ESTADO Y MUNICIPIOS VERACRUZANOS


Por Alfredo Bielma Villanueva



Por lo que actualmente ocurre en nuestro Estado se antoja pensar en las similitudes entre el mundo natural y lo socio-político. Por un lado, las acometidas de la naturaleza que ahora atribuimos al cambio climático y, por el otro, el problema financiero en el que se debate la administración gubernamental saliente presidida por Fidel Herrera Beltrán. El que llueva sobre mojado, con los ríos a todo volumen, propicia que los nuevos escurrimientos desborden de sus márgenes las corrientes de agua acarreando nuevas desgracias y estragos a las obras del hombre. Por otro lado, a las necesidades propias de un gobierno que concluye se le agrega el desecamiento de sus arcas al grado de requerir nuevos préstamos, en esa inercia algo similar está ocurriendo en la mayoría de los municipios veracruzanos.

En su comparecencia ante los diputados para glosar el informe presidencial Ernesto Cordero, Secretario de Hacienda, mostró los focos rojos del incremento en la deuda de los gobiernos estatales, pues en algunos “ya supera el monto de las participaciones que reciben”.

Por lo que se advierte, Veracruz está cerca de esa circunstancia incluyendo a un buen número de municipios veracruzanos cuya problemática financiera es similar a la del Estado. Lo peor ocurre porque a los ayuntamientos se les indujo a la bursatilización de su 20% correspondiente al impuesto de la tenencia con el cuento de realizar proyectos “productivos”, y no hubo cuidado alguno para vigilar que cumplieran con ese fin; es más que obvio que la mayoría de las administraciones municipales utilizaron ese recurso como les vino en gana, sin beneficio colectivo demostrable.

Que las arcas municipales y las estatales están vacías, impotentes para cubrir sus mínimos requerimientos, es una realidad en Veracruz. Sin embargo---
En México, como en Veracruz, es cada vez mayor el número de ciudadanos cuya opinión se muestra adversa a la forma en cómo se conducen quienes, al menos en teoría, debieran interpretar responsablemente su problemática traduciéndola en leyes, convirtiéndose en sus auténticos representantes en el órgano público creado precisamente para el desempeño de esa función: el Poder Legislativo. Por oposición a este paradigma, casi de manera correlativa, está en incremento el fenómeno que conocemos como partidocracia, entendida esta como la preeminencia de los partidos políticos en las decisiones fundamentales de la voluntad política en este país, y no precisamente para atender al interés general, sino para acomodarlos al partido de su pertenencia.

Tal es el caso del Congreso veracruzano que al aprobar indiscriminadamente las solicitudes de ayuntamientos (y del gobierno estatal) ya endeudados no ha tenido empacho para autorizarles la contratación de nuevos préstamos; por el entorno en el que se acuerdan esos trámites, debe presumirse inconfesables motivaciones. (La autorización al gobierno del Estado para contratar un nuevo préstamo por 10 mil millones de pesos, pudiera catalogarse como un desastre civil).

No es especular en el vacío, porque desafortunadamente es una realidad incontrastable el deterioro financiero que sufre el gobierno estatal y la mayor parte de los 212 ayuntamientos veracruzanos. Se antoja que se buscarán justificaciones culpando a las inclemencias climatológicas y sus deplorables consecuencias; con ese argumento buscarán encubrir la falta de obras, arguyendo que el agua todo se lo llevó. Desafortunadamente existe tanta impunidad y abiertas complicidades que seguramente no habrá ni investigación ni castigo para quienes abusaron del manejo del recurso público de los veracruzanos.

¿Qué ha sucedido en Veracruz para llegar a estos extremos de deficientes administraciones en el ramo estatal y en el municipal? Por lo que corresponde al gobierno estatal, es reiterativo insistir en que no cumplió con las expectativas que la población veracruzana fincó en un gobierno “cercano a la gente”; cuyo titular presumió de haberse preparado durante treinta años para llegar al cargo. En ese sentido habrá que ver qué sucedió, porque quizás le falló el equipo de colaboradores que escogió, en cuyo caso también lleva responsabilidad porque para nadie fue un secreto que las líneas de mando en la administración pública o se interrumpieron o se entorpecieron al colocarse en puestos de elevada responsabilidad a elementos neófitos que privilegiaron su “amistad” con quien los nombró en menoscabo de su responsabilidad, menospreciando la jerarquía y las instrucciones del inmediato superior. Con esto se dejó al descubierto uno de los principales riesgos del Spoil Systems (Sistema de Botín), cuando los compromisos de grupo se anteponen al principio del mérito.

Son muchas las asignaturas que deja pendiente el actual gobierno estatal. Es interminable la relación de asuntos pendientes por cumplir; ciertamente, la expectativa no se corresponde con los hechos, por ejemplo: aunque la Autopista México- Tuxpan es una obra del gobierno federal, Fidel Herrera ofreció concluirla, pero al final no fue así. En su gobierno se anunció duplicar el número de kilómetros de autopista en el Estado, algo que no se ve por ningún lado; prometió a la población del norte del Estado mejorarle sus carreteras, pero estas siguen igual o peor que hace seis años; también allá les auguró que había llegado la hora del progreso, la siguen esperando; les ofreció construir la Brecha Huasteca, y esta es una obra inconclusa; en Coatzacoalcos ofreció concluir las obras del túnel sumergido, un proyecto heredado por el gobierno que le antecedió, y esa obra está en veremos. La construcción de solo siete kilómetros de longitud del inconcluso pero ya inaugurado “libramiento” de Cardel tuvo un costo de 450 millones de pesos (así se anunció), por lo cual despierta mas que curiosidad; nos promulgó como una potencia en agricultura y la cosecha de maíz y otros productos del campo no alcanzan ni para el autoconsumo; la industria azucarera, aunque sujeta a políticas federales, él ofreció salvarla, pero sigue prendida de alfileres; aseguró que se dragarían los ríos más caudalosos y nada de eso sucedió; el Veracruz moderno que se diseñó en el discurso oficial simplemente no existe. Y así por muchísimos etcéteras más, y a través de una muy somera evaluación se puede colegir que el gobierno veracruzano no cumplió con las expectativas delineadas.

Está por demás insistir el patético escenario que encontrará el nuevo gobierno veracruzano. Imperativamente tendrá que implementar, ahora sí, una seria y auténtica reingeniería administrativa, acompañada de una cirugía política para desmadejar ese terrible nudo que forman la escasez de recursos, el cumplimiento de las onerosas obligaciones financieras, el pago de los adeudos a proveedores, la reconstrucción de lo destruido por las inundaciones y la consecución de beneficios colectivos a que tiene derecho la población veracruzana. Nada fácil, aunque no imposible.

Dentro de este trémulo escenario, lo deseable sería que los diez mil millones del nuevo préstamo los recibiera la nueva administración, ya por desconfianza o simplemente porque es muchísimo dinero como para gastarse en los días que le faltan a la actual administración para concluir su problematizado decurso.

alfredobielmav@hotmail.com
Octubre 2010