SIMILITUDES: LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ

Por Alfredo Bielma Villanueva



Lo que ahora ocurre en Veracruz recuerda a otro gobierno populista, pero este del orden federal cuyo fin de gestión estuvo marcado por serios conflictos en lo político y lo económico. Fue el gobierno de Luís Echeverría (1970-1976) el que marca el deslinde entre el desarrollo estabilizador que privilegió la inversión interna, con la deplorable etapa en la que la gran deuda externa y privada de México se acrecentaron desorbitadamente.

Con Echeverría, la intervención del Estado en la economía se incrementó sustancialmente, se reflejó claramente en el número de empresas estatales controladas por el gobierno pues pasaron de un número de 86 a 740. Mucho de este acelerado aumento en el sector paraestatal se debía al indiscriminado proceso de adquisición de empresas en quiebra bajo el pretexto de evitar el desempleo. En ese inventario se podían encontrar una fábrica de bicicletas, otra de casimir o bien una embotelladora de refrescos. Una errónea concepción de lo que es un estado rector de la economía llevó a Echeverría a equivocar el rumbo acrecentando sustancialmente el número de trabajadores del sector público, que creció de 600 mil en 1970 a 2.2 millones de burócratas en 1976.

En 1976 los pagos por el servicio de la deuda llevaron a establecer en el presupuesto federal una partida de 45 mil millones de pesos para pagar amortización e intereses. Consecuencias: dos devaluaciones del peso, el 31 de agosto y el 26 de octubre. Por la primera se fijó la paridad con el dólar en 19.9 pesos, pero por errores en la estrategia del gobierno no se pudo sostener y se hizo “más amplia la banda de flotación”, que sorprendió a los cuenta-habientes cuando el 27 de octubre los bancos ofrecieron el dólar a 26.5 pesos. Entonces, la deuda externa aumentó a 20,065 millones de dólares, o sea, 511,657 millones de pesos al tipo de cambio de aquel momento. Un muy radical contraste con la aspaventera preocupación de Echeverría en 1970, cuando en los inicios de su gobierno anunció que la deuda externa que le dejaba Díaz Ordaz ascendía a 4 ,263 millones de dólares.

En esa lógica de conducta política se recuerda que hace seis años, el primero de octubre de 2004, se dio lectura al dictamen por el que se autorizó al gobierno a contratar un préstamo por 3 mil 500 millones de pesos. La legislatura local lo había acordado con los votos en contra de la diputación panista y de dos de los diputados perredistas; hubo dos abstenciones, una del PRD y otra del PT.

Según ese dictamen, el dinero del préstamo se etiquetaba de la siguiente manera: 1,598 millones para el gasto público en materia educativa; 266 millones para desarrollo regional; fomento al crecimiento económico: 310 millones; seguridad pública y procuración de justicia: 219 millones; salud y asistencia: 247 millones; comunicaciones: 35 millones; equidad social: 309 millones; acciones y servicios para la producción de ingresos: 103 millones; para inversión productiva para la infraestructura para el desarrollo: 302 millones de pesos y para fortalecimiento municipal: 74 millones de pesos. Respecto de un remanente de 78 millones, no se especificó su uso.

Por esos días, Fidel Herrera, mientras vivía la incertidumbre en la espera a que el Tribunal Electoral de la Federación resolviera acerca de la elección veracruzana, expresaba: “gané el 5 de septiembre, el 8 del mismo mes y el 30 de septiembre y tal parece que la elección hay que ganarla todos los días....los tribunales no sustituyen la voluntad de los electores, que son los que toman la determinación. Ellos lo que observan es el apego a la legalidad y al derecho, la certeza, y la del 5 de septiembre fue una elección ejemplar, pues 2 millones 800 mil veracruzanos no pudieron equivocarse cuando votaron por la democracia.” (Del libro: “Recuento de un Estilo”).

No está por demás advertir que ya desde ese entonces Fidel Herrera, antes de su arribo al cargo, adelantaba que estaba dedicado a “promover los empleos que quieren los veracruzanos, a alentar la vida productiva y generar las expectativas de una vida mejor”, de esa manera adelantaba un cliché que durante seis años se volvió de rutina.

Un sexenio después, con el pretexto de los tremendos daños ocasionados por un ciclón y una tormenta tropical de dañosas consecuencias, la LXI Legislatura local autorizó al gobierno estatal a contratar un préstamo por 10 mil millones de pesos, a pagar en 20 años. Según el dictamen de la autorización, esa cantidad se destinará para la reconstrucción del Estado y para cubrir pasivos que se tienen con el Fonden. De igual manera que su similar hace seis años, el actual prescribe un destino etiquetado señalando rubros y cantidades; entre estas destacan mil millones para restablecer la infraestructura de Educación dañada; dos mil 950 millones para comunicaciones y desarrollo urbano, 900 para carreteras, 613 millones para caminos, 700 millones para construir o reconstruir puentes, etc.

Para Salud se invertirán 800 millones de pesos para rehabilitar hospitales, de los que 100 millones son para centros de salud y 311 millones de pesos para la construcción de hospitales, centros de salud, 130 millones de pesos para equipamiento; 170 millones de pesos medicamentos y material de curación, 50 millones de pesos en acciones sanitarias (fumigación); 20 millones de pesos caravanas de salud y 18 millones 300 mil pesos para otras acciones de salud. También se ocupa del ramo agropecuario, drenaje, agua potable. En fin, todo lo necesario para justificar la autorización del préstamo.

Si este dinero se emplea realmente para el destino que se señala, sumado a los miles de millones que la federación va a aportar, sin duda tendremos mejores carreteras y caminos, hospitales mejor equipados, más escuelas, etc. en superiores condiciones que las que se tenían antes de que el meteoro las dañara. Ojala haya el seguimiento, el control y la evaluación de la implementación de este costoso recurso que incrementa la descomunal deuda pública y que indefectiblemente afectará el desempeño del próximo gobierno estatal.

No está por demás conocer las experiencias del hombre que la historia nos conserva para evitar dolorosas repeticiones porque, como luego se dice, echando a perder se aprende.

alfredobielmav@hotmail.com
Octubre 2010