La política, el poder y los políticos

Alfredo Bielma Villanueva

En los tiempos que transcurren la ciudadanía veracruzana observa con atención los acontecimientos que estremecen a la entidad veracruzana; lo que ocurre en el ámbito del gobierno y en el político proporcionan un suculento material a partir del cual bordar reflexiones acerca del presente y del futuro de nuestra entidad, en buena medida consecuencias de un pasado, en el que la impunidad es característica fundamental y  sirve para mejor conocer el presente reflejado en las componendas de una candidatura priista que asomará preñado de compromisos non santos. La pugna por un gobierno cuyo periodo será de dos años está  circundada por circunstancias antes nunca vistas, pues ningún gobierno veracruzano al término de su periodo padeció las complicaciones que estremecen al actual.

¿Qué tipo de político conviene al Veracruz de estos tiempos? La respuesta a la incógnita debe acompañarse con la reflexión acerca de qué persiguen quienes desean encabezar el gobierno bianual en las condiciones que se recibirá, si encubrir estropicios o enderezar el rumbo de un estado sumido en la pobreza, significativamente en la incongruencia de ser rico en recursos naturales pero con una población cuya mayoría vive en condiciones de pobreza; de mantener un gobierno que maneja uno de los presupuestos más elevados y no entrega obra pública equivalente al monto del recurso presupuestado. Por este bagaje es de presumir que quienes aspiran al gobierno veracruzano saben del legado que se les entregará: una administración pública quebrada, en términos financieros y políticos, una deuda pública  de enormes proporciones que gravita como pesado lastre sobre la implementación de las políticas públicas, con ingresos fiscales disminuidos y comprometidos para el pago de los créditos concertados por dos gobiernos cuyos resultados son anodinos y, para coronar la cuesta, una agenda pública plena de expedientes incumplidos que solo un redomado optimista pudiera pensar resolver en solo dos años, uno de los cuales se utilizará para preparar la entrega del gobierno.      

Por este oscuro panorama se plantea la interrogante referida pues motiva expectación por saber qué impulsa a los actores políticos al deseo de hacerse del poder público veracruzano ¿la vanidad, ansias de enriquecimiento ilícito, fruición de poder, iterativo encubrimiento cómplice, o una genuina vocación de servicio para sacar a la entidad veracruzana del atolladero en que se encuentra? Esto último debería diseñar un perfil que el ciudadano tendrá que ponderar en el momento de emitir el sufragio, visto  está que en última instancia el partido es lo que menos importa sino el tipo de político que mejor convenga al futuro de los veracruzanos.

Sin embargo, no está por demás enfatizar que un político con auténtica conciencia social es aquel cuyos propósitos los motiva el compromiso y la responsabilidad para afrontar las dificultades que vengan. El poder es (debiera ser) la herramienta de la política y esta se convierte en responsabilidad cumplida cuando aquel se utiliza con compromiso social, no para el protagonismo vanidoso sino como fiel instrumento al servicio de quienes en primera instancia delegan el poder a quien lo ejerce.

 En el devenir de la democracia en América se produjo el fenómeno denominado spoil system (sistema de rapiña) por el que se incrustan a la política y al aparato administrativo los integrantes de un grupo político llegados al poder por la vía plebiscitaria, circunstancia que los legitima, pero implica el poder como un botín a repartir. Esta concepción de la política, magra interpretación de lo que es el poder y para qué sirve éste, debiera pasar a formar parte del basurero en que se ha convertido el uso patrimonialista de la función pública, de allí la importancia de esforzarnos por discernir al momento de elegir políticos con vocación de servicio.

Sin embargo, está el enorme pero, la nuestra es una sociedad desinformada, poco participativa, con un promedio de escolaridad en bajo nivel, sumida en la pobreza, elementos que la convierten en fácil víctima del cabildeo político electoral. En Veracruz ya han transcurrido once años de inercia nada fructífera y se habla de enojo y hartazgo social ¿esto se reflejará en las urnas? Ya falta poco para comprobarlo, en junio próximo. Mientras tanto, debemos aprovechar para reconocer entre quienes aspiran al gobierno de dos años al político que garantice vocación social, con genuino deseo de devolverle el decoro a la función pública.

26-diciembre.