LA SUERTE DE LO ACCESORIO

Por Alfredo Bielma Villanueva



No se requiere de ninguna bolita mágica ni mucho menos de ser experto en materia de finanzas públicas para deducir y predecir, según lo que se ve, el grave predicamento en que se encuentra la mayor parte de las tesorerías municipales del Estado de Veracruz. Como es común, la suerte de lo principal la corre lo accesorio, ocurre que las finanzas municipales veracruzanas están, sino peor, en semejante situación a la que guardan las estatales, un fenómeno que se veía venir desde que se les empujó a entrarle a la bursatilización de su 20% correspondiente al impuesto a la tenencia y uso de vehículos.

La carnada fue el cuento de que con ese recurso adicional se acrecentaría la infraestructura municipal, pero en el fondo subyacía la idea de hacerlos cómplices de un tremendo desatino, acompañado por la ligereza con la que el congreso local autorizaba nuevos préstamos bancarios y, casi simultáneamente, los órganos de fiscalización creados para evitar que los munícipes se vayan al baile mostraron su espléndida capacidad de omisión.

Cualquier vecino del municipio veracruzano que usted escoja podría comprobar que el recurso adicional recibido por concepto de aquella bursatilización no se refleja en la realidad y mucho menos queda constancia de aquél programa peso por peso que el gobierno estatal les ofreció para motivarlos a bursatilizar.

Desde abril de 2008 empezó a fortalecerse la campaña para que los municipios veracruzanos se animaran a bursatilizar en la Bolsa Mexicana de Valores su 20% del Impuesto Sobre tenencia o Uso de Vehículos, a un plazo de 30 años. Con ese procedimiento se allegarían recursos por mil quinientos millones de pesos adelantados, por lo que los alcaldes que inician a partir de 2011 ya no recibirán más dinero de este impuesto, “aunque la obra pública allí quedará”, se dijo. Es decir, se trataba de conseguir dinero del futuro para hacer obras por adelantado.

“Con el dinero al que tendrán acceso se realizará la mayor inversión en infraestructura que se haya realizado en la historia de la entidad veracruzana”, se dijo en las esferas gubernamentales; todo para generar obra pública “de impacto social”.

En su proverbial estilo Fidel Herrera promovía (2-V-2008) la bursatilización aquí referida anunciando que con ello se tendrían recursos para sanear el Río Sedeño: “se trata de 23 millones de pesos que se ha exhortado a conseguir por la vía de la bursatilización del 20 por ciento de la tenencia y que si por alguna razón no se lograra activar esa posibilidad, lo tomaríamos de la bursatilización ya realizada por el gobierno estatal”. Por supuesto, también proverbialmente hubo bursatilización pero no saneamiento del río Sedeño.

Por inspiración propia o a petición de parte, el alcalde xalapeño aseguraba que el Ayuntamiento a su cargo “duplicaría su presupuesto anual gracias a la bursatilización del 20 por ciento de los recursos municipales del Impuesto a la Tenencia Vehicular… precisó que con el aumento del recurso el municipio impulsaría la construcción del puente Chedraui Caram, el puente Galaxia, la pavimentación de calles en colonias de la periferia, así como la construcción de cinco distribuidores viales…Velasco Chedraui informó que el presupuesto anual del Ayuntamiento de Xalapa es de más de 140 millones de pesos, a los cuales se sumarán los 168 millones de la bursatilización. No obstante y considerando los 130 millones solicitados a Banobras y el adelanto del 25 por ciento de las participaciones federales, el municipio ejercerá 450 millones de pesos en todo el año”. Ni más ni menos pero, al final de la jornada, ¿donde está el puente Galaxia y los cinco distribuidores viales de que habló en junio de 2008? ¿Y el rastro municipal “de primer nivel” que se construiría con ese dinero? ¿Dónde quedó tanto recurso público que, según el munícipe xalapeño administraría? ¿Dónde quedó el Puente sobre “Los Lagos”, allá por el Águila que se anunció se haría con el recurso bursátil; y donde los 50 millones de pesos “etiquetados para el programa de reencarpetamiento asfáltico”?

De las obras “adelantadas” en Xalapa, uno de los municipios mas endeudados del Estado, destaca la “remodelación” de un tramo de la avenida Ávila Camacho que con un elevado costo de 24 millones de pesos se presentó a la ciudadanía como una obra que modernizaría a la capital estatal; según la fábula el costo sería elevado porque iban a quitarse los colgajos de cables de la electricidad para instalar el cableado subterráneo. Seña de los tiempos, eso fue una gran mentira en despoblado porque los vecinos de esta capital día a día podemos observar el racimo de cables a la intemperie que “adornan” esa “modernizada” vía citadina. En Poza Rica y en Iztaxoquittlán aún se preguntan donde están las obras que, tal parece, cuentan con el prodigio de ser invisibles, un fenómeno multiplicado en todo el Estado.

¿ Donde quedaron los 150 millones de pesos que se agenciarían con el esquema bursátil para proyectos ecoturísticos, entre los que se encontraba la construcción de la carretera costera de Los Tuxtlas (inaugurada por Miguel Alemán), que durante la euforia roja anunció Jorge Carvallo en su carácter de asesor técnico del Programa de Bursatilización? (4-VI-2008)

Con los 12 millones que le corresponderían por concepto de esta bursatilización, ¿pagó el Ayuntamiento de Alvarado su deuda de 5 millones de pesos que heredó de la administración que le antecedió y el resto efectivamente lo utilizó para obra pública? Al menos así aseguró que haría.

¿El Ayuntamiento de Cosamaloapan deja la gran obra pública que presumió con los recursos de la bursatilización, adicionados a los 40 millones de pesos que solicitó en préstamo a Banobras? (31-V-08) Las administraciones municipales de Minatitlán, Acayucan, Hueyapan de Ocampo, entre otras decenas de municipios veracruzanos, son prístinos ejemplos de ineptitud y de presunta corrupción.

Ante la problemática que se avecina, ahora que se recrudece el problema municipal veracruzano en vísperas del relevo de mandos edilicios sobran las preguntas sin respuestas y no salimos del asombro cuando recordamos aquella declaración de un ínclito político de la fidelidad que presumió: “Por primera vez desde que hay Ley de Planeación Veracruz es una entidad perfectamente planeada en lo estatal y en lo municipal, los 212 municipios cumplieron en tiempo y forma con estos planes”. Quien así se expresó tomará posesión como alcalde y por lo mismo podrá comprobar hasta que grado sirvió la untosa Ley de Planeación y la liberalidad con la que actuaron los munícipes que ahora no saben qué hacer con las deudas que heredan, sin infraestructura al frente que la justifique. ¿Será penada la ineptitud de los alcaldes que incurrieron en desvío o, semejante a cuanto ocurre en el orden estatal, simplemente se esquematiza con: “el de atrás paga”?

alfredobielmav@hotmail.com.
Diciembre 2010




CRUDA REALIDAD

Por Alfredo Bielma Villanueva



“Relanzar a Veracruz” fue una frase insistentemente utilizada por el ex gobernador Herrera Beltrán en sus interminables loas a los frutos de su gobierno. Es también una frase a la que ha acudido el nuevo gobernador Duarte de Ochoa; la coincidencia pudiera atribuirse a diversas implicaciones porque difícilmente habrá un veracruzano que no quiera para Veracruz planos más elevados a la condición económica de pobreza que según las estadísticas padece. Quisiéramos sin embargo que ahora lo que se ofrezca se cumpla, que sea verdad y no fruto de ocurrencias con miras a obtener el aplauso fácil y aplazar soluciones; seis años perdidos han sido suficientes para una población ávida de progreso y frustrada por dejar escapar una oportunidad que se avizoraba promisoria.

Para que entendamos los porqués de las suspicacias bueno será acotar con un ejemplo: El primer acto de gobierno con el que el flamante gobernador veracruzano Javier Duarte de Ochoa inauguró su programa de obras fue el corte del listón de los trabajos para la Autopista Tuxpan-Tampico, un eje carretero siempre anhelado por los habitantes de aquella importante porción veracruzana. Con ese evento quizás se quiso hacer patente que se iniciaba una era de construcción de obras necesarias para el desarrollo veracruzano y de verdad que la construcción de esa autopista detonará al norte del Estado pues, junto con la México-Tuxpan, integrarán un eje carretero de primer orden. Pero la burra quedó arisca---

Aún se recuerda que uno de los recurrentes anuncios de Fidel Herrera fue la construcción de la autopista México- Tuxpan, una vía de comunicación del resorte federal que se inició en 1993 durante el sexenio del presidente Salinas de Gortari, y sin embargo el ex gobernador Herrera Beltrán la refería como si fuera una obra de su gobierno, ofreciendo reiteradamente que en su periodo se concluiría y en mas de una ocasión la anunció como ya terminada, según constancia.

Por su lado, la autopista Tuxpan-Tampico tiene ya camino retórico andado. El 10 de agosto de 2006, el titular de Sefiplan, Rafael Murillo, acompañado por los subsecretarios de Ingresos, de Finanzas y Administración y el de Egresos, anunció que la bursatilización en ciernes permitiría financiar inversiones públicas ya autorizadas por el Congreso del Estado, citaba al libramiento de Xalapa y las autopistas Tuxpan Tampico, San Julián-Paso del Toro, etc. Un anuncio semejante se repitió el 29 de noviembre de aquel año, cuando se dio a conocer la colocación en la Bolsa de los certificados bursátiles por 6 mil 300 millones de pesos, respaldados por el 80% de la recaudación del Impuesto sobre Tenencia de vehículos.

Dos años más tarde, el 8 de agosto de 2008, ante cientos de tuxpeños Herrera Beltrán anunció una inversión de 687 millones de pesos para 100 obras y acciones a favor de ese municipio; según ese cuento 455 millones provenían del Programa Operativo Anual y el resto de los recursos de la bursatilización y del Fondo de Apoyo a Infraestructura (FAIS). En ese entonces el gobernador se refirió nuevamente a la Autopista Tuxpan-Tampico, de la que dijo que ya estaba la licitación y que pronto se lanzaría la del tramo Álamo-Tuxpan. Ocultaba que meses antes, en febrero de ese año (2008), legisladores locales habían pedido al Secretario de Finanzas que explicara cómo se habían gastado 2 mil 380 millones de pesos producto de la bursatilización. Por la explicación se supo que algunas obras habían pasado a la federación o se habían concesionado, tales como el Libramiento de Xalapa y la carretera Tuxpan-Tampico.

Así lo acaba de confirmar el 8 del presente mes el Coordinador General de Planeación y Centros de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) al anunciar la conclusión de la autopista México-Tuxpan para abril del 2011 y que se aplicarán 8 mil millones de pesos para la autopista Tuxpan-Tampico, que tendrá una longitud de 166 kilómetros fijando para abril de 2011 su licitación, esa que Herrera Beltrán dijo que ya estaba en 2008.

De aquí surge la pregunta, ¿por qué entonces el gobernador veracruzano da la voz de arranque de una obra que no es del gobierno estatal?

Por otro lado, cabe la pregunta, si la construcción de la autopista en referencia la emprendiera el gobierno estatal ¿con qué dinero contaría? Para nadie es un secreto que el gobierno de Duarte de Ochoa sufre las de Caín para allegarse recursos financieros frescos, porque las arcas están vacías a causa del abultado gasto corriente y del desbarajuste financiero-administrativo del gobierno que le antecedió. De allí que no parezca extraña la aplicación de nuevos tributos como el del anunciado reemplacamiento, el incremento al impuesto a la nómina y la desandada en lo de la tenencia para arrimarse recursos. Sin embargo, ese ingreso no será suficiente pues los adeudos obligan a acudir a un nuevo préstamo, lo que abultará aún más la ya onerosa deuda del gobierno veracruzano.

“Presidente que devalúa la moneda, se devalúa políticamente”, decíase durante la hegemonía priísta. Aunque no lo desee, el nuevo gobierno veracruzano se encuentra en la tesitura de aplicar nuevos impuestos y conseguir un nuevo y gravoso préstamo. Apenas es el primer mes de la administración y, como todo en la vida, la subsistencia ya sea política o económica es lo primero que hay que atender, es una prioridad que lamentablemente no hay manera de evadir. De allí los apuros y los sustos, como el reciente conato del corte de energía eléctrica al corazón financiero del gobierno veracruzano.

Lo peor es que el dinero del más inmediato empréstito no se aplicará para crear infraestructura, para nuevas y mejores carreteras, para más puentes, para hospitales debidamente equipados, para más aulas, etc., sino para pagar los adeudos heredados y cubrir los compromisos más inmediatos. Vox populi lo sabe, los empresarios también y reprochan que no se len hablen claro y se les convoque a una cruzada que dignifique la relación gobierno-ciudadanía.

Lo cierto es que en ese eterno circuito de la historia que cansada de crear se repite, la situación por la que ahora atraviesan el gobierno y pueblo veracruzanos recuerda aquella apasionada expresión que López Portillo soltó en su sexto y último informe de gobierno, cuando con elevada dosis de histrionismo presidencial exclamó: ¡”Ya nos saquearon, no nos volverán a saquear!” Como moderno Sísifo, confiamos en que no volverá a suceder.

alfredobielmav@hotmail.com
Diciembre 2010




EL CIUDADANO

Por Alfredo Bielma Villanueva



Nada tan cierto como lo expresado por el laureado Mario Vargas Llosa: "La lectura de la literatura, de la buena literatura, va más allá del entretenimiento, más allá del enriquecimiento espiritual o del espíritu crítico, es algo que forma ciudadanos...La persona que lee es crítica con su entorno y siente la necesidad de cambiar el mundo, lo que refuerza la democracia, un sistema donde sus ciudadanos deben tener espíritu crítico que les impida ser engañados o manipulados por los poderes existentes".

Este gran aserto aplica de maravillas en nuestro país en el que en el decurso de su bicentenaria historia como nación independiente, por cuatrienios, lustros, sexenios, décadas y hasta centurias la población mexicana ha venido observando cómo la clase política permanece divorciada y muy ajena a las necesidades populares, a cuya satisfacción tiene la obligación de orientar sus esfuerzos. ¿Por qué ese divorcio entre la clase política instituida en gobierno y la sociedad civil? Esta es una pregunta muchas veces formulada e igualmente explicada, sin que en los hechos nada se emprenda para revertir ese fenómeno. ¿Por qué?

La clase política está integrada por quienes por vocación o casualidad se emplean en lo relativo a la cosa pública; son individuos emanados del contexto social y, salvo casos excepcionales, están formados en la misma cultura aunque de variada extracción socioeconómica. Con frecuencia se observa que antes de su incursión en los vericuetos del poder el individuo ajeno a la función pública adopta posiciones críticas respecto del desempeño del servidor público, condición que desaparece una vez que ingresa al sector gobierno y, de crítico que fue, se convierte en uno más de esa clase, asimilado a sus conductas y actitudes.

¿Es fatal el divorcio entre sociedad civil y clase política en México? Así parece ser, y así será mientras desde el ámbito de la sociedad no se procuren los cambios partiendo de la concepción formal y real de que no existe poder político constitucionalmente establecido sin voluntad ciudadana. Mientras la sociedad no asuma su papel de mandante frente al gobierno la conducta de la clase política permanecerá inalterable.

¡Qué diferencia entre un candidato, funcionario en ciernes, y el actor político con poder! Uno promete cambios, sonríe, besa, abraza a sus conciudadanos, el otro se aparta con valla humana de por medio, adopta actitudes de perdonavidas y, por la magia que el poder le proporciona, asume poses de semidios. Todo corre a cargo de nuestra cultura, en la que se acostumbra encaramar y luego adorar a individuos comunes y corrientes, a veces más esto último que lo otro.

¿Por qué el discurso del presidente de la república, del gobernador, del senador, del diputado, del alcalde se reviste de verdades a medias y hasta de mentiras encubiertas? Por impunidad, sería la respuesta. Esto último expresa dejadez ciudadana porque no reclama la mentira expectorada por el ciudadano al que se elevó al poder; porque teme al producto de su creación; porque en México no hemos aprendido a hablar de tu a tu con quien es nuestro mandatario, el mismo a quien damos el poder para realizar acciones de beneficio colectivo; el sometimiento es un síndrome que nos viene de lejos, de la teocracia prehispánica y del mestizaje que incluyó en su bagaje religioso el derecho divino de los reyes. En el camino perdimos los arrestos del criollismo que repelió al dominio imperialista.

No pocos medios de comunicación ocultaron la realidad del fidelato, solo algunos advirtieron que durante seis años Fidel Herrera Beltrán engañó al pueblo veracruzano con el cuento de una administración eficiente y productiva, prueba de lo contrario lo está sufriendo el gobierno de Duarte de Ochoa que no cuenta con dinero para hacer frente a las necesidades más inmediatas. Pronto se destapará la cloaca y conoceremos aún más del desastre financiero y administrativo que heredó a su sucesor; pero lo sufriremos en carne propia los veracruzanos porque el gobierno está obligado a contraer más deuda e, incluso, a establecer nuevos impuestos; además de retorcer a aquel decreto, el 838 de 21 de julio del presente año, por el que se otorga el subsidio a la tenencia de vehículos.

En otro orden de ideas, en 1917 nos dimos un contrato social extraordinario, el más avanzado de su tiempo. Ese marco constitucional nos conformó en una república democrática, popular, y laica, según reforma recientemente añadida al artículo 40 de la Carta Magna. Quizá por no entenderla o por costumbre de no acatarla, quienes deben obedecerla y con su conducta ejemplificar su cabal cumplimiento, la violan impunemente. Claro ejemplo de ello es la asistencia del Gobernador veracruzano a un evento religioso en Nueva York, y del Secretario de Gobierno manifestando públicamente preferencias religiosas que riñen con el laicismo constitucionalmente ordenado a los servidores públicos. ¿Desliz de noviciado, ignorancia o simplemente importamadrismo respecto del cumplimiento de las leyes?

Religión y Estado son dos términos que en nuestra historia nacional se han confrontado; desde la colonia Virreyes y Arzobispos riñeron por el poder público, hasta que el abogado Benito Juárez los divorció y dejaron de hablarse; pero son destinos paralelos el del poder fáctico que la élite de la clerecía católica representa y el poder político, por eso se ven en lo oscurito y frecuentemente sus caminos se yuxtaponen, por lo que el clero no cejó en su afán de dominio y durante décadas tocó las puertas del poder, hasta convencer ¿o vencer? al Estado de que merecía su reconocimiento, y lo logró en tiempos de Salinas de Gortari.

Luengos periodos de encuentros y desencuentros entre Iglesia y el Poder Público que han costado mucha sangre al pueblo de México ¿qué necesidad de avivar los motivos de la discordia? Este es un expediente sobre el que la ciudadanía debe reclamar el irrestricto cumplimiento y apego a la Ley; hacerlo no significa necesariamente que enfrente a sus mandatarios, sino que exprese su postura de que los responsables de conducir a la sociedad la orienten por los caminos de la cordura, la armonía y el respeto a las leyes. Que Buganza ejecute actos de contrición en una Iglesia católica se explica, aunque no se justifique ni le sea permisible por su carácter de Secretario de Gobierno. Habrá que recordar que en febrero del presente año el pleno de la Cámara Federal de diputados votó a favor de la reforma al artículo 40 constitucional, por la que inequívocamente nuestra república es representativa, democrática, federal, y laica, y que fue promovida por la bancada priísta, ni más ni menos.

alfredobielmav@hotmail.com

Diciembre 2010







TRANSICIONES

Por Alfredo Bielma Villanueva



No cabe duda, estamos siendo testigos de un cambo en las actitudes de la clase dirigente frente a su responsabilidad de carácter público y, a su vez, de una transformación, así sea en rudimentos, de las instituciones. Una palpable constancia la encontramos en la abierta contienda para elegir al presidente del Poder Judicial en el Estado de Veracruz en la que se observó civilidad en el proceso que llevó a presidirlo al magistrado Alberto Sosa Hernández. Que se sepa no hubo la tradicional línea desde el Poder Ejecutivo para favorecer a determinado candidato, y si la hubo no fue percibida por los legos que desde el llano estuvimos atentos al proceso sucesorio de uno de los poderes que integran el gobierno veracruzano. Si la elección fue producto de una decisión auténticamente autónoma habrá que atribuírselo a la inercia que se ha venido dando en ese Poder, pues sería degradante en pleno proceso de transición imputarlo a omisión de los titulares de los dos poderes restantes. Tampoco es el producto único de quienes participaron directamente, pues existen antecedentes que han venido conformando las circunstancias que dieron lugar a la elección en comento.

Por donde quiera que se le vea es un paso adelante en la dignificación de las relaciones institucionales entre los poderes que integran un gobierno republicano; en este caso se trata del Poder Judicial al que todavía en el presente año se le vio supeditado y hasta agredido por el anterior Ejecutivo, quien dispuso discrecionalmente de cambios y nombramientos de nuevos magistrados, algunos de los cuales están fuera de todo el perfil requerido, aunque en parte lo rescata el de Ignacio González Rebolledo quien, asuntos de la edad por separado, cumple con creces los requisitos para desempeñarse en esa honorable función.

En esto que nos atrevemos a denominar transición, quizás como un subliminal deseo de que así fuera, al contar con las cabezas que por ministerio de ley deben presidir los tres poderes que constituyen un gobierno, este ya ha quedado integrado: el Legislativo a través de su Presidente, Eduardo Andrade; el Judicial, a cuyo frente está Alberto Sosa Hernández y el Ejecutivo, presidido por Javier Duarte de Ochoa.

En el periodo de transición que vive México, por razones que históricamente arrancan en el siglo XX, principalmente a partir de la elección federal de 1988, por su función y debido a su conformación plural, el Poder Legislativo fue el primero en el que se manifestaron los cambios. Por ser un régimen Federativo, el impacto se reflejó en los Estados, con sus correspondientes matices. Con los resultados electorales derivados del proceso electivo del año 2000, se dio formalmente fin a la hegemonía priísta, provocando una reacción en las titularidades del Poder Ejecutivo en un mayor número de Estados de la Federación, con la inercia de Baja California Norte, Guanajuato, Chihuahua, Aguascalientes, Yucatán, etc., a partir de la transición presidencial la elección de gobernadores ha devenido en auténticas contiendas democráticamente electorales.

Históricamente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación había sido, aún más que el Legislativo, un Poder casi absolutamente supeditado al Ejecutivo en México, a pesar (o quizás por ello) de que por su elevada importancia durante muchos años del Siglo XIX su titular supliera las ausencias del presidente de la república. Casi para finalizar el siglo XX, al conseguir la inamovilidad de sus miembros se procuró la piedra de toque sobre la que el Poder Judicial ha basado sus cambios. La conciencia de su importancia no es, sin embargo, muy remota, pero esa lógica ha permeado a los Estados y, al menos en lo que a Veracruz corresponde, se percibe una toma de conciencia respecto de su necesaria independencia. Curiosamente, en este caso la avanzada parte de la camada que forman sus integrantes más antiguos; lo que no obsta para que conste.

Acrecentar esa independencia, manteniendo el respetuoso concilio con los otros poderes estatales es el reto del magistrado presidente Alberto Sosa, quien enfrentará asignaturas pendientes que van desde mejorar las deterioradas instalaciones de los juzgados hasta la imperecedera corrupción, quizás el cáncer más avanzado en la administración de justicia veracruzana. Su inmediato antecesor reconoció la existencia de ese terrible mal que carcome la confianza ciudadana, sin duda el nuevo presidente continuará la lucha de manera frontal; las particularidades de su elección conllevan todo el respaldo para al menos intentarlo. Ese es un deseo ciudadano que se resiste a conformarse con lo que tiene de justicia, caracterizada hasta ahora por la corrupción y su consecuencia lógica que es la impunidad.

Sabido es que la clase política está divorciada del contexto social en el que se desempeña, por cuanto a que no responde a los reclamos de una sociedad ávida de sustanciales cambios en la conducta y las actitudes de los actores políticos. Por su origen electoral, los componentes del Poder Legislativo están más a la vera de la opinión pública, su recinto es caja de cristal y su función debiera ser la representación popular sino estuviera enmarcada por recios compromisos partidistas que pervierten el fin constitucionalmente establecido.

El titular del Poder Ejecutivo es quien más polariza la atención, entre otras razones porque una de sus responsabilidades más sobresalientes está la de administrar el recurso del erario, puesto a su disposición para traducirlo en beneficios colectivos a través de la implementación de las políticas públicas. En su esencia está la de conducir sexenalmente el destino de toda la población, que hoy por hoy es mayor a los siete millones de veracruzanos que estamos a la expectativa de una administración eficiente, transparente, seria y responsable.

En la augusta majestad de sus despachos, los integrantes del Poder Judicial tienen la elevada responsabilidad de impartir justicia, que en el caso de Veracruz equivale a enjabonar una fachada no muy limpia; una encomienda que no soslaya las trabas institucionales, éticas y morales que como malas ortigas le han crecido en el camino. La esperanza de que así sea es de la ciudadanía, la oportunidad para que se haga realidad es del impulso que logre imprimirle el nuevo presidente de ese importante Poder, con talento, muchas ganas y un poco de suerte.

alfredobielmav@hotmail.com
Diciembre 2010


LA CÁPSULA DEL TIEMPO

Por Alfredo Bielma Villanueva



“La historia es la mentira encuadernada”
Enrique Jardiel Poncela




El 30 de noviembre pasado, el todavía gobernador de Veracruz en su último día de desempeño depositó en la cima del emblemático e imponente Macuiltépetl, una “cápsula” que contiene diversos documentos, entre otros aquellos relativos a los festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución, los seis informes de gobierno del mandatario, sus “mensajes relevantes”, el reconocimiento de los gobernadores agrupados en la conago al gobernador Herrera Beltrán, etc., todo ello avalado en la lectura del acuerdo leído por el secretario del gobernador. Así, sin más crédito que el de los presentes, pírrico bagaje, se conservan documentos que relatan un período de gobierno y que podrán ser abiertos hasta el 30 de noviembre de 2110, para el asombro de quienes se interesen en cómo fue este tiempo. Como si fuera el soplo del aroma de un perfume de gardenias.

Pareciera una suposición especulativa, pero alguien en algunas de las generaciones venideras seguramente se sorprenderá por el hecho de que desde la sociedad civil nadie haya levantado el dedo para cuestionar las motivaciones que movieron al exgobernador Herrera Beltrán a encapsular documentos que, según lo que se publicó, dan fe de lo acontecido durante su gobierno. Lejos está de ser la nuestra una sociedad participativa, pero admira la indiferencia adoptada por este conglomerado social respecto del contenido de una cápsula de tiempo que ahora reposa en la cima del Macuiltepetl sin cuestionamiento alguno, a pesar de la experiencia vivida durante los seis años de una gestión gubernativa que no se caracterizó precisamente por el buen crédito de su discurso.

Puesto que la famosa cápsula contiene detalles de estos tiempos que a todos nos involucra ¿por qué no se dio fe notariada de su contenido ante la presencia de representantes de los diversos sectores de la producción, del pensamiento, de la comunicación social, de la cultura y del político no adscrito al sector público? Si su contenido es relativo a los resultados de un gobierno y es la cabeza de este quien promovió su trascendencia en el tiempo, conlleva una carga de sospechosa parcialidad, luego entonces era indispensable someter la idea a consulta ciudadana e implementarla con la participación plural de una sociedad con esta característica.

No sea que transcurrido el tiempo nuestra descendencia encuentre que en algún momento de la historia veracruzana, de México y del planeta, existió un genio de la política que transformó un Estado que aparecía en las estadísticas con una elevada marginación, con crecido número de población en pobreza alimentaria y pobreza de patrimonio, en una potencia agrícola e industrial; con infraestructura de primer mundo; autopistas de ocho carriles; con servicios de salud solo comparables con lo mejor del planeta; con un grado de educación por encima de los parámetros exigidos por la OCDE y un presupuesto destinado a este ramo mayor que al 8% del producto interno bruto recomendado por la UNESCO; que abatió el analfgabetismo; con una industria azucarera cuya producción abastecía al país y sobraba para la exportación de tal manera que cañeros y azucareros veracruzanos eran la envidia de toda la clase obrera y campesina nacional por sus elevados ingresos; que el café veracruzano superaba al de Brasil; que, gracias a su atinada política de promoción turística, Can Cun y Acapulco nos pedían consejos acerca de cómo hacerlo porque que en solo seis años se construyeron ¡182! nuevos hoteles.

Además, ¿qué es lo que se inscribe sobre los actores políticos de oposición y aún de quienes fueron formados a su amparo? porque está visto que después de la del autor principal la inteligencia ajena no existía. Que era tan fregón el gobernador que hasta el gobierno federal le “copiaba” sus programas exitosos, como el “esquema” de la bursatilización; que al término de su bonancible administración dejó a su sucesor 9 mil 300 millones de pesos; que no dejó deudas y que enfrentó a los reporteros cuando estos preguntaban por los acreedores que penaban por cobrarle al gobierno retándolos a que le dijeran dónde estaban estos. Se encontrará también que a un obsecuente diputado se le ocurrió decir que “con la administración de Fidel Herrera queda claro que Veracruz es un ejemplo de hacia dónde debe dirigirse la República”. Que hubo un gobernador tan fuera de serie que al unísono sus pares congregados en una organización denominada CONAGO le hicieron un reconocimiento a su extraordinaria labor. Que en tres años cumplió con un plan programado a seis años.

En ese mundo más que virtual ahora, pero que tomarían como realidad en el 2110, pudieran encontrar que ese gobernador combatió la corrupción a fondo y que durante su periodo de gobierno castigó a los infractores de cuello blanco hasta por sustraer un bolígrafo; que extinguió el porcentaje dadivoso para conseguir contratos de obra pública y que durante su mandato el que le hizo la pagó.

Perséfone, la historia, está colmada de mitos, uno más que importaría; y hasta en el colmo del conformismo se dirá que no debiéramos preocuparnos por algo que ya no veremos. Por supuesto que ya no seremos testigos de lo que encierra realmente la susodicha cápsula, pero también es cierto que mucha población veracruzana es testigo de cargo respecto de la finiquitada administración encabezada por Fidel Herrera Beltrán y que sin duda es difícil que allí se encuentre alguna constancia del desastre financiero ocasionado por esa administración; de la deuda que hereda y del desbarajuste administrativo que provocó un exponencial gasto corriente. Mucho menos que ahora obliga a su sucesor a crear disposiciones impositivas-como el reemplacamiento- para allegarse fondos extras que permitan al gobierno salir adelante.

Tal como se vieron las cosas bien valdría abrir la cápsula para conocer su contenido, dar fe notariada de ello y, si dice la verdad, volver a encapsular. O ¿acaso habrá alguien que se conforme con lo informado acerca de ella? Yo tampoco.

alfredobielmav@hotmail.com

Diciembre 2010



ANHELOS

Por Alfredo Bielma Villanueva



En el Estado de Veracruz a partir del 1° de diciembre se ha iniciado un nuevo gobierno, este encabezado por un joven al que su antecesor por las razones que fueren dio la oportunidad de ascender en la escala política hasta colocarlo en el sitial políticamente más encumbrado de su Estado; esta última particularidad lo acomoda en una especial tesitura, pues a la elevada responsabilidad del hombre público se aúna el sentimiento de gratitud que quienes conocen a Duarte de Ochoa aseguran que está entre sus valores más destacados. Visto desde el ángulo específicamente humano esa actitud es irreprochable y queda fuera del alcance de toda crítica u observación en contrario. Solo que a partir del primero de diciembre de 2010 el ciudadano Javier Duarte de Ochoa es el gobernador de Veracruz, una condición que para sus mandantes destaca sobre las prioridades personales debido al cargo que desempeña porque sus acciones como hombre público impactan a la colectividad, y en la medida en que la repercuten directamente su calidad de hombre público estará siempre a la vera de sus conciudadanos.

Previo a la ceremonia del relevo constitucional la especulación favorita orbitó sobre el tema relativo al nuevo equipo de gobierno. El interés tenía diferentes motivaciones: a unos, porque les interesaba conocer si entre los designados figuraba algún amigo o pariente que les asegurara la permanencia en la nómina y/o su incorporación al presupuesto; a otros, porque entienden que gobernar es reflexionar para actuar; que si el instrumento para la implementación de las políticas públicas es el aparato administrativo su integración es de primordial importancia; para algunos más, dos o tres tazas de café de por medio, significaba utilizar la oportunidad para suponer o adivinar y mostrarse duchos en el tema. Pero todo encaja en la importancia del asunto, porque visto desde la amarga experiencia del gobierno recién concluido no era para menos.

Un gobierno de resultados es uno que entrega buenas cuentas en la correlación costo-beneficio, que es eficaz y eficiente; que armoniza el cronos con la aplicación de los programas, y para conseguirlo requiere de operadores comprometidos con su trabajo, más preocupados por conseguir el cumplimiento de los objetivos y las metas que para medrar en el cargo. A la luz de la experiencia siempre será positivo un aparato administrativo en el que el tres atienda al dos y este reconozca al uno, que las líneas de mando encuentren expedita la circulación. Una estructura administrativa en la que impere la disciplina en el gasto y la implementación programática se mantenga independientemente de las relaciones políticas es lo ideal, porque solo así se podrán conseguir resultados con eficiencia; de otra manera se corre el riesgo de repetir los errores del pasado y, lógicamente, la consecuencia será el desorden administrativo y el fracaso financiero.

Para que no llueva sobre mojado, aunque sea una verdad de Perogrullo recordar que en política la forma también es fondo, es menester esperar que el discurso oficial se acomode lo más cercano posible a la realidad y a la verdad. En este capítulo, por lo que se le ha escuchado a Duarte habrá que tenerle confianza, mientras tanto no demuestre lo contrario. Obviamente la confianza parte de que se empalme el discurso con las acciones; que se imprima seriedad a las promesas porque la palabra del gobernante debe ser respetada y con elevado crédito, para lo cual requiere ser respetable, es decir, cumplidora, seria, mesurada.

Aunque ya se fue Fidel Herrera Beltrán y en ausencia es menoscabo hacer referencias del ausente, es conveniente aclarar que se habla del hombre público, del que ejerció un mandato republicano encomendado por la ciudadanía, que por ese hecho está facultada para señalar aciertos y desaciertos respecto del mandato conferido. En ese orden de ideas, al observar el déficit financiero que se ha heredado y la opacidad con la que se manejó, no es ocioso recordar lo que el ex gobernador presumía en el segundo año de su mandato, el 2 de diciembre de 2006: “Yo soy un administrador riguroso, me preparé para eso, conozco de planeación, de administración y distribución del gasto; voy a hacer el máximo esfuerzo por estimular a todos los sectores, pero Veracruz no se va a hacer en un año, tenemos cuatro por delante y vamos a ir en aumento en todas las áreas, pero graduales.”. También habló de austeridad: “La austeridad bien entendida no es pichicatería, la austeridad significa no duplicar, no derrochar, no ser excesivos y usar cada centavo para hacerlo productivo”.

De aquí la razón por la que Vox Populi desconfía del discurso político, y es un expediente que penamos porque no se siga extendiendo en Veracruz. Lo acontecido en el pasado reciente recuerda aquél “Después de mí, el diluvio” que exclamara Luís XV, ojala no sea el caso.

De entrada, el reconocer los problemas que abruman a la población veracruzana es buen inicio; se percibe voluntad de afrontarla, con el avance del desempeño iremos conociendo el cómo y con qué, porque, para empezar, provoca cosquillas esa declaración de que en un año se reconstruirá lo afectado por el desastre provocado por los anegamientos, aunque alentadora, se antoja muy audaz. Si se tienen los recursos-que se duda- qué bien; de otra manera bien valdría una explicación que desgrane puntualmente los proyectos (si ya se tienen) a ejecutar.

alfredobielmav@hotmail.com

Diciembre 2010


PANORAMA FINANCIERO

Por Alfredo Bielma Villanueva



Ahora que ha descendido sensiblemente el ruido ensordecedor de los discursos oficiales y que paulatinamente desaparece del entorno urbano el abuso cromático que embadurnó bardas y fachadas de hospitales, escuelas, centros deportivos, espectaculares, etc., habrá tiempo de reflexionar acerca de los temas que la estridencia ocultaba. Uno de ellos es la opacidad en el manejo del recurso financiero y otro de no menor importancia es la agenda pública saturada de expedientes sin cumplir. En la agenda pública descansa el tétrico expediente de la deuda pública y de la escasa liquidez, pasando por la calificación requerida para conseguir nuevos préstamos que permitan al gobierno arrancar su programa operativo.

No deja de llamar la atención y de alentar esperanzas el que Duarte de Ochoa se refiera con cierta insistencia a la disciplina administrativa y a la transparencia que deben privar durante la implementación programática de su gestión. Ambas son vertientes de importancia cuando se intenta enfrentar y “superar la pobreza, marginación y desigualdad”, de las que habló en su discurso de ascensión al cargo de gobernador de Veracruz. Eficacia y rendición de cuentas parece ser la divisa a seguir como consigna proveniente desde la cúpula del gobierno. No es para menos, la situación financiera del erario pasa por un mal momento, tal y como lo han descrito las diversas firmas calificadoras.

Ya lo declaró el gobernador: "Mi equipo y yo estamos estudiando las diferentes opciones que tenemos para hacer uso de nuestras fortalezas y generar así la suficiencia económica que dé lugar a mejores oportunidades para las familias veracruzanas…". En otras palabras, es inminente la concertación de un nuevo crédito bancario.

Todo esta problemática tiene su historia, es muy reciente porque se desarrolló en el marco de los años 2004 al 2010; arranca cuando por el mecanismo de bursatilización se consiguieron 6 mil 300 millones, en 2007. Fue un compromiso contraído a un plazo de 30 años, al término de los cuales se terminará pagando 14 mil 700 millones de pesos, en capital e intereses. La base para cubrir el compromiso-todos lo sabemos- fueron los ingresos de la Tenencia, que representa el 1.4% del ingreso proveniente de la Federación (que por cierto en este año ya no ingresará en las arcas porque paradójicamente el gobierno de Herrera Beltrán decretó su condonación).

Sin embargo, el daño no proviene de la bursatilización en sí, se debe al exceso del incontrolado gasto corriente generado durante el gobierno fidelista. Así lo muestran los números: existe un déficit de 12 mil 469 millones de pesos acumulados en deudas a proveedores y contratistas y es uno de los motivos por el que la calificadora Standard and Poor´s bajó la calificación del Estado a mxBBB-. La calificadora FitchRatings también bajó la calificación de BBB+ (mex) a BBB (mex). Entre otras implicaciones significa que el gobierno, por el exceso de gasto, carece de ahorro interno, de un remanente monetario para gastos de infraestructura, después cubrir los gastos fijos.

El gasto corriente en Veracruz se incrementó en aproximadamente un 16.7%, en el sexenio de Herrera Beltrán, lo que ha provocado serios trastornos financieros, pues en 2010 su monto ascendió a 50 mil millones de pesos, una verdadera barbaridad pues esta cantidad es casi equivalente a lo que ese gobierno dispuso para obra pública durante todo el sexenio. Un dato revelador lo da Fitch: en 2009, 24 mil 165 millones de pesos se destinaron al gasto corriente. Una diferencia sustancial respecto de otros Estados de la república, en donde la media por este concepto es del 75.3%, contra el 98% de nuestro Estado. El dato nos de la idea de que la inversión en obra pública provino de los préstamos conseguidos, mas que con recursos propios.

Este es parte del panorama al que se enfrenta el gobierno duartista; por eso no deja de llamar la atención el anuncio de que en un año se reconstruirá Veracruz. Porque si bien el gobernador puede conseguir apoyos del gobierno federal para proyectos específicos y el de la reconstrucción es uno de ellos, debe hacer frente también a los servicios de la deuda.

Acerca del compromiso de la construcción de la autopista Tuxpan-Tampico, un proyecto que forma parte del eje carretero Tuxpan-Monterrey, en febrero de 2008 se anunció que el gobierno federal pagaría el costo de ese proyecto. Una obra muy anunciada a que en ese año hizo referencia Fidel Herrera en el marco de la Tercera Cabalgata de las Huastecas. También el hoy gobernador, se refirió al proyecto el 17 de febrero de 2009, cuando andaba en precampaña para la diputación federal. Entonces habló de que “alrededor de 20 mil millones de pesos, serán invertidos en materia de infraestructura carretera este año…”, y afirmó que el Delegado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Agustín Basilios de la Vega, le habló sobre este paquete de infraestructura, “esta es una gran inversión”. “Con estos recursos –dijo- se concretarán proyectos de muchos años de peticiones y de exigencias, por parte del norte del estado, como por ejemplo la vertebración del eje carretero Tuxpan –Tampico…”. Que bien que retome el compromiso, ojala haya con que cumplirlo.

alfredobielmav@hotmail.com

Diciembre 2010