APEVER
 

Por Alfredo Bielma Villanueva

CAMALEÓN

 

La Asociación de Periodistas de Veracruz está integrada mayoritariamente por profesionales de la noticia, aunque también por ciudadanos interesados en la cosa pública, visto que finalmente los unifica conocer por la voz personificada de los actores políticos lo que tiene que ver con sus acciones, sus comisiones y hasta sus omisiones. Es manifiesto que  esta Asociación no sólo agenda entrevistas a políticos en activo, también aborda temas de interés general con representantes de la sociedad civil y de los poderes fácticos de la sociedad; en esa lógica ya ha sostenido interesantes interlocuciones con destacados actores políticos veracruzanos: el orizabeño Manuel Aguilera, de interesante trayectoria política; el senador José Yunes, presidente de la Comisión de Hacienda del senado; el diputado Alejandro Montano Guzmán, presidente de la Comisión de Desarrollo Social de la Cámara de Diputados y el senador Héctor Yunes Landa, presidente de la Comisión de Protección Civil del senado de la república, en el orden de asistencia; la relevancia personal y política de estos personajes desvela la importancia de los asuntos que con ellos se han abordado.

Por cierto, los tres legisladores han difundido su interés por alcanzar la candidatura de su partido, el PRI, para gobernar Veracruz en el próximo periodo constitucional, cuyo proceso electoral da inicio en octubre venidero; el detalle de entrevistarlos por igual atribuye un crédito de imparcialidad a esta Asociación, cuyo interés fundamental es el de servir de correa de transmisión entre el político y la sociedad, en un intento que quizá no sea iluso por revertir el divorcio entre ambas instancias del que tanto se ha hablado.

Como denominador común, ha llamado la atención el que Yunes Zorrilla, Montano Guzmán y Yunes Landa coinciden en destacar el combate a la corrupción referido en la cosa pública, fundamentalmente en cuanto tiene que ver con las observaciones que la Auditoría Superior de la Federación ha hecho respecto de la cuenta pública veracruzana correspondiente al ejercicio de 2013; al unísono claman por la aplicación de la ley, en demérito de la consabida impunidad que hasta ahora ha prevalecido. Los tres sostienen que si alguien se fue al río con el recurso público, antes de ahogarse que lo vomite. Esa es también una exigencia ciudadana, aunque ya se sabe que las exigencias ciudadanas valen una pura y dos con sal, y eso cuando bien van.

Ha sido feliz la idea de organizar la APEVER como grupo organizado de periodistas orientado a un Foro de interlocución; los tiempos de hogaño son diferentes a los de antaño, pues ahora la opinión ciudadana está ocupando cada vez más y en mayor medida el lugar que le corresponde en una democracia que aspira a ser participativa. Ahora que la sociedad se entera cada vez más y mejor acerca de quién es quién de entre sus actores políticos, estos ya tienden a intensificar su interlocución con la sociedad que les prestó el poder, de cuyo seno provienen y a la que deben rendir cuentas y, por su parte, la sociedad debe abstenerse del viejo y detestable rito de rendir culto a los políticos que arriban al poder con la meta de enriquecerse, “explicablemente”, por supuesto. Esto último no es el caso de los actores políticos aquí referidos.

Por cierto un tema en particular ha sido denominador común en su entrevista con la APEVER: “En caso de lograr para sí la candidatura de su partido al gobierno de Veracruz, y en caso de alcanzar el triunfo, ¿actuarán contra quienes cometieron peculado en el manejo de recursos públicos? Obviamente, las respuestas en sus respectivos momentos fue la misma: ¡Sí!

De José Yunes Zorrilla, de Alejandro Montano Guzmán y de Héctor Yunes Landa no existen antecedentes que sobre ellos graviten para cuestionar su andar en la administración pública y en la política; al menos no están entre quienes en diez años han logrado fabulosas fortunas al amparo o en abuso del “pinche” poder, pero que expresen “sí” a la pregunta precedente no garantiza en automático que así vaya a suceder porque, como el cuento de la burra a la que los palos convirtieron arisca, muchas promesas y juramentos se han escuchado, ¿quién no recuerda?: “¿Protesta usted respetar y hacer respetar las leyes? ¡Sí! Si no que el pueblo se lo demande” y miren cómo estamos.

La APEVER no pretende el monopolio de las entrevistas con personajes, pero levanta la mira más allá del momento que se vive en busca de la forma en que se pueda contribuir para sacar a Veracruz del difícil trance en el que nos encontramos. Curiosamente, los tres personajes aquí referenciados han asegurado que mantienen eventuales vínculos con el titular del poder ejecutivo del gobierno federal, un hecho que antaño resultaba muy difícil de concebir ¿hasta qué grado le complicará a Peña Nieto esta condición en el momento que tenga que decidir por el candidato de su partido al gobierno veracruzano? Ni tanto que queme al santo sería esa hipotética complicación, porque finalmente tiene el recurso de las encuestas, la herramienta que sirve a quien gobierna y toma decisiones para no equivocarse ni en la implementación de las políticas públicas ni en la selección de candidatos, tal como comprobaremos en los resultados del 7 de junio próximo en varios estados de la república.

No hay fecha que no se cumpla, llegamos al límite cronológico que nos informará si persiste la intención del minigobierno, bisiesto o impera la cordura y se reinicia otro proceso legislativo para revertir la inconsecuencia; también si los empresarios asentirán la bursatilización del impuesto del 2% a la nómina y si se aplicará la ley contra quienes, abusando del poder, forman parte de las “comaladas” de nuevos millonarios.

El privilegio de APEVER radica en la oportunidad de la interlocución con actores de singular relevancia política: los senadores Héctor Yunes Landa y José Yunes Zorrilla, el diputado Alejandro Montano Guzmán y el ex regente de la ciudad de México, Manuel Aguilera Gómez en una lista que sin duda se enriquecerá con la presencia de otros de no menor importancia.

alfredobielmav@hotmail.com      sociedadtrespuntocero.com

Mayo 22-2015.  


Guillermo Zúñiga Martínez

 

Por Alfredo Bielma Villanueva

CAMALEÓN

27/04/2015

 

 Si rendirle homenaje a un ser humano una vez que ha partido de esta dimensión es un asunto de carácter cultural o forma parte de la condición humana pasa a segundo término cuando media la reflexión sobre el tránsito finito del hombre en esta vida. En México es costumbre reconocer los méritos de quien destaca positivamente entre sus conciudadanos cuando le llega el último hálito de vida, la excepción es cuando se le festeja en convivencia. Quizá sea el producto de una herencia de la Roma Clásica, la que en su transitorio esplendor hizo trascender en mármol la grandeza de sus héroes, esa costumbre que nosotros adoptamos para inmortalizar en piedra pulida o alabastrina la síntesis inmóvil de una vida de provecho.

 

 En México acostumbramos a desgranar loas sin medida para enmarcar los méritos de quien emprendió el viaje sin regreso, todos positivos sobre quien ha pasado a “mejor vida”; es vigente el refrán que recuerda al muerto como el mejor. Hay sin embargo, en el ámbito social de todos los círculos que componen un conglomerado humano, quienes sobresalen del común denominador, los que por su acción en diferentes ramos de la actividad destacan e imponen conductas, acciones que orientan el pensamiento de su época y en el concurso de las generaciones entreveradas van dejando su huella inmarcesible.

 

 Es de esta manera en que se proyectan en el tiempo y logran trascender aquellos que imprimieron la huella de sus pasos; pero en el ancho e insondable mar del egoísmo humano existe el riesgo de que la inexorable marcha de los meses y de los años borre de la memoria selectiva aquellas estampas expuestas a la fatalidad de Cronos, el insaciable y cruel Dios que devoraba a sus descendientes. De allí la necesidad humana por erigir nichos para quienes por su perfil emblemático son acreedores de un permanente reconocimiento.

 

 Tal es la reflexión que despierta en mí la despedida de esta dimensión de nuestro amigo Guillermo Zúñiga Martínez, un ser humano cuyo tránsito por la vida terrenal no ha sido en vano; por el contrario, hizo camino en su andar y en lo propositivo de su conducta cimentó fama y prestigio. Al privilegiar la palabra hablada y escrita como ariete para abrirse paso por

 

 el berenjenal de la política, con talento para intentarlo, no fue menor el grado de su impulso para esculpirla en la cultura y la educación.

 

 En dos ocasiones solicité a “Memo” su amable participación para presentar sendos libros de mi autoría, aceptó la solicitud de inmediato con la generosidad propia de una bonhomía inherente a su personalidad, por ese desinteresado gesto que mucho le reconozco “El Ocaso del Camaleón”, publicado por la Universidad de Xalapa en 2005, y “El Fin de una Era”, auspiciado por el Colegio de Veracruz en 2010, están ligados a Guillermo Zúñiga en la suerte de su brillante exposición.

 

 No es poco lo que se puede formular en la semblanza sobre un actor político de la talla de Guillermo Zúñiga Martínez al calor de su despedida, corresponde a familiares y amigos mantener viva la flama que él encendió, esa antorcha que deja en la carrera de relevos que es la vida no debe navegar a la deriva. No sería ocioso recorrer la trayectoria y las incidencias que durante su desempeño profesional experimentó Zúñiga Martínez, prefiero sin embargo su faceta más importante: la de Hombre, con mayúscula, no como expresión de masculinidad sino la índole del testimonio de una existencia fructuosa. “Luz más Luz” dijo en su postrer momento Goethe, es la antorcha que orienta el pensamiento de los iluminados, Ecce Homo.

 

 Aunque para dejar de existir basta con tener vida, y la incógnita de su fin convierte al perecedero viaje en una experiencia extraordinaria, lo cierto es que en términos generacionales, en la corriente de la vida, para quienes componemos la “camada” de la que formó parte Guillermo Zúñiga Martínez, la desembocadura está a la vista, sólo que por avatares del destino algunos son llevados al recodo, en el remolino que el remanso forma, desde donde no sin intrigada y amilanada reflexión divisan la poderosa corriente que irrumpe en el majestuoso océano con su carga de vida, esa que renace con el eterno retorno; pero en el designio de la inevitable anegación vendrá la que conduzca las naves que rondan en el remanso hacia la poderosa corriente que es vía directa al océano de la vida. Vida inagotable, fructífera y trascendente la de Guillermo Zúñiga Martínez, que en paz descanse.

 

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