario operador político-electoral y que entonces no era el caso analizar acciones de un gobernante puesto que entre lo uno y lo otro media gigantesca diferencia. Porque lo que se vio fue pura operación electoral, acompañada de la cooptación de la élite de los factores de poder y de medios de comunicación, seis años de lo mismo; la administración eficiente brilló por su ausencia; el estigma de la corrupción permeó todas las percepciones sociales. Aquí, lejos de acciones para el bien común, el principal objetivo era la obtención de votos a cualquier precio, y la meta la retención del poder, que sirviera “al proyecto político”. De la deuda mejor ni hablar, porque ese es otro cuento y, por supuesto, de terror.

alfredobielmav@hotmail.com

Noviembre 2010







MADERO Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA

Por Alfredo Bielma Villanueva




Si bien el lenguaje poético navega aislado de la lógica no deja de ser un reflejo del contexto social del que se nutre. Decir, por ejemplo, que “hay plumajes que cruzan el pantano y no se manchan” equivale a esperar una dura respuesta de un racionalista intransigente pues simplemente las aves vuelan, no transitan por el lodoso piso de terrenos cenagosos. Pero cuando el vate veracruzano Díaz Mirón en su poema canta: “El mérito es el náufrago del alma: ¡vivo, se hunde; pero muerto, flota! está reflejando una verdad sempiterna por cuanto a que retrata fielmente lo que ocurre con el discurrir del hombre.

Con miras de ejemplificar podríamos constatar la manera en cómo la muerte enaltece y glorifica al hombre cuando lo alcanza en determinadas circunstancias, tal como sucedió con Don Benito Juárez a quien su repentino deceso en Julio de 1872 lo preservó de la mancha histórica si se hubiera convertido en un detestable dictador, pues ya para ese entonces acumulaba 14 años en la presidencia de la república y empezaba a dar señales inequívocas de que le gustaba el ejercicio del poder. Por su larga estancia en la presidencia ya le estaban surgiendo serias señales de inconformidad incluso entre sus propios correligionarios, como Sebastián Lerdo de Tejada quien le compitió en la elección de 1871. Porfirio Díaz también se le opuso blandiendo el principio de no reelección en el Plan de la Noria, contra “la reelección indefinida, forzosa y violenta, del Ejecutivo Federal”. Independientemente de la cruzada nacionalista y patriótica de Don Benito Juárez contra la intervención extranjera y los apetitos de potencias extranjeras por extender su espacio vital, sin lugar a dudas su muerte estando en el ejercicio presidencial lo colocó en el nicho en el que ahora se le venera.

No es un único caso, uno más reciente es el acontecido en 1994 cuando es asesinado Luís Donaldo Colosio, quien competía como candidato a la presidencia de la república, postulado por el Partido Revolucionario Institucional. Su muerte, muy sentida por todos conceptos, lo elevó al rango de mártir priísta, y como la historia la escriben los vencedores súbitamente lo convirtieron en el ideólogo priísta por antonomasia y el paradigma del político mexicano. Tal concepción se fraguó con su muerte pues no ocurría así mientras competía como candidato de su partido, cuando se le consideraba que había sido escogido por el presidente Salinas de Gortari como abanderado tricolor porque lo pensaba susceptible de ser controlado, una hipótesis que no encajaba en el caso de Manuel Camacho Solís, indudablemente el precandidato mejor calificado de su momento.

Ahora que celebramos el Centenario de la Revolución Mexicana, porque así nos lo enseñaron, recordamos a Don Francisco I Madero como el prócer de la democracia, el apóstol, dice la historia oficial. Sin embargo, los acontecimientos acaecidos en 1911, 1912, hasta febrero de 1913 cuando es asesinado, nos lo muestran realmente como un individuo ajeno a todo propósito de sentido social y sin que el “demos” tuviera el poder. No está por demás insistir en que el hecho de enarbolar la bandera de la “no reelección” por sí solo no convierte a Madero en un prototipo de luchador revolucionario. Pero gracias a su sacrificio fue convertido en un héroe nacional, la muerte- que no la verdad histórica- lo redimió de los múltiples errores que cometió como político y como presidente de la república.

La paz porfiriana empezó a agrietarse acentuadamente en el umbral del Siglo XX, cuando connotados liberales se dieron cita en la ciudad de San Luís Potosí para expresar inconformidades y plantear los lineamientos para el cambio, allí coincidieron Camilo Arriaga, Antonio Villarreal, Ricardo y Enrique Flores Magón, entre otros. En junio de 1906, Cananea, y en enero de 1907 Río Blanco se mostró una vez más la faz represiva del dictador, recordando aquel “mátalos en caliente” de junio de 1879 que en telegrama le ordenara al gobernador veracruzano Mier y Terán; o la matanza de campesinos en 1880 en Papantla; o la cruenta persecución de los Yaquis hasta confinarlos en la sierra; o los campos de esclavitud en Yucatán y Paso Nacional.

En 1906 en Acayucan y los Tuxtlas, Hilario Salas, Miguel Alemán González, Donaciano Pérez, Marcelino Absalón Pérez y Eduardo V. Jara, alias “El Chivo” encabezaron una revuelta enarbolando los postulados del Partido Liberal.

Fue la entrevista que el periodista James Creelman le hiciera en junio de 1908 al dictador- se publicó en la revista Pearson¨s Magazine y solo meses después se conoció en México- la que inició el movimiento político-electoral que bullía reprimido entre quienes veían con preocupación a un gobernante ya decrépito, cuya muerte pondría en problemas a la oligarquía dominante (encabezada por los llamados “científicos” y la rancia burguesía del campo conformada por ricos hacendados y la citadina propietaria de inmuebles y fábricas que, aunque incipiente, ya movía los resortes del poder). El propio Díaz no midió el impacto de sus palabras cuando dijo al reportero: “Daré la bienvenida a un partido de oposición en la república mexicana. Si aparece lo veré como una bendición, no como un mal, y si puede desarrollar poder, no para explotar, sino para gobernar, estaré a su lado, lo ayudaré, lo aconsejaré y me olvidaré de mí mismo en la feliz inauguración de un gobierno completamente democrático en mi patria”.

Fue como la voz de arranque. El Reyismo incrementó su movilidad buscando la candidatura a la vicepresidencia para competir contra Ramón Corral, pero Bernardo Reyes no aguantó la presión a que lo sometió el Dictador y tuvo que aceptar un viaje a Europa comisionado por el gobierno porfirista para realizar estudios militares, dejando el paso libre de la vicepresidencia a Ramón Corral y en la orfandad a sus seguidores, que no eran pocos.

A mediados de 1909 se fundó en la Ciudad de México el Club Central Antirreeleccionista que apoyó a Francisco I Madero, quien recorrió la república hablando de democracia y de antirreelección con lemas de campaña en los que no destacaban los propósitos sociales; uno muy socorrido y frecuentemente utilizado era: “El pueblo no quiere pan, sino libertad”. Y en San Luís Potosí exclamó: “Que lo entiendan bien nuestros opresores; ahora el pueblo mexicano está dispuesto a morir por defender sus derechos; y no es que piense encender el territorio patrio con una revolución, es que no le arredra el sacrificio”. Alocución que le valió la cárcel, desde donde vio transcurrir el tiempo electoral y cómo Porfirio Díaz era reelecto. Rompiendo el arraigo de la ciudad que por intervención de Limantour le servía de cárcel Madero cruzó la frontera y desde Texas hizo circular el Plan de San Luís, que declaraba nulas las elecciones, espurias a las autoridades supuestamente electas y reconocia a Madero como presidente provisional. En el texto se convocaba al pueblo a la revolución para el 20 de noviembre a las 6 de la tarde. En Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Coahuila, Durango, Zacatecas, Morelos, Guerrero, Puebla, los brotes armados contra la dictadura encendieron la chispa que convulsionó a México durante los próximos años culminando con la muerte de Obregón en 1928.

La primera etapa del tramo armado de la Revolución encontró cima el 9 de mayo de 1911 cuando Orozco y Villa se apoderaron de Ciudad Juárez, ese fue el jaque mate al ejército federal y la puntilla que convenció a Díaz de la inoperancia de seguir resistiendo al empuje de la revuelta; de allí que decidiera capitular, no sin antes aprovechar la inocencia de Madero quien consintió transar con los vencidos en los Convenios de Ciudad Juárez, procurándoles la oportunidad de integrar el gobierno interino a cuya cabeza quedó el porfirista Francisco León de la Barra. Lo sorprendentemente infantil fue licenciar las tropas que lucharon contra el Porfiriato y dejar intocado el ejército representante del Viejo Régimen; bien lo dijo más tarde Venustiano Carranza: “Revolución que transa, Revolución que se pierde” o, como decía Jesús Urueta: “La Revolución deja de ser Revolución cuando queda dominada por el gobierno contra el cual se efectúa”. El movimiento armado ganando había perdido, pues apenas inició el “nuevo” gobierno quedó en el olvido el artículo III del Plan de San Luís que versaba sobre el repartimiento agrario y la indemnización a quienes habían sido despojados de sus tierras durante el largo periodo que cubrió el porfiriato. Con los Convenios de Ciudad Juárez, Madero se suicidó políticamente.

Porfirio Díaz renunció el 25 de mayo y Francisco León de la Barra tomó posesión del gobierno el día 26 configurándo un equipo con elementos de la revolución y del Antiguo Régimen, en el que aquellos estaban en desventaja en la Cámara de diputados y en el poder judicial. La Revolución se había frustrado.

En la elección del 1° de octubre de 1911 Madero fue elegido presidente casi por unanimidad de los electores; tomó posesión de su cargo el 6 de noviembre y a partir de allí comenzó la lucha de Madero contra sus antiguos promotores y aliados; Zapata se convirtió en vándalo, según lo afirmó Madero ante el Congreso en su primer informe de gobierno el 1° de abril de 1912 al referirse al imparable movimiento agrarista encabezado por el caudillo sureño: “para las rudas inteligencias de los campesinos de Morelos solo puede tomar la forma del vandalismo siniestro”.

En cambio, para los defensores del Plan de Ayala Madero era considerado como apóstata del sufragio efectivo y la no reelección, y “traidor a la patria por estar a sangre y fuego humillando a los mexicanos que desean libertades a fin de complacer a los científicos, hacendados y caciques que nos esclavizan”.

Zapata y los Figueroa en el Sur y Orozco en el Norte, intransigentes en sus propósitos, crearon un ambiente de inestabilidad política al gobierno maderista cuyo titular enfrentaba adicionalmente la desconfianza y el desprecio del ejército federal y de la oligarquía, azuzados por el embajador de los Estados Unidos en México. Una intriga que desembocó en los sucesos de la Decena Trágica, iniciada el 9 de Febrero de 1913 que originó las renuncias de Madero y Pino Suárez el 18 del mismo mes y que culminó con el asesinato de ambos junto a los muros de la penitenciaría de la capital del país.

Así entró a la historia Francisco I Madero, el que convocó a rebelarse a las seis de la tarde del 20 de noviembre de 1910, para finalmente transar con los adversarios del movimiento revolucionario, ciertamente ¡vivo se hunde, pero muerto flota!

alfredobielmav@hotmail.com
Noviembre 2010






EL VIEJO SAN JUAN

Por Alfredo Bielma Villanueva



Una vez más el travieso arroyo que le da vida asoló a la población de Juan Díaz Covarrubias, antes San Juan Sugar; solo que en este septiembre lo hizo con una furia desusada, como nunca antes lo había hecho, rompiendo el viejo pacto que siempre ha existido entre la población y su venero de vida, que riega los verdes cañaverales del gran llano sotaventito y los mangales que lo aromatizan en los días del invierno.

Las siempre tranquilas aunque eventualmente turbulentas aguas del impávido arroyo que rivera arriba a la altura de Hueyapan se forma por la conjunción del Cuitlazoyo y el Amaya, nacidos ambos en la cercana Sierra, sorprendieron a las poblaciones de Hueyapan de Ocampo y Juan Díaz Covarrubias arrollando todo cuanto encontraba a su paso; aves de corral, ganado porcino, vacuno y ovino no tuvieron oportunidad de salvarse, ante la inercia omisa de las autoridades municipales solo la oportuna vigilia de los pobladores logró salvar vidas humanas, aunque no fue posible evitar la muerte de cinco pobladores de Covarrubias y algunas no cuantificables de Hueyapan y poblaciones circunvecinas.

Eran las 2 de la madrugada del 28 de Septiembre cuando los gritos de terror poblaron los aires de Covarrubias, gentes encerradas en sus casas gritaban pidiendo auxilio porque la presión del agua les impedía abrir las puertas de sus viviendas; la solidaridad de los vecinos fue providencial, gracias a ella la catástrofe no fue mayor.

En esos pueblos hay cultura de la protección civil, aprendida y conformada por los años de convivencia con un arroyo de los llamados de respuesta rápida. En una hora súbitamente cubre el llano y en otra se reduce casi a su más bajo nivel, todo depende de cómo llueva en la “Sierra de los Mangos”, sin importar que llueva o no en la llanura. Cada año, casi siempre en Septiembre, el arroyo amaga, se le tiene vigilado. También cada año la gente se levanta por sí sola si hay estragos.

No es el viejo San Juan una joya ni patrimonio de la humanidad, por más que cada uno de sus habitantes tengan igual valor que los que habitan los pueblos ungidos con aquel honroso título; pero difícilmente podrá ser un set cinematográfico en el cual las autoridades del más alto nivel- del gobernador para abajo- pudieran lucir sus dotes histriónicas y su “arrojo” para andar dentro del agua y el lodo. En estos términos el daño a Covarrubias no existió porque lo que no sale en la Televisión no existe, así de fácil. Tampoco luce a las autoridades que buscan reflectores para exhibir su plena entrega al cumplimiento de su responsabilidad.

Testigo circunstancial del desastre ocurrido en San Juan Sugar lo fue la ex senadora Noemí Guzmán Lagunes, quien oportunamente se apersonó con un trailer cargado de despensas, precisamente cuando las aguas bajaban al cauce y las calles quedaban cubiertas de “chocolate”, todavía no se secaba el lodo que la creciente acarreó consigo, tampoco se conocían los daños, pero se adivinaban magnos; la ayuda fue oportuna para paliar angustias. Después se pudo comprobar que los perjuicios ocasionados por la creciente se asemejaban a los de Tlacotalpan y en esa proporción debe verse la verdadera dimensión de lo ocurrido en el viejo San Juan. Porque, si bien las pérdidas en Tlacotalpan son cuantiosas, y ello es debido a los interminables días en que estuvo sumergida bajo el agua, en cambio en Covarrubias la equiparación de los daños se debe cuantificar en razón de que solo bastó una enorme avenida de agua, en dos o tres horas, para causar terribles destrozos en las pobres pertenencias de los habitantes del lugar.

Pero, enhiestos, ya se preparan para seguir adelante; para allegarse ayudas no toman carreteras ni sus quejas llegan a las páginas de los diarios, ya están acostumbrados a la irresponsabilidad de las autoridades. Impasibles, seguirán escuchando los discursos de los próceres políticos anunciando que Veracruz está de pie, sembrando el mensaje subliminal de que eso es gracias a su intervención. De la misma manera, mientras limpiaban sus casas y rescataban lo rescatable veían por la televisión al gobernador caminando dentro del agua y encabezando reuniones de evaluación de daños para programar las ayudas. Una película más con el script de siempre.

Por la televisión se enteraron que su Estado es una locomotora en la economía nacional y de inmediato asociaron el símil con los esqueletos de las desvencijadas chatarras en que se han convertido aquellas locomotoras de vapor que otrora serpenteaban por el llano acarreando vagones de caña para el batey.

También por la radio escucharon que quien les prometió ayudarlos a resarcir las pérdidas está a punto de abandonar el cargo, no sin antes dibujar en el aire un mapa de la economía veracruzana, boyante como pocas. Les queda el recuerdo de los inauditos esfuerzos que las autoridades estatales “hacían” para llevar alivio y socorro a los afectados; ahora aquello es un cuento de quien supo manipular tiempo y circunstancias a su favor sin importar la condición de un pueblo, menesteroso pero digno.

En el viejo San Juan la rutina continúa: los obreros del Cuautotolapan esperan el inicio de la zafra para juntar los pesos necesarios que les permitan, primero, sobrevivir, y después reponer con grandes esfuerzos lo que el agua se llevó.; los campesinos jornaleros y los cañeros seguirán al pie del surco, como años atrás, como siempre, sin esperar ayuda ajena aunque con la secreta esperanza de que, ahora sí, les cumplan lo que cada tres años, lo que cada seis años se les ofrece.

Pero, eso sí, pronto los fuegos pirotécnicos adornarán los aires para celebrar que estamos recordando el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana. ¿Hasta cuando?

alfredobielmav@hotmail.com
Noviembre 2010



NIKITO-NIPONGO

Por Alfredo Bielma Villanueva



Las nuevas generaciones ya no conocieron al famoso escritor Raúl Prieto, más conocido por su seudónimo de Nikito Nipongo; prolífico y versátil fue un connotado cuentista, novelista, ensayista, cronista y crítico acervo de la clase política mexicana, murió en 2003. No es remoto que en su permanente pesquisa para descubrir lo que él llamaba “perlas”, en el agonizante gobierno veracruzano hubiera podido encontrar una rica fuente de la cual extraer sus incisivos comentarios, siempre precisos y veraces.

Antes de las perlas, un breve exordio. Con lo que acontece en Veracruz una vez más comprobamos que el ejercicio del poder transforma a los hombres, pues a su influjo responden de manera diferente, extraña y hasta contradictoria, según la escala en que se mida ese poder y, por supuesto, el grado de madurez o templanza de quien sufra su imponderable influencia. El fenómeno no es nuevo, pudiérase especular que es consustancial a la naturaleza humana el hecho de que el poder la obnubile.

Un mexicano que sabía de política porque la practicó con maestría, pues sufrió y acaso gozó el ejercicio del poder, lo fue sin duda Don Benito Juárez; a él acudimos para dimensionar el impacto del poder sobre el hombre que tiene la oportunidad de ejercitarlo. Después de mostrarse inflexible frente a las múltiples peticiones que se le hicieron para evitar el fusilamiento del Archiduque de Habsburgo, Don Benito escribió sobre el drama protagonizado por Maximiliano: “El mundo mexicano es capaz de atarantar al mismo Luís Napoleón si viniera a vivir unos días en México. Es singular esta gente nuestra. Al que no la conoce y es fatuo, sus ovaciones y adulaciones lo embargan, lo tiran y lo pierden; y si es débil sus injurias y maldiciones lo desalientan, lo tiran y lo pierden también”.

Para no divagar sobre el interesante tema del influjo del poder sobre el hombre es conveniente aterrizar la idea sobre un caso particular que nos proporcione bases para entender ese fenómeno. Entre los veracruzanos qué mejor caso-no ejemplo- que el de Fidel Herrera Beltrán en su desempeño como gobernador de nuestro estado. Al margen de los magros y decepcionantes resultados que la administración gubernamental 2004-2010 entrega a los veracruzanos, para los efectos a que nos referimos hurguemos en cómo manejó Fidel al inicio de su gobierno el tema de una supuesta desindustrialización, en la que según él estaba sumido el estado, y comparémoslo con lo que dice ahora, a solo unos días de entregar la responsabilidad que asumió en 2004.
Cuando Fidel Herrera andaba en campaña para el gobierno decía: “continuamos con la revolución federalista de Miguel Alemán Velasco para exigir a la federación mas funciones y recursos. Veracruz ha cumplido con México, ahora necesitamos que a Veracruz se le de lo que le corresponde de acuerdo con un nuevo Pacto Social que le permita afrontar los retos del Siglo XXI”. Poquito después, ya como gobernador electo, habló del avance “que experimentó el Estado de Veracruz en el Gobierno de Miguel Alemán, quien encontró una crisis generalizada en la industria azucarera, en la cafeticultura y la ganadería pero ahora hay un Veracruz que tiene infraestructura legal y material, hay obra realizada en educación, salud, comunicación y vivienda” y reconoció que no iba a empezar de cero.

Sin embargo, ya en el ejercicio del poder uno de los temas más recurrentes en el discurso fidelista fue el referente a la “desindustrialización” y la nula creación de empleos que imperó en el estado de Veracruz durante los años previos a su arribo como gobernante. Así, el 25 de agosto de 2006 al inaugurar nuevas empresas en la ciudad industrial Bruno Plagiai, Fidel expresó que “en estas 90 semanas que llevamos en el gobierno, el clima de acuerdos en seguridad pública, de tranquilidad y de respeto a la ley, nos ha permitido revertir el proceso de desindustrialización que estaba padeciendo Veracruz en las últimas décadas y sustituirlo por uno de creatividad, con productividad, capacitación y aprovechamiento de las condiciones del país y del mundo”.

Sobre el tema insistió en entrevista que le hiciera Mario Vázquez Raña: “Veracruz vivió los últimos diez años de las remesas de nuestros emigrantes del orden de los mil 200 millones de dólares por año. Veracruz resintió este largo proceso de desindustrialización, sin creación de empleos, y lo sobrevivió solo con base en las remesas de los emigrantes de Veracruz…Siendo un estado tan rico no podía tener como solución el ambulantaje y las remesas. Por eso nos propusimos replantear todas las fortalezas de Veracruz y crear alrededor de 135 mil empleos al año (…). En los diez años precedentes a mi administración, Mario, sólo se fueron generando 8 mil, y sólo en el sector de los ambulantes, lo cual explica de manera muy clara el éxodo de veracruzanos a Ciudad Juárez…”

Ahora, al finalizar el último tramo de su gobierno, aquel gobernador que presumía de ser un buen financiero y un buen administrador (se las ve negras para cubrir siquiera el gasto corriente de su administración y hereda una inexplicable deuda), reconoce que el gobierno que viene va a trabajar más y mejor que el suyo, para el que ha sentado las bases, “incluso durante la administración de Miguel Alemán le hemos dado las bases, porque tampoco tomamos a Veracruz de cero, lo que hizo la administración de Miguel Alemán Velasco fue sustento para nosotros afinar y detallar y la administración de Miguel Alemán ha hecho lo procedente . Creo que hay varias cosas que le han servido mucho a Veracruz continuidad en el proyecto, eficacia de sus gobiernos y lecturas adecuadas de la nación y del mundo”. Ahora falta que diga que será mejor ex gobernador que Alemán Velasco. ¡Qué perlas Nikito! Ver para creer.

alfredobielmav@hotmail.com

Noviembre 2010


A PRIORI

Por Alfredo Bielma Villanueva



En 2006, permítaseme la primera persona, presenté el ensayo intitulado Recuento de un Estilo que versa sobre el desempeño del primer año de gobierno de Fidel Herrera Beltrán; se hizo con el propósito de sentar las bases que nos permitieran conocer los inicios de la gestión y tomar las notas correspondientes para, llegado el caso, compararlas con las ofrecidas y cumplidas hasta el término de la misma. Ahora, transcurrido el plazo constitucional del gobierno que ya se va se hace posible una visión sobre sus propuestas y resultados.

“La extrovertida personalidad de Fidel Herrera Beltrán-escribimos- inevitablemente recuerda al Presidente Echeverría; a quienes lo vimos actuar como Presidente y desde sus comienzos observamos la actividad de Fidel Herrera como gobernador nos despertó una incómoda inquietud, con el secreto deseo de que los resultados en el caso de Veracruz fueran mejores que los logrados por Echeverría, mucho nos tememos que no haya sido así. Si coinciden los estilos de gobernar de ambos no es nuestra intención enfatizarlo como un rasgo de imitación, en todo caso lo preocupante es la semejanza de sus resultados: desorden financiero, inexplicable deuda pública e incontables asignaturas pendientes.

De Echeverría, el desordenado y nada programático peregrinar por el solar nacional, aunada a la jubilosa verborrea, nos quedó, como a Díaz Ordaz, su benefactor e impulsor, un sentimiento de perplejidad ante tanto trajinar sin rumbo y sin sentido. Del igualmente incesante caminar de Fidel Herrera por la geografía veracruzana ahora solo perdura la incógnita acerca de qué de bueno se hizo en estos seis años porque los grandes problemas veracruzanos allí persisten, casi intocados.

Debido a que el crecimiento poblacional no se detiene, llega un punto en el que las nuevas generaciones carecen del mirador de los acontecimientos que cronos sólo permite a los coetáneos ver en directo. Un joven de 20 años, por ejemplo, tendrá noción del gobierno y del gobernador que está en turno y los subsecuentes, pero los tres o cuatro anteriores para él son parte de la historia, y esa historia aún no se escribe. Por esta razón siempre es bueno que tengan a la mano investigaciones acerca de la función pública y de quienes la han desempeñado, esto los orientará y les facilitará los elementos que les permitan elaborar conscientemente sus propios juicios en la reconstrucción inteligente del pasado. Esa es la idea que prevaleció para escribir Recuento de un Estilo.

La intención de libro de referencia fue hacer una versión ciudadana de la crónica del gobierno con propósito de una futura calificación. De esa manera es posible contar con un registro pormenorizado de las acciones de gobierno al margen de las viciadas prácticas de no informar con oportunidad y transparencia. Con este procedimiento, asimismo, evitamos coincidir con la ignominiosa unanimidad que fue por cierto una de las características más sobresalientes del gobierno que ya finiquita en su relación con los medios.

En esta modesta aportación las nuevas generaciones y quienes investigan encontrarán una versión de lo acontecido en el primer año del gobierno de la “fidelidad”, y tras la experiencia de los cinco subsiguientes se podrían formular los correspondientes juicios. Es un intento para generar una nueva cultura política, que suprima y reemplace la que les heredamos y que, en el mejor de los casos, la supere en todos sus términos para poner fin a la aciaga etapa de autoritarismos, corrupción e impunidad que han sido su sello característico.

Decimos en el libro en 2006: “En el transcurso de estos primeros meses hemos visto a un gobernador afanoso, que en un agitado trajinar por la entidad se ha entregado a la tarea de estrechar lazos entre el gobernante y los gobernados, se entiende que en la estrategia de restañar heridas provocadas por una elección con resultados muy apretados, que dieron origen a resquemores y encontradas posiciones de la diputación panista, que aprovechando la circunstancias consiguió un poder real frente al Ejecutivo. Esto ha propiciado que por primera vez en muchas décadas, se establezca un equilibrio entre dos poderes……”

En cuanto a las obras anunciadas en el primer año de gobierno escribimos: “No se duda de la buena disposición del gobernador para resolver los problemas de los veracruzanos, y en este primer tramo Fidel Herrera ha hablado de miles de obras que su gobierno está haciendo, la verdad es que por su número debieran ser perceptibles pero, a excepción de algunas, las demás no se notan. Sea por el noviciado, o por los problemas financieros, se estará de acuerdo en que ha habido dificultad para iniciar las obras que Veracruz requiere para su desarrollo pero es evidente la desproporción entre lo que se afirma y los hechos”.

Seguimos: “En todo caso, en el balance del costo-beneficio del gobierno y la solución a los problemas, el tema en términos de productividad ha sido irrelevante y mediático. En cuanto a asuntos de dinero, se aprecia en esta primera jornada anual un cierta orientación mediática para hacer sentir a la opinión pública que se empezaba de menos cero, y se ha abusado en atribuirle a la deuda pública heredada por el anterior gobierno los aprietos financieros de la actual administración; se antojaría como escudo de protección ante el aprendizaje y los magros resultados del primer año”.

De los cinco últimos años desafortunadamente no podemos afirmar que hayan sido diferentes al primero. No hay constancia de la gran obra que como tal se ha informado; todavía más, temerariamente se han anunciado como ya terminadas algunas obras que permanecen inconclusas (libramiento de Cardel, el túnel sumergido en Coatzacoalcos, la Brecha Huasteca, etc.), que difícilmente podrán ser reanudadas en el siguiente gobierno con la prontitud requerida. Obvio es decir que los problemas financieros que se heredan, aunados al servicio de la deuda pública, exigirán serios replanteamientos programáticos.
Si bien alabanza en boca propia es vituperio, Recuento de un Estilo puede ser un testimonio que en base a lo observado en un año de gobierno es apriorístico respecto del desempeño posterior de una gestión pública. Escrito está.

alfredobielmav@hotmail.com

Noviembre 2010




¿TECNOBUROCRACIA?

Por Alfredo Bielma Villanueva



No cabe duda que el reclutamiento político en México ha cambiado sustancialmente, es viable comprobarlo a partir del criterio utilizado para hacer la selección de quienes ocuparán los lugares de alta dirección, de aquellos que integrarán la nueva élite política. Los tiempos en los que el reclutamiento se hacía principalmente en base a la amistad y a las labores partidistas han quedado atrás, envueltos en las circunstancias que los hicieron posible. Nuevos criterios de selección, diferentes exigencias en las opciones señalan los derroteros de las actuales circunstancias.

En comentarios anteriores hacíamos referencia a la aparición de una nueva clase política en tiempos del alemanismo (1946-1952); a la incorporación a elevados cargos de responsabilidad político-administrativas de nuevos actores que ya no olían a pólvora, buena parte de ellos egresados de las universidades; fue una etapa que marcó el acceso de los civiles al poder. De la época en la que en los pasillos del poder se aglomeraban políticos procedentes del Partido Revolucionario Institucional poco viene quedando. Si bien los procesos electorales conservan su función de reclutamiento de una parte de la clase política, ya no es asunto de privilegio exclusivo de un partido hegemónico.

De tiempo atrás se viene registrando el acentuado protagonismo del sector financiero de la burocracia como importante fuente de reclutamiento político. Un síntoma de este fenómeno empezó a vislumbrarse con Echeverría y prosiguió cuando éste señaló como su sucesor a José López Portillo, su Secretario de Hacienda, un profesionista con antecedentes laborales muy ajenos a la política militante. López Portillo confesó en sus memorias que seleccionó a Miguel de la Madrid como candidato priísta a la presidencia de la república porque en su momento las condiciones del país requerían de un conocedor de lo económico- financiero. De la Madrid provenía de la burocracia del Banco de México, formado en los escritorios familiarizados con los procedimientos técnicos de la programación económica. Entonces comenzó a hablarse de la “tecnocratización” de la política, significando con esto el arribo a los altos cargos de dirección gubernamental de un numeroso grupo de “tecnócratas”.

“Suele definirse a los tecnócratas mexicanos como aquellas personas con estudio de posgrado (en su mayoría en economía y de universidades extranjeras) que han hecho la mayor parte de su carrera en el sector financiero del gobierno”, según reza una definición pergeñada por Juan Lindau. “Se cree que los tecnócratas-dice- tienden a favorecer situaciones técnicas para los problemas sociales-----se dice que están predispuestos al autoritarismo---que por ende menosprecian a los políticos y el de la política”. Una definición así diseñada pudiera traslucir con meridiana claridad el perfil y la conducta del ex gobernador veracruzano Agustín Acosta Lagunes, para quien una acción de gobierno sin resultados plausibles era “puro rollo”. Si esta fuera una premisa válida habría que concluir el silogismo en que no tiene nada de negativo ser tecnócrata pues, si Acosta Lagunes actuó como tal, su gestión rindió buenas cuentas y ha sido uno de los mejores gobernadores que hemos tenido en Veracruz.

Sobre este fenómeno, en un artículo publicado en Excélsior el 20 de julio de 1983 el historiador Lorenzo Meyer escribió: “la vieja clase política se encuentra en retirada desde hace tiempo frente a los embates de la tecnocracia, que ahora ocupa la mayoría de los principales puestos dirigentes del sistema. El nuevo equipo gobernante, salvo excepciones, no se hizo en el PRI; aparentemente lo conoce poco y lo aprecia menos…”
Ahora bien, es innegable que el poder hegemónico del PRI y sus avatares previos-PNR y PRM- conservaron para sus siglas el poder en México durante décadas, pero en los hechos su función de reclutador para el gobierno se reflejó sólo en un pequeño porcentaje, superado en mucho por el otro conducto viable de ascenso que ha sido la ruta burocrática. En este sentido, es una realidad histórica que a partir de la década de los ¨70 el canal burocrático se ha visto mayormente privilegiado, lo cual es explicable por el incremento de la acción gubernamental en los asuntos económicos del país.

Según referencias documentales, sólo un 15% de los colaboradores de De la Madrid en el gabinete contaban con experiencia electoral y partidista, a partir de allí es fácilmente observable cómo ha habido un cambio en los centros de reclutamiento. Es revelador el que los títulos académicos-principalmente los conseguidos en el extranjero- han definido muchos nombramientos. En su tiempo se destacaba como un avance el que Francisco I Madero hubiera estudiado contabilidad, economía política y comercio en el Colegio Mount St. Mary de Maryland (1886-1888), en la Escuela de Altos Estudios Comerciales de París (1889-1891) y en la Universidad de San Francisco (1891-92). Como se puede ver, nada hay de nuevo bajo el sol.

Pero, en última instancia, en política, para definir la calidad de un gobierno lo único que cuenta son sus resultados: Mejorar la calidad de vida, conseguir bienestar a un mayor número de habitantes es, debe ser, la divisa de cualquier gobierno; trátese de gabinetes integrados por políticos-políticos o bien por tecnoburócratas, o de una mezcla de ambos, lo que importa es el balance final. Reiteremos, históricamente, en Veracruz el caso del ex gobernador Acosta Lagunes es emblemático; él no acarició a los medios de comunicación, tampoco contemporizó mucho con las actitudes políticas de su tiempo; no fue un gobernador “cercano a la gente”, esto le costó el eventual olvido de sus contemporáneos; pero para los efectos históricos el balance de su legado en obras rescata la calidad de su gobierno.

Ahora, en el umbral de una nueva etapa, tendremos un gobernante cuyo perfil lo acerca más a la moderna tecnoburocracia, de allí que se antoja interesante conocer la forma en cómo integrará su gabinete. Según se vislumbra, Duarte de Ochoa proseguirá la tendencia a escoger elementos de la burocracia administrativa y a privilegiar títulos académicos; sin excluir las consabidas recomendaciones auspiciadas por los compromisos de campaña. En el relevo constitucional el nuevo gobernador sustituirá a un gobernante de los llamados políticos-políticos, por razones de formación debe suponerse y es esperanzador que habrá cambios en la actitud y comportamiento en el arte de gobernar. El reemplazo despierta la preocupante expectativa por descubrir la manera en cómo enfrentará el nuevo gobierno el enorme reto que representa la acumulación de asuntos sin resolver. Por el bien de Veracruz es deseable que todo vaya bien.

alfredobielmav@hotmail.com
Noviembre 2010







PATRIMONIALISMO POLÍTICO

Por Alfredo Bielma Villanueva



Si a algún catedrático universitario se le complicara explicar a sus alumnos en que consiste un régimen patrimonialista le bastaría el recurso de ejemplificar con el caso de Veracruz para dejar plena constancia, en hechos, de lo que es y significa el uso patrimonialista del poder. No es por supuesto un caso único en México, así consta en el discurso de toma de posesión de Miguel Alonso Reyes como gobernador de Zacatecas, quien el 12 de septiembre del presente año, rechazó la práctica irresponsable de “quienes consideran que los bienes públicos del gobierno son de su propiedad” y olvidan que el ejercicio del poder es para servir a la colectividad, por ello dijo “no” al patrimonialismo.

Sin demérito de las conceptualizaciones teóricas, lejos del simplismo reduccionista podemos adelantar que han sido seis años de ejercicio patrimonialista del poder en Veracruz, tal y como se puede demostrar con múltiples ejemplos. Entre los más destacados está el caso del famoso Agrocentro Siglo XXI, mejor conocido como “El armadillo”, construido con un costo de 97 millones de pesos por el gobierno de Miguel Alemán, quien lo inauguró el 30 de septiembre de 2004, el mismo día en que el Tribunal Electoral de Veracruz confirmó la victoria de Herrera Beltrán.

Por inoperancia del ramo agropecuario en el gobierno estatal jamás pudieron descifrar qué hacer con las instalaciones del Agrocentro, al que se calificó como una idea “caprichosa” construida “sin estudios previos de mercado ni la viabilidad de la inversión, que sirvió, se dijo, para enaltecer el “ego de unos cuantos….Se invirtió dinero de los veracruzanos, que no se nos olvide, es irresponsable totalmente este tipo de acciones. Al finalizar el sexenio nos entregaron cascarones sin equipar, deficientes estructuras operativas en muchos hospitales y se descubren cada día más escandalosas acciones lucrativas que no pueden quedar impunes.” (DX. 11-X-05) Obviamente, solo se trataba de pintar la raya respecto del gobierno que se iba.

En los inicios se ofreció al Congreso Agrario Permanente un espacio en ese edificio y supuestamente allí se ubicaría la delegación de la Secretaría de la Reforma Agraria. En el no saber qué hacer, en octubre de 2009, se escenificó todo un sainete de malos entendidos cuando se publicó que la LXI Legislatura estaba en espera de que el Ejecutivo solicitara al Congreso la autorización para transferir, en donación a empresarios Chinos, el terreno y edificio del famoso “Armadillo”, se explicó que era una empresa dedicada a producir tractores e implementos agrícolas.

Posiblemente ya se borró de la porosa memoria colectiva que en aquel affaire hubo señalamientos de acuerdos en lo oscurito para enajenar un bien público, pues por un lado se hablaba de una donación y por otro un diputado priísta declaró que la empresa “Foton” pagaría $ 200 millones de pesos por el inmueble. No obstante, en el decreto publicado en la Gaceta Oficial de 21 de octubre se autoriza al gobernador Fidel Herrera Beltrán a hacer la donación de 17-12-46-o5 hectáreas, incluido el Agrocentro Siglo XXI, a la empresa Automotive Trucks S.A. de C.V. A pesar de que el líder de la bancada priísta en el Congreso local afirmó que era una venta y que se corregiría el dictamen, que se sepa no hubo tal enmienda.

Después de diferendos retóricos entre el gobierno y los diputados de oposición sobre este asunto, en noviembre el gobernador dijo que habían ganado los detractores de la idea de instalar la fábrica de tractores en el Agrocentro porque la empresa se iba a Brasil. Se lamentó porque la estrategia de la armadora era ingresar al mercado estadounidense y canadiense esos tractores producidos en el estado de Veracruz; la inversión inicial-dijo- iba a ser de 2 mil 500 millones de pesos creando 17 mil nuevos empleos. La culpa la tuvieron-según Herrera Beltrán- los legisladores panistas. Por este melodrama pudimos enterarnos que la manutención del Agrocentro Siglo XXI costaba al erario estatal 380 mil pesos mensuales, o sea, 4 millones 560 mil pesos al año.

Finalmente, a pesar de que se declaró que la empresa Foton Aumar ya estaba en Brasil y que el propio presidente Lula los había atendido, seguramente por obra y gracia de la habilidad negociadora veracruzana estos empresarios reiniciaron sus gestiones para quedarse en Veracruz y a parte de la planta de tractores ofrecieron crear un Centro de Investigaciones Agrícolas; todavía más, en el colmo de la generosidad, instalarían una planta en el Parque Industrial Santa Rita; de pilón, la dadivosa empresa regalaría 2,000 tractores al Estado de Veracruz. ¡Cosa más linda caballero!

Entonces, ¿Qué ha sucedido con el Agrocentro? ¿Cambió de dueño o sigue perteneciendo al patrimonio público de los veracruzanos? ¿Fue donación o venta? ¿Y los 2 mil tractores? En la recalcitrante opacidad que padecemos nada se sabe sobre lo ocurrido con la famosa planta, lo que hace suponer que solo fue un cuento chino.

Pero está comprobado que el patrimonio de los veracruzanos da para más. En diciembre del 2009 el Secretario General del Sindicato democrático de los Trabajadores de la Educación de Veracruz anunció a sus agremiados que el gobierno estatal había donado 2 mil metros cuadrados ubicados en el Arco Sur para que allí se construyera el nuevo edificio de esa agrupación sindical. Recientemente se otorgó a la Liga de Comunidades Agrarias-Alcalde y García Num. 1- el edificio que ha ocupado por cerca de 50 años.

No ha mucho se donaron 16 hectáreas a un grupo de inversionistas provenientes de Culiacán, integrantes de una empresa denominada “Proyectos inmobiliarios. También un terreno de 7 mil metros cuadrados propiedad del estado fue donado a la sección 56 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) para que construya sus oficinas. Otro terreno con superficie de 4,201.288 metros cuadrados fue donado en Tierra Blanca para una destiladora de alcohol.

El Congreso local decidió sobre 12 solicitudes de autorización para la donación, traslado de dominio, comodato y enajenación a título gratuito de diversos terrenos propiedad del Estado a empresas privadas y organizaciones en distintos municipios de la entidad. Se concedió en comodato el inmueble ubicado en la calle Miguel Palacios, número 12 en Xalapa, a favor de la Asociación Civil, Fundación para las Artes Escénicas de Veracruz, la cual se encontrará en posesión del edificio por un plazo de diez años. Un inmueble ubicado en Perote fue otorgado en comodato a la asociación civil “Nuevo Tiempo Veracruzano”, supuestamente para establecer una universidad. La empresa Impermeabilizantes, Pinturas y Emulsiones, S.A. de CV. Recibiría cerca de 13 mil metros cuadrados en los municipios de Veracruz y Coatzintla para instalarse allí. Ya que está bajito, aprovechando el viaje varios ayuntamientos están solicitando autorización para enajenar algunos predios.

Para acabarla, hay amagos de expropiar 4.5hectáreas de la reserva Ecológica Tejar-Garnica para un desarrollo inmobiliario, de consumarse el atentado dejaría a la ciudad sin otro más de los espacios concebidos para librarla de tanta contaminación. Tal parece que el Congreso del Estado, en donde despachan los “representantes populares”, en el colmo de la obsecuencia que comprueba la supeditación de un poder político a otro, no tuvo empacho en aprobar “ni a tontas ni a locas” este atentado lesa ciudad.

Paradójicamente, se lee que la Fundación de Lucha para el Control de la Diabetes y sus Complicaciones, por voz del doctor Francisco Aguilar Rebolledo, se queja del escaso interés mostrado por el gobierno del Estado para la instalación de un centro de medicina avanzada: “Nosotros queremos fundarlo aquí, pero no hemos visto interés por parte de las autoridades, entonces tenemos que ir a otro estado donde hagamos investigación de tipo psicológico, metabólico, clínico y epidemiológico donde intervendrán investigadores tanto nacionales como internacionales”. Para instalar aquí ese centro de medicina solicitan la donación de un terreno. “A los amigos justicia y gracia…” Esto es patrimonialismo político, ¿Qué opinará Vox pópuli de su aplicación?

alfredobielmav@hotmail.com
Noviembre 2010








EL FUTURO

Por Alfredo Bielma Villanueva



A pesar de que el arte de la política consiste en el hacer, esto no sería posible sin la previa condición del pensar, del percibir, de especular, de concebir previamente lo que se va a realizar. En ese proceso entre el pensar y el hacer, entre potencia y acto, cabe una extraordinaria gama de matices entre los que destaca la especulación, considerada ésta en su faceta de imaginar y hasta de adivinar lo que pudiera suceder, según los datos duros que la realidad presenta. En ocasiones se llega al pragmatismo más extremo al esperar que solo acontezca lo que al especulador conviene.

De esa manera de especular estuvo permeado el largo lapso entre la elección y la resolución del TRIFE, que finalmente concluye con la ratificación que éste órgano ha votado respecto del dictamen de mayoría extendido a Javier Duarte de Ochoa como gobernador electo y por el que a partir de que rinda la protesta de Ley correspondiente se convertirá en gobernador constitucional del Estado de Veracruz- Llave para el periodo 2010-2016.

El camino de Javier Duarte de Ochoa para arribar al gobierno veracruzano no ha estado cubierto de rosas, tuvo que bregar en contra de una fuerte corriente opositora al interior de su partido porque allí se consideraba que había otras opciones de candidatura. No poca de esta oposición encontraba su origen en que era una propuesta del gobernador Herrera Beltrán y, por lo tanto, significaba una inaceptable estrategia continuista. Por esta razón, junto a los justificados y legítimos afanes de otros aspirantes Duarte tuvo que enfrentar además a los adversarios políticos del gobernador.

También hizo frente a una oposición política plural cuyo éxito se refleja en los cientos de miles de votos que ganó para su causa.

Ahora, a la etapa de incertidumbres, de suyo difícil, prosigue una más compleja para Javier Duarte, que es la de enfrentar al enorme monstruo de mil cabezas representado por la problemática veracruzana actual. Se trata de un auténtico nudo gordiano, conformado por problemas financieros, económicos y políticos, adicionados a la enorme tarea de reconstrucción que viene. A este panorama se puede agregar la lógica actitud de una oposición que sin duda aumentará su activismo en vista del proceso electoral del 2012.

El gobernador entrante recibirá un Estado en condiciones políticas, socioeconómicas, financieras y ambientales inéditas, producto entre otras razones de una muy suigéneris manera de conducir un gobierno. La descomunal, inexplicable y no justificable deuda que se heredará sin duda incidirá acentuadamente desde sus comienzos al próximo gobierno estatal. Adicionalmente, habrá que reconstituir el tejido social y el político; de alguna manera se tienen que recomponer las relaciones con los partidos de oposición, algunos de ellos, principalmente el PRD, fuertemente cooptados y desbalanceados en sus respectivas dirigencias.

Accesoriamente, se requiere una rigurosa labor de depuración en el lenguaje oficial, de tal manera de conferirle congruencia con la realidad. Un discurso oficial creíble, responsable, serio, que no camine en sentido contrario a lo que todo el mundo observamos. Porque no es aceptable que, por ejemplo, a estas alturas de una administración gubernamental, después de las desastrosas inundaciones que mantuvieron bajo el agua a importantes zonas cañeras, se nos diga que tendremos una zafra extraordinaria. O que, a pesar de los datos duros de una inocultable realidad, se exprese desde el gobierno que las finanzas públicas están sanas. Un discurso así diseñado no colabora a un cabal buen entendimiento entre el gobierno y la ciudadanía.
Un expediente de no menor importancia es el de la corrupción en todos los órdenes, el nivel de gobierno municipal “se fue al agua” y desde lejos se observa que no hubo control en el manejo de los recursos públicos de que dispusieron los alcaldes. Por asociación de ideas, la opacidad en la forma en cómo se manejaron los erarios ha sido proverbial y dará mucho de que hablar.

En las circunstancias en que ha venido aconteciendo la sucesión gubernamental veracruzana, cualquier hombre agradecido sufriría conflictos emocionales en el hipotético caso de un indeseable intento de propósitos transexenales. ¿Cómo actuaría un hombre agradecido frente a quien sin duda lo impulsó y llevó al cargo que desempeñará a partir del 1 de diciembre? Puesto en el dilema ¿Pesará más el sentimiento subjetivo que la responsabilidad de llevar a cuestas el destino de más de siete millones de personas?

Por todo eso se guarda la esperanza de que prive la madurez y se atiendan las lecciones de la historia, y la nuestra es espléndida en casos aleccionadores. Lázaro Cárdenas tuvo que actuar en consecuencia privilegiando al país y la atención a sus problemas sobre el afecto que indudablemente le guardaba a Plutarco Elías Calles, a quien no dudo en mandarlo al exilio. Miguel Alemán Valdez dio un diamantino ejemplo de madurez y patriotismo cuando las fuerzas contrarias a su sucesor, el presidente Ruiz Cortines, intentaron involucrarlo en sus luchas facciosas. Entonces, el ex presidente, apenas seis meses después de dejar el mando constitucional, decidió motu propio retirarse del país por algunos meses, de tal manera de desalentar los propósitos revanchistas del Henriquismo y todo lo que este representaba. Esa serena estrategia le permitió al alemanismo sobrevivir durante muchos años más como un auténtico poder fáctico, contemporizando con el otro gran ismo del siglo XX mexicano, el cardenismo.

No la tiene fácil Javier Duarte de Ochoa, por el bien de Veracruz los veracruzanos deseamos que en el reclutamiento de sus colaboradores se sopesen los mejores perfiles, Veracruz ya no aguanta para más.


alfredobielmav@hotmail.com
Noviembre 2010





AYUNTAMIENTOS EN CONFLICTO

Por Alfredo Bielma Villanueva



El 3 de febrero de 1983 se publicaron en el Diario Oficial de la Federación las reformas al artículo 115 Constitucional que fueron concebidas para otorgarle al municipio la fortaleza financiera necesaria que le confirmara su libertad política. Esa hipótesis desafortunadamente no ha sido cumplimentada en la realidad nacional, no al menos en lo que corresponde al Estado de Veracruz, en donde, a pesar de la opacidad en la que se manejan los recursos del erario, brillan por su ausencia las medidas de control que hagan efectiva la desaparición de corruptelas.

Aquellas reformas, al menos en teoría, buscaban consolidar las administraciones municipales. Como bien se sabe, al municipio como entidad jurídico-política los distinguen dos características: la autonomía y la autarquía. De la primera, se dice, es la capacidad del municipio para organizarse así mismo de acuerdo al marco normativo que lo regula; en esta circunstancia se le reconoce capacidad para integrar sus órganos administrativos, tal como lo establece la fracción I del artículo 115 Constitucional. En cuanto a la autarquía, se entiende como la capacidad municipal para resolver los problemas sociales, económicos y políticos de la colectividad asentada en su circunscripción territorial. Es un supuesto de autosuficiencia económica, tal y como lo planteó la reforma constitucional referida.

Esta reforma guardaba la esperanza de que al fortalecer financiera y políticamente al municipio se revitalizaría el pacto federal; con una mayor autonomía de las entidades federativas respecto de la federación, aunada a la política de descentralización de la vida nacional desaparecería el atávico centralismo que entorpecía nuestro desarrollo económico y político. Por supuesto, para conseguir el éxito también se contemplaba la participación ciudadana; la incorporación de la población en el diseño e implementación de los planes y programas, así como la estricta vigilancia sobre la aplicación del gasto público.

Ya no más decisiones de la cúpula ajenas al interés colectivo; era la búsqueda de la democratización integral otorgándoles a estados y municipios más facultades y atribuciones, asignándoles intervención en el diseño y vigilancia de los planes de desarrollo. Euforia democrática que caminó muy lentamente.

Sin duda, esta reforma constitucional sentó las bases para la modernización del municipio mexicano, todo ha sido según las circunstancias de tiempo y lugar como lo comprueba el diferente desarrollo de esta institución jurídico-política en los diferentes estados de la república mexicana.

En lo que corresponde al Estado de Veracruz, uno de los más pobres en el concierto nacional, mucho ha tenido que ver la elevada marginación, principalmente en las zonas serranas y municipios con población mayoritariamente indígena, por lo que no ha de extrañarnos que en 1996, por ejemplo, en el Ramo 26 se destinaron más recursos para los Estados de Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Puebla, Guerrero, México e Hidalgo, ya que son precisamente las entidades que presentan niveles de marginación extremos y que tienen gran porcentaje de población indígena.

Hasta el año 1997, los municipios recibieron recursos federales a través del Ramo 26 que se denominó “Superación de la pobreza”, este recurso estaba destinado al financiamiento y ejecución de obra básica. Según el Presupuesto de Egresos de la Federación, el ejercicio de los recursos estaba condicionado a que el “COPLADE” estatal (Consejo de Planeación y Desarrollo) autorizara las obras y acciones a realizarse en los municipios. Los recursos se suministraban exigiendo la comprobación de su aplicación y del avance de las obras, con vigilancia de la Contraloría estatal así como por la Secretaría de Finanzas y Planeación, que es la dependencia que transmite los recursos a los ayuntamientos.

Para el año 1998, considerando la autonomía de los Estados y de los Municipios, el Congreso de la Unión reformó la Ley de Coordinación Fiscal incorporando el Capítulo denominado “De los Fondos de Aportaciones Federales” Ramo 33, publicado en el Diario Oficial de la Federación del 31 de Diciembre de 1997. La reforma consistió en descentralizar un conjunto de recursos destinados a cumplir propósitos específicos, cuya previsión y asignación se encuentra en el presupuesto de Egresos de la Federación, aunque no corresponda al gasto directo de las dependencias. El ejercicio de estos recursos en algunos casos estaba a cargo de la dependencia misma y en otros casos a los gobiernos de los Estados y Municipios.

La reforma consistió en que el Ejecutivo Federal, a través de la Secretaría de Desarrollo Social, distribuiría los recursos de acuerdo a ciertos criterios, utilizando fórmulas matemáticas para cada uno de los fondos federales que serían transferidos a los Estados y de éstos a los municipios; también establecía los lineamientos, reglas y procedimientos para el destino y ejecución de los recursos. De esta manera se fue fortaleciendo la Hacienda Pública Municipal.

Los ayuntamientos no pueden argüir escasez de recursos para justificar ineficiencias; mucho menos en Veracruz, en donde en los últimos tres años se han despachado con la cuchara grande e incurrido en desarreglos administrativos y trapacerías sin fin. Y no ha habido forma de pararlos.

Acayucan, Minatitlán, Platón Sánchez, Ixtaczoquitlán, Teocelo, Hueyapan de Ocampo, Boca del Río, Tuxpan, están entre más de la mitad de los 212 ayuntamientos veracruzanos que se han resistido a proporcionar información sobre el manejo de los recursos públicos; las multas que se les han aplicado resultan irrisorias. A estas alturas de su periodo, gran número de ayuntamientos no tienen capacidad económica ni para pagar su gasto corriente.

Nunca como ahora, las administraciones municipales han manejado casi indiscriminadamente los recursos del erario; nunca como ahora, se le ha autorizado a un mayor número de ayuntamientos solicitudes de crédito bancario. Nunca como ahora, se ha ocultado el destino de millones de pesos manejados por administraciones municipales, sin que haya constancia física de su inversión. Nunca como ahora, la corrupción corona el fin de las gestiones municipales veracruzanas.

Que triste fin. Peor aún para una población que como el Ave Fénix se está acostumbrando a levantarse de sus cenizas. ¿Hasta cuando?

alfredobielmav@hotmail.com
Octubre 2010