HUGO CHAVEZ FRÍAS, EL PUEBLO, EL PODER, LA CORRUPCIÓN.

Por Alfredo Bielma Villanueva


La Revolución Cubana de 1959 conmocionó al establishment de ibero América y trastornó significativamente los planes del imperio americano en esta región del planeta. La no alineación del gobierno de Fidel Castro Ruz a los designios de Washington y la inclinación castrista hacia el bloque socialista obligó a los Estados Unidos a ejercer múltiples presiones sobre la naciente Revolución. Para ponerlas en práctica utilizó a los gobiernos del nuevo continente que en buen número estaban encabezados por “militarotes” y civiles encumbrados y apoyados por la CIA. En 1961, Venezuela rompió relaciones con Cuba como reacción al respaldo que Castro daba a la guerrilla venezolana; la gota derramó el vaso cayó en 1963 cuando se interceptó un cargamento de armas proveniente de la Habana, lo que produjo el acuerdo de la OEA para aislar a Cuba con sanciones diplomáticas y económicas que aún perduran, manteniendo a la Isla caribeña con serias restricciones que impiden su cabal desarrollo económico.


La historia de ibero América en el siglo XX estuvo asociada a los golpes de estado y al militarismo, gorilesco como en Venezuela que estuvo gobernada por militares de 1830 a 1958, largo periodo en el que solo en nueve años gobernaron los civiles. Después de ese lapso, en 1958, empieza la era civil con Marcos Pérez Jiménez, que llegó a la presidencia porque los Partidos Políticos conformaron un acuerdo de gobernabilidad al que denominaron “Punto Fijo”. Devino entonces la participación electoral de los Partidos Acción Democrática de orientación socialdemócrata y el COPEI (Comité de Organización Política Electoral Independiente), demócrata-cristiano. Hasta 1998 el primero gobernó en cinco periodos y el COPEI en tres.


La corrupción, un mal enraizado en la cultura de América Latina, hizo presa del gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974-1979), que concluye en una crisis de credibilidad extraordinaria y le entrega el poder a Luís Herrera Campanis del partido opositor (COPEI), quien expresa que recibe “un país hipotecado”, endeudado con el exterior. Durante el gobierno de Campanis las exportaciones del petróleo cayeron de 19, 300 millones de dólares en 1981 a 13 mil 500 millones en 1983 y la deuda externa llegó a los 30 mil millones de dólares, un destino muy paralelo al mexicano de aquellos años, “la década perdida” se le llamó; como México, Venezuela también sufrió una tremenda devaluación el 18 de febrero de 1983, “el viernes negro” lo calificaron.


En 1986, durante la presidencia de Jaime Lusinchi (1984-1989), Chávez, junto con otros militares y algunos civiles, conspiraron para formar el Ejército Bolivariano Revolucionario con el que planeaban actos de terrorismo volando torres de electricidad. Entre otras motivaciones encontraban el excesivo protagonismo de la secretaria privada del presidente Luisinchi, Blanca Ibáñez, supuesta amante del mandatario venezolano, además de la enorme cauda de corrupción del régimen. Siempre, como en México, el común denominador de la inconformidad, fue la corrupción de la cúpula gobernante.


Hugo Chávez es ascendido a comandante en 1991 y esto le proporciona oportunidad para que el 2 de febrero de 1992, al frente de los “comacates” como se le llamó al grupo subversivo de militares con grado de comandantes, mayores, capitanes y tenientes, intentara un golpe militar contra Carlos Andrés Pérez, que fue frustrado por la pronta reacción del gobierno y la improvisación con la que actuaron los golpistas. Sin embargo, para su rendición, se le dio oportunidad a Chávez para aparecer frente a las cámaras de televisión anunciando que “por ahora” se rendía, pidiendo a sus compinches hacer lo mismo. Esto le acarreó de inmediato un sentimiento de simpatía popular que se manifestaba en el número de líderes políticos, sindicales y gremiales que lo visitaron en la cárcel. El “por ahora” se haría famoso en Venezuela como un comentario que como moneda de circulación corría por las calles de caracas, la capital.


Meses después, el 27 de noviembre, con Hugo Chávez en prisión, ocurre otro golpe militar que como el anterior fue apaciguado por el ejército leal a Carlos Andrés Pérez. Pero lo que no pudieron hacer los militares lo concretó la corte Suprema el 20 de mayo de 1993 cuando destituye a Carlos Andrés Pérez acusado de malversación de fondos. Circunstancia que sirvió para que el 26 de marzo de 1994 Chávez saliera de la cárcel.
Con la consigna contra la corrupción de la clase política, una élite enriquecida al amparo del poder, el 6 de diciembre de 1998 Hugo Chávez triunfa en las elecciones presidenciales y asciende al poder, apenas seis años después (1992) de haberlo intentado a través de un Golpe de Estado. De inmediato puso al descubierto su tendencia al manejo de los medios con la creación del periódico “El Correo del Presidente” y poco después con el programa televisivo semanal “De Frente con el Presidente” que poco duró hasta llegar al Aló, Presidente. Que nos hace recordar por cierto aquel programa radiofónico de Fox que terminó sin audiencia, con pena y sin gloria.


Ahora Hugo Chávez gobierna Venezuela, un país que exporta petróleo, en el que abundan los petrodólares, como en los emiratos árabes. Mucho dinero para la elite y mucha pobreza popular; se repite allá, como una maldición hecha poema en la inspiración de López Velarde “Suave Patria”: , la triste historia de un ranchero enamorado. En Venezuela llegó Hugo Chávez al poder, pero no se ve el desarrollo económico.


He aquí uno de los tantos ejemplos históricos que sirven para demostrarnos que la masa, eso que llamamos “pueblo”, no tiene ni conciencia ni memoria, que su vivencia es la del día, lo que hoy es, mañana se olvida; lo que ahora halaga mañana apedrea; que el rey de hoy mañana es decapitado; que el hoy exaltado mañana es conducido al cadalso. Si en este momento-si nuestra Constitución lo permitiera- tras una campaña de intenso bombardeo mediático a su favor, Carlos Salinas de Gortari se propusiera regresar a la presidencia tenga usted por seguro que, guirnaldas de por medio, sería enaltecido como un prohombre mexicano. Todo este rodeo es para situarnos nuevamente en Venezuela en donde Carlos Andrés Pérez, aquel que en 1979 fuera denostado como el más corrupto de los gobernantes, fue nuevamente elegido presidente para el periodo 1989-1993 y, nuevamente salió de la presidencia entre denuestos habiendo sido condenado a arresto domiciliario durante dos años. Que Alain García (1985-1990), de Ecuador, también dejó la presidencia de su país entre un diluvio de acusaciones de corrupción y que en 1992 tuvo que emigrar a Colombia y Francia para evitar ser encarcelado, a pesar de todo esto volvió a su país y es el actual presidente.


Benhazir Bhuto la primera mujer pakistaní que ocupara el cargo de Primer Ministro en un país musulmán, su primer periodo de gobierno, 1988-1990, fue suspendido a los 20 meses acusada de corrupción y en el segundo 1993-1996 le ocurrió lo mismo, acusada de lo mismo. Ahora es una mártir y se le presenta como una víctima de la sinrazón. Sin duda, de seguir viva, amparada por un enorme aparato de propaganda y en la siempre maleable conciencia popular, hubiera llegado a la presidencia de su país de nuevo.


Cualquiera se preguntará ¿y qué tenemos que ver los veracruzanos en todo este cuento radicado en países tan remotos al nuestro? Quizá nada, quizá mucho, pero no está por demás reflexionar que como ciudadanos nos corresponde mucho de la responsabilidad de todo lo que hagan nuestros mandatarios. Que debemos tomar más en serio nuestro papel de ciudadanos y olvidarnos del apodo que nos convierte en “pueblo”. Este concepto ya es obsoleto y corresponde a otros estadios de la historia de las sociedades que debemos superar participando activamente en la cosa pública.


alfredobielma@hotmail.com
Enero 2008