TRANSPORTISTAS, PODER FÁCTICO

Por Alfredo Bielma Villanueva



Como Ilusas y hasta románticas sonaron las declaraciones del Secretario de Gobierno veracruzano cuando advirtió ¿o amenazó? a los transportistas que de proseguir en la intención de hacer otros paros en el servicio de transporte público el gobierno podría requisitar las unidades, aduciendo que es el sector público quien ostenta la facultad de entregar las concesiones para la prestación de ese servicio.


La vertiginosa procesión de acontecimientos en la sociedad actual produce amnesia casi inmediata respecto de los acontecimientos aún más recientes, de tal manera que lo ya sucedido es soterrado inmediatamente por lo que ocurra en la víspera. Por ejemplo, pocos recordarán que apenas en septiembre pasado se discutió el tema del alza de tarifas del transporte público estatal, al que el gobernador calificó como “un tema que está desregulado en el nivel federal y sujeto a las fuerzas del mercado”, y consideró que “es innegable que los insumos han subido, los combustibles, aceites, las llantas, los gastos de operación”. Comentó que se estaba analizando la desregulación, “una decisión que habré de tomar en las próximas horas”.


El 10 de septiembre de 2008 el gobierno del Estado autorizó incrementar a seis pesos las tarifas de pasaje pero los transportistas advirtieron que no la aplicarían porque no remediaba sus pérdidas, agravadas por los reiterados incrementos al precio de las gasolinas. En su negativa incluían la no aceptación de cobrarle 4 pesos a los estudiantes, a los discapacitados y a las personas de “la tercera edad”, argumentando que el subsidio les generaba anualmente pérdidas por 800 millones de pesos. Finalmente tuvieron que aceptar ésa tarifa, aunque, al menos en Xalapa, no ha sido aplicada a los estudiantes.



Seguramente ya se olvidó aquél diferendo en la noticia sobre el incremento al pasaje que anunció el Secretario de Gobierno y que el gobernador desmintió: “hasta ahora no autoricé ningún incremento de ninguna naturaleza, sí la integración de una comisión intersecretarial que con los prestadores del servicio, los concesionarios están revisando todo, veo algunos medios que una cantidad determinada ya, pero no es cierto, es algo que tengo que resolver todavía”, incluso ante la pregunta del reportero:¿Pero ya quedó lo del aumento no?- respondió “Que no entiende que acabo de decir que todavía no, hay una comisión intersecretarial que encabeza el señor secretario de gobierno que me tiene que informar a mí, que soy el gobernador, el reporte de las negociaciones”. Como se sabe, finalmente la tarifa previamente anunciada por el Secretario fue la que prevalece: 6 pesos, general y 4 pesos en la tarifa subsidiada.


Todavía el 1 de enero el Director de Transito del Estado informó del incumplimiento a la tarifa para los estudiantes por parte de los transportistas, aunque rechazó que estos hubieran “doblado” al gobierno, sino que más bien “lo convencieron”. Al reconocer que la posición que tienen los transportistas se debe a que “los incrementos les impactaron y el que no se les haya autorizado incremento en el pasaje más alto”, anunció que se buscarían alternativas para el apoyo a los estudiantes.


Según la representación estudiantil que lidera el movimiento de las tarifas ellos se reunieron con los transportistas y con el representante del gobierno estatal para exponerles una meticulosa investigación que demostraba que el incremento de 3 a 4 pesos de la tarifa estudiantil superaba el porcentaje del incremento a los insumos, por lo que el argumento del gremio perdía sustento. Pero lo que llamó la atención de los jóvenes que lideran este movimiento fue el que se habla de un subsidio de 800 millones de pesos que los transportistas quieren que les sea entregado directamente como contraprestación al descuento tarifario.


Sin ánimo de adoptar una actitud reduccionista respecto de éste asunto habrá que aceptar que efectivamente el desmedido incremento al combustible impacta severamente los costos de operación a transportistas y que, en consecuencia, su protesta ante las autoridades federales tiene un sustento justificado.


Por otro lado, no es dable soslayar el hecho de que el gremio de los transportistas, en Veracruz como en toda la república, mantiene relaciones de complicidad con el poder público a través del manejo clientelar de las concesiones que éste ha hecho por décadas. Esto es, a cambio de la concesión, el beneficiario adquiere el compromiso implícito de aportar en campañas políticas el transporte “gratuito” que traslade a los “contingentes” a mítines políticos o a cualquier otro evento multitudinario que le interese al gobierno. Ha sido una relación de mutua conveniencia en la que el concesionario lleva siempre las de ganar, pues de esa manera el transportista maneja el servicio como una carta de negociación para el incremento tarifario y para obtener nuevas concesiones.


Están tan conscientes de su ventajosa posición que se han permitido pedir al gobierno veracruzano que frene la entrega de concesiones para taxi, otro importante renglón del transporte en el que el gobierno se apoya para las prácticas clientelares. Ello explica su punto de vista respecto a la afirmación del secretario de gobierno a la que menospreciaron o simplemente consideraron como una declaración para salir del paso, o de valores entendidos lejos de ponerse en práctica.


Por estos antecedentes-aunque con visos de legalidad- se antoja jactanciosa la advertencia del secretario de gobierno sobre la requisa porque, de acuerdo a las circunstancias económicas y políticas del momento todo indica que, de no tomar las medidas necesarias, el gobierno federal se enfrentará a un movimiento nacional de severas consecuencias que le doblarán las manos si antes no inician negociaciones con este sector que, indudablemente se ha constituido en un poder fáctico de dimensión nacional.


En tiempos de crisis cualquier movimiento al interior de la sociedad debe ser atendido, por lo menos monitoreado, antes de que se convierta en una imparable bola de nieve. La protesta contra el incremento del Diesel se inició en el sector pesquero y fue minimizado por las autoridades; ahora, en Veracruz, se realizó un paro del transporte urbano que amenaza con extenderse a otras entidades, ya se están agregando a la protesta quienes transportan la caña, eso ya es mala señal para el gobierno.


Para acabarla, un grupo de legisladores panistas intentando detener la avalancha pretende pedir a las autoridades hacendarias que “haga una revisión adecuada de las tarifas y precios del sector público y para que se garantice el precio estable y fijo del diesel”, pero a cambio sugieren la reducción o eliminación del impuesto del dos por ciento a la nómina. Sin duda, un enfoque ingenuamente erróneo de los motivos de los motivos que provocan la protesta de los transportistas.


¿Para qué ligar el motivo de la protesta con un impuesto que, al menos en Veracruz desde que Miguel Alemán lo implantó, ha tenido éxito y ha servido para realizar obra pública? Eso es negociar la paz con un poder fáctico abriendo más frentes de batalla. “No me defiendas compadre” diría Calderón.


Enero 2009


alfredobielmav@hotmail.com










CANDIDATURAS: ESTILO Y CIRCUNSTANCIAS
Alfredo Bielma Villanueva


Con frecuencia la historia nos revela que, cansada de tanto crear, constantemente se repite, obviamente con las variables que las circunstancias van acondicionando. Esto significa que la historia no camina en círculos, sí en cambio que la fuerza de las circunstancias la modela en una espiral espoleada por los historiales de cada suceso. Por la historia conocemos que nada, salvo la verdad, es inmutable, que todo va transformándose conforme el espíritu universal de cada época, siempre en consonancia a los acontecimientos previos que van dejando sus correspondientes influjos. Por esto es conveniente la observación analítica de los sucesos, tomando en cuenta el contexto social en el que se producen, porque ello nos explicará lo que ocurre, cómo ocurre y porqué sucede.

En nuestro más inmediato universo, léase sociedad mexicana, pudiéramos escoger un determinado tipo de suceso y ensayar su análisis para entresacar conclusiones. Por ejemplo, el tema de las sucesiones en el ejercicio del poder ya sea para presidente de la república o gobernador del estado. Por caso, podemos escoger la forma en cómo Salinas de Gortari (1988-1994) se deshizo de su Secretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios (a quien había calificado como “El hombre Leyenda”), porque sabía de las pretensiones de éste por participar en la carrera sucesoria. Para no tener problemas adicionales que le perturbaran el sentido de su voluntad le pidió la renuncia y, de esta manera, ya fuera del cargo, desactivó las pretensiones de Don Fernando.

En la sucesión de Salinas buena parte de la clase política volteaba hacia el regente de la Ciudad de México, un político profesional que maneja tesis política y está cabalmente preparado para la función pública, el que en los días previos a la ascensión de Salinas a la presidencia fungió como negociador con la oposición panista, la que aprovechó las presiones generadas por la turbiedad de los resultados electorales para concertar beneficios políticos; fue entonces cuando nació la famosa concertacesión que muchos priístas criticaron porque implicaba entregarle al PAN importantes porciones de poder. Por esta intervención, que propició el reconocimiento del triunfo salinista en el Congreso, Manuel Camacho Solís se percibía como el precandidato más seguro para la presidencia. No fue así, pues Salinas de Gortari señaló hacia su Secretario de Desarrollo Social, Luís Donaldo Colosio, al que había venido preparando y muestreando sutilmente a través de diferentes promociones en cargos públicos.


Don Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) jugó al dominó con su gabinete y con los aspirantes a sucederlo. Durante casi todo el trayecto de su gobierno la lista de los presidenciables fue encabezada por el Secretario de Agricultura, Gilberto Flores Muñoz @ “El Pollo”; una tendencia fomentada por el propio presidente de la república. Sin embargo, en la mente de Don Adolfo germinaba la imagen de un “Tapado”, que al final resultó ser Adolfo López Mateos.


Luís Echeverría (1970-1976) le había confiado a su Secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, la operación política de su gobierno haciéndolo parecer como un posible sucesor; sin embargo, los delirios por trascender los límites temporales de su sexenio inclinaron su designación a favor del Secretario de Hacienda, un amigo de correrías juveniles, José López Portillo. De todos modos Echeverría no trascendió su poder después de 1976


Vicente Fox (2000-2006), tuvo en Santiago Creel a su delfín preferido, a tal grado que se molestó con Felipe Calderón- su Secretario de Energía- cuando éste asistió el 29 de mayo de 2004 al rancho “Las Palmas” en donde el gobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, lo destapó como su candidato a la presidencia. Ante la reprensión de Fox, Calderón renunció al cargo el 31 de mayo.


Vicente Fox recibió de Calderón una probadita de su propio chocolate cuando éste, libre ya de su pertenencia al gabinete, adelantó sus tiempos políticos en pos de la candidatura y, superando sus desventajas en el juego logró la postulación, aun en contra de la voluntad de la familia presidencial.


La táctica del dominó la manejó en Veracruz Miguel Alemán Velasco (1998-2004), pues se “enfichó” para proteger a su “tapado”, que siempre fue Fidel Herrera Beltrán, a quien previamente había impulsado al senado de la república. Cuando llegaron los tiempos decidió abrir el juego sucesorio con varias cartas, pues de esa manera protegía a su candidato. Este es un episodio del que mucho saben Gustavo Carbajal y Miguel Ángel Yunes Linares, quienes conocían del apoyo que Miguel Alemán le daba a Fidel Herrera Beltrán. Los demás, Alejandro Montano y Flavino Ríos, entre otros, intuían la jugada y la siguieron, no sin alentar en su fuero interno una luz de esperanza. Pero sería infantil ignorar que existía un evidente soporte logístico en la nómina de algunas dependencias, en las que figuraban abiertos partidarios del entonces Senador de la república.


Tiempos nuevos los actuales, sin duda, ya no siempre la palabra de quien encabeza un poder es la última, ni mucho menos la única que decide las nominaciones a cargos de elección popular. Fox, con su campaña adelantada le ganó al PAN su candidatura; Calderón se la ganó a Fox. Por analogía, ¿podría Héctor Yunes Landa acondicionar las circunstancias a través de la organización “Alianza Generacional” para inclinar a su favor la candidatura priísta al gobierno veracruzano? Se dice que cuenta con el apoyo de Manlio Fabio Beltrones y en esa tesitura no sería difícil conseguir la adhesión de la presidenta del PRI nacional; su escollo lo pudiera encontrar en la voluntad transsexenal del actual gobernador, que se ha inclinado por Javier Duarte de Ochoa, quien dice que “los jóvenes alumnos de Fidel” seguirán “su ejemplo”. (A la calidad de alumnos pudiera agregarse la de ser buenos discípulos, que no es lo mismo. Alumno es el que toma clases del profesor; discípulo es el que aplica y difunde sus enseñanzas. Al menos, de Platón se dice que fue discípulo, no alumno, de Sócrates).


Por otro lado, cabe la pregunta ¿Aplicaría Fidel Herrera a Héctor Yunes el mismo procedimiento que Salinas empleó con Don Fernando? En esa hipótesis, si esta ocurriera ¿actuaría Héctor Yunes Landa, tal como lo hizo Felipe Calderón? La actitud de Genaro Ruiz Arriaga (ex subsecretario de ganadería del gobierno estatal) al buscar libremente la candidatura a legislador federal por Tuxpan, es otro síndrome de los nuevos tiempos.


En fin, esta historia continuará y se irá enriqueciendo, porque afortunadamente Veracruz es pródigo en el recurso humano aplicado a la política. Héctor Yunes Landa tiene todo el derecho para trabajar en su proyecto personal, al igual que Javier Duarte. Habrá que esperar lo que digan, por ejemplo, José Yunes Zorrilla y Adolfo Mota, que despliegan tácticas y estrategias políticas propias pero que, al igual que Héctor y Javier también aspiran a la candidatura priísta, y son representativos de las nuevas generaciones que exhiben un perfil apto para mandar al baúl de los recuerdos las viejas prácticas del tipo de político ya en vías de desaparecer.


Después de este breve repaso no será difícil concluir de la utilidad del conocimiento de la historia para mejor interpretar los sucesos políticos. Mientras, lo más actual es la exhibición de los saltimbanquis, chapulines o trapecistas priístas (4 diputados locales, 3 presidentes municipales-el de Papantla desistió- y un regidor), a quienes el Congreso del Estado otorgó licencias para separarse de un cargo por el que no ha mucho buscaron el apoyo de la ciudadanía, a la que habrán de recurrir nuevamente ¿con qué argumentos? Habrá que escucharlos, ya será responsabilidad de los electores de sus correspondientes demarcaciones decidir si les ratifican la confianza o los premian con música de viento. Pero esa es otra historia; o la misma, solo que revolcada.


2009-01-24

alfredobielmav@hotmail.com

LAS CRISIS

Alfredo Bielma Villanueva



Por fin, después de la actitud contemplativa agravada por la política del avestruz, el gobierno federal se decidió a hacer “algo” para enfrentar la grave crisis financiera y económica de la que todos los mexicanos en mayor o menor medida sufriremos sus impactos; con mayor crudeza la resentirán, por supuesto y como siempre, los más desprotegidos. Retrasado pero, como se dice en el llano, peor es nada, anunció el presidente de la república el Acuerdo Nacional a Favor de la Economía Familiar y el Empleo, que entre otras medidas establece el congelamiento de los precios de los combustibles… no sin antes haber incrementado 35 veces el precio de las gasolinas y el diesel, artículos de lujo en una economía petrolizada que permite a un país kafkiano venderla más caro que en la metrópoli imperialista.


País de planes y programas sin ejecución, en México ya estamos acostumbrados a la política de la simulación a través de la cual los gobernantes anuncian sus idealizados propósitos, que no son sino fijaciones transfiguradas del decálogo de Moisés (“no desearás la mujer de tu prójimo”, “no matarás”, “no robarás”), que en infinidad de veces son tan aludidos como correspondientemente incumplidos. El de Calderón no deja de ser un Acuerdo más, cuyo contenido es de programas reciclados y no fue conocido previamente por los firmantes, algunos de ellos, prestos pronunciaron su adhesión, aunque hubo honrosas excepciones (gobernador de Sonora, y Jefe de Gobierno del Distrito Federal, por ejemplo) que no se prestaron al simulacro cuyo tufo recordó los añejos tiempos del autoritarismo presidencial.


¿Alguien se acuerda que en enero de 2008 el gobierno federal hizo el anuncio de una gran inversión para infraestructura, que según comentaron se ajustaba a las propuestas hechas por Carlos Slim? Ese mismo programa de tintes Keynesianos fue reiteradamente anunciado a fines del año pasado, como para expresar que el cambio se demuestra con movimiento.

Trasladados a la aldea veracruzana, en donde para enfrentar a la crisis también tenemos nuestro decálogo, confeccionado con programas ya multianunciados antes, algunos incumplidos, y que hasta ha servido para potenciar nuestra aldeana ingenuidad de hacer creer que sirvió de base al de Calderón. ¿Quién recuerda que en Veracruz en 2007 se anunció un programa de siembra de maíz para desacelerar el costo de la tortilla y que en 2008 se presentó un esquema similar, pero éste para combatir el déficit alimentario? Aparte de los insustanciales y momentáneos aplausos que levantaron aquellos anuncios, en el campo veracruzano no se observa la profusión de las verdes milpas ni que cambie su agricultura de temporal, a pesar del presunto incremento de tierras de irrigación. Pero la simulación es posible porque no se informa de resultados ni hay un evaluador confiable que los audite.


Debido al deprimido campo veracruzano, somos uno de los principales estados expulsores de migrantes (mídanse por las remesas) pues no hemos podido crear las condiciones que retengan a quienes se ven obligados a buscar el sustento en otras partes de la república, el norte sobre todo, y en los Estados Unidos. Todavía, para desmentir con hechos que no todo se hace en base a programas, o que al menos hay mucho de inspiración en el método de gobierno, de última hora se manda al Congreso estatal una reforma al Decreto 255 para reorientar los recursos de la bursatilización correspondiente al 20% del impuesto sobre tenencia vehicular a los municipios para que se destinen en “proyectos productivos” al campo.


(Esto último es otro galimatías porque cualquier ciudadano sabe de las limitaciones administrativas de los ayuntamientos para resolver a través de planes y programas los problemas de la infraestructura urbana, cuanto más para diseñar programas de desarrollo agropecuario. Pero se dice que la amenaza latente de retirar a los ayuntamientos el apoyo del “peso por peso”, no es sino la mampara para ocultar el que no se ha podido vender en la bolsa de valores el total de las exhibiciones puestas a la venta por el gobierno veracruzano).


Un panorama nada halagüeño, e incurriríamos en la reiterada utopía que nada resuelve si pretendiéramos observarlo de otra manera.


Adicionalmente, el gobierno de Fidel Herrera Beltrán está por concluir y pronto seremos testigos de los estragos que sufre la investidura que da el cargo cuando el mandato fenece y el poder amaina, entonces quedará al descubierto si es oro u oropel lo que éste recubría. Los 23 meses que restan transcurrirán aceleradamente para las gentes en el poder, sobre todo porque las implicaciones de la inminente actividad electoral serán intensas. Añádase que, por la misma razón, fatalmente el gobierno habrá de ocupar parte del valioso tiempo que le queda en atajar y desmentir una buena variedad de arremetidas en su contra y que, por si fuera poco, se enfrentará a las ineludibles protestas de diversos sectores sociales a los que se les ofrecieron mejoras que no llegan debido al incumplimiento de los responsables de los programas y que, como dijera don Teofilito, ni llegarán.


El influjo electoral sembrará dudas, tempestades y un montón de asuntos de contenido presumible, que nos harán recordar lo que solía decir el famoso cacique potosino, Gonzalo N. Santos, acerca de que “la moral es un árbol que da Moras”. Lamentablemente en Veracruz el cultivo de la mora no está incluido en los programas como planta de temporal, ni mucho menos en plantíos de riego. En cambio, la corrupción y la impunidad son como ortigas que crecen al amparo del candente sol tropical de nuestras fogosas latitudes y así, ¿cuál crisis?


alfredobielmav@hotmail.com


Enero 2009





¿PRI MODERNO?

Por Alfredo Bielma Villanueva



A la distancia de los meses por venir, en base a los recientes antecedentes electorales, se observa mas que posible que el Partido Revolucionario Institucional retome la mayoría en la cámara federal de diputados; un hecho al que los analistas no ponen buena cara porque presumen la vuelta al escenario nacional de los mas turbio del acontecer político de México. Para desglosar esa posibilidad cabría la pregunta ¿ha cambiado el PRI durante los años en que no ha ejercido el poder presidencial?


Antes de responder conviene recordar que el PRI, si bien perdió la presidencia de la república en el año 2000, se mantiene en el poder en la mayor parte de los estados de la federación y en la mayoría de los Congresos legislativos locales. Del 2000 acá ha transitado por eventos que le sirven de experiencia; frescos están en la memoria los tiempos del fatídico TUCOM y la pugna interna entre el otrora presidente de este partido y la líder del Sindicato Magisterial. También el triste episodio en el que se exhibió el presunto manejo corrupto del poder en el Estado de México por uno de sus aspirantes a la presidencia de la república, un ejercicio patrimonialista del poder que por cierto sigue vigente en buena parte de los gobiernos locales, independientemente del signo partidista al que pertenecen los titulares del ejecutivo estatal.


La enorme racha ganadora que el PRI ha sostenido en las elecciones en que ha participado después de la gran debacle de 2006 va en proporción directa a la notable caída electoral de su verdugo, el Partido Acción Nacional, y por supuesto de la patética división interna que una vez más-mal endémico- sufre la izquierda mexicana.


En el recuento se registra que en 2007 el PAN solo ganó el gobierno de Baja California Norte cuando ya había perdido el de Yucatán; Congresos legislativos locales y ayuntamientos de ciudades importantes antes en poder panista fueron recuperados por el PRI. En 2008, en seis estados el PAN solo obtuvo 24 de 187 diputaciones en juego, y de 198 alcaldías apenas se hizo de 17 municipios.


En el año que inicia estarán en juego siete gubernaturas: Guanajuato, Jalisco, Morelos, Estado de México, San Luis Potosí, Querétaro y Nuevo León, plazas tradicionalmente fuertes para el panismo, allí estará la referencia de su verdadero potencial. Optimistamente suponen que pueden obtener victorias importantes en Campeche, Colima y Sonora. Pero, para su mala fortuna, cuentan con poco potencial para revertir la tendencia perdedora, a pesar de ser gobierno federal. La crisis financiera y económica, aunada a la inseguridad, operan como pesado lastre para el gobierno panista.


Por lo pronto, la circunstancia de que el Gobierno Federal ya no sea garantía de triunfo electoral para su partido implica un cambio político en nuestro país, comparado con la hegemónica potestad presidencial durante los años en los que el PRI fue gobierno federal. Pero habrá que aclarar que el impulso no se debe a un deseo manifiesto del panismo sino al corrimiento y acomodamiento de fuerzas a que obligó la derrota priísta en el año 2000; a la actividad contestataria de AMLO y su grupo de experimentados ex priístas ( y a mas de 14 millones de votantes, que quiérase o no, reflejan a un México fraccionado en el que la desigualdad y la pobreza reinan), y al grado de desarrollo de la democracia mexicana. Habiendo sido producto de la exigencia ciudadana para el cambio, el IFE y el Tribunal Electoral juegan un importante papel porque se han venido convirtiendo en garantes de la equidad, legalidad, confiabilidad y validez de los procesos electorales.


Pero, ¿el PRI se ha transformado? Partiendo de la realidad de que ya no es el Partido monolítico de antaño el cambio es más que evidente porque ahora cada gobernador es el centro principal de las decisiones en cuanto a candidaturas se refiere, con el colateral compromiso de la manutención para que siga operando, un signo que no ha transmutado salvo en los estados en los que el PRI no hace gobierno. Las relaciones de los gobernadores con el Comité Ejecutivo Nacional se han convertido en un estratégico intercambio de compromisos y responsabilidades en el que los gobernadores han suplido en sus respectivas ínsulas el otrora poder central unificador que ejercía el presidente de la república.


¿Ha mejorado el PRI en cuanto a actitudes éticas respecto del manejo del poder? Sería incorrecto soslayar que los nuevos tiempos han arrimado a su militancia elementos de valía, con una diferente concepción del servicio público; pero, no obstante, a pesar de ello y de todos modos, los viejos vicios no terminan por desaparecer y, peor aún, buena parte de sus nuevos afiliados ha aprendido por observación e imitación los malos hábitos de sus predecesores y formadores, de tal manera que aspiran al poder solo para enriquecerse y obtener indebidas canonjías personales.


Si bien es sabido que en todo cambio parte de lo que se resiste a desaparecer se mezcla con lo nuevo, en el caso del PRI, quienes están a cargo del propósito de alcanzar nuevamente el poder presidencial se formaron en el México que se pretende cambiar y por lo tanto es difícil que se desprendan de viejos hábitos, el riesgo que se corre es que se cambie para más de lo mismo. Por otro lado, mientras en la “nueva” clase política haya quienes sin verdaderamente conocer su obra tomen a Maquiavelo como ejemplo de político acomodaticio y tengan a Fouche como paradigma de habilidosa conducta trepadora será más que difícil la mutación ética del hombre del poder.


Por supuesto que para evitar esa tenebrosa tendencia debe haber cambios en el contexto social a través de la persistente y cada vez mayor participación ciudadana en los asuntos públicos, porque a todos concierne el cambio. No es éste un asunto exclusivo de políticos o de partidos políticos sino de una intensa participación de la sociedad civil en los asuntos que a todos conciernen.


Que nos sirva de ejemplo el caso reciente del Gobernador de Nuevo México quien, luego de haber sido nombrado Secretario de Comercio para el nuevo gobierno de los Estados Unidos, se vio obligado a renunciar debido a una investigación federal que se le sigue para saber si favoreció a la firma de asesoría financiera "CDR Financial Products" con contratos estatales por un millón 480 mil dólares. Una suma que en nuestro medio es peccata minuta (“error, vicio o falta leve”) si la comparamos con los beneficios que diferentes firmas consiguen a través de las prebendas oficiales, ¿le suena? La diferencia es que aquí, simplemente no pasa nada y cuando pasa, lo que es frecuente, no pasa nada.


alfredobielma@hotmail.com


Enero 2008










EL TEATRO INFANTIL Y EL TEATRO DEL ABSURDO

Alfredo Bielma Villanueva


Ya, pasó la euforia consumista; la embriaguez del pensamiento colectivo arrobado por la nostalgia que aspira a los buenos deseos y el planteamiento de los propósitos para mejoras personales en lo provenir. Lo que ahora viene es la cruda realidad, esa de la que infructuosamente se intentó escapar durante quince días y en la que difícilmente hay condiciones para realizar aquellos buenos deseos. Lo que está enfrente es la crisis económica y la crisis de inseguridad con sus consustanciales costos y consecuencias sociales y como para ponerse peor también es un año electoral, con todo lo que esta otra realidad implica.


Un panorama más que difícil, y habrá que precisar que al reconocerlo no es por pesimismo o ánimo decaído sino la plena toma de conciencia de una problemática a la que ineludiblemente tenemos que hacerle frente en el ámbito de lo familiar y en el contexto social, contaminado por las parafernalias del ambiente electoral y las tradicionales actitudes de los actores políticos que pretenden hacer creer que en este depauperado país no ocurre nada. En ése esfuerzo se montan escenarios parecidos a las representaciones de teatro infantil o bien del teatro del absurdo, en una competencia en la que se llega a una mixtura de ambos estilos, muy propios por cierto de la conducta del hombre público mexicano.


Si bien el escenario nacional es rico en ejemplos de la variedad de obras teatrales acá en el Estado no cantamos mal las rancheras. Está por demás afirmar que ninguna de estas representaciones es suficiente para hacer olvidar la gran crisis, económica y de inseguridad, que asola a la sociedad. Pero valen como catarsis sanadora hacer un breve repaso de las representaciones que la clase política veracruzana pone a la disposición de la ciudadanía.


Para que en tiempo de crisis no olvidemos que en política hay permanente crisis de dignidad y carencia de escrúpulos, al finalizar el año hubo un amago de despido cuyo papel protagónico corrió a cargo del actual Secretario de Gobierno veracruzano, un actor muy solicitado para papeles de desmentidos y rectificaciones, muy bien pagados por cierto. En la penúltima representación el director de la obra por alguna razón quiso recordarle la transitoriedad de su permanencia en el papel y de pronto, como en las televisoras, le quitó la exclusividad y lo puso a disposición del partido como posible candidato a diputado federal. Pero como todo actor principal que se respete hizo mutis y declaró que no aceptaría ser siquiera la insinuación y para robustecer su dicho expresó una verdad más que evidente al reconocer que ya está viejo y cansado. Pero en el guión de su papel la continuación del texto disponía que debía una vez más dar marcha atrás en para finalmente aceptar lo que su jefe le mandara, incluso la candidatura para diputado, claro sin faltarle el respeto a la muy reconocida democracia interna de su partido.


Este actor ya ha sido protagonista en otros dramas del desmentido y larga sería la enumeración pero un asunto que tiene pendiente es el de las tarifas urbanas para estudiantes que fueron fijadas en un torneo de desmentidos que no fueron sino cortina de humo para distraer la atención del público afectado con el incremento tarifario. Por allí está latiendo con fuerza la inconformidad de los jóvenes a quienes no se les respeta el descuento que les ofrecieron. El asunto es una luz ámbar en un teatro abarrotado por un público deseoso que le cumplan con la función ofrecida y que más vale que atiendan antes de que se convierta en un foco rojo que obligue a un cambio de escena.


Un actor del teatro del absurdo en el año que ya se fue ha sido el alcalde xalapeño, quien no da una como actor de primera línea. Primero declaró que se cerraría escalonadamente la calle principal del centro de la capital veracruzana para convertirlo en atracción turística. Pero se le olvidó que en Xalapa no hay vías alternas para desfogar el intenso tráfico que cotidianamente aflige a sus habitantes y el intento abortó inmediatamente. Después, en su libreto algún maloso le puso la línea de que la zona de tolerancia jalapeña se haría en un territorio ajeno al que le corresponde como alcalde, obviamente ante la rechifla del teatro vecino tuvieron que borrarle ésas aciagas líneas. En otra representación, ésta muy propia de su origen empresarial, anunció la privatización del servicio de recolección de basura. Solo que en el montaje de la obra se le olvidó que para escenificarla requería de tramoyeros que apoyaran el desarrollo del cuento y como les disgustó no ser tomados en cuenta dijeron simplemente “no” y la obra fue suspendida hasta nuevo aviso.


Pero la riqueza de la inventiva teatral jalapeña es proverbial y para finalizar la temporada se anunció que se erigiría una estatua del Santo Rafael Guizar Valencia, nada menos que en la explanada que el estado laico destina a Sebastian Lerdo de Tejada, uno de los santos de la Reforma, y entonces sobrevino la crisis de las conciencias entre la ensangrentada historia de México y la intentona de la Iglesia por ir ganando más espacios terrenales. Un asunto en el que la sincera veneración al santo no tiene nada que ver pues es solo la ilusa pretensión de un alcalde que está aprendiendo a conducirse en política y que además no conoce la historia. Es también la amoral conducta de una jerarquía católica que pretende explotar los méritos de un auténtico Santo cuyo ungimiento como tal no requirió de implementos externos a la fe.


A grado tal llegó la protesta laicista que desde la alta jerarquía católica se declaró que la idea de colocar la estatua en el centro xalapeño fue iniciativa del gobierno del estado y del ayuntamiento local. Ante éste descobijo, como se tiene la concepción errónea de que la mente ciudadana padece infantilismo, el final de esta trama se diseñó para teatro guiñol y en esa lógica se mando al síndico municipal y al ¡subdirector de turismo! local para desmentir la nada halagüeña alusión clerical. Esta serie teatral continuará mientras haya quienes desde los diferentes ordenes de gobierno pretenden a como de lugar quedar bien con las cúpulas eclesial y empresarial, pues ¿a quien le dan pan que llore?
Es rica la gama teatral en la arena política veracruzana, basta con voltear al cercano puerto de Veracruz en donde su alcalde, no muy buen actor por cierto, al menos en el estilo ortodoxo de la actuación, quien después de padecer imposiciones mil e incontables desatenciones por parte del dueño del teatro, una vez cortadas las amarras se decida a viajar ya sin las ataduras amenazantes de la posible remoción. Un titulo para esta obra sería “la tuerca trasroscada” que de tanto apretar se barrió, y ya no va ni para adelante ni para atrás. Cabe esperar que con los anárquicos periplos de este alcalde, que también busca atraer con viajes supuestas mejoras a su solar de gobierno, se concrete algún beneficio para la apasionada asistencia que observa, no sin cierta envidia, la desfachatez de viajar con cargo al tesoro público.


Según la definición más libre de lo que es el teatro del absurdo, a través suyo se trata de evidenciar lo que cae en ése calificativo para intentar ser mejores, algo que en el caso de lo político indudablemente corresponde a la ciudadanía para que en las incontables ocasiones que tiene oportunidad para elegir a las gentes en el gobierno lo haga con creciente madurez cada vez que eso ocurra. Desafortunadamente en esto sucede como cuando se asiste al teatro, que una vez pagadas las entradas el público se atiene a que el actor lo haga bien y que corresponda a la paga con su buena actuación. Aunque desgraciadamente si la actuación en política no se estila la rechifla si la actuación es mala, quizá porque esta sería tremendamente ensordecedora. Solo que por eso sea. ¿Infantil o Absurdo?


alfredobielmav@hotmail.com
Enero 2009