CANDIDATURAS: ESTILO Y CIRCUNSTANCIAS
Alfredo Bielma Villanueva


Con frecuencia la historia nos revela que, cansada de tanto crear, constantemente se repite, obviamente con las variables que las circunstancias van acondicionando. Esto significa que la historia no camina en círculos, sí en cambio que la fuerza de las circunstancias la modela en una espiral espoleada por los historiales de cada suceso. Por la historia conocemos que nada, salvo la verdad, es inmutable, que todo va transformándose conforme el espíritu universal de cada época, siempre en consonancia a los acontecimientos previos que van dejando sus correspondientes influjos. Por esto es conveniente la observación analítica de los sucesos, tomando en cuenta el contexto social en el que se producen, porque ello nos explicará lo que ocurre, cómo ocurre y porqué sucede.

En nuestro más inmediato universo, léase sociedad mexicana, pudiéramos escoger un determinado tipo de suceso y ensayar su análisis para entresacar conclusiones. Por ejemplo, el tema de las sucesiones en el ejercicio del poder ya sea para presidente de la república o gobernador del estado. Por caso, podemos escoger la forma en cómo Salinas de Gortari (1988-1994) se deshizo de su Secretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios (a quien había calificado como “El hombre Leyenda”), porque sabía de las pretensiones de éste por participar en la carrera sucesoria. Para no tener problemas adicionales que le perturbaran el sentido de su voluntad le pidió la renuncia y, de esta manera, ya fuera del cargo, desactivó las pretensiones de Don Fernando.

En la sucesión de Salinas buena parte de la clase política volteaba hacia el regente de la Ciudad de México, un político profesional que maneja tesis política y está cabalmente preparado para la función pública, el que en los días previos a la ascensión de Salinas a la presidencia fungió como negociador con la oposición panista, la que aprovechó las presiones generadas por la turbiedad de los resultados electorales para concertar beneficios políticos; fue entonces cuando nació la famosa concertacesión que muchos priístas criticaron porque implicaba entregarle al PAN importantes porciones de poder. Por esta intervención, que propició el reconocimiento del triunfo salinista en el Congreso, Manuel Camacho Solís se percibía como el precandidato más seguro para la presidencia. No fue así, pues Salinas de Gortari señaló hacia su Secretario de Desarrollo Social, Luís Donaldo Colosio, al que había venido preparando y muestreando sutilmente a través de diferentes promociones en cargos públicos.


Don Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) jugó al dominó con su gabinete y con los aspirantes a sucederlo. Durante casi todo el trayecto de su gobierno la lista de los presidenciables fue encabezada por el Secretario de Agricultura, Gilberto Flores Muñoz @ “El Pollo”; una tendencia fomentada por el propio presidente de la república. Sin embargo, en la mente de Don Adolfo germinaba la imagen de un “Tapado”, que al final resultó ser Adolfo López Mateos.


Luís Echeverría (1970-1976) le había confiado a su Secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, la operación política de su gobierno haciéndolo parecer como un posible sucesor; sin embargo, los delirios por trascender los límites temporales de su sexenio inclinaron su designación a favor del Secretario de Hacienda, un amigo de correrías juveniles, José López Portillo. De todos modos Echeverría no trascendió su poder después de 1976


Vicente Fox (2000-2006), tuvo en Santiago Creel a su delfín preferido, a tal grado que se molestó con Felipe Calderón- su Secretario de Energía- cuando éste asistió el 29 de mayo de 2004 al rancho “Las Palmas” en donde el gobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, lo destapó como su candidato a la presidencia. Ante la reprensión de Fox, Calderón renunció al cargo el 31 de mayo.


Vicente Fox recibió de Calderón una probadita de su propio chocolate cuando éste, libre ya de su pertenencia al gabinete, adelantó sus tiempos políticos en pos de la candidatura y, superando sus desventajas en el juego logró la postulación, aun en contra de la voluntad de la familia presidencial.


La táctica del dominó la manejó en Veracruz Miguel Alemán Velasco (1998-2004), pues se “enfichó” para proteger a su “tapado”, que siempre fue Fidel Herrera Beltrán, a quien previamente había impulsado al senado de la república. Cuando llegaron los tiempos decidió abrir el juego sucesorio con varias cartas, pues de esa manera protegía a su candidato. Este es un episodio del que mucho saben Gustavo Carbajal y Miguel Ángel Yunes Linares, quienes conocían del apoyo que Miguel Alemán le daba a Fidel Herrera Beltrán. Los demás, Alejandro Montano y Flavino Ríos, entre otros, intuían la jugada y la siguieron, no sin alentar en su fuero interno una luz de esperanza. Pero sería infantil ignorar que existía un evidente soporte logístico en la nómina de algunas dependencias, en las que figuraban abiertos partidarios del entonces Senador de la república.


Tiempos nuevos los actuales, sin duda, ya no siempre la palabra de quien encabeza un poder es la última, ni mucho menos la única que decide las nominaciones a cargos de elección popular. Fox, con su campaña adelantada le ganó al PAN su candidatura; Calderón se la ganó a Fox. Por analogía, ¿podría Héctor Yunes Landa acondicionar las circunstancias a través de la organización “Alianza Generacional” para inclinar a su favor la candidatura priísta al gobierno veracruzano? Se dice que cuenta con el apoyo de Manlio Fabio Beltrones y en esa tesitura no sería difícil conseguir la adhesión de la presidenta del PRI nacional; su escollo lo pudiera encontrar en la voluntad transsexenal del actual gobernador, que se ha inclinado por Javier Duarte de Ochoa, quien dice que “los jóvenes alumnos de Fidel” seguirán “su ejemplo”. (A la calidad de alumnos pudiera agregarse la de ser buenos discípulos, que no es lo mismo. Alumno es el que toma clases del profesor; discípulo es el que aplica y difunde sus enseñanzas. Al menos, de Platón se dice que fue discípulo, no alumno, de Sócrates).


Por otro lado, cabe la pregunta ¿Aplicaría Fidel Herrera a Héctor Yunes el mismo procedimiento que Salinas empleó con Don Fernando? En esa hipótesis, si esta ocurriera ¿actuaría Héctor Yunes Landa, tal como lo hizo Felipe Calderón? La actitud de Genaro Ruiz Arriaga (ex subsecretario de ganadería del gobierno estatal) al buscar libremente la candidatura a legislador federal por Tuxpan, es otro síndrome de los nuevos tiempos.


En fin, esta historia continuará y se irá enriqueciendo, porque afortunadamente Veracruz es pródigo en el recurso humano aplicado a la política. Héctor Yunes Landa tiene todo el derecho para trabajar en su proyecto personal, al igual que Javier Duarte. Habrá que esperar lo que digan, por ejemplo, José Yunes Zorrilla y Adolfo Mota, que despliegan tácticas y estrategias políticas propias pero que, al igual que Héctor y Javier también aspiran a la candidatura priísta, y son representativos de las nuevas generaciones que exhiben un perfil apto para mandar al baúl de los recuerdos las viejas prácticas del tipo de político ya en vías de desaparecer.


Después de este breve repaso no será difícil concluir de la utilidad del conocimiento de la historia para mejor interpretar los sucesos políticos. Mientras, lo más actual es la exhibición de los saltimbanquis, chapulines o trapecistas priístas (4 diputados locales, 3 presidentes municipales-el de Papantla desistió- y un regidor), a quienes el Congreso del Estado otorgó licencias para separarse de un cargo por el que no ha mucho buscaron el apoyo de la ciudadanía, a la que habrán de recurrir nuevamente ¿con qué argumentos? Habrá que escucharlos, ya será responsabilidad de los electores de sus correspondientes demarcaciones decidir si les ratifican la confianza o los premian con música de viento. Pero esa es otra historia; o la misma, solo que revolcada.


2009-01-24

alfredobielmav@hotmail.com