SALVEMOS EL AGUA


Alfredo Bielma Villanueva



La Fundación Salvemos el Agua, A.C., con motivo de la celebración del Día Mundial del Agua, organizó una serie de eventos conmemorativos que forman parte de su programa para hacer conciencia en la población acerca del grave problema en que se ha convertido la contaminación de ríos, lagunas y esteros de nuestro Estado. Sumado a ese propósito, las siguientes líneas están dedicadas a tratar de exponer de manera concisa el gran reto de sobre vivencia al que se enfrenta la población.


La desertificación, la polución ambiental, la deforestación y el efecto invernadero son los modernos jinetes del Apocalipsis, personificados por el hombre, ni duda cabe, con su insensata actitud de no querer ver hacia adelante, a pesar del anunciado desastre.
Según las Naciones Unidas, la desertificación amenaza a la cuarta parte de las tierras del orbe y al sustento alimenticio de más de mil millones de habitantes. En nuestro Estado existen amplias zonas que padecen este mal, el Valle de Perote es una de ellas.


La deforestación es otra problemática mundial provocada por la actividad del hombre y la podemos observar en cualquiera de nuestras sierras y en las periferias de las grandes ciudades. Xalapa no escapa a este problema y es una de sus más grandes problemáticas porque involucra directamente a los mantos freáticos, tan indispensables para surtir de agua a su población.


El efecto invernadero y la polución son dos fenómenos concomitantes pues la enorme expulsión hacia la atmósfera de gases contaminantes como el dióxido de carbono y el metano ha generado la elevación gradual de la temperatura terrestre, provocando serios desequilibrios ecológicos.


En diciembre de 1997 en la ciudad de Kyoto representantes de los países más industrializados del planeta, alarmados por el cambio climático de la tierra, firmaron un documento al que denominaron Protocolo de Kyoto con el propósito de esforzarse cada uno de ellos en reducir la emisión de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso y de tres gases industriales: hidrofluocarbonos, perfluocarbonos y hexafluoruro de azufre en un porcentaje de 5% global entre 2008 y 2012, pues este acuerdo entró en vigor el 16 de febrero de 2005. Encuentra, sin embargo, el grave problema de que la nación más industrializada del planeta, los EE.UU. no lo ha ratificado argumentando que no se incluye en el tratado a países como China, por ejemplo, que es considerada uno de los mayores emisores de gases.


El proceso destructor se complica por el efecto que la elevación de la temperatura planetaria tiene sobre los mares y los “hielos eternos”. Fotografías satelitales muestran con claridad cómo han descendido los niveles de hielo en el Océano Ártico a un promedio de 9% por década, contados a partir del comienzo de las observaciones satelitales en 1978; aunque nuevas mediciones lo calculan ya en 14%. Los efectos que este fenómeno acarrearía sobre la circulación oceánica que llevan el calor de los trópicos al norte de Europa son de magnitudes catastróficas.


Un panorama escalofriante sin duda es el que se avizora para la humanidad y que padecerán las nuevas generaciones en mayor escala si no se toman de inmediato las medidas correspondientes. Esa es una empresa que involucra a los líderes de las naciones industrializadas, a las que están en vías de desarrollo y aún a las que están atoradas en el subdesarrollo. Por supuesto que es a la sociedad de cada una de ellas que corresponde la parte vital del cumplimiento de los acuerdos a que se lleguen. Si el hombre no se percata de esta situación, peor para él.


Para deducir la gravedad del fenómeno pongámonos en el caso de quien haya conocido las diversas playas de este Estado hace por lo menos treinta años, se habrá percatado ya de la invasión del mar sobre algunas de ellas. Chachalacas y Tecolutla, para no ir mas lejos, son plena constancia de cómo el mar se va “comiendo” las playas de manera paulatina. En otro orden, Cancún es la muestra palmaria de cómo un fenómeno meteorológico como el ciclón que la azotó el año pasado, arrebata con violencia a las playas. Recordemos que ciclones con intensidad de 4 a 5 son mas frecuentes como consecuencia del calentamiento global.
Es un panorama dramático cuya descripción calificarán de catastrofista, pero no hay mejor evidencia que la realidad y no podemos cerrar los ojos ante los cambios drásticos en todos los órdenes de la naturaleza. Sobre todo si estamos hablando de un radical cambio planetario en tan solo 50 años.
Cincuenta años han bastado para deteriorar severamente nuestro entorno ecológico. Hagamos un breve recuento: en Veracruz hay infinidad de arroyos que nutren como afluentes a los grandes ríos que nos surcan. Quien hace 50 años haya nadado en las aguas de aquellos pequeños manantiales recordará cuan cristalinas eran; ríos vivos, por su abundante fauna. No se habían convertido aún en los grandes depósitos de desechos orgánicos; drenajes y basuras son ahora sus mas nocivos nutrientes. Y, peor aún, ya están casi muertos porque la nutrida fauna casi desapareció. Mojarras, lagartos, tortugas, “juiles”, “perros de agua”, robalos, “bobo”, camarón, acamayas o langostinos, etc. cada vez son más difíciles de encontrar.


Muertos los arroyos poco quedará en los grandes ríos que, además, en su largo trayecto, arrastran con toda la contaminación que el hombre le arroja a sus causes, casi secos durante el estiaje. ¿Y los grupos ambientalistas? ¿Ecológicos? ¿Donde están?

En Xalapa se recuerda que hace cuatro años estos grupos se desgarraban las vestiduras argumentando por donde debía trazarse el libramiento jalapeño, que si al norte, que si al sur. Por el sur no “porque se afectaría el bosque de niebla” decían. En cambio nadie protestó cuando por ese rumbo se derribaron miles de árboles en la reserva territorial para fincar cientos de casas, dejando sin amparo a los cristalinos arroyos que por allí fluían, hoy convertidos, en apenas 10 años, en pestilentes caños, al igual que sucede con el arroyo paralelo a la Av. Murillo Vidal.


La simulación, agregada a la politización de esos grupos, es el problema cuando no se posee la convicción de que es un deber social, de cada uno y de todos, combatir lo que daña a la sociedad en su conjunto. Que cada sociedad haga lo que a sus circunstancias convengan debiera ser la divisa de la humanidad; asunto más que difícil en una civilización en la que priva el egoísmo individualista. De cualquier manera, alienta el que haya organismos como la Fundación Salvemos el Agua, a cuyos promotores habrá que reconocer el esfuerzo de recordarnos lo que corresponde hacer a todos nosotros.




Alfredobielma@hotmail.com
Marzo-2007


GALLEGADAS
Alfredo Bielma Villanueva




El individuo conquista la calidad de ciudadano cuando logra desatarse de las amarras que lo mantienen en la condición de un simple súbdito y sujeto a placer de quienes creen tener no sólo el poder absoluto, sino la verdad absoluta. Esa fue la dura lucha que emprendió el liberalismo en contra del absolutismo el que, para fortuna de la humanidad, fue derrotado por la razón y los prolegómenos del Estado de Derecho. No obstante, existen acentuados remanentes en el pensamiento de quienes consideran ser únicos poseedores de la inteligencia, despojando a los demás del más mínimo atributo mental que los capacite para la crítica o la disidencia.


La actitud que la ciudadanía adopte respecto de sus gobernantes definirá la conducta de estos. Mandatarios los llama la norma estatuida, que aún no es plenamente digerida por quienes por su voluntad han convertido a sus iguales en responsables temporales de los asuntos que a todos interesan. Hay sin embargo un determinado momento en el que el ciudadano entroniza a su gobernante y, debido quizá a la ignorancia, necesidad o simple inclinación al sometimiento, se supedita a sus dictados, en demérito de su honrosa condición de ciudadano, cuya tarea permanente debe ser la de participar activamente en la evaluación y el control de las acciones de sus servidores públicos.


Ni duda cabe que toda expresión artística es un fiel o parecido reflejo de la realidad, nada nace espontáneamente, ni es solo producto del ingenio personal de cada quien, alguna raíz social y psicológica habrá detrás. ¿Quién no ha escuchado cuentos acerca de los gallegos?, algunos con indudable chispa, y el sarcasmo que se utiliza pareciera una reminiscencia de los álgidos tiempos de la guerra de independencia en los que el encono contra los “gachupines” estaba a su máxima expresión.


Cuentan, quienes de chistes saben, que en un festejo en la alegre presentación de su rutina un ventrílocuo hizo un chiste que provocó que uno de los asistentes rezongara airadamente: ¡Los Gallegos no somos como dicen!, exclamó el reclamante. El artista pidió calma y explicó que solo era una cuchufleta y que se trataba de una sana diversión; entonces el gallego protestante le espetó “¡usted no se meta, yo estoy hablando con el niño que dijo el chiste!


En los tiempos actuales hay quienes sin proponérselo cuentan chistes, algunos buenos, excelentes varios de ellos; pero otros son de pésimo gusto, gallegadas dirían algunos. En la convivencia diaria muchos de esos cuentos son inadvertidamente relatados por quienes los expresan y se pueden encontrar en buena proporción en las declaraciones de los políticos y en sus discursos, claro, les falta la gracia que intrínsicamente debiera caracterizar a un chiste. Pero la ciudadanía de alguna manera habrá de aceptarlos con una pizca de buen humor, de lo contrario la crisparía el coraje al escuchar en labios de sus servidores tantos desatinos o trapos sucios acerca de ellos.


Por ejemplo, el cuento que relató el alcalde de Veracruz, Jon Rementería, acerca del porqué se pintó de azul el escudo de Veracruz, emblema que sintetiza lo noble historia de su existencia desde su fundación. Dice el alcalde que el pintarlo de azul no tiene la menor importancia, que el escudo estuvo por allí en el rincón de los trebejos y se le hizo fácil a los trabajadores de mantenimiento pintarlo de ese color, pero que si el gesto molesta, lo de menos es despintarlo.


Es obvio que la acción ejecutada está orientada para efectos políticos, al igual que la denuncia de los regidores priístas al hacerlo público. El problema estriba en que los ánimos se van caldeando, a tal grado que se corre el riesgo de acentuar las diferencias porque del otro lado para nada escatiman el uso del color rojo. Aquí el chiste lo dijo el alcalde con la peregrina explicación que dio, al suponer que sus gobernados son débiles mentales para creer en la simple ocurrencia del afanoso operador.


Qué decir del cuento del ciudadano Carlos Darío Arcos, representante del grupo musical Banda Ram, que toca el “Danzón Fiel a Veracruz”: “En general en todas las fiestas tocamos este danzón y realmente la respuesta del público en un 90% es aprobatoria para el trabajo del gobernador”, pero enseguida dice: “como es un asunto de tipo político o personal muchas veces no lo tocamos en fiestas familiares o para personas que a lo mejor no tienen nada que ver, pero en general es muy aceptado”. Por cierto lo tocó hasta el cansancio en la presentación de una brigada comunitaria organizada por el gobierno estatal en una colonia jalapeña. Eso sí, se cuidó de aclarar que no grabó el danzón por encargo del Gobierno del Estado. (No se movió el risómetro)


Y qué de lo que declaró nuestro Secretario de Seguridad Pública acerca de que los policías que entraron a la Plaza de Las Américas “provocaron un caos ahí que no debía haber sido, no había nadie adentro del centro comercial y todo se normalizó, tanto se normalizó que el gobernador estuvo presente en la plaza, donde venden mascotas, y todo estuvo tranquilo”. (Altos decibeles).


Otro que parece dialogar con débiles mentales es el renombrado político veracruzano que declaró que a la Cumbre Tajín asistirían más de 500 mil visitantes durante el tiempo que permanecieran los festejos. ¿Tendrá acaso noción de lo que son 500 mil gentes? ¿De donde los va a sacar para llevarlos a Papantla en cinco días?; ¿qué capacidad instalada hay para recibir diariamente a 100 mil gentes durante cinco días consecutivos? Ni en el puerto de Veracruz sería posible tal concentración diaria de visitantes, bueno es anticiparlo antes de que se les ocurra decir otra barbaridad con motivo de la semana santa.


Pudiéramos incluir también en estas gallegadas el chiste ¿o cuento melodramático? Que se corre en Veracruz de que aquí no hay problemas de narcotráfico. O leer, si no hay otra cosa más importante que hacer y se dispone de tiempo, el discurso oficial de Alfredo Gándara, en el evento oficial, conmemorativo del natalicio de Don Benito Juárez. La pieza retórica, que demuestra cómo el excesivo afecto, veneración o lambisconería obnubila el pensamiento, trajo a la memoria de quien esto escribe las ocho columnas que el periódico “Excelsior” dedicó a la frase de un discurso que pronunciara en 1973 el gobernador veracruzano Rafael Murillo Vidal ante el Presidente Echeverría: “La adulación en asuntos públicos es sinónimo de deslealtad”.


Pero el chiste de más mal gusto en la fiesta es el que nos vino a contar el Subdirector de Investigación Económica del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado al decir que Veracruz no aprobó los índices de mejora regulatoria en la percepción de los empresarios encuestados. “Ayer, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp) dio a conocer los resultados de la Encuesta sobre Gobernabilidad y Desarrollo Empresarial 2005, la cual ubica a Veracruz en la novena posición nacional al registrar un índice de corrupción de 3.38 puntos, superior al promedio nacional, el cual se ubica en los 3.23 puntos”. (Milenio)


Lo peor es que lo vino a decir cuando ya estábamos por creer que vamos bien. Lo menos malo de la trama es que no tomaron consulta a los contratistas veracruzanos quienes, según algunos malpensados, tienen los peores chistes que contar y a lo mejor esos no son de gallegos, sino todo lo contrario.

Marzo 2007


alfredobielma@hotmail.com





VERACRUZ ¿UN ARCHIPIÉLAGO?

Alfredo Bielma Villanueva


Durante muchos años, en actitud contemplativa mas que preventiva, los gobiernos y la ciudadanía mexicana observábamos el desarrollo del fenómeno al que se denominó “colombianización”, como sinónimo del narcoterrorismo impuesto por la acción del líder del Cartel de Medellín Pablo Escobar y su adlátere Gonzalo Rodríguez Gacha, cuyo poder influyó determinantemente en la contienda electoral que en 1990 cobró la vida del candidato liberal a la presidencia colombiana Luís Carlos Galán Sarmiento, y de los precandidatos presidenciales de izquierda Carlos Pizarro León-Gómez y Bernardo Jaramillo. Entonces veíamos de lejos aquella amenaza, y aún, como película de acción, el 2 de diciembre de 1993 los medios electrónicos nos trajeron los detalles de la persecución a sangre y fuego que terminó con la muerte de Pablo Escobar, el más temido y buscado narcotraficante de Ibero América en aquellos años.


Para combatir al ya desenfrenado narcotráfico el gobierno colombiano aprovechó al famoso grupo de los PEPES (Perseguidos por Escobar) y a los grupos paramilitares que, luchando por su propia sobrevivencia, en su enconado enfrentamiento embistieron con violencia a todo tipo de propiedad de Escobar y emprendieron contra él una campaña persecutoria con el resultado de aquel 2 de diciembre.


Muchos años años antes, el presidente Díaz Ordaz había declarado que México era el trampolín de la droga en tránsito hacia esa enorme piscina de consumo que son los EEUU. Pero aún así estábamos apartados, muy lejos de la problemática actual, en que la droga y el narcotráfico son ahora parte consustancial de la sociedad mexicana, nos guste o no. Estados como Sinaloa, Nuevo León, Jalisco, Michoacán y muy recientemente Guerrero y Quintana Roo, han sido sangrientos campos de enfrentamiento entre los diferentes grupos de la droga.


En la escala interna, desde Veracruz leíamos y veíamos en la TV. los enfrentamientos a tiros en Guadalajara, Tijuana, Monterrey y varios lugares más entre miembros de los diferentes grupos delictivos dedicados al tráfico de drogas.


Pero Veracruz y Tabasco no han sido la excepción, Villarín en el primero y el atentado contra el Secretario de Seguridad Pública tabasqueño son señales de que nuestros territorios dan cobijo al narcotráfico; no reconocerlo es hacerle al avestruz. O, ¿por qué a uno de los carteles se le denomina “Cartel del Golfo” y a otro el de “Chachalacas”? Delito Federal dirán algunos y no sin razón; pero existe corresponsabilidad de los gobiernos estatales en la lucha contra esa enfermedad social. Ya el gobierno federal tomó para sí la responsabilidad de enfrentar esta patología social y algunos gobernadores se han comprometido a coordinarse para dar la batalla, pues no les queda de otra ante la cada vez más peligrosa presencia de ese mal en su territorio.


En nuestro caso, lo preocupante es que haya obstinación a reconocer su existencia en Veracruz, como si por el solo hecho de negarlo las secuelas de este cáncer social desaparecieran; en tanto que a nivel social ¿qué padre de familia veracruzano está exento de esta preocupación? ¿No acaso en los programas de prevención del delito se reconoce de manera implícita la existencia del fenómeno?


Es alarmante porque-sin base alguna e ilusamente- se ha pretendido convertir a Veracruz en un archipiélago de casos “aislados”, aún en asuntos del fuero común. Primero fue la muerte por asesinato de Raúl Giba Guerrero en Poza Rica, un hecho “aislado” dijeron las autoridades estatales en su momento, un asunto que fue atraído por la Procuraduría General de la República. Después, la muerte del alcalde de Tuxtepec, Oax., y cuatro de sus acompañantes en el municipio de Veracruz, otro caso “aislado”, atraído por la instancia federal. A poco, el asesinato del regidor de Las Choapas, aunque también aislado está pendiente de resolverse. La muerte del dirigente campesino Cesar Toimil, también irresuelto, pero desde luego, otro caso “aislado”. El homicidio atribuido a la ex sindica de minatitlán aun es un expediente por determinar, aunque también fue un caso “aislado”. El asesinato de Cirilo Vázquez Lagunes una caso más atraído por la PGR, por cierto también “aislado”. La violación de la señora Ernestina Ascencio en Soledad Atzompa tampoco quita el sueño, pues es un caso “aislado” que originalmente la milicia investigó y ya tiró la papa al gobierno local. La desaparición del delegado de Seguridad Pública en Poza Rica, etc., etc., etc., y muchos etcéteras más que amenazan con ser interminables.


Estos son solo algunos de los casos que en la nota roja han ocupado los espacios periodísticos en los dos últimos años en nuestro Estado. Sin embargo, para las autoridades locales todo está bien pues, como se quiere ver, vivimos en una isla en la que no ocurre absolutamente nada y los casos de sangre que suceden-dicen- es por gente malosa que vienen de otras partes de la república a regar su ponzoña (“basura” dijo algún descocado) a este solar veracruzano, remanso de paz y tranquilidad. “Solo son de paso; se nos meten al Estado porque colindamos con 7 estados y no podemos impedir que lo hagan”, dice patéticamente el Secretario veracruzano de Seguridad Pública.


Han sido dos años en los que por la imagen televisiva y la letra impresa nos enteramos una y otra vez cómo las autoridades encargadas de la seguridad y de la impartición de justicia se trasladan al lugar de los hechos para, en abierta competencia con los medios de información, darnos a conocer cómo sucedieron estos, pero de allí no pasan. La solución de los casos no atraídos por la federación en Veracruz está delegada al paso del tiempo, que aparentemente todo lo borra.


En la vorágine de los acontecimientos un caso oculta al otro, como el recientemente sucedido en Villarín, congregación de Veracruz. Aquí, claro, los muertos tampoco eran veracruzanos, luego entonces no tenemos de qué preocuparnos; pues solamente escogieron, por accidente, un espacio del territorio estatal para venir a morir. Esta es la lógica del argumento recurrente que los servidores públicos encargados de resolverlos esgrimen con singular desparpajo respecto de cada crimen que se perpetra. Los veracruzanos no andamos en malos pasos, vienen de otros estados a pervertirnos. Algo hemos aprendido sin embargo, ya el procurador nos ilustró que no hay delincuencia organizada en nuestro estado, hay, eso sí narcomenudeo, pero de lo otro nada.


Ganas de retorcer forzadamente una realidad más que patente porque ni los muertos son ocasionales ni los carriles parejeros de Villarín son clandestinos. ¿Habrá algún veracruzano que ignore los sitios en donde se celebran carreras de caballos con apuestas y licor? Por supuesto que no, y las autoridades lo saben perfectamente porque no es un fenómeno reciente ya que por lo menos cuarenta años hace que existe un procedimiento para la autorización de estos eventos; para los cuales, efectivamente, se requiere la anuencia de las autoridades municipales, aunque la autorización-mero formulismo- corresponde a las autoridades de gobernación; añejo procedimiento que nadie ignora.
¿Para qué negar lo evidente? ¿Para que intentar el vano expediente de desaparecer por decreto una problemática que ya es nacional? Con eso no se borran las ineptitudes ni los descuidos, ni mucho menos la percepción de inseguridad que ya prevalece en Veracruz. Si con esa actitud se quiere resolver un problema el procedimiento es más que dudoso, ¿cómo resolver lo que “no existe”?


(Pero fue necesario que se produjera el nefasto acontecimiento del domingo 18 en Boca del Río y la lamentable pérdida de vidas humanas para, entonces sí, abrir las puertas para que 162 elementos de la PFP irrumpan en Veracruz para auxiliar en un problema que solo ellos saben cómo enfrentar. Nota: los párrafos precedentes y el siguiente fueron enviados el lunes 12 del presente para la colaboración quincenal en Newsver).


De cualquier manera, uno se pregunta si acaso no cabrá un prurito de vergüenza, algo de pena, al ver cómo los casos se los lleva la federación que, aunque tampoco resuelve mucho, al menos lo intenta. Da pena ajena conocer que un procedimiento tan elemental como un acta de necropsia, en este caso mal elaborada, diera motivo para que organismos internacionales hayan solicitado la exhumación del cadáver de la señora Ernestina Ascencio con el correspondiente dolor de sus familiares, aunque seguramente sin rubor para los ineficientes abogados encargados de su confección. Así, ¿cómo o con quien vamos a resolver los casos? ¿Otra vez la federación?


alfredobielma@hotmail.com


Marzo 2007








¿CULTO A LA PERSONALIDAD= REFRENDO ELECTORAL?

Alfredo Bielma Villanueva


En esencia y por definición la ciencia política no está emparentada con las ciencias ocultas, ni apela a oráculo esotérico alguno para formular las hipótesis y hasta los vaticinios de lo que va a suceder en el campo de lo social. Tiene la Ciencia Política las herramientas que ponen a su alcance las demás Ciencias Sociales: sociología, psicología social, antropología, estadística, entre otras. Puede con esos elementos avizorar a cierta distancia, después de formular su diagnóstico, el escenario que a un cierto tiempo se tejerá.


Para poner en práctica un ejercicio de análisis podemos tomar como universo para el mismo el panorama político veracruzano y tomando por conocidos como punto de referencia los resultados de los más recientes procesos electorales y ajustarlos al contexto actual. En el entorno debe contemplarse la actividad de los principales actores políticos, las instituciones locales y la decisiva influencia de las federales.


El gobernador, los alcaldes, los diputados locales y los dirigentes partidistas son los actores cuya actividad, en mayor o menor medida, influye determinantemente en nuestra arena política. En lo institucional, algunas áreas de las burocracias estatal y federal forman parte de este universo por los programas de carácter social que desarrollan. A nivel del Estado, debido al alto grado de la fuerza centrípeta que el gobernador ejerce, es en él en donde se acumula gran parte del poder de decisión política.


De entrada, podemos observar que las circunstancias en las que ha tocado gobernar a Fidel Herrera son bien distintas a las de sus antecesores pues estos, incluido Miguel Alemán Velasco, tuvieron Congresos afines, ámbito en el que la nota musical que predominó (como bien dijera el líder panista de los ´70 Adolfo Chritlieb Ibarrola), era la del sí… señor; luego entonces no tuvieron que preocuparse en sacar sus proyectos legislativos. Tampoco padecieron en el territorio estatal las ínsulas de poder en que se han convertido algunos ayuntamientos panistas, como Veracruz y Boca del Río, por ejemplo, en donde a veces da la impresión que el gobernador navega contra la corriente y le hacen elocuentes vacíos.


En el caso del gobernador veracruzano, desde los inicios de su gobierno ha tenido un entorno político poco terso: un Congreso local nada favorable y ayuntamientos de diversos signos partidistas que ya no le queman incienso, como no sea para llevar agua a su molino.


En términos de gobernabilidad, el Ejecutivo local ha logrado superar la inicial problemática que la discrepancia panista le planteó. Pero ya acercándose los tiempos electorales, con un nuevo presidente de la república menos a modo, ha resurgido la beligerancia azul y se incrementará a medida que se cumplan los plazos. Perredistas, Convergentes, Pevemistas, Aliancistas y Petistas con estrategias de menor confrontación, de igual manera luchan por arrebatarle al gobierno estatal cotos de poder para llevarlos a sus respectivas cuadras.


En esta tesitura el gobernador estará en el predicamento de abrirse a la batalla, porque es el destino de su gobierno lo que está en juego: Si pierde el Congreso, permanecerá acotado, como está, y con el paso del tiempo el poder que le quede inevitablemente irá disminuyendo. Adicionalmente, una votación adversa será correlativamente una calificación desfavorable para su gobierno. Si logra la mayoría de diputados y de alcaldes tendrá oportunidad para maniobrar las tareas de su sucesión; lo que en términos electorales no necesariamente significa que vaya a dejar sucesor. (Hace seis años el gobernador Alemán cobijó y prohijó a un precandidato_ que era Fidel Herrera_, ahora no está a la vista nadie en el PRI, que no sea José Yunes Zorrilla, de los pocos jóvenes priístas con capacidad de convocatoria, integridad política y limpieza curricular).


Su experiencia y su incuestionable formación política le permiten al gobernador entender que los tiempos no le son favorables, que requiere de ganar para su causa la próxima elección, y que nada mal le caería a su partido triunfar en buena parte de los municipios. Para conseguirlo, se observa que el gobernador confía para rescatar su proyecto y el futuro de su gobierno a la aceptación que supone tiene entre la población veracruzana, “yo lo planteo desde la fortaleza moral del ejemplo, predico con el ejemplo, le trabajo a Veracruz desde que me levantó hasta que me acuesto, estoy en los sitios donde me reclaman y en donde aún no me han reclamado”. Efectivamente, nadie discutiría en Veracruz la movilidad física del gobernador, de la misma manera en que nadie ignora que, en el momento de depositar su voto, el ciudadano decide por un candidato, que en este caso no será por cierto Fidel Herrera Beltrán.


No obstante, luce presionado y esto lo lleva a conducirse fuera de la norma electoral vigente. Así lo demostró en su encuentro con los delegados del Congreso del Trabajo en el World Trade Center de Boca del Río, al convocarlos públicamente a votar por el PRI, “y tenemos que ganar para poder seguir gobernando como lo hemos venido haciendo al servicio de los trabajadores de Veracruz,” les dijo. Tal actitud que es plausible en un dirigente partidista; o que sería una impecable proclama pronunciada por un líder sectorial, pero nunca para un gobernador, ni en estos ni en los pasados tiempos. O, ¿en carácter de qué arengó a ciudadanos en un acto no partidista? Porque al evento fue invitado el gobernador del Estado, no Fidel Herrera el político. Cualquier otro servidor público de menor nivel pudiera esgrimir, aunque fuera precariamente, el argumento de estar fuera de sus horas de trabajo, un gobernador nunca. Ni jurídicamente, ni políticamente, ni éticamente es eso aceptable.


Porque hay un elemento que deben considerar los dirigentes políticos: la sociedad actual está integrada por ciudadanos con mayor información política y por lo tanto ya no es común que se les sorprenda con candidaturas inaceptables o imposiciones caprichosas. La falta de convocatoria de los partidos es una de las causas de la escasa participación ciudadana en las elecciones, y la conducta de esta hacia ellos está en proporción directa con la aceptación que cada candidato tenga ante el electorado, independientemente de las siglas que lo postulen. Luego entonces, el PRI, el PAN, el PRD, Convergencia, el PT, el PVEM, Nueva Alianza y el PRV obtendrán los triunfos en base a sus candidatos principalmente, lo accesorio será la estructura que los respalde, que de todas manera cuenta y es importante.


El 2 de septiembre veremos una elección que a la vez será muestra de laboratorio para la del cambio de gobernador en 2010. Observaremos alianzas circunstanciales, en distritos y municipios en los que la pulverización de los votos arrojará estrechos resultados; habrá algunos reposicionamientos de las fuerzas partidistas a nivel municipal; el nuevo invitado a la fiesta, el Partido Nueva Alianza, tendrá la oportunidad de organizarse municipalmente, a la vez que sondea el camino a futuro: Mientras, el PRI no se arriesgará a comprobar si todavía puede sólo; el PAN tiene un reto mayor que es el de, por lo menos, conservar el número de municipios (89) que actualmente gobierna y el número de diputados locales de su escuadra. Convergencia con el PRD ya han planteado alianzas históricas que paulatinamente les han producido beneficios electorales y seguramente ampliarán su cosecha; por cierto que el primero tiene en Dante Delgado un cimentado capital político. El PEVEM, cual franquicia al viento, jugará a las circunstancias que redituen. El PRV, habrá de demostrar si en los últimos tres años ha dedicado el tiempo a trabajar para acrecentar los triunfos que las circunstancias y los candidatos que abanderó le dieron en el 2004.


En el referéndum de septiembre veremos hasta qué grado la concentración excesiva del poder, así como gobernar a través de los medios, se traduce en frutos electorales. Habrá oportunidad de observar cómo percibe la ciudadanía el abierto proceso de culto a la personalidad: si lo aprecia como un elemento para el beneficio colectivo, o simplemente como una expresión de narcisismo sexenal. Por esto y más será sin duda una interesante jornada que puede reconfigurar el panorama político estatal. Pero, cualquiera que sea el resultado, esperamos que se refleje en el bien de todos los veracruzanos.




alfredobielma@hotmail.com
Marzo 2007


DESARROLLO CON NACIONALISMO, NO SUMISIÓN

Alfredo Bielma Villanueva

¿Quien podría negar que Vicente Fox es un político con iniciativa y que además es congruente con lo que dice y con lo que hace?. No de otra manera se entienden las coincidencias de las barrabasadas últimas a las que ha llegado con lo que casi al término de su mandato declaró en una transmisión de radio, Off the record, que podía decir las tonterías que quisiera, “al fin y al cabo ya estoy terminando”.


No obstante, llama la atención el que su personalidad atraiga a la gente, al grado de pedirle fotografiarse con él y ¡hasta se le pague por dar conferencias! Indiscutiblemente un fenómeno al que habrá que analizar con paciencia y con objetividad porque aunque, nos parezca un rústico, ese señor fue el presidente de México y como tal ya ha ingresado al registro histórico del país, y no como cualquier otro presidente. Sino como quien interrumpió una interminable cadena de presidentes surgidos de las filas del Partido Revolucionario Institucional.


De que es un ignorante, ¿Quién pudiera discutirlo?; de que en su vida haya leído algún libro ¿quién pudiera no suponerlo? ¿De que su gobierno dejó expedientes inconclusos? sólo otro inculto lo desconocería. De que es audaz ¿quién pudiera ponerlo en tela de duda? Si solo bastaría para comprobarlo su intención de “escribir” un libro; aunque por supuesto no sería el primer analfabeta funcional que se lo propusiera.


Por estos y muchos motivos más vale la pena reflexionar sobre el fenómeno que Vicente Fox representa en el contexto político mexicano. No es, ciertamente, un fuera de serie, entonces ¿porqué llama tanto la atención esa personalidad nada apocada a pesar de sus evidentes limitaciones? Si partimos de la base de que “los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”, tendremos que empezar a preocuparnos; aunque pretendiéramos consolarnos con la información de que W.Bush con su sólo 91 de coeficiente intelectual, es presidente de la mayor potencia mundial de la era.


Pero, nos guste o no, Vicente Fox fue electo por una inmensa mayoría de mexicanos, muchos de los cuales aún no aciertan a saber si hicieron bien o mal al elegirlo. Sin embargo, es un alfil que sigue siendo útil a los propósitos de la extrema derecha, ya en evidentes alianzas con la extrema derecha internacional, con la cual trabaja en común para enfrentar a la creciente ola “populista” que viene del sur del continente.


En medio está el presidente Calderón al que consideran un tibio por cuanto a su proyección ideológica en el centro de la derecha y por su resistencias o impedimentos para aplicar rigurosamente las políticas que la extrema derecha requiere para terminar de posicionarse en México Para esto necesitan a Vicente Fox, un gran distractor y un gran imán para las descerebradas masas que, como el vaivén de las olas, obedecen a los vientos que sobre ellas soplan.


La lucha no es sólo por imponer sus condiciones en México, tiene extensiones allende nuestras fronteras. Es, al interior, hacerse del poder absoluto en México a través del Partido Acción Nacional; por esta razón la lucha es abierta para que el gobierno federal se pliegue sin condiciones a los dictados de la dirigencia partidista para que lo apoye y entonces sí vayan en su mismo sentido. La perspectiva interna de la derecha es obligar al gobierno a conducirse, al margen de consideraciones que la realidad impone, según los dictados de la metrópoli del imperio a través de sus cónsules mayores: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo. Nada de revisiones al TLC, el Tratado se hizo en un solo sentido que es el de beneficiar a la economía estadounidense.


Aunque el desempeño del Presidente Calderón en esta gira de Bush fue casi diametralmente opuesta al estilo foxista, pues para nada se puso de alfombra y con sus declaraciones dejó en claro que caminaría con los intereses del continente latino, hay fuerzas nacionalistas que están alertas para luchar porque así se haga. De todas maneras es alentador escuchar a Felipe Calderón decir que no será ariete contra Cuba y exigir correspondencia de los Estados Unidos en la lucha conrea el narcotráfico, buen inicio y muy diferente de aquel bochornoso “comes y te vas”.


En ese diferendo se inscribe la gira de Bush por algunos países del continente y a México, también las invitaciones a Vicente Fox para “disertar” sobre la democracia en el continente americano; no importa los desbarres del “conferencista” porque en el fondo se trata de generar divisiones al interior del gobierno mexicano al que consideran débil, debilitarlo aún más y hacerlo presa fácil de sus designios; esa es la función de los peones y alfiles a los que maneja a su entero placer la metrópoli. Por ello requiere con urgencia del contrapeso que le sirva de dique a Fidel Castro, a Lula, a Chávez y a Evo Morales aunque ya se habrá percatado, más que obviamente, que con Fox, con Espino y con el presidente colombiano no tiene ninguna oportunidad de éxito.


Por lo demás, pronto se verá si la comida entre Calderón y Fox en los Pinos, más que una rutinaria reunión entre amigos, fue para advertir al ex presidente los riesgos de su desatada actividad. Y aprovechar para narrarle lo que su dilatada ignorancia le ha impedido saber que: “hace muchos años, 67, hubo una vez en que, un señor que se creía todopoderoso, y lo era, habló de más provocando el enojo del presidente, a grado tal que éste lo invitó a pasear fuera del país, sin gastos pagados y, como escarmiento, le expropió su hacienda de descanso…” Si es cierto, la historia, o se repite o es bastante susceptible de repetirse con ligeras variantes, según las condiciones de tiempo y lugar.





Marzo 2007







ANIVERSARIO CON RESCOLDOS

Alfredo Bielma Villanueva


Ante un auditorio de jóvenes estudiantes un servidor público encargado de velar por la seguridad pública de los gobernados y formalmente el garante de la buena marcha de los asuntos públicos les arengaba acerca de las bondades del gobierno del que forma parte, a la vez que les presentaba a un bisoño político aspirante a la alcaldía del lugar. La médula del discurso era la de que el aspirante contaba con el pleno apoyo del número uno del Estado, motivo por el cual ellos, los jóvenes, debían aportar su esfuerzo, simpatía y apoyo para la causa del nuevo valor.


Después de un buen tiempo de escuchar la engolada voz del servidor público, una avispada estudiante hizo uso de la palabra para pedir que el aspirante les expusiera sus proyectos pues si la solicitud era de apoyo, ellos, los jóvenes, querían conocer a quien se lo iban a brindar. El funcionario les ratificó sus argumentos e insistió en que el susodicho era el candidato de quien mandaba en el Estado por lo que, debido a la alta aceptación popular del mandatario, la propuesta debiera ser aceptada. La joven insistió en su petición aduciendo que esto no era suficiente y ante su obstinación, apoyada a gritos por sus condiscípulos, el funcionario permitió que el aspirante balbuceara algunas palabras, pero apenas dos minutos después lo interrumpió con el argumento del tiempo agotado y compromisos de agenda, ofreciendo regresar con ellos en otra fecha.


Sobra repetir los ácidos comentarios en contra, mas que del aspirante, del servidor público que, desfasado en el tiempo y las circunstancias, pensará quizá que los auditorios modernos son pieza fácil de convencer por el sólo argumento del cargo público o de la edad. Y es que, si bien en ocasiones las canas y las arrugas imponen respeto, no siempre existe congruencia entre ellas y la conducta o el desempeño de una función-la pública-que por antonomasia debiera ser y parecer digna de la confianza ciudadana.


Mal empieza la semana a quien ahorcan el lunes, dice un sabio proverbio, que parece adecuado para aplicarse al aspirante a la alcaldía jalapeña, a juzgar por el perfil de quien supuestamente fue el encargado de su promoción. Más le hubiera valido salir al ágora acompañado únicamente de sus buenos propósitos que exponerse flanqueado por dudosas reputaciones políticas. Aunque más temprano que tarde comprobará, si su intención es ser postulado por el PRI, que hay un contrasentido entre su aspiración y la calidad política de su “padrino”, de cuya filiación partidista deberá estar seguro pues éste ha recorrido como militante casi todas las pistas partidistas y las circunstancias lo acercan ahora a un antiguo redil. ¿Hasta cuando permanecerá en él?


Los tiempos que corren son de una sorda revolución de acontecimientos; de la alternancia hacia la transición, y todos sabemos que en la metamorfosis social lo viejo no muere del todo, convive con lo nuevo coadyuvando en su consolidación. En esa inercia arrastra tras de sí algunos vicios y residuos del pragmatismo viejo que por la fuerza de los sucesos poco a poco irán desapareciendo. Es un cambio de régimen y de estructura política que implica, entre otras características, nueva clase política, con individuos preparados para la función pública buscando cómo servir mejor a la sociedad y no, como ahora ocurre con frecuencia, atropellándose para convertirse de la noche a la mañana en tenedores de abultadas cuentas bancarias, cuya procedencia es a todas luces producto de prácticas deshonestas e inmorales porque le son arrebatadas a una población en su gran mayoría en extrema pobreza.


Además habrá que exigir congruencia entre el esfuerzo del militante y la obligación de adherirse a candidaturas forzadas. Al menos así lo pensaría cualquier priísta que recuerde lo que el comisionado para presentar en sociedad al núbil pretendiente del trono jalapeño expresó, después de comprobar su derrota como candidato del PFCRN a la alcaldía jalapeña, en la elección municipal de 1988: “El PRI obtuvo el triunfo en forma vergonzante en Xalapa y en muchos otros lugares del Estado, no fue capaz de ganar limpiamente sino mediante infinidad de acciones deshonestas, fraudulentas y totalmente ilegales.”

Igualmente, allí mismo explicó que los motivos de su renuncia al PRI fueron por su “falta de democracia, por la hipocresía de sus dirigentes, allí se pisotean los derechos de sus militantes y para obtener algún puesto hay que ser arrastrados y lambiscones y ahí se pierde la dignidad de las personas. Yo no estoy de acuerdo con tanto chocholeo”. (“Política” 4-X-88 p.8)


“Arrastrados y lambiscones”, antidemocráticos e hipócritas, además de indignos del PRI, un tratamiento nada cordial de quien ahora aspira a que estos denostados “correligionarios” lo apoyen. En cuanto al aspirante, cuya pretensión por lo demás es legítima y respetable, deberá parar antenas para detectar si la intención de proyectarlo es sana, o solo es parte de un valor entendido. Muchos obstáculos habrá de sortear antes de su real presentación ante la ciudadanía para que esta emita su veredicto.


Pero si el PRI realmente quiere superar su actual situación deberá cambiar muchos hábitos, entre otros, formar una clase política con vocación de servicio, que provenga del esfuerzo individual y no de la canonjía, congruente con el decir y el hacer, solidaria con las clases desprotegidas, ideológicamente identificada con la búsqueda de la justicia social, que no privilegie lo que Fouché representa (deslealtad, ingratitud, traición, utilitarismo) como forma de permanecer en el poder; porque si sus valores humanos son los que se dejan ver, ( de “gente menor” los calificó el ex rector de la UNAM Barros Sierra en 1968), no será difícil encontrar las causas de sus ya más que reiteradas derrotas.


Por lo pronto Mariano Palacios, presidente saliente del PRI nacional, aprovechó para delinear conductas nuevas: No queremos más un programa de acción que justifique al programa del gobierno, sino que lo rectifique, lo critique, lo enmiende, a la luz de nuestros compromisos ideológicos”. Claro, esto último deberá estar referido a los espacios en donde el PRI es gobierno, sino caerá en la tradicional complicidad al callar las lacras de la corrupción, la ineptitud y la ineficiencia que son fácilmente observables en muchos de sus gobiernos. Beatriz Paredes representa lo rescatable del PRI, ojala cristalice en hechos lo que de ella se espera.


No obstante, la Asamblea de Aniversario resultó trunca en sus definiciones pues no supo precisar la línea ideológica a seguir ¿centro izquierda?, ¿Izquierda? Para qué buscarle, si con la tesis de la socialdemocracia o democracia social ha convivido durante tres décadas y no basta sino adecuarla a las circunstancias impuestas por la globalización planetaria. Salvo que se desee encontrar una fórmula innovadora que en lo ideológico no se parezca a ninguna otra entre el amplio y plural pluripartidismo mexicano, aunque no encaje en el contexto social, económico y político del México actual. O quizá, jugando al más rancio oportunismo, se ajustará al contenido del proyecto de la Reforma del Estado ya inminente.


Pero lo de mayor trascendencia es la línea de conducta a seguir por la dirigencia y la militancia en un borrón y cuenta nueva al alejarse de las rémoras caciquiles, de dirigentes sindicales con enorme cola de corrupción, de dirigentes agrarios que a nadie representan y del juniorismo que insulta a las bases. Lo de las grandes concentraciones ya no engañan a nadie, basta con recordar que a Salinas de Gortari una gran multitud lo “vitoreó” en el malecón porteño, en contraste con los resultados de su elección en 1988.

Marzo 2007



(E)LECCIONES DEL TIEMPO

Alfredo Bielma Villanueva


La voluntad de los Consejeros priístas se inclinó por Beatriz Paredes, mujer de arrastre y de empuje, para que dirija los destinos del PRI en los próximos tres años. El contexto político nacional favorece su arribo, porque las circunstancias son propicias para orientar y coadyuvar en la reforma política o del estado que ya se está formulando en las Cámaras del Congreso Federal. Las reformas constitucionales que resulten habrán de traer instituciones adecuadas al presente mexicano y al futuro que se quiere. Reforma hacendaria, reforma económica, reforma política, reforma electoral, en fin, un nuevo régimen que coincida en lo fundamental con la ya muy atrasada transición.


De su capacidad para impulsar las reformas y a ellas adaptarse dependerá el futuro del PRI al cual los gobernadores, nuevos rectores regionales de esta institución le impondrán sus modalidades. La presidenta de su Comité Ejecutivo será la coordinadora, el eje central, la referencia nacional y la responsable para negociar la Reforma del Estado y el rumbo ideológico que prepare al PRI para las acciones más inmediatas, que son las más importantes para ubicarlo en el nuevo contexto de alternancias.


Con el nuevo régimen se acelerará el desplazamiento de la vieja clase política mexicana para dar lugar a una nueva generación de políticos cuyo discurso esté en congruencia con la realidad, lo más ajeno a los tradicionales y ya caducos “rollos” de que la retórica actual es prodiga y plena de ambigüedades como, por ejemplo, decir que ni Beatriz Paredes ni el gobernador veracruzano van a palomear las listas de candidatos a alcaldes y a diputados al congreso local. La fuerza de la costumbre al escuchar estos vanos circunloquios oculta el torpe propósito de hacer creer algo que es falso por antonomasia y que está lejos de la realidad política del PRI, cuyos arraigados vicios se resisten a desaparecer.


Si la intención del dicho ha sido para desalentar a quienes consideren a Beatriz Paredes el conducto idóneo para recomendar una posición electoral en Veracruz, bastará con recordar que, aún en los tiempos de fuerte centralismo político, las candidaturas a diputados locales y a alcaldes han sido posiciones reservadas a los gobernadores y solo en circunstancias muy especiales se atienden las recomendaciones del centro. Lo de que el gobernador no va a palomear las listas eso si está para ponerlo en tela de duda y de juicio, porque en el PRI todo gira alrededor suyo y, salvo en casos especiales, los candidatos serán los que él decida. Cualquier argumento en contrario, será simple retórica, ganas de creer que en el llano la gente se chupa el dedo.


No es tarea fácil levantar a una gran institución que perdió su rumbo político e ideológico entre una mezcla de ambiciones facciosas por el poder y de disciplina acrítica, carente de inteligencia y de dignidad. Al grado que aún ahora a no pocos molesta el que se argumente que el PRI vive sus peores momentos y que se afirme que en las competencias electorales de la actualidad, para poder obtener el triunfo, tiene necesidad de concertar alianzas. Hay recia obstinación a aceptar que el PRI enfrenta a un antipriísmo social y que a buena parte de la juventud mexicana le es indiferente. Esa actitud equivale a permanecer en la inopia reflexiva, a analizar con el corazón cerrando los ojos a una realidad inobjetable y terca que se empeña en hacernos saber que esta institución está enferma, aunque no incurable, pero que para empezar su restablecimiento habrá que reconocer el diagnóstico, si se desea conservar y aún acrecentar lo que aún le queda de aquella riqueza de poder de la que alguna vez gozó.


Los números son buenos instrumentos para la argumentación porque no mienten, salvo a quienes desean engañarse así mismos. Para no divagar tomemos a Veracruz como un estudio de caso en lo que al PRI se refiere. Por allí se ha escuchado decir que el PRI puede sólo, que las Alianzas, si se dan, será a su modo. Una apreciación incorrecta si se consideran los resultados de las dos últimas elecciones municipales y se toma en cuenta la tendencia de la conducta electoral de la ciudadanía veracruzana.


Para empezar, en base a cifras electorales tenemos que reconocer que, de entre los Partidos, el PRI es el que mantiene una tendencia a la baja, mientras su más antiguo rival, el PAN, tiende al alza. El PRD, que llegó a ser la segunda fuerza en el Estado, se debate en el sectarismo y el oportunismo y se quedó estancado en la estrategia de debilitar primero al Estado para después asumir el mando, mientras otros le comen el mandado. Convergencia gana paulatinamente nuevos espacios, en mayor medida que el Verde Ecologista y el PT. Así lo demuestran los resultados electorales de 1997 a la fecha.


Si en las elecciones del año 2000 no se hubiera puesto en práctica la figura de las candidaturas comunes las pérdidas priístas hubieran sido mayores. Por ejemplo, en Chiconamel el PAN obtuvo 1,229 votos, superiores a los 1,226 del PRI, pero por la alianza de este con el PARM sumaron 1,241 sufragios, suficientes para derrotar a aquel partido. En Poza Rica, al candidato priísta lo salvó la candidatura común con el PARM, pues el PAN ya lo había superado al obtener 21,206 votos sobre los 21,090 del PRI, pero este juntó 21,283 por su alianza con el PARM. En Acatlan el PRI rescató el triunfo por su alianza con el PSN, pues así juntaron 423 votos con los que superaron a los 422 del PVEM, que con estos estaba arriba de los 420 que el PRI había conseguido solo.


Hay muchos ejemplos más que sirven para afianzar la tesis de la conveniencia de las Alianzas que, por cierto, no tan sólo operan a favor del PRI. En Xalapa, por ejemplo, sin Alianzas el ganador hubiera sido el candidato del PAN pues obtuvo 25,814 votos, mientras que el PRI se quedó en 20,923. El triunfo lo obtuvo la Alianza entre Convergencia, el PT, el PEVEM y el PAS que juntaron entre todos 26,346 sufragios. En La Antigua, de no haber habido candidatura común, el victorioso hubiera sido el PRI con sus 28,399 votos contra los 27,609 que logró el PT; pero la alianza de este con el PEVEM juntó 28,920 sufragios que superaron los obtenidos por la alianza del PRI-PARM-PSN-DSPPN: 28,570.


Con el argumento irrefutable de los números podemos descubrir que en las elecciones del año 2000 el PRI recuperó 55 municipios que había perdido en 1997, pero también advertiremos que en los comicios del 2004 no rescató 63 de los que perdió en el 97; es destacable el que desde la elección de 1977 hay municipios en los que el PRI no ha vuelto a ganar en los dos siguientes comicios. Todavía más, si en 1991 el PRI logró 1, 370,428 votos, en el 2006 juntó 940,763 sufragios, es decir con mayor padrón electoral y mayor participación ciudadana su votación fue considerablemente menor. En cambio el PAN arrancó en 1991 con 92,166 votos y para la elección de 2006 alcanzó los 922,723 votos, diez veces más. El PRD obtuvo en 1991 109,037 votos y en el 2006, con alianzas con Convergencia y PT obtuvo 834, 026.


Se puede cuestionar el dato porque la de 1991 fue una elección intermedia y en el 2006 de cambio de gobierno, pero en términos generales la tendencia es manifiesta. Basta con ver los números de la elección intermedia de 1997: PRI 907,335 votos; PAN 447,288; PRD 560,619. En esta elección intermedia se observa claramente la disminución de votos para el PRI respecto de 1991.


Con esta información parece muy evidente la conveniencia de las alianzas para cualquier partido. Pero, salvo las particularidades de cada municipio, mientras en el PRI no se afiancen nuevas conductas y se proscriban inveterados vicios como la venta de candidaturas, los compadrazgos, los amiguismos, los dedazos, etc., seguirá padeciendo la emigración de sus afiliados a los que, para descargar culpas propias, se les mota de traidores. Viga en el ojo ajeno porque es más traidor quien teniendo la oportunidad de operar democráticamente por el bien de un partido, de su militancia y de un conglomerado social, se aferra a viciados procedimientos que por asepsia política debieran quedar confinados en la prehistoria política, de la que ya nadie querrá acordarse en un aniversario más este cuatro de marzo.

Febrero 2007