LA AVENTURA DEL HOMBRE

Por Alfredo Bielma Villanueva



La rectoría del Instituto Veracruzano de Estudios Superiores invitó a quien esto suscribe a una plática con alumnos y docentes de esa casa de estudios. Salvo la mejor opinión de quien esto lea me pareció interesante compartir con los escuchas ese gran fenómeno social que estremeció a la humanidad en el transito de la Edad Media a la modernidad que, como lo expresa Kant, es “el movimiento del hombre al salir de la puerilidad mental de la que él mismo es culpable. Puerilidad es la incapacidad de usar la propia razón sin la guía de otra persona. Esta puerilidad es culpable cuando su causa no es la fata de inteligencia, sino la falta de decisión o de valor para pensar sin ayuda ajena…”.

Transcribo un fragmento de la breve plática: No se requiere de mucha capacidad imaginativa para dimensionar el enorme impacto que provocó entre los contemporáneos de los Siglos XV y XVI, conocer que el Geocentrismo imperante no guardaba ninguna relación con la realidad pues las investigaciones de Galileo demostraban que la tierra y otros cuerpos celestes eran los que giraban los que giraban en torno al Sol. Entonces, la teología dominaba el pensamiento del hombre. Fue Galileo Galilei quien replanteó la teoría heliocéntrica de Copérnico y, aunque fue obligado a desdecirse por la alta jerarquía clerical, en el reducido mundo científico de su tiempo provocó un verdadero revuelo.

Fue una época en la que no había imprenta, o al menos su uso era extremadamente rudimentario como para producir libros en cantidades aceptables que iluminaran el pensamiento de su tiempo, entonces Gutemberg inventó el sistema de tipos que vino a revolucionar la imprenta y produjo con ello la multiplicación de los libros; poco faltaba para que América fuera descubierta.

El insensible pero trascendental cambio transformó la concepción del mundo y del hombre, pues ya no todo se veía a través de la Biblia sino del entendimiento y de la razón, y se abandonaba paulatinamente el teocentrismo para seguir la orientación de un humanismo que situaba al hombre en el centro del progreso social.

Entonces también se estremeció la monolítica y cerrada unidad de la cristiandad por el surgimiento del movimiento protestante, ese que empezó por discutirle al Papa la venta de las indulgencias y con ello el Papa perdió dinero, y su autoridad sufrió mengua pues se le discutía expresamente su pretensión de ser el representante de Dios en la tierra.

El invento del Telescopio, la multiplicación de libros impresos, las primeras disecciones en cuerpos humanos, el descubrimiento del Nuevo Mundo, fueron cambiando el pensamiento de la Edad Media y dio paso al Renacimiento, un regreso a los Clásicos griegos que permitió hacer a un lado la escolástica como medio para conocer e interpretar al mundo, privilegiando el uso de la razón en el conocimiento de la sociedad y del hombre.

Fueron cambios de gran impacto porque, por ejemplo, descubrir de improviso que en otra parte del mundo desconocido había vida, animales nunca vistos, gente con la misma apariencia física, debió provocar un contundente impacto en la mentalidad del hombre, ¿cómo explicar su existencia con los métodos de la escolástica? ¿Por qué la Revelación no había previsto eso?

A la par, nacía una nueva clase de adinerados que vivían segregados en los Burgos, ajenos a la nobleza parasitaria e inconforme con su status social a pesar de ser el soporte de los lujos que aquella disfrutaba. ¿Qué decir de los súbditos, el pueblo bajo, cuya condición social se acercaba a la esclavitud?

Fue un largo proceso de maduración social en el que mucho tuvieron que ver los escritos y reflexiones de grandes pensadores, aquellos que sintetizaron su pensamiento en La Enciclopedia: Montesquieu, Voltaire, Diderot, D’Alembert, Buffon, Rousseau, etc. cuya influencia dio base ideológica a la convulsión social que irrumpiría en el siglo XVIII con el advenimiento de la guerra de independencia de las 13 colonias inglesas en el nuevo mundo (1776) y con la Revolución Francesa (1789).

De estos movimientos surgió un nuevo concepto, una figura que ni por asomo estaba contemplada en la estructura social y política del medioevo, en el que después de la nobleza y el alto clero solo existía el siervo y el habitante de los Burgos. Surgió el Ciudadano cuya condición social distaba en mucho de la del súbdito sumido en la ignorancia y la explotación, sin los derechos pero las muchas obligaciones que prevalecían durante el absolutismo monárquico.

Para ese entonces nació el Estado Moderno, Maquiavelo, Bodino, Hobbes, Locke, Montesquieu, Rousseau, habían tendido la base ideológica para la creación del Estado soberano. Entonces la preocupación fue instalar la democracia que solo era posible con la participación del ciudadano.

Con estos antecedentes la Nueva España se independizó de la Corona Española pero pleiteamos durante casi todo el siglo XIX, sufrimos una prolongada dictadura y un siglo más tarde, en 1910, iniciamos una Revolución que empezamos a consolidar hasta el fin de la segunda década del Siglo XX cuando emprendimos el camino de las instituciones nacionales.

De esta manera conseguimos estabilizar un gobierno nacional y fortalecer al Estado Mexicano, consolidamos la soberanía territorial y pasamos, no sin traumas, del Antiguo Régimen a uno nuevo en los términos fijados por nuestro Contrato Social de 1917.

Obligado por las circunstancias o por visión de estadista Plutarco Elías Calles orientó el cambio por el rumbo de las instituciones políticas y de gobierno. Así nació el Partido Nacional Revolucionario en 1929, al que Cárdenas transformó en 1938 en Partido de la Revolución Mexicana. El 4 de junio de 1945 la CTM de Fidel Velásquez destapó a Miguel Alemán Valdez como su candidato a la presidencia de la república por el PRM, en un acto en el que, arrobado por la emoción, Vicente Lombardo Toledano lo calificó como “Hijo de la Revolución”, “Cachorro de Lázaro Cárdenas y de Manuel Ávila Camacho”.

Pero fue con el lema de “Democracia y Justicia Social”, el 19 de enero de 1946, cuando bajo la presidencia del doctor Rafael Pascasio Gamboa, el nuevo Partido Revolucionario Institucional declaró como su candidato a la presidencia de la república al Lic. Miguel Alemán Valdez. El Partido Revolucionario Institucional, inició así una hegemonía que lo mantuvo en la presidencia de la república hasta el año 2000, cuando la perdió ante un candidato postulado por el Partido Acción Nacional.

Ahora estamos en plena alternancia y camino a una transición que no acaba por aparecer. La Reforma del Estado, las adecuaciones al modelo económico, se hacen necesarios para un país que requiere de un más acelerado y más justo desarrollo social. Ya abatimos la presidencia autoritaria, ahora debemos emprender la lucha contra la corrupción y la impunidad, sin perder de vista el camino hacia una democracia participativa.

alfredobielmav@hotmail.com
Enero 2011







ABULIA CIUDADANA

Por Alfredo Bielma Villanueva



Por decir lo menos, es bastante curiosa la manera en cómo reacciona la sociedad frente a los actos del gobierno, en cualquiera de sus tres niveles. Por ejemplo, al alza de la gasolina nadie al interior de la sociedad mexicana reporta un grito de inconformidad como no sea la impertérrita costumbre del comentario a ultranza. De no ser por los bloqueos que un sector de los transportistas realizó en las entradas de Xalapa y algunas otras ciudades del Estado de Veracruz no se escuchó una protesta más contra el paulatino pero incesante incremento al precio del combustible, como si ese fuera un problema solamente del sector aludido.

Es la mexicana una sociedad que reacciona solo por estímulos y está acondicionada por el gobierno. Tómese como referencia el doloroso caso de los niños muertos en el incendio de una guardería en Sonora. Recién sucedió aquella desgracia, de inmediato salieron a relucir las preocupaciones por revisar todas las guarderías infantiles de la república; del asunto ya ni quien se acuerde, de las guarderías menos.

A pesar de que en México se sabe de la probable ubicación de los “chupaductos”, de vez en cuando se lee que encontraron alguno. Pero sucedió la desgracia de San Martín Texmelucan y de inmediato PEMEX ordenó una exhaustiva investigación en toda la red de conductores del combustóleo extendida a lo largo y ancho del territorio nacional. Cualquier sentido común deduce que no existirían esos enclaves en los ductos si desde el interior de la propia empresa no reportaran la ubicación de los mismos.

Un caso que nos interesa a los habitantes de la ciudad capital, entre otros muchos, es el aumento del 40% al cobro del servicio de agua por el concepto del saneamiento. La única reacción en contra proviene de la resistencia demostrada por el Frente de Defensa Popular (Fredepo), que ha convocado a los causantes a declararse en moratoria de pagos respecto a dicho cobro. Si bien es obligación de todo ciudadano cubrir sus obligaciones fiscales y pagar por los servicios públicos recibidos, no estaría por demás que en lo que a este asunto se refiere la autoridad municipal explicara el porqué del desmesurado incremento; no por cierto con el argumento de que hay que pagar la deuda que se viene arrastrando desde hace algunas administraciones municipales pasadas, sino del por qué necesariamente el ciudadano debe cargar con las culpas de funcionarios venales e incompetentes.

Pues bien, que se sepa ninguna otra organización ha respaldado el movimiento de la Fredepro, como si solo a los integrantes de esta organización correspondiera el compromiso de pagar lo estipulado por la autoridad. A esa actitud se le denomina displicencia social, una manifestación muy expresa de que algo no funciona bien al interior del alma colectiva. Porque cuando se admite que solo algunos asuman la responsabilidad de resolver el problema de todos se manifiesta una laxitud social en la que sobresale la abulia, y ello ha venido sucediendo durante décadas, motivo por el cual, en ese dejar hacer a las autoridades, esta simplemente diseña e implementa políticas públicas sin importar el sentir ciudadano.

Con frecuencia estacional, año con año la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), da a conocer los niveles de contaminación de las playas de recreo en nuestro país; con la misma reiteración, en Veracruz observamos cómo las autoridades del Estado niegan lo que aquella dependencia asienta cuando habla del exceso de contaminantes. Ese es un diferendo entre empleados del servicio público, pagados por la sociedad veracruzana, en la que paradójicamente esta permanece al margen. Es decir, empleados del gobierno federal y del gobierno del estado, pagados por el pueblo, se enfrascan en una disputa pública, sobre un asunto de interés público, sin que la ciudadanía diga un ¡hasta aquí! ¿A quien pretenden servir cuando lo único que hacen es pleitear y ver quien queda mejor, no servir a la población?

¿Quién en Veracruz no recuerda aquella cantaleta de los nuevos “hospitales equipados”, tal como el comunitario de Las Choapas, en el que por no contar con equipo ni con un pediatra tuvieron que derivar a una señora embarazada hacia Coatzacoalcos, en donde la ambulancia que la conducía junto con su hijo recién nacido- nació en el trayecto-murió a causa de un accidente vial, tal y como lo narra un distinguido comentarista de Coatzacoalcos? Y, ya que estamos en el Sur, ¿Recuerda usted aquel túnel sumergido que en mas de una ocasión se presumió como un hecho? Pues está en riesgo de suspenderse y si realmente no hubiera impunidad se encontraría a los responsables de utilizar cientos de millones de pesos sin resultado alguno.

Aquí en Xalapa, hace justamente seis años, el Ing. Héctor Sandoval argumentaba a los cuatro vientos la inoperancia del llamado “Dragón Rojo” que representa, decía, “el más grande fraude en su utilización, ya que es una tecnología desechada por los grandes constructores” por hacer obras de escasa durabilidad. Nadie hizo eco de aquellos argumentos, que finalmente el tiempo ha comprobado. Pero todo ello es producto de la desidia ciudadana que ha dejado hacer a quienes eventualmente sirven como autoridades sin requerir de ellos la mínima explicación de sus acciones.

Una democracia no termina después de emitirse el voto, se va conformando con la permanente interrelación gobierno-ciudadanía, respaldando esta a las autoridades que eligió, pero vigilando que cumplan cabalmente con sus obligaciones, en los términos de la plataforma política y programa de acción del partido que los postuló, sin demérito de los planteamientos de los partidos opositores, que en estos tiempos de pluralidad y diversidad electoral conforman incluso una mayoría real.

He allí la importancia de la participación ciudadana, primero para respaldar al gobierno que, obviamente, para ello debe responder a las expectativas ofrecidas y, segundo, para señalar desviaciones. La experiencia recientemente vivida en Veracruz, en donde un avezado político a la mexicana sorprendió con su retórica y “se acercó al pueblo” mientras lo engañaba con un gobierno de menos que virtuales resultados no debiera repetirse. Ello solo será previsible con una efectiva, responsable y sólida participación ciudadana.

alfredobielmav@hotmail.com
Enero 2011




SEGURIDAD PÚBLICA

Por Alfredo Bielma Villanueva


Desde la creación del Estado la Seguridad Pública, la Salud y la Educación figuran entre sus principales fines. Sin duda en la actualidad siguen conformando una trilogía de funciones de la mayor importancia en cualquier gobierno y para cualquier población; en los hechos los parámetros de bienestar social, calidad de vida y prosperidad de los pueblos se miden en términos de Salud, Educación y Seguridad acompañados, por supuesto, por índices económicos como el Producto Interno Bruto, distribución de la riqueza, desigualdad social, etc.

En los tiempos que corren el Estado mexicano sufre una severa crisis de inseguridad que ha hecho violenta erupción a partir de que el presidente Calderón decidió declarar una guerra frontal en contra del crimen organizado, un expediente que sus antecesores en el cargo evadieron (en el menor de los supuestos) y con esa omisión propiciaron el crecimiento exponencial del poderío de los malosos. Un poderío que ha permeado a buena parte de los Estados de la república, Veracruz, entre ellos. Aquellos cuya edad frise sobre los cincuenta años recordarán cómo en la década de los ochenta: ciudades como Guadalajara, Culiacán, Ciudad Juárez y algunas otras poblaciones del Occidente y Norte del país comenzaban a ser presa de balaceras callejeras, se hablaba entonces del riesgo de que en México nos “colombianizaramos”, aludiendo con ello al severo desencuentro que el gobierno de aquel país tenía en contra de los capos de la droga.

Pero ahora resulta que el destino nos alcanzó, válgase el lugar común. En México ya estamos inmersos en esa problemática social y cotidianamente padecemos la sintomatología de ese cáncer colectivo. En Veracruz tampoco podríamos librarnos del endémico mal por nuestra posición geográfica de privilegio; desde hace muchos años ya escuchábamos hablar del Cartel de Chachalacas, que dado a lo subrepticio de su existencia encubría muy bien la desidia de los gobiernos, mientras que al interior de la sociedad solo era materia de cuchicheos en tertulias y cafeterías, como un fenómeno aleatorio de los tiempos modernos.

Coincidencia o no, empezamos a tomar noción de la problemática cuando nos venían a “tirar la basura de otros lados”; cuando los asesinatos “los cometían gentes llegadas de otros Estados”, cuando se aseguraba retóricamente que en “Veracruz el que la hace la paga”. Hasta que con lo de Villarín se abrió la Caja de Pandora, a pesar de la tozudez de las autoridades estatales en negar un hecho tan obvio por su relevancia.

Una de las asignaturas, de entre las muchas que el gobierno de Fidel Herrera no pudo ni supo rendir buenas cuentas a la población veracruzana fue, evidentemente, el de la Seguridad Pública. Lo sabíamos cuando estaba al frente del gobierno, se comentó en no pocas ocasiones que su gobierno había sido rebasado por las fuerzas del crimen; pero era más que obvio que no estaba dentro de sus prioridades iniciar una batalla para la que no esta preparada la policía estatal, quizás tan infiltrada como la generalidad de sus similares en el país. (Dice un parte de la Sedena publicado recientemente por @-consulta-Veracruz que en los diferendos que sus elementos tuvieron con las fuerzas del la Policía Intermunicipal destacaba “que las peleas y roces entre ambos bandos siempre comenzaron por que los policías bloquearon el trabajo de los militares cuando trataban de revisar o detener a un presunto delincuente”).

Por ello no es extraño que los trabajos de certificación de mandos en Veracruz vayan demasiado lentos pues, según el senador Bueno Torio: “hasta el momento únicamente se ha certificado el seis por ciento de los elementos de la SSP. Y esto pone en tela de juicio el desempeño del otro 94 por ciento de los policías de la Secretaría de Seguridad Pública, debido a que no han sido evaluados, como se estableció en el Acuerdo Nacional por la Seguridad”.

Ahora que el enfrentamiento a balazos en las calles empieza a ser un asunto de periodicidad casi cotidiana en diferentes ciudades de la geografía veracruzana, va en incremento la psicosis colectiva. En este sentido bien haría el gobierno del Estado en formular estrategias mejor diseñadas para no caer en contradicciones que generen desconfianza. De allí que desde la sociedad lleguen reclamos como el de Miguel Aguilar Morales, presidente de Canacintra, quien afirma: “La psicosis que se generó el viernes pasado en Xalapa, en parte “es culpa del Gobierno del Estado, que no da información exacta de los hechos delictivos que ocurren, y la gente piensa que se está ocultando algo más fuerte y se generan rumores”.

No ayudan resbalones como en el caso del desaparecido comandante de la Intermunicipal Veracruz-Boca del Río, Raúl Espinoza Alvarado, de quien el propio gobernador había informado que estaba sujeto a una investigación de la PGR, pero funcionarios de esa dependencia aclararon a Notimex que “Espinoza Alvarado ni está a disposición de la citada área de la dependencia federal ni sujeto a investigación”. Aunado a esto, cuando la balacera en Cardel de inmediato fue un hecho negado por Buganza, quien con acelerado desgaste de seguir como va acabará por perder toda credibilidad, lo que sería grave en virtud el puesto que desempeña.

Por si fuera poco, en el colmo de las perplejidades, el padre Alejandro Solalinde quien está a cargo de la Casa del Migrante de Ixtepec, Oaxaca, acaba de hacer un serio señalamiento en contra del ex gobernador veracruzano a quien señala como cómplice del secuestro de migrantes en el sur de Veracruz. “Fidel Herrera no solo ha ocultado información, sino que ha sido, según testimonio, parte de eso (secuestro y asesinato de migrantes”, dice una nota publicada en Imagen de Veracruz del 18 de enero del presente año. De esto, según Solalinde, ya tienen conocimiento la Segob y la OEA.

Inmersa en esa mar de informaciones encontradas, la sociedad veracruzana vive afligida por los enfrentamientos armados en los que se pone en riesgo la vida de seres inocentes, y está apesadumbrada por haber perdido la calidad de vida de la que antaño gozaba. He allí la grave responsabilidad del gobierno veracruzano al que se le acumulan los problemas, pues a la insuficiencia de recursos económicos debe agregar el de propiciar confianza en su gobierno a través de acciones que lo posesionen como el líder que los veracruzanos necesitamos para seguir adelante y, juntos, ciudadanía y gobierno, fortificarnos para superar la azarosa contingencia del momento.

alfredobielmav@hotmail.com
Enero 2011



MONTANO-CNOP

Por Alfredo Bielma Villanueva



Fue un festejo auténticamente priísta, aunque ya no con el entusiasmo ensordecedor de las matracas y las porras de otros tiempos. En el presidium las mismas caras de siempre, solo que más arrugadas, sus excepciones había. En la “gallola” una multitud informe venida de muchos puntos de la geografía veracruzana y, entremezclada, allí se encontraban algunas de las glorias del pasado que con los de enfrente formaron la clase política de los tiempos de la hegemonía priísta. El discurso no varía.

Sin dudas un acto político con indiscutible caudal de mensajes, unos muy evidentes otros encriptados. Fue el primer evento partidista al que asiste Javier Duarte de Ochoa ya como gobernador de Veracruz acompañado con una muy nutrida y calificada asistencia, tal se considera la presencia de Emilio Gamboa y de Enrique Yackson, entre otros. Fue la asunción de Alejandro Montano Guzmán como Secretario General de la CNOP un evento de innegable significación política y con amplia diversidad de lecturas según las percepciones de cada quien.

Fueron convocados al evento todos o casi todos los ex presidentes del PRI en el Estado de Veracruz que aún alientan vida, buena parte de ellos allí estuvo presente acuerpando a Alejandro Montano que con esta nueva comisión partidista reinicia la marcha con destino manifiesto. Sin duda cuenta con el apoyo de quien manda en Veracruz, no de otra manera se explica la reciedumbre del acto priísta en un Sector que por el momento solo aletea en la mediocridad en que lo han sumido sus dirigencias, que sin apoyo ninguno han penado hasta para pagar el teléfono y la luz. Tan gris es el ocaso que la antecesora brilló precisamente por su ausencia en este su relevo.

Los gestos a veces revelan más que mil palabras. Si de mensajes sin palabras hablamos bastaría con recordar cómo se dispuso el presidium: a) mientras en filas traseras se colocó a varios ex presidentes del PRI estatal, en la primera línea se ubicó a uno sólo de entre ellos; b) Excepto a Eduardo Andrade, que fue dirigente cenopista estatal ningún otro de esa categoría fue ubicado en el frente, y obviamente Andrade estuvo allí no por haber sido dirigente cenopista sino por su condición de presidente del Congreso local (aunque no con su representación); c) Allí estuvo, mero en frente, Héctor Yunes Landa, quien, si bien fue dirigente juvenil cenopista en el Estado esa posición es de menor jerarquía que la dirigencia sectorial, mientras los ex dirigentes fueron ubicados precisamente atrás. El detalle pudiera interpretarse como una confirmación de que será el próximo dirigente priísta, por mucho que haya bisbiseos en el sentido opuesto acerca de que le opondrán fuertes resistencias.

Algunos ex presidentes del PRI estatal prefirieron permanecer en las galerías, el detalle aquel de otorgarle prioridad a solo uno no tuvo favorable consenso.

Allí presente el actual dirigente estatal priísta, ciertamente desangelado, como ocurre a quienes han perdido el poder; o como acontece a quienes se mantienen o quieren mantenerse en el puesto aún en contra de voluntades superiores. A leguas se presume que como presidente partidista no fue consultado sobre el relevo, aunque el sabe su cuento.

De rojo llegó Elizabeth la alcaldesa capitalina a un evento político en el que ya no parece haber sincronías entre lo cromático y el estilo de gobernar; no es posible atribuirle ignorancia de ese dato ¿subliminal mensaje o simple anacronismo? Porque adicionalmente el presidente priista vistió chamarra del color que antaño hacía furor y no guardó las formas de la corbata y el saco, no hay forma que no tenga fondo.

Al frente también estuvo Carvallo, dirigente Cameral y ex del partido en tiempos electorales, su condición legislativa lo ubicó allí, a lo mejor, quien sabe, si privó en ello una voluntad favorecedora o un simple gesto de relaciones públicas. De entre los ajados rostros destacaban por su frescura Zúñiga y Aceves, allí los colocó su condición de legisladores por Xalapa y de jóvenes promesas partidistas. Jackson es invitado sexenal, por servicios prestados en campaña. Ricardo Ahued estuvo acompañado por la serena personalidad de empresario que incursiona en la política y observa ya no tan extrañado la parafernalia que reviste a un acto político priísta.

Del discurso de Emilio Gamboa, al margen del aparente lapsus que tuvo al ignorar el nombre del presidente partidista al referirse a Carvallo como tal, destaca su afirmación de que la presidencia de la república pasa por Veracruz, algo muy explicable porque en Veracruz se encontraba, ya dirá algo parecido en Oaxaca o Yucatán o el Estado de México. Pero, ¿por qué aquello de “que lo escuchen en el Norte de la república”? Sobresaliente expresión porque Humberto Moreira, el próximo presidente del PRI, es del Norte de la República ¿otro mensaje que los profanos del Sur no entendemos y los de Norte sí?

Sensibilidad y compañerismo fue la de Gamboa al cederle a Jackson la cortesía de tomarle la protesta a Alejandro Montano, sin duda fue un pequeño aunque necesario aliento hacia quien, rechazado de la lista de candidatos a legisladores en 2009, encontrará nuevas oportunidades en el 2012.

De esta manera, Alejandro Montano Guzmán tiene ahora una formidable tarea que cumplir; aunque podría asumir la pasiva y casi inerte actitud de sus inmediatos antecesores en ese encargo no se cree que así lo haga. Tiene cuerda y vocación política, que aunadas al impulso de la causa eficiente que allí lo colocó pudieran proyectarlo a otras instancias. Cuando afirma que la CNOP apoyará todas las políticas públicas del gobierno de Duarte de Ochoa, quizás lo impulsa la interpretación de una realidad en la que la dirigencia Priísta es omisa o parece estar prácticamente ausente.

En estos tiempos en los que no hay gobierno sin Partido ese evento cenopista del 16 del presente mes auspicia augurios; esperemos programas porque el 2012 ya está arrimando su calor político por lo que todas las dirigencias partidistas velan armas. Todo pasa por las próximas elecciones en el Estado de México, eso sí.

alfredobielmav@hotmail.com
Enero 2011
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TRANSPARENCIA

Por Alfredo Bielma Villanueva



En entrevista con Mario Vázquez Raña, -Octubre 2006-, muy en su estilo, Fidel Herrera aseguraba que la deuda que tenía el Estado de Veracruz se había logrado colocar con el respaldo del Deutsche Bank: “ya está vendida, así es que ya ni se inquieten ni hagan ofertas porque ya se colocó. De hecho los mismos bancos que estaban adentro también compraron una parte, y se colocó en condiciones de mucha fortaleza”. (…) Asombrosamente, como consta en la entrevista, aseguró que “sin eso no hubiéramos hecho el libramiento, ni el túnel sumergido, ni la barra de Tampachichi, ni la México Tuxpan, ni la Tuxpan Álamo, ni hubiéramos reparado escuelas”. Los comentarios al margen salen sobrando porque cualquier veracruzano sabía que nada de eso era cierto pues obras como el libramiento en ese entonces se encontraban en etapa de proyectos y aún no se habían licitado.

Bueno, también en el estilo fideliano, tampoco era cierto que a esa fecha ya estuvieran colocados los certificados bursátiles por 6 mil 300 millones de pesos respaldados por el 80% de los ingresos de la recaudación del Impuesto sobre Tenencia o Uso de Vehículos, porque fue hasta el 29 de noviembre cuando se informó oficialmente de la colocación referida. Entonces se dijo que 3 mil 100 millones se destinarían para las obras ya citadas y se dejaría cubierta la deuda que a esas alturas ascendía a 3 mil 119 millones de pesos.

El 11 de diciembre del mismo 2006 Herrera Beltrán alardeó al recordar que alguien-según él- dijo cuando la campaña que “Fidel es un buen candidato, pero un pésimo administrador por su populismo”…pero “ahora responde al demostrar que es un buen financiero y un buen administrador”. (¿?¡!)

En la euforia por la Bolsa y la ansiedad por obtener recursos por adelantado “para hacer más obras”, en abril de 2007 se colocó en la Bolsa el Fondo Veracruz. Entonces el gobernador Herrera Beltrán dijo: “Al igual que los rendimientos que se generan en las inversiones en cuentas bancarias, los rendimientos del Fondo Veracruz serán orientados al servicio de la población veracruzana, con la diferencia de que estos rendimientos serán mayores y por lo tanto así también las obras y beneficios para el Estado”.

Después de lo anterior siguió la bursatilización del 20% correspondiente a los municipios; el discurso oficial afirmaba: “se construiría obra pública y se cambiaría el rostro y las circunstancias de Veracruz”, y se podría llevar adelante el proyecto de modernización de Veracruz, “aquí no hay mentira la bursatilización permite aplicar la acción de los ingresos futuros”. Con este esquema, se decía, se obtendrían recursos para los siguientes tres años, que de otra manera pasarían diez administraciones municipales para recibirlas; en cambio, con ese dinero se harían obras que modernizarían al Estado de Veracruz.

Sobre este asunto se puede escribir muchísimo más pues es una operación financiera que se presumió acarrearía beneficios palpables a la población veracruzana. La reiteración sobre este tema radica en una inocultable realidad: los beneficios de infraestructura que los 1 500 millones de pesos obtenidos por la bursatilización del 20% municipal del impuesto a la tenencia no se ven por ningún lado, ni en Xalapa, ni en Veracruz, ni en Córdoba, ni en Cosquihui, ni en Banderilla, ni en Hueyapan de Ocampo, ni en Ixtazoquitlán, ni en La Antigua, ni en Zozocolco, ni en Minatitlán, ni en Acayucan, ni en Catemaco, ni en muchísimos etcéteras más. Lo único cierto ahora es que diez administraciones municipales no recibirán los ingresos referidos y que tampoco Veracruz esta modernizado, ¿o sí?

Por el contrario, y eso sí es una cruda realidad, hay una preocupante deuda pública municipal, si se juzga por los resultados de su aplicación y porque nunca como ahora las administraciones municipales padecen anemia económica y difícilmente podrán realizar acciones de beneficio colectivo, no al menos en su primer año de ejercicio.

Sin embargo, los contribuyentes veracruzanos, los empresarios entre ellos, tendrán que soportar nuevos y más gravosos impuestos, que sin duda pagarán. Pero priva en el importante sector de la producción la inquietud acerca del destino que se le dio al dinero público. Porque si de algo estarán seguros los empresarios es que no hay transparencia ni señal alguna que les indique, que se les informará bien a bien, en donde está invertido el dinero de su aportación del 2% a la nómina, un gravamen sustancialmente incrementado por la nueva Ley recientemente expedida.

En una democracia que se precie de serlo el concepto de rendición de cuentas cobra primordial importancia, más aún cuando en el “gobierno cercano a la gente” no existió correspondencia entre el discurso oficial y la realidad. Por lo pronto, el actual gobierno aún es joven y debe estar más ocupado en buscar la forma de allegarse recursos para solventar los adeudos heredados e iniciar la implementación de políticas públicas que le permitan hacer presencia. Pero esa tesitura no obsta para que se vaya pensando en cómo informar oficialmente a los veracruzanos lo que ya se sabe en vox populi.

Como el rumor no es un buen consejero, bien valdría al pueblo veracruzano escuchar de la esfera gubernamental cuánto se debe; a cuanto asciende la deuda publica, la directa y la “indirecta” y si hay voluntad para ejercitar acción penal en contra de las decenas de ex alcaldes que “se fueron al monte” con el dinero de sus conciudadanos. Se espera que así ocurra porque este Estado de la Federación no debe convertirse en el reo de ineficientes políticos que desfachatadamente aspiran a posiciones más elevadas, seguramente para seguir medrando con el esfuerzo de los demás.

alfredobielmav@hotmail.com
Enero 2011


PARTICIPACIÓN CIUDADANA

Por Alfredo Bielma Villanueva



El tránsito de la condición de súbdito a ciudadano acaece cuando el individuo adquiere conciencia de su posición y su quehacer en el contexto social de su cotidianidad, local o nacional, lo que le proporciona una condición de protagonismo activo en la construcción del futuro, armando la forma de su gobierno, proponiendo y eligiendo a los individuos que lo encabezan y proyectando las metas que les son comunes. Esa es una condición diametralmente diferente a la que guardaba el hombre durante la larga Edad Media, en la que como siervo estaba ayuno de todo derecho y perspectiva de mejoras.

Era la concepción medieval, oscurantista, de absoluta sumisión al poder, una muy distinta a la que ahora impera en lo que respecta a la autoridad que se fue desmoronando cuando la pugna entre la ciencia y teología se fue definiendo a favor de esta última. La nueva concepción de la vida impuso como característica principal el uso de la razón, la observación y la experimentación por sobre los argumentos de la revelación y la fe.

Esta breve disertación bien pudiera proporcionarnos la idea de cuán importante es la toma de conciencia del individuo respecto de su posición en el contexto social y la relación del carácter de ciudadano con sus semejantes y con el gobierno a que ha dado lugar.

Según experiencias históricas plenamente comprobadas la forma de gobierno en la época contemporánea deviene en función del mandato ciudadano, en la que mucho tiene que ver la historia del país y su cultura. Durante la prolongada Edad Media, de los señoríos esclavizantes pasamos a las monarquías que apoyadas en la Teoría del Derecho Divino de los Reyes hacía de estos los representantes de Dios en la tierra; a la divinidad debían su autoridad, una que los lacayos tenían que obedecer sin condición alguna. En esta lógica imperaba el dualismo de mandos compartido frecuentemente entre La Iglesia y los Reyes. Pero esa bifurcación de poderes se resolvió de diferentes maneras en el mundo europeo de su tiempo. En Inglaterra, por ejemplo, el Poder Político hizo a un lado al de la Iglesia, no así en España, en donde el báculo clerical tuvo la fuerte injerencia que nos llegó a América a través de la conquista.

La Revolución Francesa vino a dar forma definitiva a la modernidad política al surgir con fuerza eruptiva un concepto diferente del hombre en sociedad: El Ciudadano. Con la nueva concepción política el hombre se despojaba de su condición de siervo, de súbdito del poder, y pasaba a formar parte importante de las decisiones que tenían que ver con la formación de su gobierno. Todo, por supuesto, en teoría, porque eso se gana con participación, algo que no siempre ocurre porque para que acontezca tienen que conjugarse una variada colección de circunstancias: madurez ciudadana, participación ciudadana, educación y cultura, entre otras.

En nuestro país los adversarios de Don Benito Juárez se quejaban cuando el Benemérito se reelegía aún en contra de la disposición constitucional, y oponían razonamientos al hecho de que era el gobierno quien organizaba las elecciones. A lo que Don Benito respondía que no podía ser de otra manera porque la única entidad capaz para organizar un proceso electoral era el Estado, y no le faltaba razón en un país con elevadísima población analfabeta, gran parte de ella formada por aborígenes abandonados a su suerte.

Durante el aciago Porfiriato los “Científicos” organizaban las elecciones, por lo que sus adversarios políticos clamaban por crear “pueblo político”, significando con esto la necesidad de que la ciudadanía apta para serlo participara en los asuntos de la cosa pública, de otra manera, decían, quien seguiría dominando electoralmente sería el gobierno y más de lo mismo.

El prolongado periodo de Dictadura finalmente terminó con el movimiento revolucionario de 1910 cuando, venciendo miedos, variados grupos de ciudadanos participaron en clubes políticos a los que en mucho influyó la auténtica lucha revolucionaria de los hermanos Flores Magón con el programa del Partido Liberal. Madero creó conciencia entre sus iguales de condición económica; los Estados Unidos y sus intereses económicos hicieron lo propio con la publicación de la entrevista Díaz Creelman y la Revolución se hizo.

Después de cruenta lucha política en la que cayeron víctimas del Poder: Zapata, Carranza, Carrillo Puerto, Serrano, Arnulfo Gómez, Obregón, etc., en 1929 Plutarco Elías Calles actuó como auténtico hombre de Estado y decidió enrumbar al país por el camino en el que no habría “hombres necesarios”, creando el Partido Nacional Revolucionario, devenido en Partido de la Revolución Mexicana en 1938 y, finalmente en Partido Revolucionario Institucional en 1946. Pero todo ello con la exclusiva intervención del gobierno y la Clase Política, porque había poco “pueblo político”.

Ya sabemos lo que a continuación sucedió: el poder presidencial se entronizó y se mantuvo en la cúpula a través de un Partido Hegemónico: el Partido Revolucionario Institucional. Como el poder absoluto corrompe hasta al más pintado no pudo haber sucedido de otra manera en México con su clase política, inconmovible hasta que en 1988 la sociedad mexicana encontró una ventana de expresión (acompañada quizás de una fijación histórica), en el nombre del candidato de oposición al PRI: Cuauhtémoc Cárdenas, para expresar su voluntad de cambio. A partir de allí la última década del siglo XX mexicano se caracterizó por un singular impulso a la ciudadanización de la política, de las instituciones electorales y de la sociedad misma. Pero el intento sufrió un impasse cuando muchos de quienes por el impulso ciudadano consiguieron puestos políticos fueron absorbidos por el Leviatán, ejemplos: Vicente Fox, Santiago Creel, Elba Esther Gordillo, aquellos del Grupo San Ángel.

Ser Ciudadano implica para el hombre en sociedad levantarse del suelo social y caminar erecto en busca de mejores condiciones para la colectividad en que se vive. No se puede ser ciudadano si no se adquiere conciencia de ello; no pocas comunidades persisten en esta última condición porque la pobreza y la ignorancia organizada lo propician. En África y Asia es casi un lugar común, Haití en América es un caso destacable.

Con todas nuestras adversidades históricas, en México hemos avanzado sustancialmente en el sentido de convertirnos en ciudadanos libres, nos ha llevado tiempo y sangre conseguirlo, y alcanzar la absoluta libertad es el reto. Constitucionalmente estamos autorizados para la libertad pero penosamente avanzamos en una democracia muy formal, acaso solo electoral; el siguiente paso es hacerlo también en lo económico e incrementar la participación para lograrlo. La clave es, entonces, la Participación Ciudadana hasta alcanzar una democracia participativa. ¿Lo lograremos? La Aptitud Ciudadana y su Participación es la respuesta.

alfredobielmav@hotmail.com
Enero 2011


PODER CIUDADANO

Por Alfredo Bielma Villanueva



“Ensayo el rompimiento de los barrotes de la política que desde hace mucho me aprisionan. Para mí la literatura es intento de aprendizaje iniciado en la infancia, y postergado en ese encierro de la política y en lid de sobrevivencia entre los oficiantes, los políticos; pocos lo son en una realidad de grillos, en un medio poblado por inverecundos, defraudadores, casta de mentirosos, impostores hasta de la propia piel”.


“El servicio no es un fin para esta clase de político, pero sí lo es, y primordial, aparentar que sirve al pueblo en abstracto pero en zonas concretas como el distrito electoral, el municipio, el sindicato, la entidad, el partido, los correligionarios, la Revolución, la Constitución”.

Con estos párrafos inicia Manuel Becerra Acosta su libro “Dos Poderes” (Enero, 1985) en el que narra parte de los sucesos que ocasionaron la salida de Julio Scherer García y su grupo, él incluido, del periódico Excélsior, el 8 de Julio de 1976, como resultado de un albazo imaginado en las más elevadas instancias del poder político. Sin duda, sus observaciones son valiosas porque acercan a la verdad de lo acontecido en un episodio de viva discordia entre el poder político y el “cuarto” poder. Quien lo narra conoció los intestinos del poder político y del periodístico, ambos ampliamente interrelacionados porque la materia que los ocupa es la misma, aunque varíen en propósitos, lo cual ocurre con frecuencia.

Como se puede observar en la cita arriba inscrita, la opinión del Becerra Acosta, entonces ya ex subdirector de Excélsior, no favorece mucho a los políticos, y en eso guarda coincidencia con buena parte de la opinión ciudadana de antes y de ahora, una concordancia que nos refleja el largo tramo cronológico que este país ha recorrido sin que haya sobrevenido un cambio substancial en la concepción de la opinión pública respecto de la conducta del individuo ocupado en la cosa pública. Eso para nada es motivo de regocijo.

El día 5 del mes en curso un grupo de ciudadanos avecindados en la Ciudad de Xalapa nos congregamos en el Restaurante “San Carlos” en torno a un propósito que nos es común: trabajar para terminar con esa relación entre ajenos, dos sectores que paradójicamente forman parte del mismo contexto social: la sociedad civil y la clase gobernante. Es una tarea que no por gigantesca evita que se le emprenda con entusiasmo y optimismo, por mucho que parezca de concreción imposible. Quienes nos reunimos acordamos crear una Asociación Civil a la que se denomina Poder Ciudadano, un apelativo que encierra muchos propósitos y entre los más importantes está el de aparejar esfuerzos con el sector gobierno, porque buscar las afinidades con el poder público no siempre es afán acomodaticio sino positiva estrategia para lograr los propósitos. La imaginamos como instancia propositiva en la que se ventilen los aciertos y desaciertos gubernamentales con un enfoque que permita superar los ancestrales expedientes que permanecen sin resolver.

Para cambiar es necesario conocerse, y es reconocer que una confrontación entre ciudadanía y poder político sería prolongar innecesarias fricciones que por su naturaleza radican en entidades públicas como lo son los Partidos Políticos. Pero Veracruz atraviesa tiempos difíciles en los que conviene dimensionar las acciones, ya sea de la ciudadanía, ya del sector público. Nada que haga el gobierno es ajeno a la colectividad y trabajar por el bien común es una responsabilidad compartida entre Sociedad y Gobierno. Es reconocer que mucho de lo que ahora ocurre en cuanto a la conducta de la clase política es por desidia ciudadana, pues si existe divorcio entre clase política y la sociedad civil es imputable a esta porque ha dejado hacer sin control alguno a quienes son el producto de su poder y voluntad.

En ese universo conceptual se inscribe Poder Ciudadano, porque la ciudadanía debe organizarse para recordarle al mandatario, Presidente, Gobernador o Alcalde, los compromisos y propuestas, aportar soluciones y vigilar su cabal cumplimiento.

En la reunión en comento fue muy significativa y alentadora la presencia de dos legisladores federales: Ricardo Ahued y José Yunes Zorrilla, quienes confirmaron una vez más el porqué se les considera como políticos de un diferente perfil al que estamos acostumbrados en México. Ambos coinciden con el propósito de la Asociación, Ahued es uno de sus coordinadores.

No todo en la clase política es negativo, y la asistencia de los citados representantes populares nos alienta, a la vez que nos revela que en nuestro Estado hay servidores públicos y políticos que hacen la diferencia y constatan que es posible el cambio. No aventuraremos en el riesgo de involuntaria omisión o pifia, pero hay elementos citables que destacan en la clase política con un perfil de valiosos auxiliares en la promoción del cambio, para ellos la puerta está abierta.

Poder Ciudadano es una Asociación sin supeditaciones; aunque alguien la debe coordinar sus integrantes son destacados ciudadanos, cuya principal característica es una muy definida concepción de lo que debe ser una sociedad armónica; quienes han decidido integrarla aportan tiempo y convicción sin marginarse de la actividad productiva en la que invierten su diario acontecer. Su tiempo es valioso, su vocación para el cambio es superior. Esta nueva organización está presidida por Alfredo Bielma Villanueva, como presidente; el diputado Ricardo Ahued, Vice-presidente, Carlos Luna Escudero, Secretario y Zayda Lladó, Tesorera. Participa destacadamente el diputado José Yunes Zorrilla quien se solidariza ampliamente con los fines de la agrupación. En ella participan y aportan luz, fuerza, experiencia y voluntad de cambio: Leticia Tarragó, Dulce María Dauzón, Raquel Torres, Claudia Bandala, los Premios Nacionales de Periodismo José Valencia Sánchez y Edgar Hernández, Felipe Hakim, José Luís Mancilla, David Bouchez, Emilio Cárdenas, Ernesto Aguilar Yarmuch, José Zayden, los hermanos Benjamín y Magno Garcimarrero, Armando Ortiz, Leticia Tarragó, Carlos Soto, Uriel Flores, Humberto Ortiz, Hipólito Cuevas, Gustavo Cadena Mathey, Miguel Macías, León Ruiz Ponce, Ernesto Aguilar, José Morán Niembro, Elías Galicia, entre otros destacados ciudadanos a los que muchos más se sumarán. El primer impulso esta dado y nada hay de subrepticio en ello.

alfredobielmav@hotmail.com
Enero 2011


AQUIMICHÚ

Por Alfredo Bielma Villanueva



En la década de los cuarenta, el ínclito poeta, dramaturgo, historiador y ensayista Salvador Novo escribió en su “Nueva Grandeza Mexicana” un repaso acerca de la vida en la Gran Ciudad del México de su tiempo, allí describe uso y vida de edificios históricos, paseos dominicales, viejos y nuevos rumbos citadinos que representaban una época que estaba a punto de retirarse marcando a su vez el inicio de otra. En esa obra se narran aconteceres que como suele ocurrir asombraban a la gente de su tiempo, escribe: “¡Si antes no se ofrecían tantas cosas o no se buscaban en la prensa! Realmente hay poco pundonor en párrafos como éste: (señora atractiva con capital solicita relaciones con joven fuerte y sin capital. Entrega inmediata. Altisadora) O bien: (Modelo masculino buenas formas, envía retrato a quien desee ocuparlo. Fedro de Rubempre). Y más abajo: (Adorada: te espero donde ya sabes. Lleva un pañuelo. Tu mocoso).” Son estampas de aquellos tiempos que para nada se diferencian de las que se publican en algunos Diarios de la actualidad en las que promueven servicios de “Masajes”. Tal parece que en lo que al hombre concierne nada nuevo hay bajo el sol.

De semejante manera, las rutinas políticas poco han cambiado, o solo reverdecen según los actores y público que los acompañan en la presentación de su desempeño. Aquellos tiempos, en la medianía de edad del Siglo XX mexicano fue la época dorada de La Carpa, allí donde brillaban “El Panzón” y el otro gran clásico, permanente visitador de los cubiles policíacos, el inolvidable “Palillo”, un redomado crítico de la clase política de su tiempo, a la que en sus argumentaciones públicas hacía escarnio y sacaba sus trapitos al sol aún a sabiendas que la consecuencia se traducía en visitas, a veces breves, otras tardadas a las inhóspitas celdas. Pero bien le valía a ese espíritu indómito utilizar su especial talento para la oratoria acomodada a la crítica social porque hacía conciencia (o al menos con su sátira vengaba las drásticas diferencias sociales), y a su vez proveía el honesto sustento de su casa. Durante algún tiempo ese teatro representó la voz de la inconformidad pública ante una clase política insensible y egoísta, cuya única preocupación se centraba en escalar posiciones burocráticas o políticas rentables a sus bolsillos. Lo dicho, nada nuevo bajo el sol.

De allá para acá ha llovido mucho y de todo, pero tal parece que, a parte del vertiginoso cambio del entorno urbano y del cambio climático, en lo que se refiere a la conducta de los políticos y a la sociedad misma nada o poco ha cambiado, todo permanece casi igual.

Para confirmar el aserto bien podemos acudir a las clásicas mentiras o medias verdades expresadas por los políticos de antes y de ahora, a los que acomete el síndrome del aquimichú cuando dan marcha atrás en decisiones públicamente anunciadas. Acá en la aldea ya lo experimentamos pues, presionado por las onerosas obligaciones que significan los pasivos heredados, el gobierno estatal ha tenido que dar marcha atrás en la aplicación del subsidio al pago de la tenencia vehicular, cuando Querétaro en 2010 y Chihuahua en este año ya han suspendido ese cobro. Lo comprobamos también al escuchar de la flamante alcaldesa xalapeña que habría borrón y cuenta nueva para los deudores por consumo del agua, solo para más tarde dar un paso atrás.

De 1983 data la trascendental reforma al Artículo 115 constitucional en la que se estableció que, entre otros servicios, los de Tránsito y Vialidad serían del resorte municipal. Por razones de incompetencia administrativa algunos ayuntamientos fueron omisos, otros de inmediato asumieron la función como propia. Pero ahora, en sentido contrario, Boca del Río y Veracruz han cedido esa responsabilidad al gobierno del Estado. Ninguna razón parecería válida para esa marcha atrás-tal si fuera una papa caliente- como no fuera desprenderse de una función que en México concita múltiples llamados a la corrupción y, aparte, para quedar bien sin importar que se trate de una responsabilidad de ordenamiento constitucional. La reversa debe suponer un reconocimiento a la propia incompetencia, adosada a una actitud de mansedumbre obsequiosa, porque ¿el traslado acabará con la corrupción? Obviamente no, pues esta ha existido en esa área con variados matices aún bajo la férula del gobierno estatal.

Si el juego sigue siendo el engaño y la simulación, entonces estamos estancados en las perversas conductas del pasado más inmediato y nada ha cambiado. Es lo más cercano a lo que el ex presidente López Portillo alguna vez dijera acerca del riesgo de convertirnos en un país de cínicos. Desafortunadamente, pareciera que el riesgo se ha convertido en una alarmante realidad.

alfredobielmav@hotmail.com
Enero 2011


CONDUCTAS Y ACTITUDES

Por Alfredo Bielma Villanueva



Resulta más que interesante la forma en cómo responde la mente y modera la conducta del hombre a los asuntos de su entorno; es materia de la psicología el estudio del comportamiento del hombre, ya sea como individuo o bien como componente del ente colectivo o formando masas, pero cualquier diletante en la materia puede observar la plasticidad de su comportamiento respecto de las circunstancias.

De que la conducta del hombre colectivo es diferente al del individuo lo clarifican sus comportamientos en una y otra tesitura. Para ejemplificar el dato pudiéramos tomar como caso la ceremonia de toma de posesión de Javier Duarte de Ochoa como gobernador del Estado de Veracruz, un evento en el que estuvo presente buena parte de la nomenklatura priísta, una élite acostumbrada a asistir a este tipo de eventos.

Si en petit comité hubieran escuchado al gobernador entrante afirmar, por ejemplo, que reconstruiría al Estado en el término de un año, indiscutiblemente que más de uno levantaría las cejas y cuestionaría la afirmación, no por dudar de la intención de quien así lo expresara sino por la variedad de condiciones que se requieren para cumplir la oferta, entre otras la disponibilidad de miles de millones de pesos que en principio no se tienen y su consecución depende de otras instancias. Sin embargo, el aserto despertó vivos aplausos en el conjunto de los allí presentes pues más valía seguir la corriente que parecer omisos. Finalmente a ellos no les corresponde autentificar los hechos, pues toca a los veracruzanos constatar si se ejecuta o no lo ofrecido, o si finalmente ocurre como aconteció recientemente, que se echará la culpa a la federación por todo lo que no se pueda hacer.

Con harta frecuencia hemos insistido que existe una marcada distancia entre el discurso oficial y la realidad, sobre todo durante los seis años del gobierno encabezado por Fidel Herrera Beltrán, en el cual quizás lo único cierto fue el padecimiento cromático porque nunca como entonces la utopía fue una auténtica realidad. Y no que se confunda utopía con la mentira sino que, mientras lo primero no existe sino en la idealidad, lo segundo fue una premisa de primer orden en el silogismo político del fidelato.

Pero ahora tenemos un nuevo gobierno al que se le debe conceder el tiempo y la oportunidad para conocer sus verdaderos alcances.

Por lo pronto, aunque no se nos informe con la debida transparencia acerca de la realidad de las finanzas públicas veracruzanas, la obviedad es manifiesta: no hay dinero y se debe mucho, ello obliga a contraer nuevos empréstitos que harán aún más pesada la deuda pública y a crear nuevos impuestos, el reemplazamiento es uno de ellos (lo del “chips” es una vacilada). Si hubiera auténtica transparencia no se acudiría a subterfugios para enterarnos bien a bien de lo que ocurre, como sobre la recula en el subsidio del impuesto a la tenencia vehicular; porque informar que ahora “solo” pagarán los tenedores de “vehículos de lujo”, o sea “uno de cada diez” según se afirma, es un galimatías inaceptable al que contradice el bajo umbral que establecieron para la exención de ese impuesto que, por cierto, como dato cultural afecta a un gran número de comunicadores cuyos vehículos alcanzan precios que rebasan con mucho el mínimo para la dispensa del pago.

Pero regresando al tema de las conductas y actitudes del hombre, una es por ejemplo la actitud de un individuo agradecido y otra muy diferente la que debiera ser de aquel que por su encargo lleva la responsabilidad de conducir el destino de millones de personas. ¿Hasta dónde puede un hombre en esas circunstancias soportar el peso de la responsabilidad sin parecer ingrato? Porque está visto que los sinsabores de las deudas no acaban y a estas alturas ya debe estar listo el diagnóstico acerca de a cuánto ascienden los pasivos de cada una de las Secretarías. De todo eso, los gobernados ¿conoceremos la realidad informada desde el gobierno? El tiempo lo dirá.

Pero no seamos optimistas. Y no precisamente por pecar de pesimistas sino porque nuestra cultura política no da para tanto. ¿Cómo esperarlo de una cultura en la que se venera a Fouché, tomándolo como paradigma del político exitoso, cuando no fue sino un logrero que en base a deslealtades y traiciones pudo mantenerse en los cargos públicos que desempeñó? ¿Acaso Maquiavelo es el político que la tradición nos pinta y substancia como el remedo de un malévolo esgrimista en el arte de engañar? No, ni Fouché es el político digno de admirarse, ni Maquiavelo merece los adjetivos que le endilgamos cuando hablamos de la perversidad en política. Solo que en México hemos torcido los valores éticos que recubren la actividad política y acudimos a Fouché y a Maquiavelo para descargar culpas y justificar actitudes.

Tampoco podemos pecar de optimistas cuando advertimos que al corrupto se le tiene por “exitoso”, tan solo por ostentar casas, autos y vestimenta cara, provenientes de dudosas aunque bien conocidas trapacerías en el servicio público y la sociedad asiste a ello sin señalamiento y castigo social alguno que escarmiente al infractor.

Adecentar la política consiste en reorientar las conductas y comportamientos de los actores políticos. He allí la preocupación porque en Veracruz la nueva clase política-la priísta en particular porque ostenta el poder- retome paradigmas nuevos, al menos diferentes a los que hasta ahora ha tenido o, ¿usted considera que quienes han conducido la cosa pública veracruzana en base a mentiras merecen la ratificación de la confianza que alguna vez se les confirió? Si es “no” significará que hemos aprendido de nuestros errores; si es “sí”, como dicen en el anchuroso, magnífico y violento llano sotaventino: “que Dios nos coja confesados”. Feliz Año.

alfredobielmav@hotmail.com
Enero 2011





EL QUE VIENE

Por Alfredo Bielma Villanueva



A penas llegando al umbral de la segunda década del siglo XXI los mexicanos todos seremos objeto de un fenómeno marcado por nuestra idiosincrasia al dimensionar todas sus metas en ciclos sexenales, y porque en ese término elige al supuesto componedor de los entuertos: el presidente de la república. Ese es un síndrome del que poco a poco nos hemos estado aliviando a partir de la alternancia política del año 2000, cuando el candidato del Partido Acción Nacional despertó en el pueblo mexicano las esperanzas del cambio que acarrearía consigo efectivos beneficios para toda la población.

El año 2000 marcó un hito histórico en México porque el Sistema Político se estremeció al perder el Partido Revolucionario Institucional la presidencia de la república, que conservaba en su poder desde su fundación en 1946 cuando prolongaba una hegemonía iniciada en 1929 por su ancestral político el Partido Nacional Revolucionario y por su inmediato antecesor nacido en 1938, el Partido de la Revolución Mexicana.

Si en 2000 ganó el PAN como producto de un esfuerzo partidista al fin recompensado, o si el triunfo se debió a las características de su dicharachero candidato; si perdió el PRI porque al presidente Zedillo le pudo más la presión estadounidense para “democratizar” al país y en correspondencia al “rescate” financiero después de los “errores de diciembre”; si fue el hartazgo del pueblo mexicano contra las cíclicas crisis económicas o bien una combinación de todo lo anteriormente expuesto es cuestión que históricamente se ha ido dilucidando y que su proyección en el tiempo clarificará por completo.

Lo cierto, lo más inmediato es que en enero, después de la breve tregua navideña, se marcará la pauta en que se intensificarán las precampañas partidistas en pos del triunfo electoral en 2012. Ahora, al igual que hace seis años parece que el PRI va en caballo de hacienda hacia Los Pinos y que por su parte el PAN se apresta a ratificar su permanencia en la casa presidencial. Mientras tanto, la pulverizada izquierda, a diferencia del 2005-2006, en esta ocasión no tiene un candidato fuerte único, y se avizora una feroz lucha interna entre quienes pretenden la candidatura; es un fuego avivado por la insistencia de Andrés Manuel López Obrador para repetir su postulación en un entorno que no le favorece, sobre todo en amplios sectores de la clase media mexicana, si bien mantiene simpatías entre quienes poco o nada tienen que perder, que en México son mayoría, pero cuya conducta electoral se caracteriza por su acentuada maleabilidad pues es muy susceptible de ser alterada.

Durante los años de la presidencia de Calderón se ha difundido por sus adversarios la especie de que no tiene los tamaños para conducir al país a buen puerto. Lo cierto es que Felipe Calderón no es Vicente Fox, quien privilegió su imagen personal a las responsabilidades de su encargo y de esa manera cubrió eventualmente su ineptitud como gobernante y su mediocridad como político, los resultados de su gobierno justifican con creces esta apreciación. Con todo, o a pesar de Fox, el PAN retuvo para sí la presidencia de la república en 2006, porque Felipe Calderón fraguó su candidatura desde el fondo de la militancia partidista y obtuvo la postulación aún contra la voluntad del presidente de la república. No cualquiera logra esa proeza.

Porque López Obrador cometió errores infantiles creyéndose el mesías mexicano; porque el candidato del PRI a la presidencia navegaba en medio de profundas divisiones partidistas o porque Calderón supo manejar bien el rumbo de su candidatura, el resultado fue la ratificación panista en la presidencia de la república en 2006. Con el PRI como el fiel de la balanza haciendo quórum en el Congreso de la Unión Calderón pudo tomar posesión de la presidencia y, a cambio, ahora se apresta para en esta ocasión darle el zarpazo al PRI quizás con la posible alianza de la más pragmática de las izquierdas. ¿Regresará el PRI a la presidencia o nuevamente será derrotado?

Las apariencias reflejan que el PRI está bien posicionado, con un precandidato al que se ha venido prefigurando como tal con varios años de anticipación. El gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto lleva buen camino andado y si hoy fueran las elecciones sus probabilidades de triunfo serían elevadas. Pero faltan algunos meses para la definición de la candidatura priísta, una que debe ser fuerte, monolítica, indiscutida. Pero ¿y si por alguna razón Peña Nieto no llegara a la candidatura priísta?

Ni duda cabe, lo que ahora para el PRI asemeja a su fortaleza es al mismo tiempo su talón de Aquiles; porque en caso de que por las razones que fueren Peña Nieto no compitiera ¿qué otra figura del priísmo ortodoxo encabezaría a su partido con posibilidades de triunfo? Está visto que con el ánimo de guardar la unidad monolítica y no repetir el desaguisado del 2006 con el famoso TUCOM ni sacar trapos al sol como aquellos de Montiel, ningún otro priísta ha querido asomar la cabeza, que no sea como de manera muy circunstancial lo ha hecho Manlio Fabio Beltrones. ¿Podría este último competir con solvencia? O, ¿acaso Beatriz Paredes? Ya no hay mucho tiempo, por ello, por lo que se juega, se antoja difícil que no se tenga previsto un Plan B en el PRI o entre los poderes fácticos que auspician la candidatura del gobernador mexiquense.

Está claro que en política las circunstancias juegan un papel elevadamente protagónico; es obvio que las circunstancias operan para todos y que son producto de la actividad de los factores políticos y económicos, por lo que habrá de estar pendiente de todo, desde lo que insinuó Felipe Calderón cuando habló de una candidatura ciudadana, hasta la posibilidad de una alianza entre los extremos de la gama ideológica para enfrentar al PRI.

Porque en política las circunstancias son producto de la actividad del hombre, los aspirantes intensificarán su dinamismo para acomodarlas a su conveniencia. Acá en la aldea veracruzana quienes aspiran al senado de la república ya velan sus respectivos proyectos. Allí estarán el diputado José Yunes Zorrilla, Héctor Yunes Landa, Juan Nicolás Callejas, Fidel Herrera Beltrán, Marcelo Montiel, Reynaldo Escobar, entre los más destacados por el PRI. En el PAN: Miguel Ángel Yunes Linares y Yulen Rementería. Por el PRD: Miguel Moreno Brizuela, y por Convergencia: el que inventen. De esta pléyade saldrán los senadores veracruzanos que volverán a encontrase en 2016 aspirando al gobierno del Estado. Todo es sexenal ¿o no?

alfredobielmav@hotmail.com
Enero 2011