NIKITO-NIPONGO

Por Alfredo Bielma Villanueva



Las nuevas generaciones ya no conocieron al famoso escritor Raúl Prieto, más conocido por su seudónimo de Nikito Nipongo; prolífico y versátil fue un connotado cuentista, novelista, ensayista, cronista y crítico acervo de la clase política mexicana, murió en 2003. No es remoto que en su permanente pesquisa para descubrir lo que él llamaba “perlas”, en el agonizante gobierno veracruzano hubiera podido encontrar una rica fuente de la cual extraer sus incisivos comentarios, siempre precisos y veraces.

Antes de las perlas, un breve exordio. Con lo que acontece en Veracruz una vez más comprobamos que el ejercicio del poder transforma a los hombres, pues a su influjo responden de manera diferente, extraña y hasta contradictoria, según la escala en que se mida ese poder y, por supuesto, el grado de madurez o templanza de quien sufra su imponderable influencia. El fenómeno no es nuevo, pudiérase especular que es consustancial a la naturaleza humana el hecho de que el poder la obnubile.

Un mexicano que sabía de política porque la practicó con maestría, pues sufrió y acaso gozó el ejercicio del poder, lo fue sin duda Don Benito Juárez; a él acudimos para dimensionar el impacto del poder sobre el hombre que tiene la oportunidad de ejercitarlo. Después de mostrarse inflexible frente a las múltiples peticiones que se le hicieron para evitar el fusilamiento del Archiduque de Habsburgo, Don Benito escribió sobre el drama protagonizado por Maximiliano: “El mundo mexicano es capaz de atarantar al mismo Luís Napoleón si viniera a vivir unos días en México. Es singular esta gente nuestra. Al que no la conoce y es fatuo, sus ovaciones y adulaciones lo embargan, lo tiran y lo pierden; y si es débil sus injurias y maldiciones lo desalientan, lo tiran y lo pierden también”.

Para no divagar sobre el interesante tema del influjo del poder sobre el hombre es conveniente aterrizar la idea sobre un caso particular que nos proporcione bases para entender ese fenómeno. Entre los veracruzanos qué mejor caso-no ejemplo- que el de Fidel Herrera Beltrán en su desempeño como gobernador de nuestro estado. Al margen de los magros y decepcionantes resultados que la administración gubernamental 2004-2010 entrega a los veracruzanos, para los efectos a que nos referimos hurguemos en cómo manejó Fidel al inicio de su gobierno el tema de una supuesta desindustrialización, en la que según él estaba sumido el estado, y comparémoslo con lo que dice ahora, a solo unos días de entregar la responsabilidad que asumió en 2004.
Cuando Fidel Herrera andaba en campaña para el gobierno decía: “continuamos con la revolución federalista de Miguel Alemán Velasco para exigir a la federación mas funciones y recursos. Veracruz ha cumplido con México, ahora necesitamos que a Veracruz se le de lo que le corresponde de acuerdo con un nuevo Pacto Social que le permita afrontar los retos del Siglo XXI”. Poquito después, ya como gobernador electo, habló del avance “que experimentó el Estado de Veracruz en el Gobierno de Miguel Alemán, quien encontró una crisis generalizada en la industria azucarera, en la cafeticultura y la ganadería pero ahora hay un Veracruz que tiene infraestructura legal y material, hay obra realizada en educación, salud, comunicación y vivienda” y reconoció que no iba a empezar de cero.

Sin embargo, ya en el ejercicio del poder uno de los temas más recurrentes en el discurso fidelista fue el referente a la “desindustrialización” y la nula creación de empleos que imperó en el estado de Veracruz durante los años previos a su arribo como gobernante. Así, el 25 de agosto de 2006 al inaugurar nuevas empresas en la ciudad industrial Bruno Plagiai, Fidel expresó que “en estas 90 semanas que llevamos en el gobierno, el clima de acuerdos en seguridad pública, de tranquilidad y de respeto a la ley, nos ha permitido revertir el proceso de desindustrialización que estaba padeciendo Veracruz en las últimas décadas y sustituirlo por uno de creatividad, con productividad, capacitación y aprovechamiento de las condiciones del país y del mundo”.

Sobre el tema insistió en entrevista que le hiciera Mario Vázquez Raña: “Veracruz vivió los últimos diez años de las remesas de nuestros emigrantes del orden de los mil 200 millones de dólares por año. Veracruz resintió este largo proceso de desindustrialización, sin creación de empleos, y lo sobrevivió solo con base en las remesas de los emigrantes de Veracruz…Siendo un estado tan rico no podía tener como solución el ambulantaje y las remesas. Por eso nos propusimos replantear todas las fortalezas de Veracruz y crear alrededor de 135 mil empleos al año (…). En los diez años precedentes a mi administración, Mario, sólo se fueron generando 8 mil, y sólo en el sector de los ambulantes, lo cual explica de manera muy clara el éxodo de veracruzanos a Ciudad Juárez…”

Ahora, al finalizar el último tramo de su gobierno, aquel gobernador que presumía de ser un buen financiero y un buen administrador (se las ve negras para cubrir siquiera el gasto corriente de su administración y hereda una inexplicable deuda), reconoce que el gobierno que viene va a trabajar más y mejor que el suyo, para el que ha sentado las bases, “incluso durante la administración de Miguel Alemán le hemos dado las bases, porque tampoco tomamos a Veracruz de cero, lo que hizo la administración de Miguel Alemán Velasco fue sustento para nosotros afinar y detallar y la administración de Miguel Alemán ha hecho lo procedente . Creo que hay varias cosas que le han servido mucho a Veracruz continuidad en el proyecto, eficacia de sus gobiernos y lecturas adecuadas de la nación y del mundo”. Ahora falta que diga que será mejor ex gobernador que Alemán Velasco. ¡Qué perlas Nikito! Ver para creer.

alfredobielmav@hotmail.com

Noviembre 2010