ZOOPOLÍTICA

Por Alfredo Bielma Villanueva





Como se dan las cosas en la política a estas alturas ya no se sabe hasta que grado la conducta de los animales “irracionales” es distinta de la del hombre. Aunque también es para pensar del porqué cada vez con mayor frecuencia nos inclinamos a coincidir con la conducta de los animales. De cualquier manera, no se escapan los nobles “brutos” de las recurrentes comparaciones a las que apela el hombre cuando quiere ofender a sus congéneres. En ese orden, para la campaña de proselitismo político que viene, en Veracruz ya se ha hecho referencia a, por lo menos, tres ejemplares de la especie animal: el perro, el caballo y el delfín; reconocidos por cierto como los más nobles de su especie por el alto grado de lealtad, inteligencia y mansedumbre. En todo ello, por su noble disposición parecen superar con creces la condición de buena parte del género humano, más aún cuando éste emplea sus esfuerzos en tareas políticas. Bueno, hasta el maleable y versátil Camaleón es utilizado como el espejo en el que fielmente se refleja el político.


No hace muchos días, el ya virtual candidato priísta al gobierno del Estado, Javier Duarte, declaró que ya había nerviosismo por su participación “que si es delfín, que si no es delfín. También te quiero decir una cosa: en el zoológico prefiero ser delfín que perro, y menos que caballo loco”. Que cada cual de los destinatarios asuma su respectivo apodo, porque de parte de la ciudadanía se espera, quizás ilusamente, una contienda de ideas, que traduzca fielmente el sentir y el pensar de quienes aspiran al cargo de primer mandatario en el Estado y proyecten desempeñarlo con dignidad y respeto a la población que ahora pretenderán convencer. Que utilicen argumentos para despejar las muchas dudas y cuestionamientos que tiene la ciudadanía; tal vez no sea mucho pedir, pero es lo mínimo que merecemos.


Por lo pronto, ya se vislumbran precandidatos: por el PAN a Miguel Ángel Yunes Linares; por el centro de la izquierda a Dante Delgado y más al centro Javier Duarte. Cada cual con su respectivo estilo, con su manera de ser que indudablemente se refleja en la conducta política. Por un lado Miguel Ángel Yunes, directo, frontal. Por otro, Dante Delgado, tratando de sacar raja del radical enfrentamiento entre sus adversarios, adoptando posturas del viejo régimen, con rodeos, por las ramas y Javier Duarte, de quién se espera conocer su estilo, suyo, de él.


Dante, por caso, en reciente entrevista criticó a los diputados federales por haber aprobado el incremento de impuestos para el 2010 y asumió que por la bursatilización el impuesto a la tenencia vehicular tendrá que permanecer 30 años más, por lo menos. Pero se abstuvo de decir nombres, sólo lo insinuó al sugerir que buscaran en la Internet a los diputados que votaron por más impuestos, contraviniendo con ello lo que en campaña habían ofrecido. Para quienes en esto andamos no cabe la menor duda de que se refería a Duarte, pero para la gran masa ciudadana no deja de ser una ambigüedad más, característica del añejo lenguaje de los políticos.


Miguel Ángel Yunes, más frontal, ha dicho entre otros develamientos que desde el proceso para conseguir la bursatilización ésta le costó a Veracruz más que a Oaxaca, que a Nayarit y al Distrito Federal. Ha aludido sin tapujos a Duarte a quien calificó como el Delfín, no precisamente referido al inteligente animal marino, sino al procedimiento que la nobleza europea del siglo XVI invocaba, en base al derecho divino de los reyes, para designar sucesor al trono.


Javier Duarte ha empezado a apuntar su estilo, como al hacer referencia a Caballo Loco y al Perro. Ya será la hora de conocer al verdadero Javier Duarte; el que tendrá que llevar en su agenda respuestas claras a los cuestionamientos que seguramente plantearán sus adversarios.


Con Miguel Ángel Yunes ya en la arena de lo contencioso electoral habrá una verdadera oposición y parece que viene con todo. Si con la postulación de Yunes Linares no cambiaran las cosas en el PRI entonces enfrentará a Javier Duarte, a quien en su partido apuntalan el gobernador y un numeroso grupo de experimentados políticos, agrupados en su torno a petición expresa y gracias a la cooptación de que han sido objeto. Tiene que ser de esta manera porque, a parte del rico capital político de José Yunes y la necesaria suma de Héctor Yunes y su convocatoria, los de la nueva generación poco podrán aportarle.


Unidad, es el grito casi suplicante al interior del PRI, en donde la lucha interna se asemeja a la que vemos en el reino animal entre perros y gatos. En ese entramado, entre la exaltación y el nerviosismo no faltará quien exclame: ¡OH! y ahora ¿quien podrá salvarnos? Mucho menos quien le conteste: ¡El Chapulín Colorado!


alfredobielmav@hotmail.com
Febrero 2010



GUERRA SUCIA



Por Alfredo Bielma Villanueva




Cada vez son más acentuados los síntomas que demuestran el deterioro que va sufriendo el proceso electoral veracruzano, aún cuando éste no haya iniciado su etapa proselitista. Está tomando un cariz más que preocupante, a juzgar por acontecimientos que reflejan, entre otras particularidades, ciertas actitudes de intolerancia por las que se pretende privarle al ciudadano su elemental derecho a disentir, una característica de toda democracia que se respete como tal. Cualquier tentativa por restringir el derecho a proponer un destino colectivo es, por donde se le quiera ver, un signo de impotencia, de intolerancia y de represión.


Está fuera de toda discusión si los veracruzanos merecemos un proceso electoral democrático y de altura, porque para ello nos hemos blindado con un cordón de leyes e instituciones que rigen ese ramo de la institucionalidad republicana. Pero:


Por ser entidades de carácter público- por lo mismo están en la mira del interés ciudadano- importa lo que ocurre al interior de los partidos políticos; como lo que acontece en el Partido Revolucionario Institucional, por cuanto a que sus procedimientos traslucen que no ha superado sus viciados usos y sus añejas costumbres. Se dice lo anterior porque los códigos de la consigna y del dedazo siguen en la médula de su agenda electoral, la genética impone condiciones. Por si quedara duda sobre el particular, bastaría con asomarse a la señalada parcialidad con la que conduce en Veracruz la elección de su candidato a gobernador; esto se acredita en hechos, como lo sucedido, uno de muchos, en la Ciudad de Córdoba el sábado pasado.


Lo explica Héctor Yunes Landa en misiva al subsecretario de gobierno, Francisco Portilla: “Precisamente este último sábado, 67 policías municipales con armas largas, cascos antimotines y pasamontañas, a bordo de 17 motocicletas y 10 patrullas municipales, así como policías ministeriales que llegaron en una camioneta de la Procuraduría de Justicia del Estado, desalojaron a señoras y jóvenes del municipio del que fuiste un extraordinario Alcalde, de un local rentado y pagado en su totalidad por el solo hecho de que al evento que estaban preparando había sido yo invitado (…) Espero mi querido Francisco que los tomadores de decisiones recuperen entereza y para bien de las familias se logre la tranquilidad deseada en Veracruz”.


Lo peor acontece cuando la cerrazón y el nerviosismo trascienden de la arena política hacia el cuerpo social, en donde asoman preocupantes señales de intolerancia, como se puede observar en la queja de los propietarios del sitio noticioso cronicadelpoder.com., recientemente hakeado y periódicamente bloqueado. De igual manera, en tanto no se resuelva el robo que sufrió un negocio propiedad de la periodista Claudia Guerrero, directora del sitio web periodicoveraz.com, irán en aumento las especulaciones acerca de un posible brote de intransigencia. Esto último, porque en su diaria labor ambos sitios de la web traducen en sus notas informativas una versión no siempre coincidente con la unanimidad y porque, además, sus propietarios pertenecen a la Asociación Veracruzana de Periodistas Democráticos, cuyos integrantes con harta frecuencia no comulgan con lo que se dice y se hace en las esferas del poder.


Paranoia, psicosis o nada parecido, pero estos antecedentes poco contribuyen a la serenidad que debiera predominar en tiempos previos a “una fiesta cívica”, como románticamente se calificaba a los eventos comiciales de antaño. Por inferencia, aumentan las dudas acerca de si desde el poder existe la voluntad y la madurez suficientes para garantizar la seguridad personal y patrimonial de aquellos ciudadanos que no obedezcan a consignas oficialistas.


En México y en cualquiera otra parte del mundo, con sus circunstanciales matices, se producen casos de esta naturaleza; nada para asombrar, pero intimidan al ciudadano, cuyo derecho a manifestarse libremente se ve coartado. Se llega a ese extremo cuando abandonamos el argumento de las ideas para blandir el de la represión. Entonces todo se reduce al callejón de la pendencia y es cuando surge la llamada “guerra sucia”. Ésta última habrá que diferenciarla de “sacar los trapitos al sol”, pues mientras la primera consiste en lanzar improperios sin sustento, lo otro, muy distinto, se encarga de hacer del conocimiento público antecedentes aparentemente testimoniados sobre quienes gobiernan o de quienes contienden por el voto ciudadano para gobernar.


Durante el transcurso de los debates que dieron lugar a las últimas reformas electorales se discutió si era válido ventilar en campañas políticas asuntos relativos a la conducta de la persona que aspira a un cargo de elección popular. Hubo quienes se desgarraron las vestiduras “defendiendo” el argumento que “protege” la integridad moral del candidato y que por esa razón no se debieran exhibir asuntos meramente personales. El argumento contrario se sostuvo en la tesis de que era conveniente airear públicamente la personalidad y la trayectoria del aspirante, para que de esta manera el votante conociera el perfil de quien solicita su confianza. Esto último, sin duda, debiera ser la pauta a seguir, pues así el ciudadano sabrá a que atenerse en el depósito de su voto.


En fin, la guerra sucia que se pronosticaba, al igual que sus equivalentes trapitos al sol, ya están aquí, en buena parte son producto de la injerencia oficial en asuntos que debieran ser exclusivos de la ciudadanía y de los costosos y poco eficientes (acaso tampoco confiables) organismos creados para organizar, regular, vigilar y calificar los procesos electorales. Todo porque la experiencia enseña que existe incompatibilidad entre el protagonismo oficialista en materia electoral y el libre sufragio.


Por otro lado, la única manera para evitar que la sociedad y los ciudadanos quedemos en medio de la refriega es despojándonos de nuestra arraigada actitud contemplativa respecto de los asuntos públicos; que pasemos de ser simples espectadores a activos participantes en la contienda electoral, ya opinando, ya formando parte de la promoción de algún candidato o hasta de un partido. No olvidemos que una democracia se construye desde abajo, con ciudadanos que saben por quien y por qué votan.


La de Julio próximo será una oportunidad más para no dejar que la clase política, la partidocracia y el gobierno se despachen solos. Ya demasiados estropicios han causado para que permanezcamos en la inercia de permitir que unos cuantos decidan por todos.


alfredobielmav@hotmail.com

Febrero 2010






RENUEVOS

Por Alfredo Bielma Villanueva



Para nadie es un secreto que en materia política en México siempre ha existido la irreprimible tentación de conservar el poder, ya por sí, ya a través de interpósita persona. Por esta tendencia de origen cultural se ha especulado que no pocas transiciones sexenales tuvieron origen en ése propósito. Históricamente estuvo en la intención de Carranza por dejar como sucesor al Ing. Bonilla; poco después en la voluntad de Obregón al decidir en 1923 por Calles y no por De la Huerta, y mas tarde, muy manifiestamente cuando Calles designa a Pascual Ortiz Rubio y no a Aarón Sáenz como el candidato a presidente de la república para concluir el sexenio que debía haber iniciado Obregón en 1928. La misma hipótesis se presumió cuando Alemán decidió por Ruiz Cortines, Echeverría por López Portillo y Salinas por Zedillo. Suposiciones que en los hechos tuvieron resultados diametralmente opuestos.


Tal vez por esa larga tradición histórica, en los tiempos que corren se especula sobre las razones que motivan al gobernador veracruzano para impulsar sin cortapisas la candidatura de quien fuera su hombre de confianza en el manejo de las finanzas públicas de su gobierno. Porque para nadie es un secreto que, aún durante los años en los que el experimentado Rafael Murillo estuvo al frente de la Secretaría de Finanzas, quien realmente operó los egresos financieros fue el Lic. Duarte de Ochoa. Esta realidad hace que en la vox populi circule el comentario de que el verdadero interés por hacerlo candidato a sucederlo radica en razones de carácter financiero, obviamente sin demérito de las del orden político; en cuyo caso algo verá el gobernador que los ciudadanos comunes no alcanzamos a avizorar.


Hasta aquí las suposiciones de carácter Administrativo -financiero que pudieran dar luz al porqué se puja por una determinada candidatura al gobierno del Estado.
En base a este antecedente se trasluce la causa eficiente que motiva el propósito para promocionar la candidatura priísta privilegiando las aspiraciones de sólo uno de los pretendientes. Los decibeles de la especulación se incrementan cuando recordamos que el Estado de Veracruz es un apetitoso bocado político-electoral que el gobierno panista de Felipe Calderón quisiera engullirse. Los motivos para ello abundan y son más que evidentes, sobre todo como estrategia para la elección federal del 2012, dejando al frente a un eficaz operador político que suceda a una administración con la cual existe una relación carente de la más mínima compatibilidad.


Pero, por su lado, ¿hasta qué grado el gobernador ha medido la realidad política en la que se mueve? ¿Será, como dicen, que ya perdió el piso y supone que para ganar la elección que viene es suficiente con su imagen de gobernante cercano a la gente? Sin dejar de reconocer su experiencia electoral, para nadie escapa que poco a poco el ambiente se le ha venido descomponiendo al PRI, ya no sólo por la competencia por el gobierno estatal, sino por las enconadas posiciones de los aspirantes a alcaldes. Agréguese además otro factor externo, como el que Ulises Ruiz, el gran operador electoral del PRI en la actualidad, en esta ocasión estará ocupado defendiendo su propia sucesión y requerirá de su ejército de operarios.


Una variable más es que en la candidatura priísta el gobernador no es el único que decide, pues en ese proceso participan otras voluntades, entre ellas la nomenklatura priísta, que por cierto no se refiere exclusivamente a la dirigencia nacional visible. A estas alturas todo tipo de elección está en función del futuro electoral del PRI, y quienes lo dirigen a nivel nacional seguramente no repararán en regatearle al gran elector estatal, del Estado de que se trate, cuando su propuesta no reúna las características necesarias para ganar.


No se requiere de mucha experiencia en lides políticas electorales para deducir que el perfil del candidato priísta para Veracruz requiere de algo más que del apoyo- sin duda necesario- del gobernador en turno. A la anuencia del gobernador, debe sumarse la experiencia personal, la madurez política, la cercanía y aceptación de los factores regionales y municipales de poder, condiciones que por sí debe reunir todo aspirante al gobierno del Estado. Bien por quien o quienes las sustenten, porque enfrentará a una oposición que indudablemente presentará candidatos con probada aptitud para estos menesteres. Sería harto infantil sugerir que un gobernador del perfil de quien gobierna Veracruz no estuviera enterado de ésa más que obvia contingencia. La encrucijada es un verdadero interrogante que en algunas semanas más será dilucidado. ¿Para qué adivinar lo que el tiempo y las circunstancias dictarán?


alfredobielmav@hotmail.com


Febrero 2010







LA ALDEA: DEL DICHO AL HECHO

Por Alfredo Bielma Villanueva


Si “veinte años no es nada”, tal y como canta el Tango, seis años lo son menos, sobre todo cuando se lleva a cuestas una responsabilidad de carácter público y se está obligado a gobernar bien, al menos en lo que da la capacidad para hacerlo. La reflexión viene a cuento porque los veracruzanos ya estamos nuevamente en la etapa de elegir, como hace seis años, 2004, a un nuevo gobernador. De si el que se va cumplió a cabalidad con su deber lo dictaminarán los hechos; la fría realidad acompañada con la tersa e impasible dicción de los números.


Para quienes nos interesamos en el acontecer político de Veracruz queda la ocupación de analizar lo más sosegadamente posible si Fidel Herrera Beltrán fue un gobernador de hechos o si se perdió en la vacua vorágine del lirismo ensordecedor. Atemperar el juicio con el respaldo de los hechos es la mejor forma de serenar el análisis. Habrá de hacerse, tiene que hacerse si en verdad queremos un cambio en la actitud y la conducta de la clase política. Por lo pronto, para ir acomodando el criterio y saber donde estamos parados, bien sirve un muy breve recuento, por razones de espacio incompleto, de acontecimientos y dichos de hace seis años.


El 5 de febrero de 2004, Fidel Herrera reconocía la labor del gobernador Alemán: “mientras la nación marcha a la banca rota, cierra plazas de ocupación en el sector de la maquiladora, el campo empobrece. En Veracruz hay aliento, inversiones en el sector de petroquímica, generación de la energía eléctrica…Veracruz avanza.”.


El 5 de octubre de 2004, el gobernador Alemán convocó a una rueda de prensa en la “Casa Veracruz”, el tema principal fue el crédito que por 3,500 millones de pesos iba a contratar su gobierno con la banca comercial. Antes de iniciar la conferencia de prensa Miguel Alemán informó que entregaría un Veracruz de primer mundo…”

En noviembre de 2004, el gobernador electo, Fidel Herrera Beltrán, se comprometió con los alumnos del Instituto de Estudios Superiores Valladolid, de Xalapa, a duplicar el Producto Interno Bruto en el Estado durante el primer bienio de su gobierno, a través del crecimiento industrial en Veracruz. .” (DX. 10 de noviembre-04).


Según el imponderable dicho de los políticos el gobernador electo no tenía que preocuparse por el analfabetismo, pues la señora María del Carmen Pinete Vargas, directora del IVEA en tiempos de Alemán, se ufanaba de que en Veracruz era cada vez más difícil encontrar una persona analfabeta (sic).


Todo iba bien, según el propio gobernador entrante, porque Miguel Alemán “encontró una crisis generalizada en la industria azucarera, en la cafeticultura y la ganadería pero ahora hay un Veracruz que tiene infraestructura legal y material, hay obra realizada en educación, salud, comunicación y vivienda”.


Después, casi el paraíso, ya en 2005: “porque los contribuyentes están pagando sus impuestos, quizá como pocas veces se había hecho en alguna parte del país.”(resic). Había pequeños detalles, claro, como el demérito del Proyecto Fénix devenido en triste “Gavilán”, pero aún así habría más petroquímica en el sur del Estado, según dijo Fidel. Por cierto, por él nos enteramos que el Gavilán es un ave que habita en el sur de Veracruz y que en inglés se le conoce como sparrow hawk. “Es decir, que el mítico fénix se transforma en un real y vivo Gavilán Veracruzano”. Lo que nos recuerda a don Daniel Cossio Villegas cuando escribía: “No sólo se tiene la impresión de que hablar es para Echeverría una verdadera necesidad fisiológica, sino de que está convencido de que dice cada vez cosas nuevas, en realidad verdaderas revelaciones”.


Lamentablemente aún no podemos volar directo de Veracruz a Madrid, porque no se concretaron los detalles difundidos por aquel boletín del 22 de septiembre de 2005 que comunicaba el fin de la gira del Gobernador Herrera Beltrán por España en donde conversó con directivos de la línea aérea “Air Madrid”, para un posible vuelo directo entre la capital española con Veracruz que ya se publicitaba como un gran logro de aquel lejano periplo.


Del boulevard norte, de 17 kilómetros de la Central de Abastos a Banderilla que tanta tinta gastó ni sus luces. Aún no se olvida que la señora De la Miyar anunció que antes del 15 de noviembre del 2005, día del primer informe, el gobernador estaría dando el banderazo de inicio de la construcción del bulevar del norte de Xalapa “La Sedere ya contrató a la compañía y se llevan 8 kilómetros ya, está a seis carriles, a 650 millones de pesos, pero puede hacerse a cuatro y reducir el costo”, dijo. (Imagen- 25-VII-05).


Como para que no cundiera el pánico, el gobernador Herrera Beltrán declaraba: “Veracruz es más fuerte que los 6,500 millones de pesos de su deuda”. Respaldaba el dicho en la confianza del contribuyente en su gobierno “tenemos una recaudación superior a lo presupuestado… ¿en qué parte del mundo te dice el contribuyente quiero pagar mis impuestos? Este es el factor confianza. El ciudadano sabe que su dinero está siendo aplicado escrupulosamente, que hay transparencia, que hay honradez. Ese es un valor que hay que cuidar todos los días” (14-XI- 2005).


Pero la testaruda realidad decía que los ingresos para ese ejercicio fiscal fueron de $ 43 mil 800 millones de pesos, mientras que en el ejercicio previo habían sido de 44 mil 500 millones de pesos, lo que indicaba una disminución de la recaudación estatal. De aquel gran total, se recibió de la federación el 94.6%; el complemento 5.4% fue del Estado, o sea 2,380 millones de pesos, incluidos los 947 millones del impuesto del 2% a la nomina. Respecto de los egresos, se informó que el gasto de capital fue menor al año en 627 millones de pesos.


En descargo habrá que reconocer que aquel 2005 fue un año difícil para el gobernador Herrera Beltrán, porque enfrentó a una oposición beligerante que le discutió espacios políticos y administrativos. Aunado a esta circunstancia, 2005 fue un año de aprendizaje, pues nunca serán lo mismo los pasillos del cabildeo legislativo que la maraña administrativa y no hay escuelas para gobernador.


Entonces, si en el primer año poco se hizo, habría que analizar los dos restantes del primer trienio para comprobar si efectivamente en tres años se realizó lo de seis. Verificación que no resulta imposible porque el tiempo ya transcurrió y el campo de investigación allí está, a la vera del camino y cualquier curiosidad sociológica lo resuelve. ¿No cree usted?


alfredobielmav@hotmail.com
Enero 2010