DAVID Y GOLIAT

Por Alfredo Bielma Villanueva


Con un perfil de empresario, más debido a la actividad familiar que a méritos propios y con nula experiencia en el arte de la cosa pública, el actual alcalde xalapeño ha venido demostrando con creces que se le está haciendo difícil el noviciado y que el cargo que ahora ocupa, por lo menos en su primer mes de gestión, le está quedando grande.


Sin embargo, sería torpeza intentar calificar su desempeño en el ámbito de la función pública por solo un mes, pues no hace referencia ninguna. Por lo pronto, lo único que se le observa es insustancial retórica y anuncios que pretenden ser espectaculares, como el dar avances de lo que hará, cuando lo que la población jalapeña requiere son hechos, acciones, obras, no buenas razones.


Por ejemplo, durante casi una semana se estuvo promoviendo el cambio de sentido de algunas calles como Américas y 20 de Noviembre dizque para agilizar el tráfico citadino, de repente dejó de escucharse ese propósito que seguramente no tenía base alguna en estudios urbanísticos serios sino más bien que fueron fruto de la imaginación y de la improvisación o de un deseo de mejorar la vialidad sólo por inspiración.


Para nadie habrá pasado desapercibido que otra semana más se utilizó para hablar de que el “Dragón Rojo” ya pronto vendrá para repavimentar la Avenida Guizar y Valencia y otras importantes calles de la ciudad. Retórica y anuncios sin sentido que sólo han servido de pretexto para la declaración, mientras se trata de ocultar una manifiesta improvisación.


Una semana más se utilizó para declarar y aclarar lo del famoso “túnel”; un asunto insustancial que la falta de capacidad para aclararlo hizo grande. ¡Qué puede interesarle a la ciudadanía el que al alcalde se le ocurra hacer un pasadizo de su oficina al coche! No al menos a la que carece de agua potable y drenaje o de calles pavimentadas.


Durante las dos últimas semanas se ha estado hablando del eventual cierre de un tramo de la calle Enríquez en pleno centro de la Ciudad. El argumento principal fue el de incrementar el turismo e incentivar el movimiento comercial de este espacio xalapeño. Pusieron fechas para la aplicación de la medida y en absoluta incongruencia anunciaron que pondrían a la consideración de los xalapeños si se ejecutaba el plan, claro, después de hacer el experimento. Todo para concluir que para no interferir con el carnaval del puerto de Veracruz se posponía la medida para ocho días después, olvidando que el 9 será domingo de media quincena y que, por lo mismo, en los bolsillos de los xalapeños hay menos dinero para salir a comprar. Eso es improvisación, señal que no se están pensando con seriedad las medidas, que sólo son fruto de una ocurrencia o del deseo de desviar la atención ciudadana ante la nula aplicación de políticas públicas.


Apenas un día después el alcalde vuelve al tema y declara que “La idea, repito, es activar el centro de la ciudad, devolver a la capital, sobre todo al centro, la calma de que las personas puedan disfrutar de su ciudad, y con respecto al nerviosismo de los comerciantes, no tienen que temer, ya que se buscará impulsar las visitas al centro, la medida es para ayudar, no para perjudicar a nadie”. Agregó la intención de cerrar gradualmente el centro “Primero que nada se busca con el piloto que los objetivos se vayan cumpliendo, por eso es que primero será un día, luego dos y luego tres días, esto se irá marcando conforme se vaya viendo la situación del cierre de la calle Enríquez”. (Milenio 29-I-08).


Al paso que va y antes que decida cerrar el centro toda la semana, habrá que preguntarle al alcalde, cuándo construye nuevas vialidades para que sirvan de vías alternas a los 1500 automóviles y 35 autobuses que se desviarán cada hora cuando el centro esté cerrado al tránsito vehicular; también si ya existe el número suficiente de cajones de estacionamiento-a buen precio- para dar cabida a quienes vayan a solazarse con las atracciones que dice se van a presentar; además, si ya se ha pensado en el megaoperativo de tránsito que debe disponer para evitar que las calles hacia adonde se desvíe la circulación no se conviertan en amplios estacionamientos rodantes. Y que recuerde que un sábado de diciembre pasado se cerró por algunas horas el Circuito Presidentes y el caos vial que se provocó fue fenomenal.


Ganas de hacer noticia vana y fácil, simulación y actitud irresponsable ante un panorama de problemas urbanos cuya dimensión representa un reto a quien lo enfrente.

Nada del otro mundo, “toda exageración es insignificante”, decía Talleyrand, pero, por lo hasta ahora visto, la problemática urbana de Xalapa da la impresión de ser un Goliat al que no cualquier David sabe enfrentar.


alfredobielma@hotmail.com
Enero 2007

HUGO CHAVEZ FRÍAS, EL PUEBLO, EL PODER, LA CORRUPCIÓN.

Por Alfredo Bielma Villanueva


La Revolución Cubana de 1959 conmocionó al establishment de ibero América y trastornó significativamente los planes del imperio americano en esta región del planeta. La no alineación del gobierno de Fidel Castro Ruz a los designios de Washington y la inclinación castrista hacia el bloque socialista obligó a los Estados Unidos a ejercer múltiples presiones sobre la naciente Revolución. Para ponerlas en práctica utilizó a los gobiernos del nuevo continente que en buen número estaban encabezados por “militarotes” y civiles encumbrados y apoyados por la CIA. En 1961, Venezuela rompió relaciones con Cuba como reacción al respaldo que Castro daba a la guerrilla venezolana; la gota derramó el vaso cayó en 1963 cuando se interceptó un cargamento de armas proveniente de la Habana, lo que produjo el acuerdo de la OEA para aislar a Cuba con sanciones diplomáticas y económicas que aún perduran, manteniendo a la Isla caribeña con serias restricciones que impiden su cabal desarrollo económico.


La historia de ibero América en el siglo XX estuvo asociada a los golpes de estado y al militarismo, gorilesco como en Venezuela que estuvo gobernada por militares de 1830 a 1958, largo periodo en el que solo en nueve años gobernaron los civiles. Después de ese lapso, en 1958, empieza la era civil con Marcos Pérez Jiménez, que llegó a la presidencia porque los Partidos Políticos conformaron un acuerdo de gobernabilidad al que denominaron “Punto Fijo”. Devino entonces la participación electoral de los Partidos Acción Democrática de orientación socialdemócrata y el COPEI (Comité de Organización Política Electoral Independiente), demócrata-cristiano. Hasta 1998 el primero gobernó en cinco periodos y el COPEI en tres.


La corrupción, un mal enraizado en la cultura de América Latina, hizo presa del gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974-1979), que concluye en una crisis de credibilidad extraordinaria y le entrega el poder a Luís Herrera Campanis del partido opositor (COPEI), quien expresa que recibe “un país hipotecado”, endeudado con el exterior. Durante el gobierno de Campanis las exportaciones del petróleo cayeron de 19, 300 millones de dólares en 1981 a 13 mil 500 millones en 1983 y la deuda externa llegó a los 30 mil millones de dólares, un destino muy paralelo al mexicano de aquellos años, “la década perdida” se le llamó; como México, Venezuela también sufrió una tremenda devaluación el 18 de febrero de 1983, “el viernes negro” lo calificaron.


En 1986, durante la presidencia de Jaime Lusinchi (1984-1989), Chávez, junto con otros militares y algunos civiles, conspiraron para formar el Ejército Bolivariano Revolucionario con el que planeaban actos de terrorismo volando torres de electricidad. Entre otras motivaciones encontraban el excesivo protagonismo de la secretaria privada del presidente Luisinchi, Blanca Ibáñez, supuesta amante del mandatario venezolano, además de la enorme cauda de corrupción del régimen. Siempre, como en México, el común denominador de la inconformidad, fue la corrupción de la cúpula gobernante.


Hugo Chávez es ascendido a comandante en 1991 y esto le proporciona oportunidad para que el 2 de febrero de 1992, al frente de los “comacates” como se le llamó al grupo subversivo de militares con grado de comandantes, mayores, capitanes y tenientes, intentara un golpe militar contra Carlos Andrés Pérez, que fue frustrado por la pronta reacción del gobierno y la improvisación con la que actuaron los golpistas. Sin embargo, para su rendición, se le dio oportunidad a Chávez para aparecer frente a las cámaras de televisión anunciando que “por ahora” se rendía, pidiendo a sus compinches hacer lo mismo. Esto le acarreó de inmediato un sentimiento de simpatía popular que se manifestaba en el número de líderes políticos, sindicales y gremiales que lo visitaron en la cárcel. El “por ahora” se haría famoso en Venezuela como un comentario que como moneda de circulación corría por las calles de caracas, la capital.


Meses después, el 27 de noviembre, con Hugo Chávez en prisión, ocurre otro golpe militar que como el anterior fue apaciguado por el ejército leal a Carlos Andrés Pérez. Pero lo que no pudieron hacer los militares lo concretó la corte Suprema el 20 de mayo de 1993 cuando destituye a Carlos Andrés Pérez acusado de malversación de fondos. Circunstancia que sirvió para que el 26 de marzo de 1994 Chávez saliera de la cárcel.
Con la consigna contra la corrupción de la clase política, una élite enriquecida al amparo del poder, el 6 de diciembre de 1998 Hugo Chávez triunfa en las elecciones presidenciales y asciende al poder, apenas seis años después (1992) de haberlo intentado a través de un Golpe de Estado. De inmediato puso al descubierto su tendencia al manejo de los medios con la creación del periódico “El Correo del Presidente” y poco después con el programa televisivo semanal “De Frente con el Presidente” que poco duró hasta llegar al Aló, Presidente. Que nos hace recordar por cierto aquel programa radiofónico de Fox que terminó sin audiencia, con pena y sin gloria.


Ahora Hugo Chávez gobierna Venezuela, un país que exporta petróleo, en el que abundan los petrodólares, como en los emiratos árabes. Mucho dinero para la elite y mucha pobreza popular; se repite allá, como una maldición hecha poema en la inspiración de López Velarde “Suave Patria”: , la triste historia de un ranchero enamorado. En Venezuela llegó Hugo Chávez al poder, pero no se ve el desarrollo económico.


He aquí uno de los tantos ejemplos históricos que sirven para demostrarnos que la masa, eso que llamamos “pueblo”, no tiene ni conciencia ni memoria, que su vivencia es la del día, lo que hoy es, mañana se olvida; lo que ahora halaga mañana apedrea; que el rey de hoy mañana es decapitado; que el hoy exaltado mañana es conducido al cadalso. Si en este momento-si nuestra Constitución lo permitiera- tras una campaña de intenso bombardeo mediático a su favor, Carlos Salinas de Gortari se propusiera regresar a la presidencia tenga usted por seguro que, guirnaldas de por medio, sería enaltecido como un prohombre mexicano. Todo este rodeo es para situarnos nuevamente en Venezuela en donde Carlos Andrés Pérez, aquel que en 1979 fuera denostado como el más corrupto de los gobernantes, fue nuevamente elegido presidente para el periodo 1989-1993 y, nuevamente salió de la presidencia entre denuestos habiendo sido condenado a arresto domiciliario durante dos años. Que Alain García (1985-1990), de Ecuador, también dejó la presidencia de su país entre un diluvio de acusaciones de corrupción y que en 1992 tuvo que emigrar a Colombia y Francia para evitar ser encarcelado, a pesar de todo esto volvió a su país y es el actual presidente.


Benhazir Bhuto la primera mujer pakistaní que ocupara el cargo de Primer Ministro en un país musulmán, su primer periodo de gobierno, 1988-1990, fue suspendido a los 20 meses acusada de corrupción y en el segundo 1993-1996 le ocurrió lo mismo, acusada de lo mismo. Ahora es una mártir y se le presenta como una víctima de la sinrazón. Sin duda, de seguir viva, amparada por un enorme aparato de propaganda y en la siempre maleable conciencia popular, hubiera llegado a la presidencia de su país de nuevo.


Cualquiera se preguntará ¿y qué tenemos que ver los veracruzanos en todo este cuento radicado en países tan remotos al nuestro? Quizá nada, quizá mucho, pero no está por demás reflexionar que como ciudadanos nos corresponde mucho de la responsabilidad de todo lo que hagan nuestros mandatarios. Que debemos tomar más en serio nuestro papel de ciudadanos y olvidarnos del apodo que nos convierte en “pueblo”. Este concepto ya es obsoleto y corresponde a otros estadios de la historia de las sociedades que debemos superar participando activamente en la cosa pública.


alfredobielma@hotmail.com
Enero 2008

MEXICO EN LA ENCRUCIJADA ECONÓMICA
Ya en vías de una definitiva decisión de abrir la economía mexicana el presidente Salinas estableció tres prioridades: 1) Renegociación de la deuda externa, 2) La privatización del sector paraestatal y la firma de un Tratado de Libre comercio con Estados Unidos y Canadá. Es un hecho histórico el que las tres propuestas fueron cabalmente cumplidas. La base de sus propósitos las encontró en las recurrentes crisis económicas de fines de sexenio de los gobiernos de sus tres inmediatos antecesores que se tradujeron en devastadoras devaluaciones y en incontrolable inflación. De allí la renegociación de la deuda externa y la venta de empresas públicas, esto último para reducir la deuda interna. Fue así como de las más de 800 empresas propiedad del Estado mexicano fueron enajenadas y el patrimonio nacional se redujo de manera considerable.
A estas alturas de la vigencia del TLC no estaría por demás discutir su renegociación en el capitulo agropecuario, aunque no hay que olvidar que cada socio tiene sus particulares intereses. Es verdad que la puesta en marcha de éste Tratado ha sido un éxito, sólo que la parte beneficiada es mínima pues no debemos olvidar que hay muchos Méxicos y el de los pobres es la porción más grande. Aunque, si bien es cierto de que no debió haberse firmado en los términos en los que se hizo este Tratado, también es verdad que nuestros gobiernos, conociendo los términos de su contenido, no aplicaron las medidas correspondientes para paliar el impacto que representa para la más débil la interrelación entre economías de diferente desarrollo.
Los gobiernos de Zedillo y Fox siguieron a pie juntillas el tradicional “ahí se va”, expresado con claridad en la anécdota acerca de las recomendaciones para gobernar a este país que en tres sobres entregaba el presidente que salía a su sucesor: Dado el periodo de aprendizaje de los integrantes del flamante gobierno, ante la dificultad de resolver los problemas, en el primer sobre se decía: “Frente al cúmulo de problemas no resueltos, le echas la culpa a tu antecesor”. Después, por la falta de resultados, el segundo sobre recomendaba: “Le echas la culpa a tus colaboradores y haces cambios en tu equipo de gobierno”, para esta etapa ya habían transcurridos cuatro años y era hora de pensar en abrir el tercer sobre en el que se establecían las reglas para preparar la sucesión. Una pésima costumbre que para mala fortuna del pueblo mexicano aún guarda vigencia en la agenda de los estratos gubernamentales.
Después de varios sexenio de seguir puntualmente el decálogo del Consenso de Washington, aplicando las recetas macroeconómicas y cumpliendo con las reformas estructurales mandadas a hacer por el Fondo Monetario Internacional y el Banco interamericano de Desarrollo, nuestro país no ve la salida y, como decía Don Teofilito, ni la verá si, como se observa, el gobierno se empecina en privilegiar el control de la inflación sobre la mejora salarial de los trabajadores; si persiste en su actitud de ignorar que para hacer producir el campo se requiere de programas de tecnificación, riego y precios de garantía. Un campo desarticulado como el nuestro, sin canales de comercialización, en donde el intermediario se lleva las ganancias está condenado a la pobreza. De cualquier manera, las grandes tasas de crecimiento económico y el aumento del bienestar de la población anunciados por Salinas de Gortari en abono al TLC no han llegado.
Ahora escuchamos al presidente Calderón, siempre optimista, declarar multimillonarios apoyos al campo como nunca antes, solo que la eterna esperanza del mexicano se va mermando a pasos acelerados al recordar similares anuncios de anteriores presidentes sin resultados benéficos para la mayoría poblacional. Hace poco menos de un año sobrevino el problema del incremento al precio de la tortilla, de inmediato el presidente anunció la disposición de miles de millones de pesos para comprar maíz “en donde fuere” para evitar el alza de su precio; también se anunció la implementación de programas para que el campo mexicano se tiñera del verde maíz, ¿alguien ha hablado de resultados? No, porque fue simple retórica pues ni el precio de la tortilla bajó ni hubo la gran siembra de maíz que se esperaba.
Es muy grave lo que sucede en nuestro país si consideramos que el cansancio social se va recrudeciendo y si observamos cómo desde la cúpula gubernamental padecen de un optimismo sin sustento ante un panorama de auténtica crisis. Nadie con madurez desea que al gobierno se le salgan de control los problemas, por esta razón desearíamos escuchar sin eufemismos un diagnóstico serio de la situación y no anuncios de inversiones millonarias sin sustento programático.
Pero la historia de nuestro país está colmada de ejemplos en los que la clase política hace como que la virgen les habla para evadir realidades adversas. Pero no es actitud nueva; un ejemplo de cómo se ignora irreflexivamente la realidad lo dejó asentado en su renuncia al cargo de presidente de la república Porfirio Díaz, el 25 de mayo de 1911, ante el Congreso: “El pueblo mexicano, ese pueblo que tan generosamente me ha colmado de honores…se ha insurreccionado en bandas milenarias armadas… No conozco hecho alguno imputable a mí que motivara ese fenómeno social”. Más claro, ni el agua.
alfredobielma@hotmail.com
Enero 2007

EL “ARRIOLAZO”

Por Alfredo Bielma Villanueva

En la historia política del Estado de Veracruz destacan ciertos episodios que por la trascendencia de su acaecimiento y por las características de quienes los protagonizaron son puntos de referencia de un pasado al que califican. Aquí reseñaremos uno de ellos, que la gente de la política denominó en su momento como “el Arriolazo”.


En 1970 se dio el relevo constitucional de los poderes federales, en octubre del año previo el Partido Revolucionario Institucional había destapado a Luís Echeverría Álvarez como su candidato a la presidencia de la república y para marzo de ése año se daban los consabidos jaloneos y cabildeos para seleccionar a quienes participarían como candidatos a diputados y senadores, un proceso en el que los gobernadores desempeñaban un importante papel.


Gobernaba al Estado de Veracruz el licenciado Rafael Murillo Vidal y aparte de los naturales forcejeos entre los sectores para confeccionar la lista de candidatos a diputados federales, la discusión se centraba en un candidato al senado, de los dos que cada Estado de la federación tenía. Estaba claro que uno de los candidatos sería el dirigente nacional de los petroleros Samuel Terrazas Sosaya, pero la decisión acerca del otro sí representaba problemas.


Alfonso Martínez Domínguez, el presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, cabildeaba la posible candidatura al senado del Diputado por Acayucan el General Celso Vázquez Ramírez, hombre muy cercano al ex presidente Miguel Alemán Valdez y/o de Fluvio Vista Altamirano, Oficial Mayor del Comité Ejecutivo Nacional priísta; se movía en la misma pretensión Mario Vargas Saldaña, ex alcalde jarocho. Pero el gobernador había puesto todo su empeño en que la candidatura fuera para el Presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, el profesor Rafael Arriola Molina, el hombre fuerte de la Cuenca del Papaloapan. En esa determinación el gobernador contestó a una llamada del Secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, quien le sugería otros nombres para el senado.


Respondía el gobernador que su decisión de que fuera Arriola Molina el candidato se basaba en que a solo un año de su ascenso al gobierno se mostraría como un gobernador débil si no podía hacer candidato a su presidente del PRI local. Le expresó al Secretario de Gobernación que si quería le daba toda la lista de candidatos a diputados federales para que decidieran a quien escoger, pero que su determinación a favor de Rafael Arriola para el senado era indeclinable.


Tras múltiples estiras y aflojas finalmente se impuso la decisión de Murillo Vidal y el candidato al senado fue el profesor Rafael Arriola Molina; en la otra fórmula quedó Samuel Terrazas Sosaya, quien por su carácter de dirigente nacional del Sindicato de Petroleros no tuvo problemas para postularse.


El profesor Rafael Arriola Molina era un prominente, acaudalado agricultor cañero de la Cuenca del Papaloapan, uno de los mas grandes abastecedores de la gramínea al Ingenio San Cristóbal, a cuyos propietarios, debido a su cercana amistad, apoyaba en el control de la zona de abastecimiento. Su época dorada la forjó en los tiempos en que se fundó la Comisión del Papaloapan, una dependencia del gobierno federal encargada del desarrollo de esa rica región, dotándola de la infraestructura necesaria para su despegue económico. Dos años antes del arribo de Murillo Vidal al gobierno veracruzano el profesor Arriola había sufrido una embolia cerebral por lo que se le consideraba retirado ya de la política activa. Se olvidaban que en política no hay cadáveres vivientes hasta que físicamente desaparecen pues Arriola acompañó en su campaña a Murillo Vidal, quien apenas tomó posesión lo nombró presidente del PRI veracruzano.


Ya había sido diputado federal y durante el gobierno del presidente Ruiz Cortines coincidió en el Comité Ejecutivo Nacional priísta con el Lic. Luís Echeverría Álvarez que era el Oficial Mayor del Comité encabezado por Rodolfo Sánchez Taboada. Arriola Molina era el representante del Sector Popular y entrambos no hubo química y sí muchas fricciones, lo que no cabría duda alguna a juzgar por el carácter del Profesor Arriola cuyas explosiones las sufrieron en su tiempo quienes integraron el Comité Directivo Estatal priísta que encabezó en Veracruz. Manuel Ramos Gurrión, Rubén Pabello Rojas, Carlos Brito Gómez, Carlos Domínguez Millán, Rodrigo Ángeles Pizzoloto, José Lima Cobos, Francisco Sánchez Contreras, entre otros, son testigos vivientes porque ninguno de ellos estuvo exento del ríspido carácter y del agudo sarcasmo del profesor Arriola.


Prácticamente desde el arranque del gobierno de Rafael Murillo Vidal, sin miramiento alguno para el amigo que lo rescató del remanso político, el profesor Arriola Molina inició su campaña al gobierno de Veracruz, un proyecto que pasaba por la candidatura al senado. Lograda esta escala la campaña para senador se desarrolló con visible alarde de poder político, al grado de que sus jóvenes colaboradores no alcanzaban a contener, para protegerlo de sí mismo, sus irrefrenables ímpetus. No faltaron los roces entre los candidatos al senado, provocados por el irascible acontecer del “profesor”, quien acaparó el papel protagónico en la campaña y a Samuel Terrazas Sosaya, parco y prudente lo relegó a un segundo plano.


Un lunes, llegó Arriola al despacho de su amigo el gobernador para comentarle: “Rafael, en el mitin de ayer en Cosamaloapan reuní más gente que Luís Echeverría cuando éste pasó por allá”. Mirándolo a los ojos el gobernador le aconsejó: “Rafael, no digas eso, recuerda que él es el candidato a la presidencia de la república y eso es mas importante”. Para cuando se dio la elección se repitió la dosis de imprudencia pues resultó que el candidato presidencial había tenido menor número de votos que el candidato al senado.


Pero la gota que derramó el vaso fue una declaración que le hizo el profesor Arriola al periodista José Luís Hernández Sosa, corresponsal de El Dictamen y de Excelsior en Xalapa, en el sentido de que la federación era un pulpo que se llevaba las ganancias de la explotación petrolera y no redistribuía con justicia los recursos fiscales entre los estados de la federación. La declaración fue publicada destacadamente en el Diario “Excelsior” de la Ciudad de México, con la correspondiente secuela política.


El día de la publicación Arriola Molina, desde Martínez de la Torre se comunicó telefónicamente con José Luís Hernández Sosa para pedirle que hiciera una rectificación de lo publicado en el sentido de que él no lo había expresado tal cual se publicó. Preocupado por verse involucrado en este enredijo y no deseando hacer la enmienda correspondiente, Hernández Sosa consultó acerca del asunto con el ex presidente Ruiz Cortines quien residía en el Puerto de Veracruz y éste, entre otras cosas, le expresó: “Lo que dijo Arriola es cierto, sólo que lo hizo al cuarto para los doce y no a las doce y cuarto”.


Se refería el ex presidente al hecho de que el expediente electoral de Arriola aún no había sido dictaminado por el Colegio Electoral y ya se especulaba como reguero de pólvora que era posible que no pasara. Los días transcurrieron y en las especulaciones se hacían mil conjeturas, entre ellas la de que quien iba a entrar al senado era el suplente, Juan Maldonado Pereda, y no el titular Arriola Molina. Por cierto que originalmente Juan Maldonado fue anotado para ser suplente de Samuel Terrazas pero el propio Arriola se empecinó y logró hacerlo su suplente, desplazando al líder croquista de Orizaba Daniel Sierra Rivera, hacia la fórmula de Terrazas Sosaya, viciando así la costumbre de meter en una fórmula a militantes de diferente sector partidista. De esta manera las fórmulas fueron una de obreros y otra del sector popular.


Durante el difícil trance de la espera a que el Colegio Electoral del senado turnara el caso, Arriola pidió al gobernador su intervención pero el Lic. Murillo Vidal adoptó la postura de “te lo dije”. En realidad, la declaración de Arriola había molestado al presidente Gustavo Díaz Ordaz y el gobernador, amigo de éste, bien sabía de la decisión presidencial y las consecuencias para Arriola Molina. Estas fueron el congelamiento del caso de Veracruz en tan drástica decisión que no entró ni el suplente, así, simplemente este Estado se quedó con un solo senador, que por cierto no era veracruzano pues Samuel Terrazas Sosaya, avecindado en Poza Rica, era michoacano de origen.


Enseñanzas: en boca cerrada no entran moscas; no pelees con Sansón a las patadas; en política no estás seguro hasta que cobras la primera quincena;

LA CUESTA DE ENERO

“El problema del campo mexicano estriba en que los campesinos están organizados para votar, no para producir”, dijo en un exabrupto de sinceridad Oscar Brauer Herrera, entonces Secretario de Agricultura del presidente Luís Echeverría (1970-1976). Sabía de lo que hablaba porque ésa fue una de las tremendas desviaciones que se le hicieron al sentido de la Revolución al conducir al campo mexicano hacia un callejón sin salida, cuando todo se quedó en el reparto agrario y en la política clientelar plena de corrupción que de ello se derivó.


La Reforma Agraria, un proceso revolucionario de la que ya nadie se acuerda, tuvo como principal objetivo proporcionar al hombre del campo la tierra suficiente para su subsistencia y arraigo y para terminar con las condiciones feudales en que vivía. Pero todo se quedó en la etapa del reparto agrario injusto e insuficiente, nunca se pasó a la etapa de la Reforma integral que consistía en la tecnificación del campo mexicano para que sirviera al desarrollo industrial, en base a una economía guiada por el Estado que privilegiaba ante todo la soberanía nacional.


Durante muchos años nuestra economía creció aceleradamente, a la par que los salarios aumentaron sobre una inflación que no rebasaba al 6%. La imprudente conducción económica de Echeverría dio al traste con aquel crecimiento sostenido al exagerar la utilización de créditos y recursos fiscales que provocaron la grave crisis económica del fin de su sexenio, no sin antes haber declarado que la economía se guiaba desde los Pinos. Mal remedio que siguió su sucesor López Portillo quien no supo “administrar la abundancia” derivada de la explotación del petróleo y tras un exagerado gasto público concluyó con otra gran crisis económica, expresada en catastróficas devaluaciones que dieron al traste con todo lo que anteriormente se había avanzado. Esto definió el rumbo del país pues lo obligó a decidir que su sucesor fuera Miguel de la Madrid, punta de lanza del neo-liberalismo y de la arribazón de los tecnócratas al poder nacional.




Después llegamos al colmo de nuestras desgracias con la firma del Tratado de Libre Comercio en 1994 con las dos economía más desarrolladas del continente y nos pusimos la soga al cuello al aceptar consolidar lo que ya desde 1982 había comenzado el gobierno de Miguel de la Madrid para imponer el liberalismo económico en aras de una globalización supuestamente inevitable.


Al establecer esa relación de compromisos con economías con tan dispar desarrollo respecto de la nuestra se puso en jaque el porvenir de la nación vía su soberanía alimentaria, todavía más porque los gobiernos subsecuentes, conociendo de las previsiones que debían tomarse por la entrada en vigor de nuevas cláusulas, no diseñaron ni ejecutaron las políticas públicas que evitaran el impacto de su aplicación, tal cual ocurrirá en el presente año con la entrada libre, por el arancel cero, de fríjol, maíz, leche en polvo y azúcar, etc. Dejando en la más absoluta indefensión a gran parte del campo mexicano, que se ve aceleradamente despoblado por la emigración de sus jóvenes, único recurso que nuestra paupérrima economía exporta.


La disparidad entre nuestra precaria producción de maíz, por ejemplo, que cuando mejor nos va promedia cuatro toneladas por hectárea contra las 10 que promedia la agricultura de los Estados Unidos, es solo un ejemplo de la nula competitividad de nuestro renglón agrícola. En cuanto al fríjol, mientras una hectárea en EU rinde 1,800 kilos, en México apenas se producen 600 kilogramos. Además los campesinos de aquél país están subsidiados y cuentan con tecnología de apoyo, mientras que los nuestros ni del precio de garantía pueden gozar. Respecto del azúcar, nuestra industria está para llorar pues aquel intento de reconversión industrial que se hizo en el gobierno de de la Madrid para modernizar la planta productiva se quedó en ciernes y ahora cuesta mas caro producir un kilo de azúcar que comprarlo en el extranjero; así, ¿cuál competitividad?

Ante este triste panorama, en cuanto a asimetrías patéticas, observamos cómo el actual Secretario de Agricultura promueve un spot en donde aparece la triunfadora Lorena Ochoa promocionando a nuestro “exitoso” campo mexicano. Si usted encuentra alguna relación, así sea subliminal, entre un campo de golf en donde campean quienes han alcanzado un cierto nivel de holgura económica, con nuestro averiado surco campirano en el que sobreviven en condiciones de miseria millones de compatriotas, entonces quienes no avizoramos sino una enorme estulticia del funcionario que aprobó el mensaje estamos fuera del contexto.


Pero algo muy cierto es que, por mas optimista que queramos o podamos ser al pensar que la llamada cuesta de enero se constriñe únicamente a éste mes, la realidad nos indica que solo es el punto de marcha de una serie de descalabros económicos, gasolinaza incluido, que esperan al pueblo de México, que al parecer no encuentra en el gobierno al piloto que conduzca con precisión la nave de su destino.


alfredobielma@hotmail.com
Enero 2008