EL PROCESO DE UNA ASCENSIÓN

Por Alfredo Bielma Villanueva


Cariacontecida, meditabunda, incierta, esperaba en la antesala del gobernador la que por cuatro años se desempeñara en el cargo de Secretaria de Gobierno en el periodo de Miguel Alemán Velasco. Sabía que su ciclo había terminado, así se lo mostraban diferentes signos en los que la frialdad era una constante. En su entorno, cual golondrinas esperando la primavera, advertía la presencia de un veracruzano recién llegado Héctor Yunes Landa y la de quien se desempeñaba como Subsecretario de Gobierno, formalmente su subalterno, Flavino Ríos Alvarado, a éste le inquirió ¿no sabes quien viene a relevarme?


Una semana antes, el gobernador Alemán había estado ausente del Estado, dentro de su agenda incluyó un espacio para platicar en Las Vegas con Manlio Fabio Beltrones. Algo de la política veracruzana hablaron, allí surgió el nombre de Héctor Yunes Landa gente de la cercanía afectuosa del destacado político sonorense, quien por algún trecho de su carrera trabajara al lado del ex gobernador veracruzano Fernando Gutiérrez Barrios. Beltrones ocupaba el cargo de gobernador de Sonora en 1994 cuando se dice que a petición del presidente Salinas de Gortari platicó a solas con Mario Aburto, apenas después de éste haber sido aprehendido por dispararle al malogrado candidato priísta Luís Donaldo Colosio. Manlio Fabio Beltrones, hombre público que conoce y muy bien los sótanos de la política mexicana y allí se desenvolvió por algún tiempo, según lo expresara en tono peyorativo la maestra Elba Ester Gordillo.


De regreso al Estado, el gobernador instruyó a su secretario particular para que citara a sus oficinas a la Secretaria de Gobierno, al Subsecretario y a Hector Yunes Landa, quien ya estaba en antecedentes respecto del asunto de la convocatoria pues Beltrones se lo anticipó y sabía a lo que venía. Pronto se incorporaría al equipo alemanista, aunque suponía que a la Secretaría de Gobierno en realidad nada estaba seguro en tanto no se lo confirmara el titular del Poder Ejecutivo veracruzano.


Ya habían transcurrido las dos terceras partes del periodo de gobierno de Miguel Alemán Velasco, se acercaba entonces la definición de quién sucedería al Ejecutivo por lo que se requería de iniciar las maniobras operativas que posibilitaran un proceso terso y sin complicaciones. La Lic. Noemí Quirasco ya había cumplido con el propósito de Alemán de no tener un hombre fuerte en la posición inmediata en la jerarquía político-administrativa; poco conocedora de los grupos y facciones políticas estatales no logró articular con ellos compromiso alguno de interés personal, pero ahora se necesitaba de una eficiente operación política y los prospectos que en los entretelones de la cúpula alemanista se manejaban encajaban en ése perfil: Flavino Ríos Alvarado o Héctor Yunes Landa.


Flavino Ríos Alvarado se había incorporado al equipo alemanista en Agosto de 2001 después de un corto intervalo en su Notaria Pública, una vez cumplido el periodo de dos años en la diputación local. Originalmente se le ubicaba en la titularidad de la Dirección de Comunicación Social, pero el gobernador ya había hecho compromiso con Raúl Peimbert para ese cargo; quedaba entonces la posibilidad de darle cabida en el Consejo Estatal de Seguridad Pública, en donde su titular o “encargado”, Juan Manuel Irigoyen, no cubría el requisito exigido por la Ley de sustentar el título de Licenciado en Derecho, sino que es Licenciado en Ciencias Políticas, “pero de Canadá” como muy ufano gusta en decir. Este era un asunto que el Secretario de Seguridad Pública Alejandro Montano Guzmán necesitaba resolver en los términos de la Ley, por lo que se decidió el relevo de Irigoyen poniendo en esa responsabilidad a Flavino Ríos.


Una buena gestión al frente del Consejo Estatal de Seguridad Pública, expresada en resultados tangibles y los crecientes problemas que se le estaban presentando a Jorge Uscanga Escobar en la Subsecretaría de Gobierno conformaron la coyuntura para abrirle a Ríos Alvarado las puertas de esta oficina, en donde entró en enero de 2002 al relevó de aquel. Allí se encontraba el primero de Mayo de 2003 cuando recibió el telefonema que lo convocó a la oficina principal del Palacio de Gobierno.


Coincidentemente a cómo ocurrió a Flavino con Carlos Brito Gómez en 1974, Héctor Yunes Landa inició en 1980 su incursión política al lado de otro Subsecretario de Gobierno, Ignacio Morales Lechuga, un inicio de alta escuela por la experiencia que de entrada se abreva en ésa oficina en cuanto a la operación política veracruzana y el conocimiento de la geografía política estatal. La cercanía con el hombre fuerte del gobierno de Acosta Lagunes y, por supuesto, su trabajo y talento para el quehacer político le aperturaron a Yunes Landa la posibilidad de ser Dirigente Juvenil cenopista, y por derivación la oportunidad para convertirse en Diputado Federal. Fueron su aptitud para la movilización en el amplio mundo del quehacer público y las imponderables circunstancias la que le permitieron a Yunes Landa relacionarse con los factores del poder en el Distrito Federal.


Cuando Manlio Fabio Beltrones ocupa la Secretaría General Cenopista Yunes Landa es de sus más cercanos colaboradores, con amplia libertad para la maniobra. Llegaron los tiempos de la sucesión presidencial, se formaron los grupos en torno a los aspirantes y, lógicamente, de la nomenclatura priísta al fin, Beltrones se afilió con el más fuerte de ellos: Roberto Madrazo Pintado. Tiempos de definiciones y acoplamientos ya que, cuando se presenta la coyuntura para Veracruz, Yunes Landa contó entonces con un padrino de inobjetable nivel de eficiencia en la recomendación. Así regresó al Estado de Veracruz, a un nivel de operación política que ya pronto el gobernador veracruzano le iba a encomendar: ¿Secretario de Gobierno?


Fue al término del evento conmemorativo del cinco de Mayo en el Parque Juárez cuando el Secretario Particular del Gobernador le pidió al Subsecretario de Gobierno que estuviera pendiente en su oficina porque el Ejecutivo deseaba hablar con él. Uno de los hombres de mayor confianza de Miguel Alemán es sin duda quien fuera su Secretario de Seguridad Pública, Alejandro Montano; él estaba en antecedentes del inminente relevo en la Secretaria de Gobierno y, aunque no con plena seguridad, de las posibilidades de Flavino Ríos para ocupar ese cargo.


En los corrillos políticos era obvio que a Flavino Ríos, independientemente de su eficiente entrega y disposición para el trabajo, le favorecía su estrecha relación con Alejandro Montano Guzmán pues la cercanía de éste con el gobernador era manifiesta. A toro pasado es posible deducir, en base a datos que la logística proporciona, que la ventaja para adjudicarse la titularidad de la Secretaría de Gobierno la llevaba Flavino. Sin demérito de la recomendación que avalaba a Héctor Yunes y de sus personales méritos quedaba en el expediente la idea del adagio aquel de “mas vale malo conocido que bueno por conocer”, interpretado como un “¿para que buscar afuera lo que ya tenemos adentro?” además, una Subsecretaría de Gobierno en Veracruz para el recién llegado no era nada despreciable.


Premonitorio resultaría el comentario entre bastidores acerca de que aquel de quienes se encontraban en ése momento en la antesala fuera recibido en primer término por el gobernador sería el sucesor de Noemí Quirasco. ¿A quién atendería primero Miguel Alemán Velasco, a Flavino o a Héctor? El hecho histórico revela que fue a Flavino Ríos Alvarado y que Héctor Yunes ocupó la subsecretaría, logrando trascender al siguiente gobierno. Las razones son del tiempo.


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Enero 2008