LA REALIDAD Y LOS DESEOS

Por Alfredo Bielma Villanueva


En esta temporada de fiestas decembrinas es usual el deseo de felicidad y bienestar hacia los demás, un uso hecho costumbre motivado más por el intenso bombardeo mediático y consumista que por un auténtico sentimiento de solidaridad humana y pensamiento religioso. Esta es al menos una reflexión personal, sin ánimo de buscar coincidencias o discordias con el criterio general, ante una mascarada de la mercadotecnia que todo lo invade y que ha sepultado para la nostalgia y la historia a una fecha que la religiosidad de las mayorías encumbró con un sentimiento de fraternidad y de esperanza hacia lo que vendrá.


Signos de los tiempos y de profundas carencias económicas en los que pareciera que quienes ahora alcanzan una determinada cantidad extra de dinero por sus emolumentos y estímulos inician de inmediato una intensa carrera para deshacerse de lo poco o mucho que reciben. Explicado esto último por las carencias anuales y los antojos frustrados que no había sido posible complacer y que al fin del ciclo medianamente son cumplidos.


Pero a la reflexión bien vale acompañarla con datos no por desalentadores menos importantes, una realidad a la que fatalmente habremos de enfrentar la mayor parte de la población mexicana una vez pasados los días de la euforia fomentada. No nos vayamos con el optimismo de las esferas oficiales acerca de nuestro futuro; mejor es poner los pies en la tierra para resistir o al menos estar preparados contra los embates de lo que nos espera sino tomamos las debidas precauciones.


Dijo el presidente Calderón que la economía nacional está sólida y que cualquiera que sea el problema de la economía estadounidense la nuestra va a resistir. Esto es una falacia que no resiste un análisis serio, sobre todo porque obedecemos al famoso “Consenso de Washington”, con todos los asegunes que ello lleva implícito.


De igual manera, no demos mucho crédito a las cifras oficiales que hablan de una extraordinaria recuperación, pues a nivel nacional y en el estatal solo se cubre una pequeña parte de la cuota anual de los empleos necesarios. Una voz que no camina en el sentido del desbordado optimismo gubernamental, sino en el de la realidad que los números le señalan, es la del responsable del Copladever veracruzano, Rafael Arias Hernández quien, en la presentación del Anuario Estadístico de Veracruz 2007, afirmó, y no sin razón, que “en la política mexicana hay muchas simulaciones, se dice lo que no se hace, se cree en lo que no se produce y lo que es más grave, se ignora a los competidores”. Habla de las víctimas de la mala planeación y que “Ese hecho ha llevado a Veracruz a los últimos lugares porque las víctimas siguen teniendo los mismos verdugos”. (Milenio El Portal 21-XII) A confesión de parte…


Tiene razón si nos atenemos a los indicadores: el PIB manufacturero de México creció a una tasa promedio de 0.6% anual durante el periodo 2001-2006. Durante el primer año de Calderón el PIB creció a una tasa de 3%, apenas igual al que teníamos cuando entró en vigor el TLCAN en 1994. Según el INEGI las población ocupada en 2006 fue de 42 millones, 604,003 trabajadores y para 2007 eran 42 millones 916 mil 568, solo 313 mil 566 mas empleos en un año. Las cifras del Seguro Social manifiestamente son más holgadas pero desafortunadamente son empleos eventuales que como en fotografía aparecen un momento y después ya no están. Para absorber plenamente a la población demandante de empleo requerimos de un crecimiento del 6%, cifra que sostenidamente habíamos alcanzado antes de la aplicación del modelo neoliberal.


Los números, que no tienen ideología ni representan color alguno, en su simpleza son muy fríos y nos enseñan que a partir del modelo neoliberal no hemos crecido al ritmo anterior a su implementación. Como el “pienso luego existo” cartesiano la lógica nos diría “bueno si con el modelo neoliberal no hemos crecido volvamos al anterior modelo que traíamos y nos hacía crecer al 6 %”. En apoyo a esta tesis ejemplificaríamos con los tigres asiáticos cuyas estrategias heterodoxas nada tienen que ver con el estricto apego a los dictados de Washington y han crecido a un ritmo de 7.1% anual en un periodo que ya rebasa los 20 años. No se diga China cuyo crecimiento de 9.5% es paradigmático, o la India que crece al 7.5% anual. ¿Será posible que podamos aplicar medidas heterodoxas en nuestra economía, al margen del consentimiento de los EEUU.?


Esta más que probado que por el camino que seguimos no vamos a seguir adelante y sí que el número de pobres va a incrementarse en nuestro país. Sobre todo con el recientemente aprobado “salario mínimo” de 4 % anual que la Comisión que lo “estudia” acaba de autorizar. Más ridículo, insultante y patético no podría ser este “incremento” cuando está más que probado que la canasta básica ya no se compra con los mismos pesos que antes por lo que, una vez más, habrá que disminuirla para que ajuste con los números oficiales.


Ante este panorama nacional no hay mucho que celebrar, y sin menoscabo de la pasajera euforia que la mercadotecnia y los medios se encargan de estimular para arrancar de los esmirriados bolsillos mexicanos lo poco que contienen habrá que ir preparándonos para lo que vendrá, que no concluye en “la cuesta de enero”, como optimistamente se dice. Sin ánimo de parecer ave de malos augurios oremos porque nuestras necesidades colectivas se resuelvan pacíficamente, sin olvidar que millones de mexicanos, antes, en estos días y los subsiguientes, no cuentan con el mínimo recurso para comprar una gallina de rancho.¡OH el eterno pesimismo! Pero, de cualquier manera, Feliz Año Nuevo


alfredobielma@hotmail.com
Diciembre 2007



CONGRUENCIA, TIEMPO Y CIRCUNSTANCIAS



Era un día de mayo de 1968, cuando recién el Comité Ejecutivo Nacional del PRI había destapado como su candidato al gobierno de Veracruz al Senador Rafael Murillo Vidal, en la casa de Irlanda 109 de la colonia San Andrés Churubusco en el Distrito federal, se reunió un grupo de jóvenes encabezados por Juan Maldonado Pereda con el Senador Arturo Llorente González, frustrado aspirante a aquella candidatura. La intención de la visita era expresarse mutua solidaridad pues el grupo formaba parte de los miles de veracruzanos que apostaron por la pre candidatura de Don Arturo Llorente al gobierno veracruzano.


Atento, ciertamente impactado por los acontecimientos, el Senador Llorente González se mostraba abierto a las preguntas de sus partidarios acerca del proceso en el que habían participado. Uno de estos le preguntó al senador si durante el desarrollo había hablado de sus aspiraciones con el presidente de la República, a lo que sin reserva alguna respondió que no, que él había confiado en su amigo el Secretario de Gobernación Luís Echeverría Álvarez, quien por cierto era mencionado como uno de los aspirantes a la presidencia de la república en la ya próxima sucesión de 1970.


El Presidente de México era Don Gustavo Díaz Ordaz, hombre de carácter recio, de mano firme para las decisiones en la función pública, en cuyos derroteros había recorrido diversas posiciones, entre otras, Secretario de Gobierno de su natal Puebla, Diputado Federal y Senador en el periodo alemanista. En el Senado convivió con otros políticos, entre ellos con su antecesor en el cargo presidencial, Adolfo López Mateos, con el gobernador Fernando López Arias, también Senador y con Rafael Murillo Vidal, Oficial Mayor de aquella Cámara.


Las cosas en política no son casuales, tienen una causalidad que, si bien no siempre determina, sí explica mucho de los acontecimientos. Generacionalmente el presidente Díaz Ordaz estaba más identificado con Murillo Vidal que con Llorente González, cuya actividad política se había iniciado y desarrollado en ámbitos y tiempos diferentes. Rafael Murillo Vidal perteneció en sus inicios al numeroso grupo que se formó en torno de la figura de Miguel Alemán Valdez quien, veracruzano por añadidura, aún como ex presidente no dejó de influir en la política de su Estado y en lo relativo a las sucesiones de gobierno, al menos era informado de la decisión.


Gustavo Díaz Ordaz estuvo ligado al alemanismo durante buen trecho de su carrera política y para referirse a Murillo Vidal lo hacia con el diminutivo afectuoso de “Rafaelito”, esto último era ignorado por aquel grupo de jóvenes en torno de Llorente y, por supuesto, por la gran masa de seguidores y promotores de la candidatura del ex alcalde jarocho. ¿Si hubieran tenido ésa información, se habrían “equivocado“? No se olvide que la decisión única para un gobierno estatal partía casi de manera vertical de la presidencia de la república. Aspirante que no contara con el voto presidencial caminaba sin brújula hacia el fracaso. Por ello, al escuchar de labios del senador Llorente González que no había hablado con el presidente Díaz Ordaz sobre sus aspiraciones, aquellos jóvenes supieron la causa del descalabro.


Les explicaba Llorente González cómo en todo el territorio veracruzano se habían formado cuadros a su favor en Xalapa, Tuxpan, Veracruz, Córdoba, Coatzacoalcos, San Andrés Tuxtla, que funcionaron de maravilla cuando manifestaron su adhesión a la causa llorentista al presidente del CEN priista Alfonso Martínez Domínguez, en su gira de consulta por el Estado denominada “De La Periferia al Centro”. El único lugar, les dijo, en donde no se pronunciaron abiertamente en su favor fue en Acayucan, en donde un político local, el alemanista Ramiro Leal Domínguez, “le volteó” la gente a favor de Don Rafael Murillo.


Efectivamente, aquella gira de consulta de Martínez Domínguez resultó un eventual éxito para los prosélitos de Llorente González y para éste último, pues según se percibía tenía a su favor buena parte de la clase política veracruzana. Solo que el peso de este conglomerado de partidarios resultaba similar al de una pluma, porque en el otro plato de la balanza se ubicaba algo equivalente a una tonelada de plomo, simbolizado en la figura del presidente de la república, cuyo voto en este caso ya había sido para Rafael Murillo Vidal, quien finalmente fue el candidato y resultó un excelente gobernador.


Decía el senador Llorente que después del “destape” de Murillo Vidal, muchos de sus partidarios le habían llamado para solidarizarse con él y expresarle que si se lanzaba por otro partido lo respaldarían. Sólido en sus convicciones reflexionaba que nunca adoptaría esa posición contra un Partido que lo había hecho alcalde, diputado y senador de la república. “Sería lamentable que ahora en que mi partido no respalda mi aspiración yo lo traicionara, porque estaría negándome a mí mismo. Apoyemos ahora a Don Rafael del que ustedes han visto soy amigo. Primero paisano que Dios, como dicen en la cuenca”.


Sintiendo el peso del momentáneo revés aquel grupo de veracruzanos se despidió del Senador Arturo Llorente González, no sin antes agradecerle la lección de madurez, congruencia e integridad política mostrada al haber rechazado, al igual que Odiseo, el canto de las sirenas que lo invitaba a seguir el camino del saltimbanqui político, por cierto muy en boga en nuestros días. Congruencia, aunque según el tiempo y las circunstancias.
(El domingo 16 del presente falleció Don Arturo Llorente González, lega a los veracruzanos un ejemplo de honestidad a toda prueba. Descanse en paz)


Alfredobielma@hotmail.com




LAS CIRCUNSTANCIAS EN LA POLÍTICA

Por Alfredo Bielma Villanueva



La política, ciencia de lo posible y de circunstancias, es la más humana de todas las actividades del hombre, considerando que éste es el único ser animado al que el poder, la esencia de la política, estimula, trastorna, cambia, enajena, seduce, sublima, etc. Nada como la búsqueda y la obtención del poder, sin comparación el más grande estimulante, cual droga que motiva al hombre a adoptar conductas inverosímiles.


El individuo que se afana en las labores de la política sabe, debería saber, que el poder tiene un precio, para algunos dolorosamente muy elevado, aunque no es la generalidad, se requiere de entregar parte del ser mismo, lo más íntimo y, sin metáfora, lo más valioso: la dignidad. Por esto, quien se inicia y carece de escrúpulos ya lleva camino andado, irá, como dicen en la campiña, en caballo de la hacienda. En política se lucha, se cifran esperanzas y como en ninguna otra actividad se requiere del concurso de los otros, cuando menos de otro. No hay aquí hombre sin hombre. Esto último es posible solventarlo con constancias históricas, acontecimientos que así lo certifican.


Los siguientes son casos que expresan una faceta de la actividad política que exponen cómo las circunstancias influyen determinantemente en las aspiraciones y reveses del político, independientemente de cuales sean sus deseos, voluntad y conducta.


Corría el año de 1973, cuando el hegemónico Partido Revolucionario Institucional debía decidir de entre su rica cantera su candidato a alcalde para Coatzacoalcos. Gobernaba Veracruz Rafael Murillo Vidal, el Comité Directivo Estatal priísta lo encabezaba Manuel Ramos Gurrión, originario de aquel Puerto, luego entonces parte interesada. El alcalde saliente era Cristóbal de Castro, alias “El Cubano”, de la cuadra que había formado el poderoso, aunque para entonces ya fallecido cacique, Amadeo González Caballero.


De las filas del PRI, uno de sus cuadros más distinguidos, Francisco King Hernández, había iniciado con bastante antelación su campaña de proselitismo en búsqueda de la candidatura; era dirigente de la bien organizada Federación Municipal de Trabajadores al Servicio del Estado (FTSE) y se había cuidado de penetrar en las colonias de la ciudad, llevaba mucho camino andado cuando los tiempos maduraron. Por esa razón consideraba Pancho King que él merecía la candidatura, pero el presidente municipal tenía en el Secretario del Ayuntamiento, Lázaro Ríos, a su delfín, lo que a su tiempo hizo saber a Ramos Gurrión quien por la vía institucional se vio forzado a secundar esa propuesta.


A Francisco King lo apoyaba, casi por oposición, el poderoso Subsecretario del Gobierno estatal Manuel Carbonell de la Hoz, hecho que por sí solo le proporcionaba una ventaja adicional al trabajo que había venido desarrollando con bastante anticipación. Por esa circunstancia chocaron los trenes de Ramos Gurrión y Carbonell. En este contexto el gobernador, puesto en medio por sus colaboradores, se vio en la necesidad de instruir para que se buscara una tercera opción, y tal fue Francisco Montes de Oca, entonces un joven Director de la Escuela Miguel Alemán de aquella ciudad, colateralmente unido por lazos de compadrazgo con King. Pero sabedor de la avanzada precampaña de éste, Montes de Oca no aceptó la oportunidad previendo una posible, aunque todavía impensable, derrota del todopoderoso PRI.


Entonces, apretados por los tiempos, el gobierno y el PRI no tuvieron otro remedio que escoger apresuradamente al presidente de la Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material, el joven Ing. Quintanilla, no originario del lugar pero que se presumía que por la materia de su cargo alguna influencia habría de tener en la base popular. Esto orilló a Francisco King a fundar de ex profeso el Partido Popular de Coatzacoalcos con el que contendió contra su ex partido. El resultado fue un espectacular triunfo de Pancho King con miles de votos a su favor, a grado tal que impidió la posibilidad de desconocer su victoria y nombrar un Consejo Municipal.


Paradójicamente, tres años después, 1976, Francisco Montes de Oca figura como candidato a alcalde suplente en la formula priísta encabezada por Mariano Moreno Nextle que pierde la elección ante el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana. Corriendo el tiempo, el inquieto Francisco Montes de Oca escaló posiciones políticas a nivel estatal y era Diputado local, coordinador de sus colegisladores, cuando en 1985 se le presentó de nuevo la oportunidad de buscar la candidatura priísta. En esta ocasión el gobernador era Don Agustín Acosta Lagunes y el presidente del PRI estatal Dante Delgado. Pero tuvo en contra la nada favorable circunstancia de que el gobernador se había equivocado en la sucesión presidencial de 1982 pues no le apostó a Miguel de la Madrid y esta condición constituía una determinante en el sistema político mexicano de su tiempo.


Carlos Salinas de Gortari, Secretario de Programación y Presupuesto en el gobierno de De la Madrid, instruyó al presidente del CEN del PRI Adolfo Lugo Verduzco buscar para Coatzacoalcos a un candidato ajeno al gobernador veracruzano. A Manuel Ramos Gurrión para ése entonces Senador de la república, cercano a Lugo Verduzco, se le preguntó sobre el particular y opinó, no en contra de Montes de Oca sino que, conocedor de que el presidente de la Madrid identificaba muy bien a Don Pompeyo Figueroa, deslizó este nombre. Perfil ajeno a toda militancia partidista, encomendado del Patronato de la Universidad Veracruzana en Coatzacoalcos, Don Pompeyo ganó por esta coyuntura la candidatura priísta y fue alcalde, así de fácil, así de simple.


Tiempo y circunstancias ni duda cabe son premisas fundamentales de la actividad política, como en estos casos en los que Francisco Montes de Oca, diputado local en dos ocasiones, Subsecretario de Gobierno, Director de Enseñanza Media, etc. vio frustradas sus aspiraciones para acceder a la alcaldía de su tierra adoptiva. No por falta de méritos o de capacidad, que está visto que en política no es un factor que pese; no por la oposición de quienes sucesivamente entonces mandaban en política del Estado pues Murillo Vidal le ofreció la candidatura pero desistió y Acosta Lagunes lo proyectó como su precandidato al cargo, pero por no estar en el ánimo del centro no fue escuchado. El episodio prueba también que no siempre es posible para un gobernador, a pesar de todo su poder, conseguir su propósito de favorecer políticamente a alguno de sus elegidos. Aunque, por otro lado, hay constancias suficientes en las que un gobernador hace valer su posición empleando su poder y circunstancia, pero ésa es otra historia.


Alfredobielma@hotmail.com
Diciembre 2007


LA MENTE COLECTIVA

Por Alfredo Bielma Villanueva


De las ciencias sociales una que sobresale por su aplicación de excelencia en el arte de gobernar es la psicología social pues quien aspira al poder debe conocer la conducta de las masas, la actitud de estas ante el poder, su manipuleo y hasta la forma en cómo hacerles llegar promesas sin que su incumplimiento provoque el deterioro de una imagen previamente configurada en base a un persistente bombardeo sobre la mente colectiva.


Sabido es que la mente colectiva no tiene intelecto, que es presa fácil de manipulación, que incluso se puede presumir de garantizarle la libertad de pensamiento pues carece de este y si lo llegare a tener sería solo un acondicionamiento al modo de quines lo manejan. Por esta razón se emplea el engaño consciente, a la vez que se cree sinceramente en lo que se dice, se manejan noticias que de improviso desaparecen pero que se reactivan a conveniencia cuando se hace necesario, es como hacerle trampas a la realidad. ¡Recuerda usted al “Chupacabras” o aquellas patéticas trasmisiones cotidianas que la TV hacía del barco con ayuda mexicana para las víctimas del maremoto indonesio?


Se aprovecha la información para enfatizar que solo lo que el gobierno dice es verdad pues la masa no tiene una verdad, sus verdades son las que se les inculcan, incluso la verdad de hoy ya no es la de mañana. La única mentira con verdad es la colectiva y esta no tiene intelecto ni memoria luego entonces es fácil de “orientarla”, sugestionándola, desorientándola a capricho de los intereses de la casta gobernante. Si a la masa se le da a escoger entre la libertad y la felicidad indudablemente que se decidirá por esta última porque aquella le da temor, anclada como ha estado siempre bajo el dominio y la orientación de los mas fuertes.


Por estos mecanismos de “orientación colectiva” llaman la atención dos asuntos del matiz legislativo local que en la última semana de Noviembre destacaron como para “tentarle el agua a los tamales”: uno, el dictamen referente a la expedita autorización para que el ayuntamiento de Veracruz enajenara una fracción del parque de diversiones “Reino Mágico”, un tradicional centro de entretenimiento para los habitantes de aquella ciudad, particularmente de las gentes de menores recursos económicos. La solicitud se fundamentó en la construcción de un centro comercial, adosándolo a otros supuestos beneficios y, al gancho mayor, la creación de empleos.


La inusitada aprobación por los diputados causó tal revuelo que de inmediato el ayuntamiento porteño dio marcha atrás y dejó el asunto para mejores días. Por su parte, como para cargarse de la risa, un diputado que por inercia o consigna aprobó la solicitud presentada por el ayuntamiento jarocho, a toro pasado, públicamente justificó las razones del desistimiento edilicio e informó que ¡mandó a hacer una encuesta para peguntar a la ciudadanía si estaba de acuerdo con la venta en cuestión y descubrió que no era conveniente lo que sin recato alguno había votado!


Por inmadurez o por mandato, su dicho resulta peor, risible e incongruente, mejor hubiera sido guardar silencio por el debido respeto a una ciudadanía que no merece este tipo de “representante”. Pero abusando de que el ente colectivo no tiene memoria, la audacia y la ignorancia se manifiestan con prontitud.


Otro asunto de llamar la atención es la sorprendente solicitud para enajenar 45 mil metros cuadrados de un terreno aledaño a le Escuela Normal Veracruzana, cuyos directivos y alumnos alegan que es patrimonio de esta escuela. El sustento de la solicitud, de locura, es que la venta era para instalar allí una planta de Etanol. Lo burdo del asunto salta por todos lados ¡se imagina usted una planta de Etanol en pleno entorno urbano? Lo grosero el propósito es esférico porque se le nota larga distancia.


¿Porque dos asuntos tan controvertibles fueron agendados por la Comisión correspondiente en la misma sesión de la legislatura local? ¿Manejo frívolo o apresurada consigna? Dos asuntos en los que, además, se pisó vidrio con pies descalzos pues en ambos se dio marcha atrás.


A veces ciertas noticias sirven para tender cortinas de humo que distraigan la atención ciudadana. Todo esto sucedió cuando en las goteras de la capital estatal aparecen hombres pertrechados cor armas de alto poder; cuando los “levantones” se multiplican y es creciente la apreciación ciudadana respecto de un clima de creciente inseguridad e impunidad. Sí, la mente colectiva es como un papalote, se mueve según le sople el viento.

alfredobiema@hotmail.com
Diciembre 20007






LAS CIRCUNSTANCIAS DE LA POLÍTICA
Por Alfredo Bielma Villanueva


La política, ciencia de lo posible y de circunstancias, es la más humana de todas las actividades del hombre, considerando que éste es el único ser animado al que el poder, la esencia de la política, estimula, trastorna, cambia, enajena, seduce, sublima, etc. Nada como la búsqueda y la obtención del poder, sin comparación el más grande estimulante, cual droga, que motiva al hombre a adoptar conductas inverosímiles.

Pero el individuo que se afana en las labores de la política sabe, debería saber, que el poder tiene un precio, para algunos dolorosamente muy elevado, pues se requiere de entregar parte del ser mismo, lo más íntimo y, sin metáfora, lo más valioso: la dignidad. Quien aquí se inicia y carece de escrúpulos ya lleva camino andado, irá, como dicen en la campiña, en caballo de la hacienda. Se lucha, se cifran esperanzas y, como en ninguna otra actividad, se requiere del concurso de los otros, cuando menos de otro. No hay aquí hombre sin hombre. Esto último es posible solventarlo con constancias históricas, hechos que son susceptibles de ser registrados .

Se vale ejemplificar; el siguiente es un caso que nada tiene que ver con conductas indignas sino que expresa una faceta de la actividad política que explica cómo las circunstancias influyen determinantemente en las aspiraciones y frustraciones del político, independientemente de sus deseos, voluntad y conducta.

Corría el año de 1973, el hegemónico Partido Revolucionario Institucional debía decidir de entre su rica cantera su candidato a alcalde para Coatzacoalcos . Gobernaba Veracruz Rafael Murillo Vidal, el Comité Directivo Estatal lo encabezaba Manuel Ramos Gurrión, originario de aquel Puerto, luego entonces parte interesada. El alcalde saliente era Cristóbal de Castro, alias “El Cubano”, de la cuadra que había formado el poderoso, para entonces ya fallecido cacique, Amadeo González Caballero .

De las filas del PRI, uno de sus cuadros más distinguidos, Francisco King Hernández, había iniciado con bastante antelación su campaña de proselitismo en búsqueda de la candidatura; era dirigente de la bien organizada Federación Municipal de Trabajadores al Servicio del Estado (FTSE) y se había cuidado de penetrar en las colonias de la ciudad, llevaba mucho camino andado cuando los tiempos maduraron. Consideraba Pancho King que él merecía la candidatura, pero el presidente municipal tenía en su Secretario de Ayuntamiento, Lázaro Ríos, a su delfín, lo que a su tiempo hizo saber a Ramos Gurrión quien por la vía institucional se vio forzado a secundar la propuesta.

A Francisco King lo apoyaba, casi por oposición, el poderoso Subsecretario del Gobierno estatal Manuel Carbonell de la Hoz, hecho que por sí solo le proporcionaba una ventaja adicional al trabajo que había venido desarrollando con bastante anticipación. Por esa circunstancia chocaron los trenes de Ramos Gurrión y Carbonell. Ante esa tesitura el gobernador, puesto en medio por sus colaboradores, se vio en la necesidad de instruir para que se buscara una tercera opción, tal fue Francisco Montes de Oca, entonces un joven Director de la Escuela Miguel Alemán de aquella ciudad, colateralmente unido por lazos de compadrazgo con King. Pero sabedor de la avanzada precampaña de éste, Montes de Oca no aceptó la oportunidad previendo una posible, aunque todavía impensable, derrota del todopoderoso PRI.

Entonces, apretado por los tiempos, el gobierno y el PRI no tuvieron otro remedio que escoger al presidente de la Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material, el joven Ing. Quintanilla, no originario del lugar pero que se presumió que por su cargo alguna influencia habría de tener en la base popular. Esto orilló a Francisco King a fundar de ex profeso el Partido Popular de Coatzacoalcos con el que contendió contra su ex partido. El resultado fue un espectacular triunfo de Pancho King con miles de votos a su favor, lo que impidió la posibilidad de desconocer su victoria y nombrar un Consejo Municipal.

Corriendo el tiempo, Francisco Montes de Oca escaló posiciones políticas a nivel estatal y fue convertido en Diputado local y era coordinador de sus colegisladores cuando en 1985 se le presentó de nuevo la oportunidad de buscar la candidatura priísta. En esta ocasión el gobernador era Don Agustín Acosta Lagunes y el presidente del PRI estatal Dante Delgado. Solo que tuvo en contra la nada favorable circunstancia de que el gobernador se había equivocado en la sucesión presidencial de 1982 pues no le apostó a Miguel de la Madrid y esta condición constituía una determinante en el sistema político mexicano de su tiempo.

Carlos Salinas de Gortari, Secretario de Programación y Presupuesto en el gobierno de De la Madrid, instruyó al presidente del CEN del PRI Adolfo Lugo Verduzco buscar para Coatzacoalcos a un candidato ajeno al gobernador veracruzano. Senador de la República ya para ése entonces y cercano a Lugo Verduzco, Manuel Ramos Gurrión opinó, no en contra de Montes de Oca sino que, conocedor de que el presidente de la Madrid identificaba muy bien a Don Pompeyo Figueroa, deslizó este nombre. Perfil ajeno a toda militancia partidista, encomendado del Patronato de la Universidad Veracruzana en Coatzacoalcos, Don Pompeyo ganó por esta coyuntura la candidatura priísta y fue alcalde, así de fácil, así de simple.

Tiempo y circunstancias ni duda cabe son premisas fundamentales de la actividad política, como en estos casos en los que Francisco Montes de Oca, diputado local en dos ocasiones, vio frustradas sus aspiraciones para acceder a la alcaldía de su tierra adoptiva. No por falta de méritos o de capacidad, que está visto que en política no es un factor que pese; no por la oposición de quienes sucesivamente entonces mandaban en política del Estado pues Murillo Vidal le ofreció la candidatura pero desistió y Acosta Lagunes lo proyectó como su precandidato al cargo, pero por no estar en el ánimo del centro no fue escuchado. El episodio prueba también que no siempre es posible para un gobernador, a pesar de todo su poder, conseguir su propósito de favorecer políticamente a alguno de sus elegidos.

Alfredobielma@hotmail.com