Datos
Duros.
Alfredo
Bielma Villanueva
Es una verdad
incontrastable que la legislación electoral se significa por su acentuado
dinamismo, pues cambia a la par de cada proceso comicial en cuya experiencia abreva
el legislador para adaptarla a las circunstancias objetivas del momento;
evidentemente, ese trasiego en ocasiones induce a normativas erróneas, más por
el celo de convertir un deber ser en realidad que a propósitos favorecedores a
tal o cual organización.
Lo podemos observar
ahora que en Veracruz y en once entidades más se desarrollan procesos
electorales para renovar titulares del Poder Ejecutivo e integrantes del Poder
Legislativo. De acuerdo a la norma electoral o de carácter estatutario, cada
partido debe implementar campañas de proselitismo a su interior para elegir
candidatos, estos deben celebrar asambleas como foro de sus propuestas y una
vez llegado el tiempo “la base elegirá” al candidato que competirá ya en campaña abierta con los de otros partidos.
Pero esa legislación está diseñada para partidos democráticos, con dirigentes
demócratas, caso que no es el nuestro.
Esta experiencia
avisa la necesidad de rediseñar la legislación correspondiente para evitar
simulacro de precampañas entre dos aspirantes, de los cuales a uno le
corresponde hacerla de Patiño. Sin embargo, la normatividad lo establece y
deber es acatarla.
En este solar
veracruzano, acongojado por la pobreza, la inseguridad y la incertidumbre
gubernamental, ya estamos en la fase en que el formulismo obliga a un periodo
de “precampaña”, terminado el cual se decidirá oficialmente la candidatura en
cada uno de los partidos con registro. En los hechos ya sabemos que por el PRI
y tres partidos más el candidato es Héctor Yunes Landa; la alianza PAN-PRD,
postula a Miguel Ángel Yunes Linares; MORENA apoya a Cuitláhuac García,
Movimiento Ciudadano lanza a Armando Méndez de la Luz y el PT a Daniela Greco.
No se requiere de
talento especial para discernir que la competencia efectiva se dará entre los
dos primeros y que Cuitláhuac García pudiera dar la sorpresa ubicándose en un
segundo lugar; que a Armando Méndez, con todo su prestigio personal no le
acompaña una estructura consolidada y que a Daniela Greco el PT la abandera
para agenciarse votos, solo para conservar el registro.
Tampoco es
necesaria la calidad de agudo vidente para advertir el robusto equipo de
trabajo en que se apoya Héctor Yunes de aquí a la jornada electoral, allí se
acumulan generaciones entreveradas de gente que sabe cómo ganar elecciones, que
conocen milimétricamente el territorio veracruzano, que mantienen contacto con
los actores políticos de cada Distrito, de cada ciudad, de ejidos, de
organizaciones sindicales, empresariales y ciudadanas. Esa estructura compensará
las condiciones adversas en que se mueve el PRI al interior de la sociedad
veracruzana y la animadversión social contra un gobierno cuyo saldo es negativo,
según el balance ciudadano.
A Miguel Ángel
Yunes Linares se le observa cual llanero solitario, aunque lo acompaña el enojo
ciudadano, el hartazgo social, que no es cosa menor, si logra mover a la
ciudadanía para que acuda a las urnas pondría en graves aprietos al PRI;
empero, es válida la interrogante, ¿con qué elementos cuenta para esa proeza?
Es muy fortuito apuntar que el PRD le pudiera aportar un apoyo sustantivo,
basta con revisar la lista de quienes pretenden las candidaturas a diputados para
diagnosticar la fuerte parasitosis que sufre ese partido. Sin duda la
experiencia de Yunes Linares suplirá muchas deficiencias aunque se ignora hasta
cuánto le alcanzará; habrá de esperar a que anuncie el equipo de colaboradores
que lo apoyará en esta cruzada electoral de tintes históricos.
Durante el proceso
electoral federal de 1988, el PRI venía de sufrir una profunda ruptura al
desgajársele buena parte de su ala izquierda, misma que se convirtió en fuerte
opositora para ese proceso. Pero la preocupación electoral del que era todavía
un partido hegemónico radicaba en la derecha, que tenía en Manuel Clouthier a
un candidato con excepcional convocatoria; sin embargo, los estragos de las
recurrentes crisis económicas, devaluación e inflación incluidas, depauperaron
a la clase media y el golpe llegó por la izquierda con Cuauhtémoc Cárdenas como
adalid. En Veracruz la mayor parte de la población vive en pobreza, existe
estancamiento económico, enojo contra el gobierno, son elementos que maduran
condiciones favorables para MORENA, ese es el plus de Cuitláhuac García.
Movimiento
Ciudadano ha consolidado posiciones electorales en Oaxaca, en Jalisco, en Nuevo
León, y en las recientes elecciones de Nayarit alcanzó un 12% de la votación,
su guía moral, Dante Delgado, ha puesto empeño en esas entidades, no así en
Veracruz en donde se advierte magro trabajo político y ausencia de estructura
que pudiera garantizarle a Armando Méndez, un buen candidato sin duda, la
posibilidad de alcanzar aquel 12 por ciento de Nayarit. Daniela Greco es voluntariosa, digna de mejor
oportunidad para competir, pero está visto que el PT lucha por su sobrevivencia
y confía en ella para salvarse una vez más de perder el registro.
En 2004 la
diferencia entre el PRI y el PAN fue de 25,285 votos favorables al tricolor; en
2010 la Coalición Veracruz para Adelante (PRI) obtuvo un millón 357, 705 votos;
la Coalición Viva Veracruz (PAN) acumuló un millón 278, 147 sufragios y la
Coalición para cambiar Veracruz (Convergencia) 419, 700 votos. Entre PRI y el
PAN mediaron 79, 558 votos favorables para Duarte de Ochoa, “el más votado en
la historia del estado”. No es difícil encontrar las raíces de aquella tan
copiosa votación, pero si el número de votos se tradujera en expectativas, sin
duda seis años después la decepción se refleja en enojo ciudadano. En ese
contexto se desarrolla el actual proceso electoral en el que se observa a un
candidato del PRI curtido en el método y la estrategia electorales, y está al tanto de lo que se enfrenta, de allí
el equipo que está integrando para enfrentar el reto.
El próximo 5 de
junio se escribirá una página importante en la historia venidera de Veracruz,
en un escenario diferente al señuelo aquel del “vamos bien y viene lo mejor”.
Para el PRI y su candidato el deslinde es saludable, no por nada Miguel Ángel
Yunes Linares, otra chucha cuerera, explota ese discurso. En esas andamos, porque
“contra Veracruz nunca tendremos razón”, decía el ex gobernador Fernando López
Arias (1962-1968).
21-
febrero-2016.
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