El Plan de Acayucan
Alfredo Bielma Villanueva
CAMALEÓN
Tierra caliente, de enorme raigambre histórica ya por los
acontecimientos de 1906 que presagiaban el movimiento armado de 1910, ya por su
ubicación geográfica pues durante el siglo XIX se convirtió la codicia de
Francia e Inglaterra, aunque más cerca también merodeaba el naciente imperio
estadounidense proclamando la Doctrina Monroe; ya por el intenso mestizaje que
convierte a sus hombres y mujeres en luchadores natos, Acayucan fue por muchos
años del siglo XX el centro de acontecimientos y comentarios políticos. La
Sierra de Soteapan fue el escenario de una intensa guerra de guerrillas
protagonizadas por Hilario Salas y Miguel Alemán González, entre otros
prestigiados líderes sociales de esa región. El intenso calor que provoca el
clima casi hostil no mengua la capacidad de sobrevivencia del hombre de
aquellos llanos sotaventinos.
El siglo XX registra a Acayucan como un coto de poder
asignado al alemanismo a partir de 1936 y confirmado después del periodo
presidencial que presidió Miguel Alemán Valdes entre 1946-1952, el expresidente
fue todo un paradigma y factor político en la región sotaventina. Quienes
aspiraban a un cargo de elección popular en la región que tiene como centro a
Acayucan (Sayula, Soconusco, Oluta, San Juan Evangelista, Hueyapan de Ocampo y
adicionalmente Catemaco, San Andrés, Santiago Tuxtla, Isla y Rodríguez Clara
que pertenecían al distrito electoral federal de Acayucan) peregrinaban a la
ciudad de México para cabildear sus aspiraciones en el Consejo Nacional de
Turismo en donde Carlos García Mata, secretario del licenciado Alemán Valdes,
servía de amable conducto; o bien en el domicilio particular del ex presidente
en la calle de Fundición, en donde el General Celso Vázquez Ramírez combinaba
el interés de los pretendientes con los suyos propios porque se proyectó como
factor de poder en aquella región, era oriundo de Hueyapan de Mimendi, municipio
de Salta Barranca.
Decenas de políticos se convirtieron en alcaldes diputados locales o federales por la intermediación
de Miguel Alemán Valdes cuya voz ciertamente era escuchada en Los Pinos, en
gobernación o en el PRI. Paradójicamente esta circunstancia no tuvo continuidad
con el licenciado Miguel Alemán Velasco cuando este logró el gobierno de
Veracruz de 1998 a 2004; por las razones que se quieran, Alemán Velasco
interrumpió la influencia alemanista en Acayucan, aunque ya para entonces el
vacío había sido cubierto por un naciente cacicazgo, el de Cirilo Vázquez Lagunes, quien sentó sus reales allí una vez
que falleció don Rubén Domínguez Dodero, el hombre de más confianza del
licenciado Alemán en Acayucan; y después de los decesos del expresidente en
1983 y de Celso Vázquez en 1985.
Los antecedentes de Cirilo Vásquez encuentran raíces en
Juanita, congregación de San Juan Evangelista, su padre, Ponciano Vázquez,
empezó a cobrar notoriedad en tiempos del gobierno de Rafael Murillo Vidal; era
un exitoso y acaudalado agricultor y ganadero cuya solvencia económica y firmeza
de carácter le evitaron vulnerabilidad frente al poder de Manuel Carbonell de
la Hoz, el poderoso subsecretario de gobierno de Murillo Vidal que había
adquirido tierras en la vecindad campirana de Ponciano Vázquez, a quien su radio
de acción no le alcanzaba para siquiera sugerir autoridades municipales, ese
era un coto de poder reservado al dominio de “Los Chelucos”, que se movían bajo
el amparo de la influencia alemanista. Una vez concluida la administración
murillista, un grupo anónimo de agresores balaceó la casa y la avioneta de
Carbonell en una de sus visitas a su rancho de aquellos lares, evento después
del cual nunca más volvió por esos rumbos el protagonista principal del
“carbonelezo”.
Tierras de primera para la agricultura y prestas para la
ganadería en esa región se experimentó un giro político cuando el secretario
particular del presidente López Portillo, Enrique Velasco Ibarra, fue inducido
a adquirir un rancho, y no faltaron quienes solícitos ofrecieran cuidarlas;
José Luis Mejías, un renombrado e influyente columnista del diario Excélsior fue
otro autor en aquella trama en circunstancias que se acomodaron para que
germinaran las condiciones que ocasionaron el surgimiento del poder político de
Cirilo Vázquez Lagunes. ¿Tiene Acayucan vocación de cacicazgos, es tierra
proclive al caudillaje? El caso es que Cirilo propuso e impuso candidaturas,
dominó la región, asoció su radio de acción con otro coto de poder ubicado en
Cosoleacaque y, juntos, extendieron un amplio dominio, solo acotado por los
petroleros en Minatitlán, en Ixhuatlán del sureste, en Nanchital y por el
gobierno estatal en Coatzacoalcos, que de cualquier manera no se libró de
atender recomendaciones para regidurías que tuvieron aquel origen. Obviamente,
todo con el arbitraje del gobernador en turno.
Indubitablemente no fue por generación espontánea: a su acceso
al gobierno estatal Agustín Acosta Lagunes a la manera de Porfirio Díaz aprovechó
la fuerza regional del caudillaje veracruzano para imponer “orden” en la
entidad, pero esa estrategia consecuentemente alimentó el poder caciquil en
norte centro y sur de la entidad. Con la llegada de Fernando Gutiérrez Barrios
al gobierno de Veracruz hubo otro giro pues la inseguridad obligaba a poner un
alto al desbordado dominio caciquil, a unos los metió en prisión, otros
plegaron sus amarres; fue el inicio del fin. De cualquier manera, en
Cosoleacaque y en Acayucan quedaron rescoldos que poco a poco por la fuerza de
las circunstancias están dejando lugar a fuerzas emergentes.
En ese cambio participan, por supuesto, el gobierno estatal
y la incursión de los senadores José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, cuya
intensa actividad y recorridos por la región han propiciado una nueva
correlación de fuerzas políticas y es evidente que hoy por hoy son factores de
poder al interior del PRI, que si bien no riñen ni discuten la autoridad del
gobernador, las circunstancias los ubican en la tesitura de competir por sí
mismos con solvencia, al grado de adquirir un peso específico, que no decisivo,
en la selección del candidato del tricolor al gobierno veracruzano.
Sobre si surgirá en Acayucan un nuevo cacicazgo cuyo
andamiaje está cimentado sobre los rescoldos del anterior, un fenómeno vivamente
reflejado entre otros elementos en la Secretaría General del PRI, habrá que
esperar a la postulación priista para conocer las consecuencias. No pasa
desapercibido el barrunto del sábado siete del mes en curso cuando se
distribuyeron semillas de maíz en tiempos y clima meteorológicos en los que
sólo es posible sembrar esperanzas electorales y se confiesan proyectos
transexenales. La espesura del bosque se irá aclarando conforme transcurren los
días, no olvidemos que está en juego el futuro de ocho millones de veracruzanos,
una tesitura que radica en escoger entre el continuismo que paraliza o la transición
para el auténtico cambio; una transición que en las actuales circunstancias empujan
a una obligada alternancia, que no necesariamente implica cambio de partido en
el gobierno sino de renovación de grupo político en el poder, aunque por
supuesto tampoco excluye la posibilidad de un cambio de partido en el gobierno,
porque la moneda está en el aire.
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