¿A QUIEN CREERLE?

Por Alfredo Bielma Villanueva



“Errar es humano, y echarle la culpa a otro es aún más humano”, dice el refrán que bien pudiera aplicarse en espléndida medida a la actitud del gobierno veracruzano y personeros que lo acompañan cuando intentan descargar culpas, omisiones, entuertos, ineficiencias y toda clase de pretextos en evasiva propia. Tal se desprende de lo que cotidianamente se observa en Veracruz al leer y escuchar que el gobierno no ha podido hacer más obras ni concluir las que tiene en proceso porque el gobierno federal le ha retenido lo que obligatoriamente le corresponde. No se tiene dinero en Veracruz para pagar débitos a infinidad de deudores porque el gobierno federal no ha remitido lo que corresponde a participaciones; se suspenden obras porque la federación retiene el dinero, etc., etc., etc. Lo peor es el empecinamiento por hacer creer a la población esa sarta de argumentos sin pies ni cabeza como si la ciudadanía veracruzana careciera de información y solo estuviera atenida a lo que desde el gobierno estatal se le informa, o desinforma.

Pero no es solo el discurso del gobierno estatal el que se pone en duda, también en el federal hacen olas en ese concierto de verdades a medias o subyacentes intenciones de escurrir el bulto, haciéndole honor con esta actitud a aquella sentencia que tanto se utiliza en la cotidianeidad del vulgo, de que cuando la partera es mala---- se echa la culpa a otros.

Ejemplos: La opinión pública veracruzana está más que enterada del desastre financiero por el que transita la administración pública de este Estado; las arcas están vacías debido a la indisciplina en el gasto y esto se refleja en la interminable cauda de proveedores que penan día con día por el pago a sus servicios. Para explicar ese entuerto se hace hasta lo imposible por derivar culpas hacia el gobierno federal, atribuyendo a éste su incumplimiento en la obligación de enviar las remesas que corresponden al Estado. Por su parte, desde la Secretaría de Hacienda responde que ellos están al corriente de sus encomiendas.

En lo que corresponde a la desastrosa inundación que asoló a poblados de las Cuencas de los ríos Papaloapan y Coatzacoalcos, en el Estado se quejan de que no han recibido los apoyos financieros provenientes del FONDEN; sin embargo, ya se informó que están a disposición del Estado 848 millones de pesos, solo que para completar los mil 704 millones destinados para remediar los daños el gobierno estatal tiene que aportar 856 millones, una suma que el erario veracruzano no alcanza a completar, según confesión del subsecretario de administración de la Secretaría de Finanzas, Antonio Ferrari. La revelación vino acompañada con el amago de una nueva deuda a través de hacer efectiva la bursatilización anunciada desde muchos meses previos a esta inundación. Un argumento que encubre lo que verdaderamente ocurrirá: la contratación de un crédito bancario que ronda por los siete mil millones de pesos que, según dice radio bemba, solo paliará los requerimientos para el cierre de la administración.

En respuesta a lo informado acerca de que la Secretaría de Desarrollo Social solo ha repartido 45 mil despensas y que la Administración Estatal ha entregado más de 400 mil, el Secretario de Desarrollo Social vino a Veracruz a aclarar que la dependencia a su cargo ya ha repartido 82,500 despensas, cada una calculada para sostener a cuatro personas durante una semana. No obstante, entre los afectados se escuchan continuos reclamos porque no han sido atendidos; no al menos como se proclama en los medios.
La insistencia de los partes oficiales en el sentido de que hay saldo blanco choca con la noticia que anuncia siete fallecidos directamente a causa de esta contingencia, tal y como lo demuestran las actas levantadas por el ministerio público. Son desgracias que desafortunadamente ocurren y que no se advertirían entre tanto daño, si no fuera por la tozudez gubernamental en parecer suficiente en la atención a los damnificados. Ello encubre el prurito que pareciera tener que ver más con la ávida pretensión del reconocimiento que con la auténtica preocupación de lo acontecido.

En el orden federal no cantan mal las rancheras. Se ve claramente en la anunciada detención de “La Barbie”, atribuida por las autoridades a labores de inteligencia, pero, por otro lado, la opinión pública pone en tela de duda esa versión al suponer una entrega pactada. A eso, el vocero gubernamental en materia de Seguridad Pública arguye que lo importante no es cómo se haya detenido al malhechor sino la detención misma. Olvida que un gobierno que se precie de democrático está obligado a rendir información fidedigna a sus mandantes y no embadurnar los hechos con sospechosas comunicaciones que vician aún más la desconfianza de la ciudadanía hacia sus autoridades.

En fin, en el diferendo Estado-Federación una de las dos partes dice la verdad en el asunto de las remesas, lo preocupante es la desconfianza de la población en el discurso oficial.

Entre todo lo anterior, lo único realmente inobjetable, plausible, es la participación de la Armada y del Ejercito, cuyos elementos han hecho posible la distribución de la ayuda estatal y federal, en una incansable labor revestida de heroico anonimato y desinteresado esfuerzo, sin esperar reconocimiento alguno, haciendo honor a su origen nacionalista y popular. También, por supuesto la convocatoria de la sociedad civil para recabar ayuda destinada a los damnificados de Tlacotalpan, como lo hace, por ejemplo, la Junta de Mejoras de Coatepec, al solicitar la donación de productos enlatados y no perecederos (pañales, leche en polvo, agua, papel sanitario, jabón, etc.), para lo cual instaló un centro de acopio en Cuauhtémoc # 75 de aquella bella ciudad.

En suma, el problema no es lo que se dice sino la desconfianza que priva respecto de las declaraciones provenientes del sector público. Esto último no deja de preocupar cuando justamente este 15 de septiembre celebramos el Bicentenario del Grito de Dolores, los doscientos años de haberse abolido la esclavitud, el inicio de una era como Nación independiente, de obtener por este hecho la calidad de ciudadanos libres. Confianza, transparencia y verdadero espíritu de servicio son asignaturas por resolver.
alfredobielmav@hotmail.com

Septiembre 2010