PAÍS DE CÍNICOS…Y CORUUPTOS

alfredobielma@hotmail.com



Como gobernante, atendiendo a los resultados de su agitado paso por la presidencia de la república el juicio de sus contemporáneos no le ha sido muy favorable a Don José López Portillo. Como la pasión de lo coetáneo obnubila el juicio es prudente esperar el veredicto de la historia. Mientras éste llega habrá que reconocer en López Portillo a uno de los presidentes mexicanos más cultos, académicamente preparado como pocos, dueño de una mente fresca, ágil y bastante lúcida.



A José López Portillo se le pueden reclamar muchos expedientes acerca de su gestión pública, pero a cambio nos dejó para la reflexión algunas observaciones de su analítica experiencia. En su campaña por la presidencia, caracterizada por el abstencionismo partidista, pues no hubo candidatos de oposición, el candidato priísta formuló una frase que pronto se hizo famosa porque se refería al mal mexicano más conocido: la corrupción. Entonces, para resolverlo, dijo “la solución somos todos”, porque México corría peligro de convertirse en un país de cínicos. En el avatar de su gobierno la picardía mexicana convirtió aquella sentencia en “la corrupción somos todos”.


También afirmó que él sería el último presidente de la Revolución Mexicana. El tiempo y los acontecimientos le han dado la razón; porque a juzgar por los cotidianos ejemplos que vemos somos un país con gobierno de derecha y que llegó ya al extremo del cinismo.


“Ni los oigo, ni los veo”, decía el Presidente Salinas de Gortari cuando se refería a la crítica de sus opositores, olvidando que está en la esencia de la democracia la pluralidad de pensamiento. “Gané, aiga sido como aiga sido” expresó Felipe Calderón refiriéndose a su acceso al poder, el triunfo es lo que importa, las derrotas son del adversario. Jorge Castañeda Gutsman no tuvo empacho en afirmar que en una contienda política “se entra a ganar, punto…Se entiende que dentro de los parámetros de la legalidad. Escrúpulos no, legalidad sí." Vicente Fox dice sobre la Comisión que investiga su presunto enriquecimiento ilícito que “si quieren seguir perdiendo el tiempo, que lo hagan”.


El Secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, recientemente reconoció que sí había firmado los contratos por los que benefició a empresas de la propiedad familiar y olvidándose de minucias de contenido ético aseveró que aquello no era ilegal. Santiago Creel, coordinador de los senadores panistas, como si la política consistiera en una confrontación de bandas expresó que si “tocan a un panista, nos tocan a todos”, mejor ejemplo de la concepción patrimonialista del poder no lo habrá.



En Veracruz no estamos a salvo, allí están los casos más recientes de Álamo y Las Choapas, en donde en el primero un legislador local auspicia un enfrentamiento en el que pudo haber muertos, aunque la negociación calmó los ánimos, la animosidad está latente. En Las Choapas ocurrió algo más que chusco; aquí también el papel principal estuvo a cargo de un legislador local, quien con sus gentes tomó el palacio municipal con el argumento de que el alcalde no les ha cumplido las promesas de campaña. En respuesta, el alcalde afirma que lo que quiere el diputado son obras para su Constructora, la “Unión de Ejidos 25 de Abril”. Esta constructora en tiempos en que el legislador fue alcalde obtuvo contrato de obras que fueron anunciadas por Tronco como concluidas en su administración, sin haberlo estado en realidad, según decir del actual alcalde quien ya lo hizo del conocimiento al Orfis.


De su constructora dice Renato Tronco, que “es una constructora pero con otro giro, con otras obligaciones y otras funciones. Es una sociedad campesina en donde los propietarios son los setenta y dos ejidos que lo conforman; se trata de una empresa que hace construcción pero sin fines de lucro”. Para riplay.


No se escucha una sola voz desde el gobierno que hable sobre el contenido poco ético de la actitud del legislador sureño. Solo la declaración del Procurador: “quien infrinja o quebrante la ley, sencillamente tiene que comparecer, sea quien sea. Yo no tengo que ver si son diputados u organizaciones”. Lástima que en los antecedentes respecto al diputado Tronco en los hechos no hubo ninguna determinación de ésa dependencia cuando fue acusado de ser el autor intelectual del asesinato del regidor de la comuna que él encabezó. Lo peor vendrá cuando nos enteremos que, como producto de “la negociación” para atemperar las relaciones entre el diputado y el alcalde, al susodicho “representante popular” le fueron adjudicados contrato de obra por parte del Ayuntamiento de Las Choapas.


¿Quién no recuerda la manera en cómo la dirigencia estatal panista defendió al entonces alcalde choapense cuando se le pretendía enjuiciar por el caso del regidor muerto, argumentando que se hacía por razones de carácter político? Pero he aquí que ahora, cuando ya no pertenece a ése partido, dos de sus ex correligionarios, diputados ambos, critican su comportamiento “Me parece que el diputado Tronco se acostumbró a ser un alcalde que hace, que dispone, que ejecuta y como que no le ha cambiado un poquito el canal de entender que ya no es ejecutivo, que en este momento es legislativo y ésa es su labor”.


Es interminable la cauda de malos ejemplos en donde campean el cinismo y la corrupción, pudiéramos reseñar más casos, una veta inagotable son las declaraciones del Secretario de comunicaciones pero, para no provocar mayor indignación, aquí la suspendemos. ¿País de cínicos?, Qué va, simplemente Kafkiano, costumbrista pues, tal como de igual forma lo expresara el ínclito José López Portillo. A ver quien tira la primera piedra.


PD.- Para consuelo nacional tenemos que reconocer que en otros ámbitos también se cuecen habas en esto del cinismo. La Iglesia, por ejemplo, ha agregado otros pecados que el apesadumbrado hombre del naciente siglo debe llevar a cuestas: la concentración de la riqueza uno de ellos; otro más, la desigualdad social; por supuesto la pederastia. MEA Culpa o bumerang, como todas las llamadas a misa.


alfredobielma@hotmail.com

Marzo 2008