SAN JUAN SUGAR=JUAN DÍAZ COVARRUBIAS ¿FONDEN?

Por Alfredo Bielma Villanueva



Asentado en la ladera noroeste de Los Mangos, que es una porción de la Sierra de Soteapan colindante con Los Tuxtlas y de frente a la extensa sabana sotaventina está Juan Díaz Covarrubias, cuya población, ancestralmente, cada temporada de lluvias se apresta a vigilar el comportamiento del pequeño arroyo que como arteria venosa lo atraviesa y le da vida. En la margen de este vaso de agua, tributario del Río San Juan, en la llanura se han asentado casi todos los poblados que componen la muy dispersa población del municipio de Hueyapan de Ocampo, creado por decreto de 8 de julio de 1923.

El arroyo “Cuitlazoyotl” es de los llamados de respuesta rápida, de muy corta trayectoria pues nace en la sierra, pocos kilómetros después se junta con otros escurrimientos y tras bañar el llano desemboca en el Río Grande, como se le conoce al río San Juan, precisamente junto a la población de Cuautotolapan, otro importante poblado de este municipio.

En los inicios del otoño, cuando llueve en la sierra por la vertiente que da a las poblaciones río abajo, se debe estar muy atento del súbito incremento del caudal para evitar innecesarios sustos y cuantiosas pérdidas materiales. Esa prevención ya forma parte de una añeja cultura popular, como la de cualquier población ribereña en Veracruz. Sin embargo, como ahora ha ocurrido, el desbordamiento adquirió proporciones desmesuradas dejando cuantiosas pérdidas a una población de condición humilde pues sus habitantes, o son obreros, o se dedican a las labores del campo o al pequeño comercio, que para acabarla encuentra terrible competencia con los grandes almacenes de San Andrés Tuxtla y Acayucan.

Este municipio tiene mucha historia que contar. Hace un siglo por sus rumbos merodeó durante varios años de la lucha revolucionaria el General Miguel Alemán González, los caseríos serranos de Los Mangos y Loma Larga formaron parte de su itinerario de rutina y con frecuencia bajaba a San Juan Sugar para avituallarse. Muy cerca está la Congregación de “Coyol de los González”, lugar de nacimiento de Amadeo González Caballero, quien de allí partió a trabajar como telegrafista a Coatzacoalcos y durante una aciaga época se convirtió en el cacique de todo el sur de Veracruz, señor de horca y cuchillo, mandamás de alcaldes y diputados de la región, particularmente durante el gobierno de Fernando López Arias. (1962-1968).

Pero, como todos los cacicazgos, el beneficio se circunscribía al capo y al reducido grupo de sus seguidores; las cuotas que quincenalmente se recaudaban de las arcas municipales de la región no tenían fines de interés social porque se quedaban en los bolsillos de Amadeo y secuaces.

Hueyapan de Ocampo es el nombre de la cabecera municipal, en la que alguna porción de sus habitantes tiene origen italiano, Mathey y Fararoni, principalmente. Aunque de menor población que San Juan Sugar (que cambió de nombre al laico de Juan Díaz Covarrubias), en la cabecera municipal se fueron integrando grupos políticos que durante por un largo periodo se enquistaron en la presidencia municipal, hasta que la eventual fuerza arrolladora de la insurgencia electoral oposicionista logró que un ciudadano de Covarrubias alcanzara la alcaldía por el partido Convergencia para la Democracia en 1991. Entonces se pensó que había llegado la hora para la importante Congregación municipal pues se suponía que ya con sus hombres en el poder se haría obra pública que la favoreciera.

Sin embargo, fueron cuatro periodos de alcaldes oriundos de Covarrubias y nada bueno ocurrió para esta población en el ramo de las mejoras públicas, salvo el Parque del lugar que pudo construir Enrique Alonso, el primer alcalde avecindado allí pero Cordobés de origen.

Sin excepción, la característica principal de las administraciones municipales de Hueyapan de Ocampo ha sido la corrupción y la rapiña, su recurrencia se explica por la impunidad imperante. A la actual administración municipal el Congreso local le ha autorizado la contratación de dos créditos millonarios que, agregados a los recursos de la bursatilización debieron dejar constancia en obra pública, pero no hay prueba alguna que refleje su empleo en beneficio colectivo. Allí el fiscalizador menos avezado encontraría contundentes pruebas para ejercer su función a cabalidad, en la hipótesis de un gobierno de transparencias y no de opacidades como realmente ocurre. Obviamente, en los hechos nada acontecerá.

Este exordio explica la actual desconfianza de la población cuando pide que la ayuda, si esta llega, se canalice por conductos ajenos a la administración municipal porque corre el riesgo de partidizarse o de no hacerse efectiva. Ojala ahora sí llegue el auxilio que tanto se publica por televisión; que no ocurra como aconteció cuando el “Stan” que también azotó a este municipio y lo único que llegó como ayuda fueron despensas ordeñadas que para nada se corresponden a los millones de pesos provenientes del FONDEN que supuestamente apoyaron a los damnificados de este lugar.

El fenómeno meteorológico (al menos en Covarrubias) dejó tres muertos y enormes daños a casas habitación, a enseres domésticos y a la agricultura de monocultivo en base a la caña de azúcar. Las pérdidas son aún más lamentables porque se trata de gente que vive al día, que no tiene capacidad de compra. Es una población que sabe levantarse sola cada vez que la naturaleza la agrede, pero que para aliviar en parte sus desconsuelos le vendría bien un poco de la ayuda que se pregona a través de los medios.

alfredobielmav@hotmail.com
Octubre 2010