EL PRI

Por Alfredo Bielma Villanueva


El jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard acaba de expresar lo que ya es un lugar común entre los políticos que aspiran a un encargo más elevado del que ostentan: “Lo he dicho y para eso me he estado preparando muchos años…” para referirse a su aspiración de lograr la candidatura de su partido-o alianza- para competir por la presidencia de la república. Tan es un lugar común que semejante argumento lo escuchamos un sinnúmero de veces en Veracruz proveniente de quien estuvo al frente del gobierno veracruzano en el pasado reciente, aquel que presumía de haberse preparado por más de treinta años para ser gobernador, hombre de inteligencia más que despierta pero que, en los hechos, desafortunadamente para los veracruzanos demostró lo deficiente de su preparación para el arte de gobernar. La conjetura no es artera porque no hay calificación más desaprobatoria que los resultados, tan a la vista de la opinión pública en grado superlativo que ni los antiguos panegiristas cómplices en la unanimidad podrían argumentar en contrario.

En cambio: “ A lo largo de mi carrera política nunca me propuse llegar a la Presidencia de la República, preferí trazarme objetivos inmediatos que pudiera alcanzar con cierta seguridad; desempeñar lo mejor posible cada una de las nuevas tareas que se me asignaran fue mi norma de acción y ojala haya procedido congruentemente. En mi caso, fijarme una meta tan específica habría sido un obstáculo antes que un aliciente”. Así registra en sus Remembranzas el Lic. Miguel Alemán Valdés, ex senador, ex gobernador de Veracruz y ex presidente de la República. Visiones y resultados diferentes, al igual que su ubicación en la historia, ese gran depósito de casos utilizados como paradigmas a seguir y también de malos ejemplos que por ser nocivos deben ser desechados.

Dejémoslo como dato cultural, y vayamos al meollo del tema de actualidad: el Partido Revolucionario Institucional, que ha acumulado un aniversario más en su ya larga existencia (65 años) como institución política que marcó toda una época en la historia de nuestro país y que pareciera exclamar emulando a Don Teofilito: “la marqué, la marco y la seguiré marcando”.

No es oficiosa la cita referente al Licenciado Miguel Alemán Valdés puesto que en la encrucijada histórica tiene mucho que ver con el PRI, nada menos porque fue el primer presidente emanado de sus filas y porque la primera acción de este Partido consistió en postularlo a la Presidencia de la República el 19 de enero de 1946; el día anterior, 18 de enero, la Convención había decidido el cambio de denominación de Partido de la Revolución Mexicana a Partido Revolucionario Institucional.

Fue aquel un periodo de cambios derivados de múltiples causas, entre ellas la Segunda Guerra Mundial que impactaron en la economía y en la política; tiempos en que se advertía el relevo generacional y que los futuros gobernantes provendrían de las aulas universitarias y no del campo de batalla. El bouquet de Lavanda sustituiría al olor a pólvora; sería el gobierno de Alemán un “gobierno de abogados”.

Son muchos los factores a los que atribuir la larga permanencia del PRI en el Poder, desde el momento de su creación hasta el año 2000, pero evidentemente uno de ellos habría que ubicarlo en la normatividad jurídica que enmarcó los procesos electorales durante el prolongado lapso. Por lo menos, existe una coincidencia entre la fundación priísta y la entrada en vigor de una nueva Ley Electoral en 1946. Por este ordenamiento, la preparación, vigilancia y desarrollo de los procesos electorales quedarían a cargo del gobierno federal a través de la Comisión Federal de Vigilancia, presidida por el Secretario de Gobernación e integrada, además, por un representante del Poder Ejecutivo, dos del Legislativo-un diputado y un senador-, más dos representantes de los partidos políticos. No se requiere de mucho esfuerzo deductivo para concluir quién tenía el control de las ganancias y repartía las canicas del juego.

En las elecciones del 7 de julio de 1946 el Partido Revolucionario Institucional obtuvo su primera gran victoria; su candidato, Miguel Alemán Valdés (a quien el PRM ya en agonía hizo su candidato en 1945 y en su Convención de los días 18 y 19 de enero de 1946 lo ratificó pero ya convertido en PRI), derrotó en las urnas a Ezequiel Padilla Peñaloza que fuera el abanderado del Partido Demócrata, al que se sumaron los militantes del PAN, que no presentó candidato porque a quien se la ofrecieron, el ideólogo del carrancismo Don Luís Cabrera no aceptó la postulación. Por cierto, para quien imagine que el transfuguismo político es un fenómeno de reciente formación en México habría que recordarle que Padilla Peñaloza militó en el Partido Nacional Revolucionario y en el Partido de la Revolución Mexicana, además de haberse desempeñado como Secretario de Relaciones Exteriores en el gabinete del presidente Ávila Camacho, cuyo voto se inclinó por Alemán, su Secretario de Gobernación.

Es añejo también el procedimiento de diseñar los Programas de Gobierno tomando como base la consulta popular. Con ese propósito, en la campaña de Alemán Valdés se inauguró en el PRI la celebración de “conferencias de mesa redonda” para conocer los problemas de cada región del país. En esta lógica se celebraron 21 “Mesas Redondas”, con diferentes temas en varias ciudades de la república, mexicana seleccionadas en base a su principal actividad económica: en Puebla, sobre industria textil, en Acapulco sobre turismo, en León, Guanajuato, sobre la industria del calzado, en Monterrey, sobre siderurgia, en Veracruz, sobre marina mercante, etc.

En el acta de nacimiento del PRI se reconocieron los principios de la Revolución Mexicana, el apoyo al Municipio como institución política cercana a la gente; que la mujer gozara de los mismos derechos políticos que el hombre (por cierto, Zaida Lladó ha hecho un acucioso y extraordinario estudio sobre la participación femenina en política de partido); se reconocía como obligatoria la intervención del Estado en la economía guardando el interés de las mayorías y de la nación. Para escoger a su candidato a la presidencia el Comité Central Ejecutivo convocaría con nueve meses de anticipación a la fecha de las elecciones constitucionales a una Asamblea Nacional de delegados en la que una o más delegaciones estatales propondrían candidatos, etc.

Esa fue la base estatutaria e ideológica con la que nació el Partido Revolucionario Institucional, que se mantuvo en la presidencia de la República desde su creación hasta el año 2000 en el que fue derrotado en un proceso electoral y político con antecedentes en los comicios de 1988, los que abrieron la puerta a una intensa participación ciudadana para hacer posible la creación del IFE y un nuevo marco normativo electoral que le arrebató al gobierno la organización y el control de los procesos comiciales.

Muy probablemente, en el veredicto de la historia, el Partido Revolucionario Institucional deberá ser considerado como una de las instituciones políticas más significativas del México moderno, sin cuyo concurso no sería posible explicar la historia del siglo XX mexicano.

(Para mayor abundamiento sobre este apasionante tema, el próximo 3 de marzo, a las 18.30 horas, en el Colegio de Veracruz presentaré mi Libro intitulado “El Fin de una Era”, evento al que está usted cordialmente invitado).

alfredobielmav@hotmail.com

Febrero 2011









LA DEMOCRACIA, EL VOTO Y EL ERARIO

Por Alfredo Bielma Villanueva



Que bien que el gobernador Duarte de Ochoa se haya reunido con los alcaldes de diferente filiación partidista, sin duda de esa manera asume su tarea de gobernar para todos los veracruzanos. Su discurso en las diferentes reuniones ha perfilado el reconocimiento a la pluralidad, sin menoscabo de la meta fundamental que es la procuración del beneficio colectivo.

En cada una de esas juntas de trabajo con los recién estrenados alcaldes escuchó diversos planteamientos, principalmente quejas acerca de la forma en cómo recibieron sus respectivas oficinas. Pero fue en la reunión con los alcaldes afiliados a su partido, el PRI, en que abrió la Caja de Pandora saliendo a relucir los problemas que el común de los veracruzanos conocemos: la penuria económica que heredaron, acompañada por un sinnúmero de desaseados procedimientos que, como ya se apuntó en anteriores colaboraciones, no son sino el vivo reflejo de lo que aconteció en similares espacios de la maquinaria pública estatal, porque la suerte de lo principal la corre lo accesorio. En este sentido, bien valdría que el procedimiento aplicado a algunos ex alcaldes de municipios pequeños se extendiera hacia aquellos ex ediles de municipios de mayor monto presupuestal y, ya entrado en gastos, se procediera similarmente contra quienes en el nivel de la administración estatal retozaron a gusto en el juego de pegarle al cajón con la uña y a la comisión y el porcentaje con la ominosa desvergüenza.

En la reunión con los ediles priístas, como las cuentas del rosario cuando se desprenden, el gobernador escuchó una letanía de quejas y peticiones. Por ejemplo, el alcalde de Paso de Ovejas dijo que no tenían recursos para iniciar la reconstrucción de lo dañado por la gran avenida de agua que destruyó buena parte de la infraestructura del lugar y que están en las mismas condiciones en que los dejó el meteoro pues nada han podido reconstruir; su planta de tratamiento la destruyó el río y las descargas de aguas negras van directamente al mismo. El alcalde de Tuxpan expuso el grave daño patrimonial causado al erario de su municipio por 24.5 millones de pesos en la cuenta pública 2009, provocado por la administración que le antecede: “Hubo un manejo inadecuado de los recursos y el Órgano de Fiscalización Superior y la Comisión de Vigilancia del Congreso no aprobó la cuenta pública de la anterior administración, nosotros también queremos desde Tuxpan que se aplique la Ley sin distingo de partido y que se vaya para adelante”, expresó. Otros acaldes solicitan adelanto de sus participaciones, autorización para vender activos y desincorporar maquinaria. etc., son el común denominador que generó el estropicio heredado.

Entre ese gran rosario de problemas, la alcaldesa de Tlapacoyan hizo un señalamiento que bien pinta como están las cosas; ella habló de “una gran muralla que impide la coordinación expedita y relación con su gobierno ya que las dependencias bajo su mando nos desconocen, discriminan y ponen mil pretextos…”. También hizo del conocimiento que se presume que el gobierno federal allega de manera expedita recursos y apoyos a los ayuntamientos de su nomenclatura, o sea, del PAN. A esto, el gobernador respondió en el sentido de que desconocía la exactitud de esa versión pero que de ser cierto “¡yo les aseguro que ustedes van a recibir el doble de apoyo por parte del gobierno del estado!”

Si damos crédito a la versión periodística acerca de lo expresado por el gobernador, sin duda sería una señal de parcialismo en el manejo del recurso público, ya sea por parte del gobierno federal, ya por parte del gobierno local; de cualquier manera, en los hechos reñiría con el discurso acerca de que “la política social y no partidista es lo que Veracruz y México necesitan para acelerar el progreso y el desarrollo”. En todo caso, ¿Conque culpa cargaría la población de aquellos municipios con ayuntamientos presididos por no priístas? Y/o, a la inversa, ¿aquella población con ayuntamientos no panistas?

Recuérdese que cuando se vota por una u otra sigla, por uno u otro candidato, independientemente del resultado, el ciudadano convalida con su sufragio el espíritu de la democracia, que consiste en darse el gobierno que la voluntad mayoritaria quiere y el que resulta triunfador así sea por la mínima diferencia, gobernará en consecuencia para todos, sin distingos ni preferencias, porque al final quien tributa y en su conjunto forma el tesoro público es el contribuyente, que al pagar impuestos, productos, derechos y aprovechamientos, lo hace cumpliendo con una obligación constitucional, independientemente de las siglas partidistas de quienes gobiernan.

Estas reflexiones se derivan de la esperanza, ahora que hay nuevo gobierno estatal, de no repetir el ejercicio patrimonialista del poder del que fuimos víctima-no muy inocentes pero si obsecuentes- muy recientemente, con consecuencias reflejadas en el desmesurado incremento de la deuda pública estatal. De allí que sea alentador y se escuche bonito la promesa de: “cuidar el patrimonio de los veracruzanos y hacer un gobierno más barato y eficaz”; por lo pronto, el impacto del desarreglo pasado ha sido tal que no se oculta a la observación pública el que ahora, en lugar del usual programa de los primeros Cien Días, se haya implementado el Programa de Reconocimiento de Adeudos, que supuestamente concluirá el próximo mes de abril y por el que conoceremos a cuanto asciende el Pasivo Circulante.

En ese tenor, desalienta que el titular de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan), no haya cumplido su formal ofrecimiento del 17 de enero pasado cuando aseguró que el 16 de febrero daría a conocer información sobre el proceso de reconocimiento de la deuda que el Gobierno del Estado mantiene con proveedores, una herencia de la pasada administración. En abono a su credibilidad justifiquemos el retraso imputándolo al enorme desbarajuste documental que priva en las áreas responsables de aportar la información de que se habla, al menos que hayan decidido volver a la opacidad.

Urge a Veracruz, y a su gobierno también, conocer el fondo de ese margallate, para implementar programas adicionales que le permitan obtener mejor calificación crediticia por parte de las agencias calificadoras, pues estas empresas han destacado el deterioro de las estructura presupuestal del estado de Veracruz “debido a dos factores: a las crecientes erogaciones del gasto corriente y al incremento sustancial de la duda de corto plazo lo que limita fuertemente la liquidez del gobierno". Más patético ni Alfred Hitchcock

alfredobielmav@hotmail.com
Febrero 2011





SOSPECHA O CALUMNIA

Por Alfredo Bielma Villanueva



Como no recordar las extraordinarias narraciones que cada sábado hacía el cronista deportivo Jorge “Sony” Alarcón, de las peleas de box, peluca en ristre, desde la Arena México; la descripción que Sony hacía del encuentro eran una delicia para los aficionados al rudo deporte de los guamazos, del sudor, los piquetes de ojos, los golpes bajos, los buches de agua y la salpicadura de sangre, sentado en una de las orillas del cuadrilátero. Escribía entonces una columna denominada “Al Filo de la Butaca”, para comentar persuasivamente las emociones despertadas por el encuentro pugilístico.

Cuando las cosas no iban bien ya desde el principio para alguno de los contendientes, sacaba a relucir el conocido refrán: “mal comienza la semana para quien ahorcan en lunes”.

Lo anterior viene a cuento porque se asemeja al inicio del gobierno municipal jalapeño encabezado por Elizabeth Morales García, a la que un día sí y al otro también le publican asuntos que, de ser ciertos, denotarían una alarmante situación en tiempos en los que como nunca antes se reclama transparencia y honestidad en la conducción de un gobierno. El horno no está para bollos, más aún después de advertir en el pasado inmediato un desenfrenado y discrecional abuso en el manejo de los recursos públicos, municipales y estatales, en el Estado de Veracruz.

De entrada, habrá que darle a Elizabeth Morales el beneficio de la duda, ya por su condición de ser la primera mujer electa para presidir el ayuntamiento jalapeño, lo que sienta un importante precedente, ya porque necesitamos urgentemente creerle a alguno de los muchos que ocupan cargos públicos, ya porque no es conveniente irnos con la finta de cualquier rumor; ya porque es sabido que hay gente interesada en hacerla quedar mal y obstaculizarle el paso, o bien porque lo que se publicó respecto a los fabulosos sueldos sería una verdadera ofensa a la ciudadanía y a todo el pueblo jalapeño que, como en todo el Estado, desarrolla su vida en medio de acentuadas desigualdades económicas y sociales.

No empezó bien la alcaldesa jalapeña, primero pronuncia un discurso de toma de posesión ofreciendo cancelar adeudos en el consumo del agua, y sin más se retracta horas después; luego hace un inesperado, innecesario e injustificable viaje a España y ante las criticas aduce que su gobierno da resultados, lo cual evidentemente no es cierto y ella lo sabe porque sin dinero y con poco tiempo cuáles resultados pudiera exhibir. La más reciente pifia la dio al declarar acerca de que propondrá al Banco Nacional de Servicios y Obras la reestructuración de la deuda del Programa Integral de Saneamiento aclarando que: “Sabemos que hubo una renegociación con el fin de que bajaran los intereses, aunque no sabemos los términos de la renegociación… ¿cómo entonces podría hacer una propuesta si ignora, según lo dijo pero que no se cree, “los términos de la renegociación?

No es nuevo lo que escuchamos, porque forma parte del ya ominoso argot político mexicano, de hablar, decir cosas sin sentido, sin importar las inteligencias ajenas, total nadie dice nada, y como sea se insinúa subliminalmente errores ajenos y se sale del paso. ¿Porqué no aclararle a la población que la elevó al cargo a cuánto asciende la deuda pública municipal? Ya se sabe que Xalapa es uno de los municipios más endeudados de la entidad, bueno sería que quienes pagamos impuestos y sus sueldos supiéramos a qué nos atenemos.

Si bien pagar impuestos en nuestra cultura del no pago resulta una verdadera carga, ello es producto de la perdurable desconfianza del contribuyente respecto del destino de sus tributos, ya es tiempo de que las autoridades comiencen a dimensionar lo que está ocurriendo en la base de la sociedad. No estaría por demás auscultar el verdadero sentir ciudadano para percatarse de la soterrada inconformidad que priva en diferentes sectores sociales.

Ya desde la esfera gubernamental se ha reconocido que el verdadero enemigo es la pobreza, pero se teme que solo sea como recurso retórico y no como un sincero diagnóstico para actuar en consecuencia. Pero por lo que se escucha, lee y acontece parece cobrar vigencia el referido refrán: “mal empieza la semana para quien ahorcan el lunes”.

alfredobielmav@hotmail.com

Febrero 2011





COSTUMBRISMO POLÍTICO

Por Alfredo Bielma Villanueva



No cabe duda, la clase política mexicana (grupo de individuos convertidos en casta divina por obra y gracia de la indiferencia ciudadana) sufre de una radical metamorfosis una vez que es víctima del poder que la ciudadanía le delega. Este fenómeno está implícitamente expresado por las causas que lo hacen posible. Los diputados, por ejemplo, repentinamente se encuentran con un universo diametralmente distinto al que apenas días antes acostumbraban cohabitar; aunque ciertamente, de quinientos que son, solo una pequeña burbuja que hace élite es la que promueve el destino de la generalidad, lo demás lo resuelven las facultades constitucionales de que están investidos por obra y gracia de los votantes. De no ser por ello, poco o nada pudiera diferenciarlos de sus conciudadanos, pero las condiciones en que desarrollan su actividad los convierten en seres de privilegiada situación.

Para entender mejor la mudanza basta con enumerar algunas de las canonjías de que gozan: boletos de avión gratuitos (no les cuesta a ellos) al lugar de su residencia y viceversa para que puedan asistir cumplidamente a su trabajo; atención médica de primer mundo por el costo del servicio médico que así mismos se autorizan (cuando deberían atenderse médicamente en donde le corresponde que es en el ISSSTE, como trabajadores del Estado que son); viajes en comisión al extranjero para “representar a México”, según la Comisión de que se trate; viáticos para trasladarse al Distrito en el que fueron electos; pago de asesores, mínimo un chofer, etc. El impacto que estas canonjías produce es difícil de resistir, de allí que se entienda el inmediato cambio y se les escuche hablar pontificando sobre cualquier tema, total, difícilmente algún elector opondrá argumento en contrario. Todo estaría bien, sino fuera porque finalmente su ocupación se reduce a votar por las consignas que les dicta la élite de su bancada partidista, formada por un reducido número de apóstoles de la patria.

Entre los senadores no pudiéramos encontrar mucha diferencia con los diputados, y no exclusivamente por el número; aparte de que son 128, que es bastante crecido y no se justifica por sí mismo, al menos que sea por la imperiosa necesidad de darle cabida presupuestal a mayor número de actores políticos. En la ortodoxia del federalismo original los senadores representaban a los Estados, eran el equilibrio en el Congreso de la Unión, pues cada Estado contaba con dos senadores, independientemente de su demografía. Así, Campeche, Aguascalientes, Tlaxcala, etc., por ejemplo, se igualaban en el Senado de la República con Estados como Jalisco, Veracruz y Estado de México que por su población contaban y cuentan con un abultado número de diputados. Entonces eran 64 senadores los que integraban el senado de la República; pero ahora, con el cuento de la pluralidad, cada Estado DF incluido) tiene cuatro senadores para conferirle mayor “representatividad”; un cuento sacado de la mente de quienes manejan el tinglado de la partidocracia nacional para darle cabida a mayor cantidad de políticos que de otra manera no tendrían donde ir.

En los Estados de la Federación, basta con escuchar lo que declaran los legisladores locales para dimensionar el cambio en su personalidad. Aunque tienen todo el derecho a expresarse como les venga en gana, el mismo de que hacemos uso para pergeñar lo aquí expuesto, de improviso les escuchamos verdaderas peroratas con exaltada fruición. Ya hablan de honestidad en el manejo de los recursos públicos, ya de poner en orden las cosas, ya de legislar para el bienestar general, ya de terminar con la corrupción, pero todo para seguir igual. En descargo, habrá que concederles el beneficio, no de la duda, sino de que de alguna manera tienen que hacer algo para destacar o, al menos, de justificar su onerosa presencia. De cincuenta que son en el caso particular de Veracruz es rescatable un 30%, lo que en términos de proporción y de costo-beneficio no es señal alentadora.

Qué decir de los alcaldes, que tienen a su favor el manejo del erario municipal. Un diputado tiene que rascar parte de sus ingresos para apoyos pecuniarios a algún ciudadano que lo solicite; no ocurre así con los alcaldes, porque si aportan sustentos monetarios se resarcen apelando al presupuesto que, aunque no es de manejo discrecional como lo desearían, sí permite la reposición “y algo más”. Por si fuera poco, en un ambiente de impunidad como en el que hemos vivido, los alcaldes se pueden dar el lujo de colocar en la nómina a sus empleados del servicio doméstico, a familiares y hasta a las amantes que tengan o se vayan consiguiendo por razón del cargo.

La democracia tiene sus riesgos y uno de ellos es el que, por razones del voto, se incluyen en una planilla electoral municipal a ciudadanos de elevada convocatoria popular. Pueden ser, por ejemplo, el carnicero de la esquina que da fiado en su colonia; el panadero que se convierte en líder de su sector; el dirigente de colonos invasores que los esquilma con la protección de su partido gracias al designio clientelar, al cabecilla sindical que proporciona “contingentes” a su partido, etc. Una vez electos, en la distribución de las comisiones edilicias a alguno de ellos le corresponderá, por ejemplo, la de tránsito; y allí en adelante lo tendremos disponiendo el cambio de circulación vehicular de una determinada calle solo porque se le ocurrió o porque así “lo asesoraron”. Lo peor, pero nada raro, es que en el acomodo de sus circunstancias políticas, se pudiera dar el caso de que por esa previa “experiencia” se le nombre director de transito, de turismo, de industria, etc.

Todo eso forma parte de nuestro costumbrismo político nacional y por ello nada nos resulta ya inverosímil. Costumbrismo es escuchar, por caso, a la inteligente Beatriz Paredes, una vez que su partido perdió las elecciones para agenciarse el gobierno de Guerrero, expresar un deslucido argumento: “No hay derrota donde no se gobierna”. No, pues si. Entonces ¿el PRI participo solo por participar? O, cuando escuchamos decir al avispado coordinador del PRD en la Cámara de Diputados, Alejandro Encinas, que su partido perdió Baja California Sur debido a la “pepena” que hizo el PAN del ex perredista Marcos Covarrubias, a quien convirtió en candidato. Una tesis tan peregrina como esa está ayuna de toda autocrítica. Aunque, en su descargo, también dijo que la derrota electoral del PRD se debía a “no tener capacidad de dirimir adecuadamente sus asuntos internos, lo que lleva a un éxodo de militantes hacia otros partidos”.

El dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega, haciendo honor a su roma inteligencia, después de perder el gobierno de Baja California Sur, pidió que no “dramaticemos”: “no seamos tan dramáticos, se perdió una elección y a lo largo de la lucha política se pierden elecciones como se ganan. En esta lucha política constante, permanente, nadie puede aspirar, ahora menos, a ganar, siempre está el riesgo de perder una elección”. Beatriz dice que no se pierde sino se gobierna, y Ortega, que pierde cuando gobierna, llama a no dramatizar. Sin palabras.

Protagonistas fundamentales de nuestro costumbrismo político son los medios, que en ocasiones adoptan el cómodo aunque triste camino de la unanimidad indecorosa, como recientemente ocurrió en Veracruz, en donde un gobierno de intensa vocación patrimonialista en el ejercicio del poder los privilegió como nunca se había experimentado; pero a cambio les impuso un sello, como una venganza anticipada de parte de quien por el lamentable gobierno que encabezó espera más de un ingrato olvido; ganado a pulso, eso sí.

alfredobielmav@hotmail.com
Febrero 2011



VOLUNTAD POLÍTICA

Por Alfredo Bielma Villanueva



Promueven el optimismo las acciones y el discurso inicial del gobernador Duarte de Ochoa, ya sea porque se advierte congruencia o bien porque cualquier acción que revista seriedad contrasta drásticamente con el pasado inmediato. No es lo mismo escuchar líricamente que en este Estado “el que la hace la paga” y a la vez observar una realidad en la que la impunidad sentaba sus reales como un simple lugar común, que actuar en consecuencia con el dicho de que aquí no habrá espacio para la impunidad ordenando el desalojo de invasores liderados por vivales que los explotan, a la vez que forman parte clientelar de un partido político.

Desde la sociedad civil se escuchan criterios coincidentes, como el del presidente de la Canacintra, Miguel Aguilar Morales, “nosotros nos hemos pronunciado y con todo el respaldo al gobernador Javier Duarte de Ochoa, en los hechos está cumpliendo con la promesa de orden y eficacia”.----- “Un reconocimiento abierto, contra lo que antes habíamos recibido de que no pasa nada o todo está bien, lo que nos lleva a confiar de que si están actuando de manera honesta y transparente, seguramente encontraremos la ruta para que se resuelvan todos los adeudos”.

En no pocas ocasiones escuchamos a voceros del Orfis decir que su función era revisar cuentas y reportar anomalías a las instancias judiciales y que en estas ya obraban los expedientes, sin embargo, nunca se ejercitó acción alguna. Sin duda hacía falta voluntad para actuar porque es obvio que las órdenes de aprehensión, basadas en el artículo 171 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de Veracruz, giradas en contra de ex funcionarios municipales venales, partieron de expedientes que dormían tiempo atrás en el sueño de los injustos.

Alienta, hay que decirlo, que el gobernador Duarte de Ochoa reconozca que quienes colaboran en la administración estatal no tan sólo son funcionarios públicos comprometidos con la sociedad, (sino que) "somos personas que formamos parte de esta gran sociedad, orgullosos de ser parte de ella". Proveniente de un ciudadano cualquiera pasaría como una verdad de Perogrullo, pero el hecho de que quien lo expresa es el responsable de la administración pública veracruzana, el ejecutor de los programas y políticas públicas orientadas al bienestar general, implica una visión diferente del servidor público respecto de sus obligaciones, bastante compatible con lo que la sociedad demanda.

Bien por la señora Macías de Duarte y el Director del DIF por restablecer el promotorado Voluntario que en sexenios antepasados facilitaron el aterrizaje de los programas de gobierno con vocación social, acercándolos a quienes más requieren de apoyos adicionales. Con la simple aplicación de la ley demuestran voluntad de cambio y de trasladar hacia zonas marginadas los beneficios que esos programas conllevan. Sería ideal que en la implementación de los programas de contenido social hubiera una prudente distancia de los dañosos paternalismos, y que en vez de llevar pescado a los menesterosos se les enseñe a pescar, válgase el plagio. La experiencia histórica del voluntariado demuestra que es un valioso auxiliar que permite, en la confianza familiar ajena a todo burocratismo, un enfoque desinteresado de la aplicación de las políticas públicas, y coadyuvan ni duda cabe a la correcta implementación de las acciones de gobierno.

Pero el arte de gobernar es complejo y se asemeja a una gran orquesta en la que el Director se esfuerza por crear sinfonía y evitar ruidos innecesarios. Tal se asemeja al curso que lleva el caso denunciado por el sacerdote Alejandro Solalinde, defensor de los migrantes y encargado de la capilla Albergue Hermanos del Camino, Movilidad Pastoral de Migrantes, de la Diócesis de Tehuantepec, Oaxaca; él denunció que Coatzacoalcos se ha convertido en una especie de capital del secuestro de migrantes centro y sudamericanos y culpó al ex gobernador Fidel Herrera de hacer caso omiso y “disparar” los deplorables hechos contra migrantes en la entidad. Ciertamente es una grave denuncia.

El asunto ha venido creciendo porque, en vez de actuar con cordura, con serenidad y prudencia sobre el particular, desde la clase política veracruzana se escuchan voces que embisten al sacerdote descalificándolo por su dicho.

Como a una acción corresponde una reacción, Emilio Álvarez Icaza, ex obbudsman del DF acaba de declarar que “El tema no tiene que ver con los intereses políticos que pudiese o no tener el padre Solalinde…Lo importante es que se investigue lo que denuncia el padre porque además no sólo es él quien está denunciando eso. Yo hace unos meses tomé testimonios cerca de Coatzacoalcos. El Estado democrático de derecho tiene que ver con eso, con investigar”. Dice la nota: “Emilio Álvarez Icaza deploró que políticos priistas veracruzanos como el diputado presidente de la LXII legislatura, Eduardo Andrade, arremetieran contra el padre Solalinde por haber denunciado que el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán está involucrado en el secuestro y asesinato de migrantes, pruebas y testimonios que asegura, se encuentran en manos de la Secretaría de Gobernación y la Organización de Estados Americanos (OEA)” (Imagen del Golfo 3-II-2011)

Extraña que políticos veracruzanos se involucren en este asunto encarándolo con una crítica y desmentido al denunciante en vez de dimensionarlo jurídicamente. ¿Que necesidad hay de agregar a la agenda pública un enfoque politizado de un asunto tan peliagudo? ¿Acaso se pensó que las declaraciones de un diputado local veracruzano pudieran atajar los propósitos del sacerdote de referencia? Ahora, lamentablemente parece que el asunto va tomando velocidad y que habrá un expediente más que atender, como si fueran pocos los que hay en la agenda pública de Veracruz.

alfredobielmav@hotmail.com

Febrero 2011.




¿SOLO UN SUSTO?

Por Alfredo Bielma Villanueva



Después del gran sobresalto que sufrió el PRI por los inquietantes resultados electorales de 1988 el gobierno salinista se vio obligado a iniciar una serie de reformas que modificarían el marco legal de las elecciones. El que la Comisión Federal Electoral mantuviera bajo su encargo organizar las elecciones con las directrices del Secretario de Gobernación, que la presidía, imprimían una fuerte desconfianza en los resultados electorales. Por una intensa presión ciudadana nació el IFE en 1990, que en su primera actuación en 1991 todavía estaba presidido por el Secretario de Gobernación, aunque integrado con “Consejeros Magistrados”.

En esas intermedias de 1991 el PRI de Salinas obtuvo una mayoría parlamentaria, casi de carro completo a la usanza de la época, que le permitió legislar sin contratiempos para coronar sus esfuerzos con la Reforma al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) en 1993. El movimiento de reformas en esta materia siguió avanzando y consiguió, ya en la presidencia de Zedillo, la firma del Acuerdo para la Democracia hacia la “transición negociada”, o hacia una “consensuada Reforma del Estado”. Promotor destacado de este esfuerzo fue el Movimiento Ciudadano encabezado por el Grupo San Ángel, cuyas propuestas se discutieron en la “Mesa de Bucareli”, consumándose la reforma al Cofipe publicada el 22 de noviembre de 1996. Sería largo enumerar las nuevas disposiciones, pero fueron la base legal que propició la alternancia del año 2000, cuando el Partido Revolucionario Institucional después de una larga hegemonía perdió la presidencia de la república.

Consecuencia o coincidencia, en 1997 el Partido Revolucionario Institucional perdió la mayoría en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, cuando apenas tres años antes, en 1994, se había levantado con una incuestionable votación presidencial nunca antes obtenida, esta vez con un candidato, Ernesto Zedillo, que era anodino en las filas tricolores pero “el voto del miedo” hizo su parte.

En 1997, el Partido Acción Nacional gobernaba en seis estados de la República: Baja California, Guanajuato, Chihuahua, Jalisco, Querétaro y Nuevo León; era la segunda fuerza electoral en el país bajo el liderazgo de Felipe Calderón Hinojosa. El hecho significaba una alternancia que ahora podemos calificar como vaticinadora de eventos inesperados.

En 1997, el Partido de la Revolución Democrática con Cuauhtémoc Cárdenas como candidato ganó las elecciones en el Distrito Federal, comenzaba su época dorada porque en 1998 ganó Zacatecas y Tlaxcala y al siguiente año obtuvo el gobierno de Baja California Sur. Juntos, el PAN y el PRD eran gobierno para más de 53 millones de mexicanos. PRD y PAN lucían una marcha que se antojaba difícil de atajar, más aún porque el centro del poder del priísmo se mostraba aparentemente ajeno de su destino, lo que impactaba fuertemente a un partido que no marchaba sin la consigna presidencial. Aquí, Zedillo hablaba de “sana distancia” y en el extranjero aceptaba que había inequidad electoral e insinuaba cambios democráticos en México; significaba que el PRI no las tendría todas consigo en el siguiente relevo presidencial.

Rompiendo con los viejos moldes, el PAN presentó el 12 de septiembre de 1999 a Vicente Fox como su candidato a la presidencia de la república. Ya desde su arribo al gobierno de Guanajuato en 1995 este dicharachero político había emprendido una inocultable campaña que finalmente lo llevaría al triunfo electoral el año 2000, cobijado por la Alianza por el Cambio, conformada por el PAN y el Partido Verde Ecologista de México.

Como ya se vio, desde algún tiempo previo al año 2000 el mapa político de México había sufrido inusitados cambios. Ese acontecer puede ayudar para descifrar el significado de los resultados electorales de mitad de sexenio y, más aún, del resultado de las elecciones de gobernadores del cuarto año, porque son importantes referencias para extraer de ellas conclusiones atinadas respecto de lo que pudiera ocurrir en la siguiente elección presidencial.

Por supuesto, habría que tener cuidado de no usar como herramienta de análisis los argumentos y los criterios aplicados cuando el régimen giraba en torno al autoritarismo presidencial y la consigna pasaba a través de un partido hegemónico, de otra manera corremos el riesgo de llegar a conclusiones alejadas de la realidad. Tal, porque no es infrecuente escuchar el argumento de que a los gobernadores priístas no les conviene que regrese un priísta a la presidencia de la república porque perderían la independencia ganada a partir de la alternancia. Sería una premisa falsa, evidentemente; porque si bien los gobernadores de cualquier signo partidista han ganado mayor autonomía respecto del centro, el fenómeno es debido a la fragmentación y dispersión del poder autoritario que concentraba el presidente durante la hegemonía priísta y que, ante el vacío provocado, recogieron los gobernadores de los estados. No se cree que por el triunfo de un priísta en la presidencia se revertiría ese avance como remedo de una Restauración, porque involucraría necesariamente a los poderes Judicial y Legislativo que también mejoraron su autonomía, por lo cual se avizora bastante difícil que llegara a ocurrir que un nuevo presidente priísta retomara y concentrara el otrora poder autoritario.

Hasta antes de la derrota priísta en Guerrero la apariencia señalaba un fácil tránsito priísta hacia la presidencia de la república en 2012; la ganancia electoral de 2009 dio lugar al optimismo y hasta triunfalismos adelantados. Pero, al margen de los resultados que colocaron al PRI como primera fuerza electoral y al PAN lo relegaron a segunda fuerza, los detalles de esa elección son dignos de revisarse, tal y como seguramente lo han hecho ya los diseñadores de la nueva alianza PRD-PAN.

Detalle a detalle hay datos relevantes para el análisis como, por ejemplo, que en 2009 en Acapulco el PRI pudo ganar dos de sus distritos porque el PRD, Convergencia y PT compitieron por separado, pero que juntos hubieran superado con creces al tricolor. También en el Estado de México, en dos Distritos de Nezahualcóyotl, 30 y 31, ganó el PRI, pero en alianza aquellos partidos de izquierda lo hubieran superado. También podemos referenciar que en 2009 el PRI tuvo carro completo en la elección para legisladores en Oaxaca y Puebla y al siguiente año, 2010, el PRI perdió el gobierno en ambos estados. Hay un denominador común destacable en la mayoría de los triunfos de la alianza de las “izquierdas”: el origen priísta de sus candidatos, un síntoma que avisa de una ancestral patología en la conducta de la élite del PRI.

No es casual la magia de las alianzas para competir electoralmente con posibilidades de triunfo, Camacho y compañía saben de estrategia política y juegan al tiempo y las circunstancias. Salinas de Gortari lo sabe, conoce la capacidad y destreza de Manuel Camacho Solís, su otrora operador político del 88, y que junto a Calderón hacen un dúo dinámico al que hasta con Diego redivivo habrán de combatir; de allí que se suponga que no vino con Beatriz Paredes a Tlacotalpan a rezarle a la Virgen de la Candelaria, sino a mover escenarios con el gobernador Duarte de Ochoa para que su pupilo Peña Nieto no pierda el paso. Un traspié, y el PRI volvería a perder. Por allí, Fidel Herrera y Ranulfo Márquez, quizás cabildeando la permanencia o el relevo.

Hipótesis al vuelo: ¿Y si en la elección del Estado de México la estrategia consistiera en repetir al Caballo de Troya mandando de ex profeso a un priísta a competir por la Alianza PRD-PAN? De esa manera no habría ningún riesgo de perder. Piensa mal y acertarás, porque ¿son confiables para la alianza Malova y Aguirre Rivero? Pudiera ser una realidad imperfecta pero, como dice Sartori: “el empirista no puede ni pasar por alto ni rechazar lo que escapa a la captación de la ratio”.

alfredobielmav@hotmail.com
Febrero 2011








PREMIO SIN DESTINO

Por Alfredo Bielma Villanueva




En su colaboración hebdomadaria en el Diario El Universal del 24 de enero, Jacobo Zabludovsky en su inigualable estilo hace una breve reseña de la premiación que organizaciones de periodistas en España hacen a los mejores en economía, periodismo, deportes y política. En economía, periodismo y deportes hubo premiados, no así en política porque se declaró desierto, es decir, sin destinatario con méritos, debido a “la incapacidad de todos los dirigentes políticos de llegar a un consenso o fórmula para gestionar la actual crisis económica, financiera y social”. En el evento estuvieron presentes, entre otros, el alcalde de Madrid y el vice-presidente del país, del Partido Popular y del Partido Socialista, respectivamente.

Entre nosotros, el dato debe inscribirse como una elocuente lección de desarrollo democrático y madurez profesional para expresarles a los políticos lo que la ciudadanía opina de su actuación. Como se observa, el juicio negativo respecto de la clase política no es privativo de México; si, en cambio, pudiera ponerse en el tapete de la discusión la posibilidad de que aquí pudiéramos dar ese paso adelante en declarar desierto un premio instituido para calificar la actuación de los políticos sin temor a una represalia económica o política.

“Reconocimientos” los hay y muchos, pero son a todas luces movidos por el interés de quedar bien con quien ejerce el poder y puede direccionar el recurso público de tal manera de retribuir a quienes premian. Sin embargo, la idea de establecer una premiación por auténticos merecimientos al servidor público que lo merezca no es descartable, aunque honestamente aquí difícilmente encontraríamos a quien otorgárselo, con todo y que haya sus respetables excepciones.

Acá en la aldea veracruzana tendríamos que hacer un esfuerzo de escaneo profundo para dar con algún potencial premiado. Por descontado, entre los candidatos no pudieran estar, por ahora, ni el gobernador actual ni su equipo de colaboradores pues inician gestión por lo que aún no hay referencias de sus hechos. Pero de entrada excluiríamos a los diputados, que vienen en demérito porque lo único que han demostrado en su primer periodo de sesiones es su excelente disciplina para acatar indiscriminadamente las directrices provenientes del Ejecutivo. Un premio a la disciplina si lo ganarían, no faltaba más en un sistema en el que se privilegia la partidocracia sobre el interés colectivo.

Ahora, si a alguien se le ocurriera organizar este tipo de recompensas en Veracruz y se escogiera para premiar a quienes ya han tenido la oportunidad de servir, seguramente se opondrían serias dificultades para encontrar candidatos al premio y es mas que probable que éste se declararía desierto en lo correspondiente a los políticos. Sobre todo, porque una referencia obligada sería el gobierno que recientemente terminó su gestión el que, salvo opiniones en contrario, merece más bien una formidable rechifla por haber heredado a su sucesor la onerosa deuda pública que lo agobia y una enorme cauda de deudores que sufren de insomnio porque no les retribuyen lo que en su momento proveyeron al gobierno.

Volviendo a Zabludovsky; en su mea culpa, el alcalde madrileño expresó: “Esta llamada resulta urgente y provechosa... debemos tomar nota del motivo de censura que supone declarar desierto este premio... ser plenamente conscientes de que hay una demanda de la sociedad, de que ese reproche... no llegar a un consenso... es el que se nos hace este día a la clase política... Hoy, ni políticos ni periodistas están a la cabeza de la popularidad ni de la estima de los ciudadanos. Pero yo, de este acto de esta noche, me llevo una lección aprendida, porque creo que quizás alguien nos ha dicho por qué”.

Sería Perogrullo afirmar que esa reprimenda moral estaría a la medida de la clase política mexicana, y redundaríamos sino obviáramos el hecho de que parece un traje hecho a su medida.

Para confirmar, y es fortuita la coincidencia, en su informe anual de actividades 2010, el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Raúl Plascencia Villanueva, precisó que el Congreso de Veracruz, así como los ayuntamientos de San Juan Evangelista y Agua Dulce no aceptaron las recomendaciones emitidas por la CNDH pues, dijo, “hay instituciones de gobierno sólo acostumbradas a recibir reconocimientos, no aceptan fácilmente observaciones ni se muestran inclinadas a reconocer eventuales fallas, excesos o abusos en el ejercicio de la función pública”.

Como bien es posible observar en ocasiones, más que reconocimientos, en nuestro entorno político-social el ejercicio de la función pública bien merece un acentuado reproche público, como prueba de una descalificación ganada a pulso. Por cierto, en estos tiempos en los que están de moda las mediciones y las consultas de opinión ojala se levantara una entre la población afectada por los disturbios meteorológicos de septiembre de 2010 y entre quienes diariamente cabildean en las ventanillas de pago del gobierno del Estado el justo pago a los servicios prestados. La pregunta obligada sería: ¿les cumplieron los ofrecimientos?

El resultado sería de pronóstico reservado, porque quizás ante el temor a quedarse sin la posible ayuda algunos responderían afirmativamente y los otros, ante la esperanza de recuperar algo de lo perdido no se aventurarían a dar una respuesta abiertamente negativa. Esta hipotética condición nos traduciría fielmente el pobre avance democrático que hemos logrado, ya que en vez de exigir el cumplimiento penamos porque se nos retribuya lo que en justicia nos corresponde.

Entonces, bien valdría crear desde la sociedad civil un Premio de reconocimiento al mejor servidor público; al mejor comunicador social, al mejor deportista y al mejor empresario del año. No sería copia de lo que Zabludovsky reseña porque para empezar nuestra idiosincrasia es diferente a la española y en concientización ciudadana estamos en pañales; pero siempre hay una primera vez. Quizás parezca trasnochada la propuesta pero no estaría de más.

alfredobielmav@hotmail.com
Febrero 2011


¿CATARSIS O SIMULACIÓN?

Por Alfredo Bielma Villanueva



Han transcurrido tantos lustros viviendo entre la corrupción y la impunidad que renace la esperanza al menor asomo de combatirlas, como cuando se escucha decir a la primera autoridad estatal que “la Honestidad no es un discurso” y que ya no habrá más espacio para la impunidad. Alienta el que acompañe a las palabras con la acción e inicie una cacería de ex servidores públicos municipales que no pudieron justificar documentalmente una administración honesta de los recursos. No son pocos los colocados en la tesitura de la orden de aprehensión, de entre ellos unos ya penan cárcel y otros se han dado a la fuga gracias a la benévola e irresponsable anticipación con la que se dio a conocer la decisión de aprehender a los infractores. Bien calificaba Alemán a quienes dicen lo que van a hacer. O, a lo peor, el aviso fue parte de una estrategia para solo encarcelar a quienes no pudieran escapar.

Si bien no es deseable incurrir caer en la impostura de nunca estar de acuerdo y criticar permanentemente los actos devenidos del poder público, quizás porque la burra está muy arisca después de tantos palos, se teme que el aviso anticipado a la acción justiciera, aparte de sospechoso “pitazo”, sea una cortina de humo para encubrir otras acciones, o al menos desviar la atención. Puede que no sea así y bordemos en la inicua sospecha, pero la realidad informa que más de la mitad de los pájaros de cuenta levantaron el vuelo una vez conocida la noticia y también nos dice que entre los indiciados la mayoría son simples charales comparados con el gran número de tiburones municipales y estatales que se fueron con las alforjas llenas de recursos ilícitos.

“No hagas cosas buenas que parezcan malas”, dice el refrán; casualidad o coincidencia, pero la noticia sobre las detenciones, de suyo alentadora, parece desmerecerse en una maniobra para encubrir otra noticia de no menor importancia:

Paralelamente, casi de manera simultánea, el Congreso local aprobó la Cuenta Pública 2009 correspondiente al anterior gobierno estatal. Según la crónica del Congreso el asunto no estaba incluido en la orden del día de la sesión en que se aprobó, y se acompaña con la queja de la bancada panista en el sentido de que no les dieron a conocer el dictamen para su oportuna revisión. Comentarios hubo en el sentido de que los diputados-la mayoría- votaron a ciegas un asunto que nunca conocieron. Eso no ayuda ni a la democracia ni a sus colaterales implicaciones que son, entre otras características, la transparencia y la rendición de las cuentas.

La estrategia-coincidencia o casualidad de ambas acciones- tampoco ayuda a la voluntad política del gobernador Duarte de Ochoa, quien en el curso de dos días dio muestras de ajustar la acción a las palabras y emprender una campaña de auténtica limpieza ambiental contra las ratas de cuello blanco y, por otro lado, reducirle la obesidad al aparato administrativo del gobierno estatal, lo que parece ser un claro deslinde de la anarquía administrativa y del desordenado gasto público a los que de manera indecorosa fue proclive el gobierno que le antecedió.

Ahora, si bien en la apariencia que encubre la aprobación legislativa le han salido bien las cuentas al gobierno que se fue, en la conciencia de la opinión pública quedan muchas incógnitas por despejar, porque no cabe ninguna explicación al sinnúmero de obras inconclusas asentadas como liquidadas y de otras más cuyo costo ha sido evidentemente inflado. Uno de ellos es el “libramiento” de Cardel, (una obra que Fidel Herrera anunció en marzo 2008 pero que apenas en febrero de 2010 se terminaron de saldar los derechos de vía con el pago de 16.5 millones de pesos a doce ejidatarios, según se informó) que, ya inaugurado, no libra absolutamente nada para quienes transitan de Xalapa a Veracruz y viceversa. Sin embargo, muy en el estilo fideliano se dijo, según Notiver de 8 de agosto de 2010: “Lo más difícil ya lo logramos”, señaló Fidel Herrera Beltrán, al referir que esta obra fue una de las que más riesgos y complejidades presentó durante su régimen, debido a que no fue contemplada en el Plan Veracruzano de Desarrollo y sin embargo se ejecutó por su relevancia, al igual que otras 20 obras de importancia vital para los veracruzanos”. ¿Costo de la obra?: 450 millones de pesos, según declaró el entonces gobernador el día de la inauguración y nadie aclaró lo contrario. Sin palabras, porque la longitud del “libramiento” no rebasa los diez kilómetros.

Esa cantidad no se justifica ni se ve por el lado que se le busque; pero en la obra no se encontrará. Otro caso para la araña son las obras del afamado túnel sumergido de Coatzacoalcos, cuya revisión arrojaría un extremado olor a cloaca, tal y como se comenta en aquella ciudad sureña. ¿Y la Brecha Huasteca? ¿Y---¿

Estos y muchos expedientes más son asuntos que están permeando en la conciencia cívica de la sociedad veracruzana, desde cuya médula se clama por transparentar la información a su respecto. Si bien es alentadora la voluntad del actual gobernador veracruzano para sanear la administración de los recursos públicos, bien valdría la pena levantar un poquito la mira y entonces resultará que no solo habrá charales en los calabozos del Estado sino auténticos tiburones que medraron a su entera voluntad con el recurso de los veracruzanos.

Hay más, mucho más, solo es cuestión de jalarle un poquito el hilo que desmadeje el nudo gordiano, que esperamos se devele aunque sea parcialmente cuando el 16 de febrero el Secretario de Finanzas informe sobre el monto de la deuda a proveedores, que bien debiera completarse con un informe real acerca de a cuánto asciende la deuda pública veracruzana, directa e indirecta. Esa sería la plataforma ideal para empezar a creer que va en serio la voluntad de transparentar todo el proceso administrativo del aparato político de Veracruz. Porque de otra manera, como dijera el gallego: sino, no.

alfredobielmav@hotmail.com
Febrero 2011