IX.-GUSTAVO DÍAZ ORDAZ
Por Alfredo Bielma Villanueva


(Un Avance del libro “El Fin de Una Era- De la Hegemonía a la Oposición” de próxima edición)


El 17 de noviembre de 1963, en su discurso de protesta como candidato del PRI a la presidencia de México Gustavo Díaz Ordaz adelantó que “Es imprescindible eliminar prácticas y financiamientos inflacionarios para lograr la estabilidad relativa de los precios y mantener inalterable el tipo de cambio. Ello permitirá, también sostener incólume el principio de libre convertibilidad de nuestra moneda. Igualmente, será su consecuencia el incremento del ahorro de los mexicanos y en él ha de basarse fundamentalmente el progreso de México; sólo en forma complementaria debe recurrirse al crédito del exterior, para usarse exclusivamente en actividades productivas que sean inversiones auto liquidables y que generen, directa o indirectamente, las divisas necesarias dentro de los plazos convenidos”.


“El actual régimen ha demostrado plenamente cómo puede obtenerse desarrollo económico con estabilidad monetaria.


“Por prohibición constitucional, la inversión extranjera directa no tiene acceso en los campos básicos de la economía nacional: industria petrolera, petroquímica gas, electricidad, transportes y comunicaciones eléctricas.


“Será bien aceptada la inversión extranjera complementaria, que se asocie con mayoría de capital nacional, para establecer empresas mexicanas y que no desplace al nuestro en las actividades que esté operando en niveles internacionales de eficiencia; dentro de la misma inversión extranjera debe estimularse la que introduzca técnicas más avanzadas”.


Expresó su pensamiento sobre la Reforma Agraria: “La clase campesina es leal, es noble, es abnegada, ha dado los mayores contingentes de heroísmo y de sangre a los movimientos libertarios de México y es la más numerosa. No obstante, es la de mayores carencias.


“La dotación y titulación son el inicio, el necesario principio que, por su efecto transformador en las relaciones jurídicas, económicas y sociales, resulta definitivo. Tierra dotada o repartida no puede legalmente ser acaparada. Pero la Reforma Agraria o es integral o no es Reforma Agraria.


“La Reforma Agraria no supone exclusivamente la dotación o reparto de tierras. Exige la adopción de una serie de medidas, tales como: tecnificar la agricultura y cambiar los tipos de producción; mantener adecuados servicios de extensión agrícola y educación del campesino; determinar los cultivos aconsejables en las distintas regiones; proteger los suelos contra la erosión; rehabilitar los agotados; combatir plagas y enfermedades; proseguir con la política de riego, poniendo énfasis especial en la multiplicación de las pequeñas obras, sin abandono de los grandes proyectos; reacomodo adecuado de núcleos de población campesina; implantar normas y técnicas que hagan racional la movilización del campesino al sector fabril; extender el Seguro Agrícola y Ganadero; proporcionar crédito oportuno y barato, honestamente manejado; otorgar subsidios al productor cuando sean necesarios; obtener mutuo apoyo entre las distintas formas de tenencia de la tierra; enfrentarse al problema de la escasez de equipo; fijar precios remunerativos a los productos; buscar convenientes mercados; instalar suficientes silos y almacenes y contar con transportes adecuados; eliminar explotaciones antieconómicas; introducir actividades complementarias para aprovechar el tiempo libre del campesino; continuar la vigorosa política de salud pública, bienestar social rural y la extensión del Seguro Social en el campo”.


Respecto de los obreros: “Los derechos de huelga y de sindicalización son intocables. Usados dentro de la ley, no nada más son instrumentos de reivindicación económica, sino también cimiento de la auténtica paz social”.


Reafirma el principio de no intervención: “…cuando respetamos en los demás pueblos el derecho de gobernarse, tanto como exigimos que se respete en nosotros. Por ello, la política internacional de México es inconmovible: No Intervención y Derecho de Autodeterminación. Nuestro pueblo quiere para todos los pueblos del mundo lo que quiere para sí mismo. A cooperación respondemos con cooperación y a solidaridad con solidaridad”. *[1]


La campaña de Díaz Ordaz se desarrolló sin contratiempos; al PRI lo encabezaba el General Alfonso Corona del Rosal, quien permaneció en el cargo durante los seis años de gobierno de Adolfo López Mateos, del que fue compañero de Cámara en el Senado de la República. Conocía bien a Gustavo Díaz Ordaz pues convivieron en las cámaras legislativas como diputados y senadores de Ávila Camacho y Miguel Alemán, respectivamente; no había entre ambos rivalidades ni intrigas que entorpecieran la buena marcha de una campaña sin opositores que pusieran en duda el triunfo priísta.
El resultado de la elección federal fue: PRI 8 millones, 262 mil 393 votos; PPS, 62 mil 368 votos; PARM, 43,685 votos; sumados dieron un total de 8, 368 mil 446 votos para Díaz Ordaz. Para el candidato panista, Juan González Torres: 1, 034mil 337 votos.*[2]


En esta elección se puso en práctica la reforma electoral que creó la figura de diputados de partido, integrándose la primera cámara plural para la que el PAN había ganado dos distritos por mayoría, y por el número de sufragios obtenidos logró 18 “diputados de partido”. Ni el PPS ni el PARM obtuvieron el mínimo de 2.5% de la votación que le daba derecho a tener representantes en la Cámara Federal, a pesar de esto se les concedieron 5 diputados de partido a cada uno, con el consiguiente reclamo panista que consideró el hecho como una dádiva graciosa del gobierno hacia estos partidos.


Gustavo Díaz Ordaz desarrolló un gobierno al que muchos calificaron de duro y autoritario. En el arranque de su administración nombró como presidente del PRI a Carlos Alberto Madrazo Becerra, quien venía de gobernar Tabasco y tenía una carrera política que se interrumpió, como ya relatamos, debido a una brevísima estancia carcelaria motivada por un delito que no cometió. Provenía, como muchos de su generación, de la etapa en que las querellas políticas se arreglaban a balazos y las posturas ideológicas se consideraban como asuntos de verdadera trascendencia. En diciembre de 1964, Carlos A. Madrazo asumió la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, en el acto de su asunción dijo: “Hay quienes creen que asumir este cargo no ofrece mayores problemas durante tres años. Se imaginan a un Partido quieto, inerte, sin mística de trabajo; a un Partido cuya única finalidad es estar pendiente de los actos electorales que se produzcan en los Estados, o dentro de tres años, en caso de diputados federales, para intervenir oportunamente y poner en marcha el mecanismo electoral.


“Quienes así piensan desconocen la dinámica de un Partido han oído hablar del pueblo sólo para aprovecharse de él, no tienen ninguna educación política y en el fondo no son más que seres tullidos espiritualmente o caza chambas que no nos interesan.


“El Presidente Díaz Ordaz ha hecho un llamado vigoroso para luchar por la patria común. El Partido Revolucionario Institucional debe acudir a este llamado. Se inicia una nueva etapa de trabajo: tenemos un Presidente honesto, creador, con el alma llena de un mensaje de grandeza. Nada habrá de detenernos”. *[3]


“Nada habrá de detenernos”, dijo, para inmediatamente un periplo nacional anunciando nuevos métodos democráticos para su Partido y buenas noticias para el nivel de gobierno municipal, que serviría de plataforma para democratizar los procedimientos partidistas. El propósito lo expuso en abril de 1965 en la IV Asamblea Nacional del Partido Revolucionario Institucional. De entrada, su proyecto encontró severas resistencias, particularmente de la estructura sectorial que se vería afectada con la aplicación de los procedimientos anunciados pues perdería sustanciales cotos de poder.

(Continuará)


alfredobielmav@hotmail.com






[1] “El Excelsior, 18 de noviembre de 1983. México
[2] Cadena Z, Daniel, op. cit. p. 172
[3] Portal INEP