LA POLÍTICA Y EL TABLE DANCE



Mientras que el país se cimbra frente a la recesión económica de los Estados Unidos que indudablemente repercutirá en México; cuando se advierte que la mortalidad provocada por la lucha contra el narcotráfico se incrementa; cuando en Veracruz puerto y zona conurbada se establecen diferendos entre los grupos de seguridad y la sociedad a la que deben servir; cuando se nos recuerda que Veracruz ocupa el cuarto lugar nacional en pobreza, a alguien avezado en la comercialización se le ocurre enviar una carta por internet con nombre supuesto para criticar a la señora Dalia Pérez Castañeda, adicionalmente diputada local, por su actuación en la película de sugestivo título “Chiles Xalapeños”


De las características de esta película nada es posible decir mientras no se la vea; de la calidad de la actuación de quienes en ella participan, obviamente, tampoco. Lo que sí es verdad que muchos han caído en el garlito para “atacar” o para “defender” a la hasta ahora casi anodina diputada local. Se desgarran las vestiduras las féminas como si fuera un problema de género; los mochos se jalan los cabellos poniendo el grito en el cielo, y ella, la diputada, seguramente estará de plácemes porque, al fin, el film, o más bien ella, ha trascendido allende los límites de Xalapa e, independientemente de su calidad, el morbo libidinoso ha provocado buenas ventas en el comercio informal.


Todo se ha quedado en la escena en donde la señora aparece ejecutando unos pasos “teiboleros”, nada para espantar, de qué asombrarse tampoco. Pero es típico de una sociedad irreflexiva, que se caracteriza por absorber todo lo que se le induce a creer y hasta a “pensar”. Quien desee investigar el origen del barullo encontrará que todo partió de una carta apócrifa aparecida en la web, pues previamente no hay juicio alguno de gente especializada en el tema que se hubiera ocupado de la película. Pero es muy válido para el Director o el Productor del film promocionarlo de la manera que considere conveniente, al fin y al cabo la blandura del cerebro colectivo es extrema, maleable y susceptible al grado de hacerle percibir que lo malo es bueno y que lo grotesco es bello.


La señora Dalia Pérez Castañeda, ¿hay que decirlo?, está en todo su derecho de actuar y desempeñar el papel que el guión cinematográfico le indique. Es diputada local pero le gusta la actuación, en eso no hay incompatibilidad y además goza del libre albedrío para desarrollar sus aptitudes como mejor le parezca. Lo que no es admisible es que se argumente que el papel de la señora Dalia, respetable madre de familia, es semejante a un parteaguas, como un espacio ganado por el género al interior de una sociedad machista; tampoco es aceptable argumentar que la difusión de la escena en donde ella aparece en ropa interior es una agresión a su persona. ¿Por qué, si de todos modos ya está grabado, es una actuación y nadie la obligó a aparecer así? ¿Acaso llegó a pensarse que el morbo al que la masa es adicta pasaría a segundo término y que prevalecería la “crítica cinematográfica” cuando esto no es sino un Hype mediático?.


Por asociación de ideas vienen a la mente aquellas fotografías del famoso diputado “Pancho Cachondo”, el más inmediato precursor de un diputado desvestido. Que se recuerde nada sucedió; ni la Asociación de Damas de las Composturas Eternas protestó, simplemente fue un fenómeno del momento, pasajero, con elemental interés mediático y que al único que dañó o benefició fue al propio “Cachondo”.


La diputada Pérez Castañeda dice: “me sorprende tener tanta importancia, nunca me hubiera imaginado tantas primeras planas, tantas menciones y opiniones sobre mi persona que me parece que soy realmente una hormiguita en el mundo de la política”. Mujer bien ubicada sin duda, es dueña de su personal ideario y de hacer de su destino lo que mejor le plazca; esto está fuera de toda duda, discusión o demérito. El ámbito de su circunstancia personal solo a ella le corresponde, pero las imágenes filmadas con el propósito de exhibirse son para comercializarse y que la masa las disfrute o dé silbatina, y acaso aspire a que algún critico de cine las analice ¿o se filmaron para circuitos cerrados solo accesibles a un público “conocedor”?


Cuando se creía esto era un asunto de la “sociedad civil”, de pronto se lee que el Secretario de Gobierno de Veracruz “defiende” a la diputada Pérez Castañeda con el argumento de que “se ha hecho un escarnio por comunicadores de baja ralea, como Joaquín López Dóriga, como Carlos Loret de Mola”, y los diputados y diputadas de todos los grupos legislativos “salieron en defensa de su compañera Dalia Pérez Castañeda, y pidieron a los medios de comunicación contener la misoginia, la intolerancia, el escarnio, la frivolidad y el morbo”, bueno sería conocer entonces si detrás de todo esto no hay mano ajena. Ya Fabricio Prada Rojas, Director del filme, declaró que “hay cosas más inmorales en el ámbito político que las que suceden en la película de Chiles Xalapeños”, a ver quien lo desmiente.



Dicho sea con todo respeto, y además sin misoginia, sin morbo, sin escarnio, sin frivolidad e intolerancia y absolutamente nada contra la madre de familia que es la señora Pérez Castañeda, para colmar los despropósitos de una clase política en pleno subdesarrollo ya solo falta que se celebre en su favor una Sesión Solemne de desagravio. “Háganse a un lado que estoy trabajando”, pudiera ser el título de la próxima película a discutir públicamente, héroe o heroína, qué mas da. alfredobielma@hotmail.com


Marzo 2008