CRUDA REALIDAD

Por Alfredo Bielma Villanueva



“Relanzar a Veracruz” fue una frase insistentemente utilizada por el ex gobernador Herrera Beltrán en sus interminables loas a los frutos de su gobierno. Es también una frase a la que ha acudido el nuevo gobernador Duarte de Ochoa; la coincidencia pudiera atribuirse a diversas implicaciones porque difícilmente habrá un veracruzano que no quiera para Veracruz planos más elevados a la condición económica de pobreza que según las estadísticas padece. Quisiéramos sin embargo que ahora lo que se ofrezca se cumpla, que sea verdad y no fruto de ocurrencias con miras a obtener el aplauso fácil y aplazar soluciones; seis años perdidos han sido suficientes para una población ávida de progreso y frustrada por dejar escapar una oportunidad que se avizoraba promisoria.

Para que entendamos los porqués de las suspicacias bueno será acotar con un ejemplo: El primer acto de gobierno con el que el flamante gobernador veracruzano Javier Duarte de Ochoa inauguró su programa de obras fue el corte del listón de los trabajos para la Autopista Tuxpan-Tampico, un eje carretero siempre anhelado por los habitantes de aquella importante porción veracruzana. Con ese evento quizás se quiso hacer patente que se iniciaba una era de construcción de obras necesarias para el desarrollo veracruzano y de verdad que la construcción de esa autopista detonará al norte del Estado pues, junto con la México-Tuxpan, integrarán un eje carretero de primer orden. Pero la burra quedó arisca---

Aún se recuerda que uno de los recurrentes anuncios de Fidel Herrera fue la construcción de la autopista México- Tuxpan, una vía de comunicación del resorte federal que se inició en 1993 durante el sexenio del presidente Salinas de Gortari, y sin embargo el ex gobernador Herrera Beltrán la refería como si fuera una obra de su gobierno, ofreciendo reiteradamente que en su periodo se concluiría y en mas de una ocasión la anunció como ya terminada, según constancia.

Por su lado, la autopista Tuxpan-Tampico tiene ya camino retórico andado. El 10 de agosto de 2006, el titular de Sefiplan, Rafael Murillo, acompañado por los subsecretarios de Ingresos, de Finanzas y Administración y el de Egresos, anunció que la bursatilización en ciernes permitiría financiar inversiones públicas ya autorizadas por el Congreso del Estado, citaba al libramiento de Xalapa y las autopistas Tuxpan Tampico, San Julián-Paso del Toro, etc. Un anuncio semejante se repitió el 29 de noviembre de aquel año, cuando se dio a conocer la colocación en la Bolsa de los certificados bursátiles por 6 mil 300 millones de pesos, respaldados por el 80% de la recaudación del Impuesto sobre Tenencia de vehículos.

Dos años más tarde, el 8 de agosto de 2008, ante cientos de tuxpeños Herrera Beltrán anunció una inversión de 687 millones de pesos para 100 obras y acciones a favor de ese municipio; según ese cuento 455 millones provenían del Programa Operativo Anual y el resto de los recursos de la bursatilización y del Fondo de Apoyo a Infraestructura (FAIS). En ese entonces el gobernador se refirió nuevamente a la Autopista Tuxpan-Tampico, de la que dijo que ya estaba la licitación y que pronto se lanzaría la del tramo Álamo-Tuxpan. Ocultaba que meses antes, en febrero de ese año (2008), legisladores locales habían pedido al Secretario de Finanzas que explicara cómo se habían gastado 2 mil 380 millones de pesos producto de la bursatilización. Por la explicación se supo que algunas obras habían pasado a la federación o se habían concesionado, tales como el Libramiento de Xalapa y la carretera Tuxpan-Tampico.

Así lo acaba de confirmar el 8 del presente mes el Coordinador General de Planeación y Centros de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) al anunciar la conclusión de la autopista México-Tuxpan para abril del 2011 y que se aplicarán 8 mil millones de pesos para la autopista Tuxpan-Tampico, que tendrá una longitud de 166 kilómetros fijando para abril de 2011 su licitación, esa que Herrera Beltrán dijo que ya estaba en 2008.

De aquí surge la pregunta, ¿por qué entonces el gobernador veracruzano da la voz de arranque de una obra que no es del gobierno estatal?

Por otro lado, cabe la pregunta, si la construcción de la autopista en referencia la emprendiera el gobierno estatal ¿con qué dinero contaría? Para nadie es un secreto que el gobierno de Duarte de Ochoa sufre las de Caín para allegarse recursos financieros frescos, porque las arcas están vacías a causa del abultado gasto corriente y del desbarajuste financiero-administrativo del gobierno que le antecedió. De allí que no parezca extraña la aplicación de nuevos tributos como el del anunciado reemplacamiento, el incremento al impuesto a la nómina y la desandada en lo de la tenencia para arrimarse recursos. Sin embargo, ese ingreso no será suficiente pues los adeudos obligan a acudir a un nuevo préstamo, lo que abultará aún más la ya onerosa deuda del gobierno veracruzano.

“Presidente que devalúa la moneda, se devalúa políticamente”, decíase durante la hegemonía priísta. Aunque no lo desee, el nuevo gobierno veracruzano se encuentra en la tesitura de aplicar nuevos impuestos y conseguir un nuevo y gravoso préstamo. Apenas es el primer mes de la administración y, como todo en la vida, la subsistencia ya sea política o económica es lo primero que hay que atender, es una prioridad que lamentablemente no hay manera de evadir. De allí los apuros y los sustos, como el reciente conato del corte de energía eléctrica al corazón financiero del gobierno veracruzano.

Lo peor es que el dinero del más inmediato empréstito no se aplicará para crear infraestructura, para nuevas y mejores carreteras, para más puentes, para hospitales debidamente equipados, para más aulas, etc., sino para pagar los adeudos heredados y cubrir los compromisos más inmediatos. Vox populi lo sabe, los empresarios también y reprochan que no se len hablen claro y se les convoque a una cruzada que dignifique la relación gobierno-ciudadanía.

Lo cierto es que en ese eterno circuito de la historia que cansada de crear se repite, la situación por la que ahora atraviesan el gobierno y pueblo veracruzanos recuerda aquella apasionada expresión que López Portillo soltó en su sexto y último informe de gobierno, cuando con elevada dosis de histrionismo presidencial exclamó: ¡”Ya nos saquearon, no nos volverán a saquear!” Como moderno Sísifo, confiamos en que no volverá a suceder.

alfredobielmav@hotmail.com
Diciembre 2010