PERINORTE

Por Alfredo Bielma Villanueva

Es un hecho que los sufridos habitantes de la ciudad de Xalapa seguirán a la espera de que algún milagroso acontecimiento haga ver a las autoridades la necesidad de resolver el grave problema en que se ha convertido el tráfico vehicular, un fenómeno que ha incidido negativamente en calidad de vida de los xalapeños.

A una ciudad que ha crecido exponencialmente como Xalapa, no se le atiende como debiera. Sus estrechas calles riñen cotidianamente con el crecido número de vehículos. Sin vías alternas que desfoguen en horas pico las calles congestionadas, se evidencia la ingente necesidad de nuevas vías porque existen zonas que son peligrosísimos cuellos de botella; un bloqueo y nos envuelve el caos.

Históricamente, en materia de pavimentación de avenidas en Xalapa desde añejos tiempos cada gobernador ha hecho su aporte. Don Ángel Carvajal, que sustituyó a Don Adolfo Ruiz Cortines cuando este se fue a ocupar la Secretaría de Gobernación con Miguel Alemán, amplió al ancho que conserva actualmente la calle principal, Enríquez; Don Antonio  M. Quirasco construyó el fabuloso Puente Xalitic suspendido sobre los lavaderos del afamado Barrio.

 Rafael Murillo Vidal amplió al ancho actual la Avenida Xalapa, pues entonces la carpeta asfáltica de la carretera de entrada a Xalapa por el panteón xalapeño era solo de ocho metros; además, construyó  el túnel bajo el parque Juárez y la Avenida Ignacio de la Llave para darle continuidad con la nueva carretera a Coatepec que acortó la distancia hacia aquella región del sur. También pavimentó el primer tramo de la avenida que lleva su nombre hasta el cruce con lo que ahora es el Circuito Presidentes. Rafael Hernández Ochoa pavimentó la Avenida Américas; Agustín Acosta Lagunes prolongó la pavimentación de Murillo Vidal hasta la carretera, también la Avenida Ruiz Cortines y amplió al ancho actual la Avenida Lázaro Cárdenas, prolongándola de la salida a Banderilla hasta el aeropuerto El Lencero. Fernando Gutiérrez Barrios por su corta estancia de dos años al frente del gobierno no registró obra pública en Xalapa, aunque inició el edificio del CEM. Su sucesor, Dante Delgado, apoyó al ayuntamiento para hacer el camellón de la avenida Xalapa en su diseño actual ya alterado por algunos cortes, amplió el último tramo de la avenida 20 de noviembre hacia Palo Verde, construyó el Arco Sur y el Circuito Presidentes. Patricio Chirinos construyó el Puente Macuiltépetl para salir a Banderilla así como la ampliación del tramo carretero hacia esa población. También le correspondió ensanchar a cuatro carriles la “nueva” carretera a Coatepec. Miguel Alemán Velasco construyó el Puente Ánimas, apoyó a Reynaldo para construir el puente bajo 20 de noviembre, prolongando el circuito presidentes hasta maestros veracruzanos; ensanchó la salida a El Castillo. Fidel Herrera apoyó a Ahued para construir los puentes de la avenida circuito presidentes, sobre la Avenida Murillo Vidal y sobre Rebsamen, construyó el Puente Murillo Vidal, también el distribuidor vial de las trancas; el Puente Chedraui Caram y el de Jardines de Xalapa estos últimos ya con David Velasco en el Ayuntamiento.

Como se puede observar, cada gobierno ha dejado huella en la infraestructura vial de Xalapa; sin embargo, no ha sido suficiente por las razones que bien conocen los urbanistas que han analizado la problemática de esta gran ciudad y que un neófito en la materia no sabría explicar de la manera en como ellos lo hacen.

Empero, no se requiere ser un experto en Desarrollo Urbano para deducir que hace falta a Xalapa la construcción de grandes obras que resuelvan para muchos años los problemas de su crecimiento vehicular y poblacional. (Como dato cultural apuntemos que circulan por las estrechas calles jalapeñas más de 150 mil unidades automotores, de las cuales 6 mil 146 son taxis).  Resolverlo será posible si los gobernantes piensan en grande, con obras como en su tiempo lo fueron la ampliación de la Avenida circunvalación prolongándola hasta el aeropuerto, o la pavimentación de Ruiz Cortines o la ampliación de la Avenida Xalapa, o la Avenida Américas o el Túnel bajo el Parque Juárez, o el Circuito Presidentes, etc.

Es tal la problemática xalapeña que importantes grupos representativos de esta ciudad  se preocupan por apuntar posibles soluciones. Así se observa en el Plan de Trabajo que presenta  el economista Carlos Luna Escudero a sus asociados en la Coparmex-Xalapa, a cuya presidencia aspira. Entre sus propuestas destacan la de construir un Corredor Industrial y el llamado Perinorte, un proyecto este último que  Fidel Herrera tuvo en sus tiempos la oportunidad de construir pero por alguna razón fue postergado. Hubiera sido una obra de dimensiones diferentes a las realizadas, aunque sin demérito de estas, a las que más bien hubiera cumplimentado a la perfección.

Las propuestas de Luna Escudero son de tomarse en cuenta porque provienen de un representante de la academia y del sector productivo, ese que aporta sustanciales recursos de los que se nutre el fideicomiso del 2%, cuya creación obedeció precisamente al propósito de financiar obras de infraestructura y equipamiento a los grandes centros urbanos.

Por el bien de la capital del estado ojala el gobierno y el sector privado de la economía  pudieran coordinar esfuerzos para hacer realidad, no tan solo el Perinorte que de suyo sería extraordinario, sino también otra obra de similares dimensiones por el poniente de la ciudad que sirva de cinturón vial a esta gran ciudad y poblaciones circunvecinas.
Como habitantes de Xalapa bien nos convendría aprovechar la propuesta que hace la Coparmex sobre el Perinorte y apoyar al gobierno en un proyecto orientado a su realización. Esa sería la forma efectiva de resolver el grave problema vial y de vialidad de Xalapa. Si bien soñar no cuesta nada, es la hora de decisiones realistas.


Abril 2011




EL TERCER ESTADO

Por Alfredo Bielma Villanueva

La Ilustración, la Revolución Industrial inglesa y la guerra de Independencia de las trece colonias inglesas en América fueron sin duda alguna las causas eficientes que propiciaron la Revolución Francesa, ese movimiento que convulsionó a Europa, creó al ciudadano y a la vez encumbró políticamente a la burguesía, cuyo poder económico trastocó al viejo régimen para instaurar uno nuevo.

El tránsito de siervo a ciudadano no fue fácil, así lo registra la historia e innumerables testimonios dan fe de ello. La inconformidad que prevalecía al interior de la sociedad francesa la describió, entre otros, justo en los prolegómenos de la paradigmática Revolución de 1789, el abate  Sieyés: “¿Qué es el Estado llano?  Todo. ¿Que ha sido hasta el presente en el orden político? Nada. ¿Qué pide? Llegar a ser algo”. En tiempos de Sieyés se llamaba Estado llano al estamento que integraba la gran masa popular compuesta por comerciantes,  artesanos, campesinos, la servidumbre y en general todos aquellos que rendían tributo al clero y a la nobleza, la clase gobernante de su tiempo.
Se vivía también entonces en un régimen de privilegios en el que los estamentos de la nobleza y el clero acumulaban el poder, mientras el Estado llano, el pueblo lo llamamos ahora, era “un todo trabado y oprimido”. En cambio, decía Sieyés la nobleza “Tiene sus representantes que no están encargados en absoluto por procuración de los pueblos (y…) no es menos verdad que su representación es distinta por esencia y separada. Es ajena a la nación por principio, puesto que consiste en defender no el interés general; sino el particular”.

Vaya coincidencia, en términos actuales parecería que se estuviera refiriendo a la clase política mexicana, por aquello de su evidente divorcio de los intereses de la sociedad. Dos casos pudieran servir para ilustrar la afirmación: Típicamente el asunto de la calle Pico de Orizaba que da acceso a varias unidades habitacionales del rumbo del Indeco-Animas y, colateralmente, la iniciativa de ley que el gobernador del Estado acaba de enviar al Congreso local para ampliar de tres a cuatro años el periodo de la gestión municipal veracruzana.

En el primer caso, hace algunos años una constructora inició los trabajos para la construcción de un Edificio en el terreno ubicado en la esquina de Araucarias y Pico de Orizaba. Por las razones que fueren la obra se suspendió después de hacer excavaciones profundas y dejar al aire las paredes que sostienen parte de la citada calle que, con un intenso tráfico pronto empezó a ceder en la pared que quedó expuesta, lógicamente los derrumbes provocaron el agrietamiento del pavimento hasta que representó un serio peligro para los automovilistas. Entonces protección civil municipal recomendó el cierre de la calle y aparentemente para el ayuntamiento es un caso resuelto porque a partir de allí los vecinos han acudido a diversas instancias, se han firmado minutas y se ofrecen múltiples promesas pero nada se concreta.

¿Qué se requiere para resolver el asunto? ¿Acaso que  ocurra una desgracia y entonces sí actuará la autoridad municipal, que hasta el momento permanece ausente por omisión? Sin duda estamos ante la clásica dualidad de la que siempre se habla para destacar la diferencia que existe entre la conducta de una persona que es candidato a un cargo de elección popular sonriendo, abrazando y hasta besando a cuanto se acerque y la actitud de rechazo, perdonavidas y de retraimiento que adopta la misma persona una vez encumbrada en el cargo por decisión ciudadana. Suele suceder que por soberbia o inexperiencia y hasta por ineptitud, o todas juntas, no se alcanza a dimensionar las proporciones de una justa demanda ciudadana.

El otro tema se refiere a la iniciativa del gobernador Duarte para ampliar a cuatro años el periodo de los ayuntamientos veracruzanos. La cuestión es de verdadera trascendencia, a tal grado que sería conveniente que antes de ponerla a votación, los legisladores debieran normar su criterio consultando al interior de la sociedad veracruzana a los expertos en la materia, porque es perceptible que entre ellos no abundan quienes tengan verdadera noción respecto de lo que votarán.

Ya hemos escuchado voces de legisladores pronunciándose a favor de la iniciativa, están en su derecho; pero son opiniones tan maleables que si el gobernador se pronunciara por ratificar el periodo actual de tres años, de inmediato legisladores de su partido, quizás hasta los mismos que ahora dicen estar de acuerdo con la prorroga propuesta, manifestarían concordancia con el ejecutivo estatal; esa elasticidad de criterio borra cualquier beneficio de la duda.

Una ex alcaldesa se pronunció por el periodo de cuatro años invocando su experiencia como edil en el periodo de 2000 a 2004. Su caso es útil para el análisis porque se supone que tuvo oportunidad para demostrar con obras lo positivo de una gestión de cuatro años. Constata que alabanza en boca propia es vituperio, porque finalmente quien tiene la última palabra para calificar es la ciudadanía, y en este caso el electorado no le refrendó la confianza cuando aspiró de nuevo a gobernar su municipio. Luego entonces, sería conveniente ventilar a la luz de las experiencias ciudadanas esta reforma y semblantear a la vez la posibilidad de acompañarla con figuras como la reelección y/o la revocación de mandato, con todos y sus bemoles. Lo anterior proviene de una teoría política de la tradición anglosajona en base a lo que el filósofo John Locke (1632-1704) enseñó: “que los gobiernos pueden gobernar sólo con el consentimiento de los gobernados; que cualquier gobierno puede ser disuelto cuando deja de proteger los derechos del pueblo”.

La extensión a cuatro años tiene muchas implicaciones más: el gobernador Alemán Velasco, con el propósito de ahorrar dinero y esfuerzos, decretó elecciones simultáneas para gobernador, legisladores locales y alcaldes. Para concretar la idea, eventualmente se tuvo que reducir a dos años el periodo para una Legislatura y aumentar a cuatro años, también ocasionalmente, un periodo para ayuntamientos entre 2000 y 2004 de tal manera que en la elección de cambio de gobierno en 2004 coincidieran con las de gobernador.
De aquel periodo de cuatro años para ayuntamientos no existen constancias valederas que fundamenten que las gestiones municipales fueron mejor de cuatro años que las de tres. Ahora se intenta extender a cuatro años el periodo de gobierno municipal con el argumento de que tres años no alcanzan para implementar planes y programas municipales, ¿no sería conveniente escuchar a la ciudadanía? Después de todo, ésta es la que supuestamente elige y mandata a sus gobernantes. Al menos, eso dicen el librito y el libreto.

Abril 2011












DON AGUSTÍN ACOSTA LAGUNES

Por Alfredo Bielma Villanueva

Don Agustín Acosta Lagunes, uno de los mejores gobernadores que ha tenido Veracruz, dejó de pertenecer definitivamente a esta dimensión en la que alentamos vida. Sin embargo, su tránsito ha sido positivo porque rindió buenas cuentas a quienes en 1980 le encomendaron por seis años el destino de su Estado; al dejar la responsabilidad conferida heredó buenos números y grandes obras a los veracruzanos. A pesar del exiguo presupuesto con el que contaba, lo hizo rendir al máximo aplicando sus amplios conocimientos como economista y formación de eficiente administrador.

Con todo y que era su obligación como servidor público administrar con eficiencia y eficacia, transparencia y honestidad el recurso del erario puesto a su alcance para beneficio de los gobernados, al final, poblaciones como la conurbación Veracruz- Boca del Río y Xalapa, entre muchas otras de Veracruz, le quedaron a deber un homenaje en vida al hombre que con su elevado sentido de la responsabilidad sentó las bases de su actual desarrollo. Las comparaciones son odiosas, pero en el servicio público hacerlas es casi una fatalidad, más aún cuando se acentúan los claroscuros en el ir y venir de los actores políticos.

Oriundo de Paso de Ovejas, Don Agustín Acosta Lagunes llegó a la gubernatura veracruzana en 1980, a los 50 años de edad. Los tiempos del autoritarismo presidencial y de la prevalencia de una acentuada hegemonía partidista hicieron posible la llegada al gobierno veracruzano de un hombre de planes y programas pero que, según criterio del presidente López Portillo, su verdadero elector, tenía una “consistencia ideológica no muy rigurosa, mezcla de economista con ganadero…”.

Muy seco en su trato, Don Agustín era alérgico a los modos y actitudes del tradicionalismo político mexicano, particularmente del político “rollero”, al que identificaba con quienes hablan mucho sin decir nada y no cumplen lo que prometen.

En buena medida, a los colaboradores les transmitía sus “acuerdos” a través de tarjetas, algunas excesivamente admonitorias; con ellos mantuvo una actitud distante, era poco tolerante con los desaciertos y muy frío en la relación de jefe a subordinado, sobre todo en los primeros cuatro años de su administración. Falible al fin, su comportamiento como hombre del poder le provocó el distanciamiento de no pocos amigos, aunque el tiempo y la razón le permitieron recuperarlos. Por el método del tarjeteo a los subordinados se llegó a deducir que no era la forma más idónea para gobernar, muy explicable si se considera su concepción personal acerca de la clase política y porque, sin duda, en su tiempo perfiló a la perfección al tecnócrata por excelencia.

Fue resistente al embrujo de la letra de imprenta, por este motivo sostuvo no pocos diferendos con representantes de los medios de comunicación. Su actitud de rechazo e indiferencia respecto a los medios provocó que la gran obra pública de su gobierno no se dimensionara en su exacta magnitud en la posterioridad. Destacadamente, en el servicio público encuentra antípodas, son aquellos que habiendo ocupado el mismo cargo, contando con presupuestos verdaderamente estratosféricos, no realizaron ni la cuarta parte que Acosta Lagunes dejó para su Estado, mucho menos con el grado de honestidad con el que ejerció el dinero de los veracruzanos.   

Sin duda cometió errores (hablamos de un hombre), como el delegar en materia de seguridad pública excesivo poder y confianza en los factores de poder regionales. Fue famosa y temida la “sonora matancera”, término que describe gráficamente a un grupo de pistoleros que sembró el terror al amparo de la impunidad, aparentemente auspiciada desde los mandos del poder. Sin embargo, puestos los resultados en la balanza, avizorados desde la perspectiva de los tiempos el veredicto le es favorable, al menos en la modesta opinión de quien esto suscribe; nadie tiene el patrimonio de la verdad y por esta razón unos asentirán, otros todo lo contrario.

Fue, Acosta Lagunes, un hombre cuya destreza en el manejo de las ecuaciones económicas, lejos de las ventajas que proporciona el servicio público, le permitía realizar grandes y lucrativos negocios, pero su mesura y austeridad personal no traslucían los exitosos resultados de su presteza profesional.

Su actitud como político, en la versión clásica de este concepto, el licenciado Agustín Acosta Lagunes es, debería ser, un paradigma a seguir por quienes desean incursionar en el servicio público, caracterizado éste como la entrega a la ingente responsabilidad de la que depende el bienestar de una colectividad humana que en no pocas ocasiones está a expensas de lo que sus gobernantes le cumplan. Consumar un compromiso delegado por la comunidad ciudadana es una responsabilidad que solo asumen quienes contemplan el cargo público como una oportunidad para trascender su propia existencia sirviendo a los demás y no como un venal y egoísta proyecto personal.

A la capital del Estado le entregó una obra pública extraordinaria, entre ella, la pavimentación de las Avenidas Rafael Murillo Vidal, Adolfo Ruiz Cortines y la ampliación a cuatro carriles de la entonces denominada Avenida Circunvalación, hoy Lázaro Cárdenas, que prolongó desde la salida a Banderilla hasta el aeropuerto de El Lencero, con un camellón al centro adornado con los vivos colores de los florales que sembró como ornato de esa vía. Las hermosas araucarias que aún adornan tramos de esa carretera son vestigios de las cientos que sembró con la vocación ecologista que le caracterizó. El proyecto original incluía la construcción del libramiento de Xalapa (ahora peri norte) que partiría de Las Trancas a Banderilla, tiempo y dinero hicieron falta para concretarlo, pero es constancia de que este gobernador pensaba en grande.

Fiel testimonio de esto último es el decreto del gobierno de Acosta Lagunes por el que se preservó para la ciudad el área verde aledaña a la avenida Murillo Vidal, de no haberlo previsto a estas fechas contemplaríamos un sinnúmero de fraccionamientos (como el del Fesapauv, por caso) por aquel lugar, huérfanos ya del tupido bosque que por esa razón disfrutamos todos. Qué decir del hermoso, siempre moderno e incomparable edificio del Museo de Antropología en el que la parte arbolada y el verde césped completan un escenario natural muy propio de “la ciudad de las flores”.

Para favorecer su proyecto de modernizar la zona conurbada Veracruz- Boca del Río, Don Agustín empezó por perfilar para la presidencia municipal de la ciudad-puerto a un exitoso empresario que hablara su mismo idioma, no confiaba las grandes empresas en la clase política. Ubicó a Gerardo Poo Ulibarri en la presidencia del Consejo Consultivo de la Ciudad y le proporcionó todo el respaldo posible para promover y realizar obras de infraestructura urbana, la modernización del alumbrado público fue de las primeras. Conforme a los tiempos del autoritarismo, Acosta no tuvo problema alguno para hacer de Poo un candidato triunfante por el PRI a la alcaldía jarocha. Ya como alcalde, sin duda Gerardo Poo interpretó bien a Don Agustín y, junto con el alcalde de Boca del Río, trabajaron al unísono para cambiarle el destino del uso del suelo a los terrenos en los que ahora  se asienta el mayor desarrollo turístico de la entidad.

Obviamente ese fue el primer impulso, pues gobernadores como Dante Delgado prosiguieron la inercia del Plan para consolidar su marcha modernizadora; el mar, los negocios y la tradicional bonhomía jarocha  hicieron su gran parte.

Sobre el Río Papaloapan sigue firme, resistiendo los embates de las periódicas inundaciones, el puente que comunica Cosamaloapan con Carlos A. Carrillo, construido en un tiempo record de cuatro meses, perentorio plazo que el gobernador Acosta Lagunes le puso a su Director de Comunicaciones, quien es fiel testigo de la infraestructura heredada al Estado de Veracruz por Don Agustín.

No pudo convertir al Estado de Veracruz en Granero y Yunque de la Nación, como lo decía el alma Mater de su programa agropecuario. Pero mucho de lo que ahora exportan en cítricos, mango, pepino, café, etc., los agricultores veracruzanos se debe a la administración acostalagunista. Él mismo fue un exitoso exportador de cítricos.

Mucho más se puede decir de la labor de Don Agustín Acosta Lagunes como gobernante. No alcanza un artículo periodístico para describir los logros de un buen servidor público de la talla de quien aquí recordamos; se sabe que profesionales de la pluma amigos del desaparecido desarrollaban tiempo atrás un proyecto de biografía, que ojala culminen porque las nuevas generaciones de veracruzanos aspirantes a desempeñarse como servidores públicos requieren de ejemplos válidos como paradigmas de sus conductas. Lo bueno debe prevalecer sobre lo negativo.

Que descanse en paz Don Agustín Acosta Lagunes porque supo cumplir, y muy bien, con los veracruzanos.

Abril 2011












¿SIN NOVEDAD EN EL FRENTE?

Por Alfredo Bielma Villanueva

“Con la novedad mi General: que fuimos derrotados pero en otros frentes también perdieron…entonces, estamos parejos” pareció decir el secretario de finanzas Tomás Ruiz con el galimatías que soltó al afirmar que el pasivo circulante por 16 mil 200 millones de pesos no es deuda y que solo debemos 10 mil millones de pesos a los bancos, lo demás dijo, es sumar peras con manzanas. Olvidó, quizás involuntariamente o producto de la presión, sumar los 6 mil 300 millones de pesos que se adeudan por la bursatilización que, deuda directa o no, tenemos que cubrir a un plazo de treinta años. Semántica aparte, de cualquier manera las ganancias y las pérdidas gravitarán siempre a favor o en contra de toda la población.

Que el Estado de México, el Distrito Federal y Coahuila tengan una deuda mayor que la de Veracruz o que no tengamos un problema de sobreendeudamiento no representa ningún consuelo para los veracruzanos porque finalmente, aunado a la necesidad de contener el excesivo gasto corriente, el Estado de Veracruz persiste sin convencer a las empresas calificadoras. No se requiere ser un experto en economía o en finanzas públicas para deducir que el gobierno no puede arrancar las grandes obras simplemente porque no hay dinero, las causas ya las conocemos.

Ante este tétrico panorama siguen surgiendo las preguntas acerca de en dónde están las obras de infraestructura agrícola, industrial o urbanas que justifiquen el elevadísimo monto del pasivo circulante y el precario estado de las finanzas públicas estatales y municipales veracruzanas. En ese orden de ideas se tendría que explicar en detalle al pueblo de Veracruz en dónde y en qué se invirtieron los miles de millones del metamorfoseado fideicomiso del dos por ciento a la nómina; en dónde están las constancias de las inversiones del presupuesto de obras que autorizó el Congreso local, y muchísimos etcéteras más entre los que se encuentran, por caso, los 14 hospitales que dejó inconclusos la administración anterior con avance financiero casi al 100% y tercera parte en avance de obra, y la adquisición de medicamentos clonados contra el cáncer, en la Secretaría de Salud del Estado.

Ya en lontananza, como en pesadilla se recuerdan los estrafalarios y epopéyicos discursos del anterior gobernador cuando anunciaba la bursatilización del 80% correspondiente al Impuesto sobre la Tenencia de Vehículos: “Ya no le deberemos nada a nadie y tendremos recursos para sembrar más dinero para el campo y vamos a ir a un acuerdo histórico para destinar más dinero que nadie en la República al desarrollo agropecuario y al desarrollo rural de Veracruz en el presupuesto del 2007”, lo dijo en Zempoala en agosto del 2006. Entonces-acentuando la herencia - se informaba que en octubre de 2004 el gobierno de Alemán había concertado créditos por 3 mil 500 millones de pesos (Con Banorte 2,600; con Banamex 600 millones y con Interacciones 300 millones). Se adelantaba que a julio de 2006 ya se habían pagado 886.9 millones de pesos correspondiendo 267.7 millones a pago de capital y 609.2 a pago de intereses, quedando a esa fecha un saldo a pagar de 3 mil 22.3 millones de pesos.

Con la colocación en la Bolsa- el 29 de noviembre 2006- de los certificados bursátiles por 6 mil 300 millones de pesos, se dijo que el gobierno ya contaba con los recursos para pagar la deuda pública y que el resto se destinaría para obras de infraestructura como el libramiento de Xalapa, sic; la autopista Tuxpan-Tampico, sic; y San Julián-Paso del Toro, así como la ampliación y rehabilitación del sistema de agua potable de Coatzacoalcos, resic. El 5 de diciembre, al dar el timbrazo oficial para iniciar las labores de la Bolsa Mexicana de Valores, Fidel Herrera declaró pagada la deuda de 3 mil 119 millones de pesos (Ojo, ya no 3 mil 22.3 millones)  del gobierno estatal con la emisión  de certificados bursátiles del gobierno veracruzano. A cambio, claro, se iniciaba por ese lado una deuda por 6 mil 300 millones de pesos a treinta años.

Ya encarrerado en pos de dinero, en abril de 2007 aquel gobierno anunciaba la colocación en la Bolsa de mil millones de pesos del Fondo Veracruz: “este fondo es como cualquier otro instrumento de alta rentabilidad, un fondo asegurado, que nace como un nuevo esfuerzo para hacer más rentable los recursos de los veracruzanos”, se dijo. También se habló de que las reservas del IPE eran cercanas a los 2 mil 600 millones de pesos y que podrían ganar más en el fondo de inversión. (De esto, obviamente, saben los consejeros sindicales del IPE, las bases quien sabe).

Para no dramatizar, ni caso tiene referirnos a los mil 500 millones que se obtuvieron de la bursatilización del 20% del impuesto a la tenencia correspondiente a los municipios, dinero que se utilizaría para “la mayor inversión en infraestructura que se haya realizado en la historia de la entidad veracruzana”.

Este relato es solo pequeña parte de una truculenta historia cuyas consecuencias las estamos padeciendo los veracruzanos y el gobierno estatal y, como se ve, no es producto de sumar indiscriminadamente peras con manzanas. Si después de todo este menjurje no se encuentra a los culpables, entonces será más fácil buscar a un moderno émulo de Kafka que escriba para el teatro del absurdo-por aquello de la incoherencia, el disparate y lo ilógico- una mejor tragicomedia. Aunque suele suceder que la realidad supera a la ficción.


Abril 2011




RESABIOS DEL SISTEMA POLÍTICO

Por Alfredo Bielma Villanueva

De las notas periodísticas de la semana que concluye destaca la que avisa que ahora sí se procederá contra quienes trastornen el tráfico vehicular al tomar carreteras y bloquear calles citadinas; la orden la atribuyen al gobernador veracruzano quizás para robustecer el formato de que hay mano firme en la conducción del gobierno. La idea no es mala, pero habrá que poner en duda que se lleve a la práctica, no por ausencia de voluntad en la cadena de mandos sino porque su planteamiento ha sido reiterativo y todo ha quedado en el camino, aunque siempre hay una primera vez. La duda tiene sus raíces en el convencimiento de que quien regula el buen funcionamiento de una sociedad es el Estado y este lo ejecuta a través del gobierno y si, en primera y última instancia a este le corresponde la solución de los problemas, en la medida en que no cumpla su cometido habrá protestas públicas que alteren el orden, afectando a miles de ciudadanos que ni la deben ni la temen. En términos de filosofía política se diría que existe una correlación entre la protesta pública y las acciones u omisiones de los gobiernos.

En esa lógica sería obvio que no es por el lado de la mano dura como se van a resolver los problemas, pues en ese contexto tiene que ver y mucho la disposición de los responsables de atender a grupos políticos y sociales.

Las razones del porqué quienes protestan adoptan actitudes drásticas son de variado origen; el más común radica en que si usted tiene que acudir para plantear alguna petición a cualquier dependencia gubernamental se encontrará con una extraordinaria maraña burocrática que, a mas de hacerle perder el tiempo finalmente comprobará que el promedio de asuntos no resueltos- entre ellos el propio- rebasará la media. No hace muchos años hubo un dramático desenlace en el Parque Lerdo cuando, desesperado por no encontrar respuestas a sus peticiones un ciudadano veracruzano se inmoló públicamente; pero antes del desafortunado trance había declarado su cansado peregrinar en oficinas públicas sin obtener respuesta positiva a sus peticiones.

Integran la estructura del gobierno estatal oficinas creadas con la encomienda de involucrarse y de ser posible resolver las diferentes demandas sociales y políticas que se presenten; para su solución o paliativo, según el caso, esas dependencias manejan discrecionalmente un abultado presupuesto. Pero sucede con harta frecuencia que, por ineptitud, por inexperiencia o por desidia (importamadrismo dicen algunos), los encargados de atender las peticiones o inconformidades utilizan la estrategia del convencimiento por cansancio, así, lógicamente los asuntos se van acumulando hasta que hacen crisis. En el lado opuesto, en base a la experiencia de los años, quienes protestan saben que bloqueando carreteras, vías urbanas y manifestándose multitudinariamente encontrarán pronta respuesta a su solicitud.

Ese es un síndrome que nos viene de antaño, desde los tiempos del corporativismo y del clientelismo político, cuando el PRI era hegemónico, cuando desde el gobierno convirtieron en “líderes” a improvisados dirigentes de campesinos, de obreros y empleados con el propósito de controlar y mediatizar las demandas clasistas y de paso aplicar la táctica del manejo partidista y faccioso de los grupos. El gobierno auspiciaba ese control favoreciendo al manipulador de masas con canonjías personales y de grupo extendiéndole títulos agrarios, mejoras en las revisiones contractuales obreras, pavimentando calles a solicitud de líderes de colonias y de invasores de lotes, tolerando al dirigente de ambulantes, de taxistas, etc. Fue un fenómeno que no tuvo un origen espontáneo, pues es creación de una forma populista de gobernar, de muy dudosos atisbos democráticos.

César del Ángel, Orfilio García, son solo algunos casos de manipuladores de grupos que son utilizados por el gobierno a cambio de jugosas contraprestaciones, aunque en no pocas veces logran evadir los controles y exageran sus demandas para sacar más raja de su posición de rentistas, particularmente en tiempos electorales, todo depende de si el gobierno es más o menos fuerte o si es más o menos “generoso” con el dinero del erario que tiene a su disposición. De paso, por ese perverso maridaje creado entre los “operadores” políticos de los diferentes gobiernos estatales y estos vivales de dirigencias espurias surgieron “poderosos” y “hábiles” negociadores que hicieron fama de “excelentes políticos”, cuando no fueron sino simples gestores del contubernio arropados en el manejo discrecional del presupuesto a su alcance.

El caso es que finalmente todo se politiza para llevar agua al molino como normalmente ocurre en cada inicio de gobierno por el ajuste de los grupos a su interior. En el caso del bloqueo realizado por el sindicato independiente de maestros (Sitev) se atribuye la culpa al secretario de educación quien, según dicen, no atendió a los inconformes de manera oportuna. Bien se sabe que Mota, cual ángel caído, no es un santo favorecido en la cúpula gubernamental y al imputarle culpas nada extraño sería que le hayan mandado un mensaje, por cierto nada cifrado. Allá ellos y que entre gitanos se lean la buenaventura, pero de eso ¿Qué culpa tiene la población?

De lo brevemente expuesto se pudiera colegir que será prácticamente imposible evitar nuevos bloqueos y que la  aplicación de la ley estará en relación directa y llegará hasta donde lo permitan los márgenes de gobernabilidad y la plasticidad social de nuestros tiempos. Además, terminar con las manifestaciones públicas irá siempre en función de la correlatividad existente entre la eficiencia para atender los problemas y su pronta solución. Sino, no, diría el gallego.


Abril 2011









SEMEJANZAS II

Por Alfredo Bielma Villanueva

 (Continuación) Cualquier parecido debe ser pura coincidencia, pero hay más similitudes. Como aquella de 22 de julio de 2005 cuando Fidel, a ocho meses de iniciado su gobierno, anunció una revisión de su equipo de trabajo y se refirió a posibles cambios en su gabinete. Lo anterior recuerda lo que Cossio Villegas comenta de Echeverría: “De hecho, al cumplir seis meses de gobierno, un periodista le pregunta si estaba satisfecho de la labor de sus colaboradores, y responde: -No, no estoy satisfecho.

Estoy profundamente insatisfecho todavía; pero pienso que estamos aprendiendo con nuestro equipo de colaboradores. Pienso, además, que todos los días aprendemos algo.-” (Daniel Cossio Villegas: “El Estilo Personal de Gobernar”, p.24. Cuadernos de Joaquin Mortiz, 1974)

Echeverría registró los actos de su gestión en El Gobierno Mexicano, y para no quedarse atrás Fidel creó la Crónica del Gobierno 2004-2010 “con una visión para la calificación futura”. El domingo 14 de agosto de 2005 en Yanga, adonde asistió al arranque del carnaval, Fidel aprovechó para volver al tema del proyecto “Gavilán”, aquél en que se convirtió el Proyecto Fénix, que según Fox y  él era el más importante de la industria petroquímica de los últimos 25 años. En Yanga Fidel hizo alusión a que el Gavilán es un ave que habita en el sur de Veracruz y que en inglés se le conoce como sparrow hawk. “Es decir, que el mítico fénix se transforma en un real y vivo Gavilán Veracruzano”. Otra vez Cossio Villegas: “No sólo se tiene la impresión de que hablar es para Echeverría una verdadera necesidad fisiológica, sino de que está convencido de que dice cada vez cosas nuevas, en realidad verdaderas revelaciones”.

Echeverría convirtió a Los Pinos en una exposición de las artesanías mexicanas con muebles rústicos y estilo colonial mexicano en sus salones, porque era “La Casa del Pueblo”; acá tuvimos también una “Casa del Pueblo” y, de pilón, “la Casa Veracruz”. Como se ve, muy original.

Echeverría presionaba al presidente López Portilloa que promoviera la senaduría vitalicia para los ex presidentes de la república; dicen que Fidel pretende ser senador. Ávido de reconocimientos Echeverría buscó el Premio Nobel de la Paz y hasta la Secretaría General de la ONU; Fidel obligó al Rector de la UV a efectuarle un publicitado examen para titularse como Doctor, sin haber asistido a clases; también viajo a distintas ciudades de la Unión Americana a recibir reconocimientos a “su extraordinaria labor al frente del gobierno veracruzano”, según los boletines de prensa.

Echeverría entregó a su sucesor un país en llamas, pues los agricultores del Valle del Yaqui y del Mayo, unidos a la clase empresarial de México amenazaron con paros de actividades en todo el país, empeoraba la situación una deuda pública bastante acrecentada. Fidel le deja a Duarte un Veracruz emproblemado, sin dinero, con una deuda pública inexplicable y sin beneficio alguno, un expediente de inseguridad pública que rebasa la capacidad de respuesta de las autoridades del ramo, y un sinnúmero de minutas cuyo contenido son asuntos por resolver que de un momento a otro empezarán a manifestarse.

Acusado de genocida por su participación en los hechos sangrientos en Tlatelolco en 1968, Echeverría ya ha sido juzgado por sus contemporáneos, obviamente se ganó a pulso el viaje al basurero de la historia. Fidel Herrera Beltrán tiene solo cuatro meses de haber entregado el cargo que durante seis años usufructuó, luego entonces aún no se sabe a ciencia cierta cuál será el veredicto final sobre su desempeño. Aunque en este caso, más bien el aprieto para decidir estriba en saber si la impunidad se impondrá una vez más sobre el reclamo ciudadano por transparentar los resultados de un gobierno cuyos resultados- aunque magros, los hubo- están salpicados por la sospecha de la corrupción y la ineptitud.

Hay mucho más, pero el espacio se agota, acotemos: Miguel Alemán Velasco operó su sucesión en 2004 a favor de la candidatura de Fidel Herrera, según lo denunciaban al interior del PRI: Miguel Ángel Yunes Linares, Gustavo Carvajal y Tomás Ruiz, Dante Delgado por Convergencia y Gerardo Buganza por el PAN (¿cómo recusar la historia?), luego entonces se ignora el porqué Fidel Herrera ya como gobernador adoptó la actitud de desconocer lo que decía de las acciones del gobierno de Alemán en torno a un avance en agricultura, en industria, cuando aún buscaba la candidatura priísta, pero cambió su discurso hablando sobre la desindustrialización que había padecido el Estado hasta que él llegó al gobierno.

En 2005 en el libro Recuento de un Estilo que en 2006 me hicieron el honor de presentar el Premio Nacional de periodismo Pablo Robles Martínez y el destacado catedrático Francisco Montfort Guillén, para explicar la actitud de Herrera Beltrán durante su primer año de gobierno, hice la siguiente reflexión acerca de una constante en el comportamiento de los actores políticos que alcanzan el poder por la mediación de un promotor: “¿Será repetición del fenómeno que históricamente observamos en el escenario nacional, durante el antiguo régimen, cuando en las sucesiones de gobierno invariablemente se producía la ruptura entre el Presidente y su inmediato antecesor? ¿Quizás para delimitar los cotos de poder y de responsabilidades, tal cual sucedió entre Díaz Ordaz y López Mateos o el abrupto rompimiento de Echeverría con Díaz Ordaz? y quién no recuerda el ¿”y tu también Luis” (Tu quoque, Luís) de López Portillo remitido públicamente a su antecesor Echeverría Álvarez?; y ¿qué decir de la franca hostilidad de Ernesto Zedillo contra Salinas de Gortari? Frente a este escenario histórico, habrá quien impute a la política o a la naturaleza humana el que las escisiones entre los políticos son inevitables para que, en última instancia se acepte que, al margen de consideraciones de carácter moralista, el poder no se comparte, simplemente se ejerce. La forma en cómo se lleve a la práctica es cuestión del estilo personal de quien lo ejecuta”.

Entonces, si bien la constante de las semejanzas por sí no puede establecer un principio a seguir o como hipótesis a comprobar, pudiéramos concluir que en ciertos casos conviene a la sociedad que no siempre el discípulo supere al maestro.

alfredobielmav@hotmail.com
Abril I- 2011




ESCENARIO VERACRUZANO

Por Alfredo Bielma Villanueva

Por las razones que todos conocemos el gobierno veracruzano está fuertemente acotado. Esta, que pudiera considerarse una afirmación temeraria no borda en el vacío porque se sustenta en los hechos que la cotidianidad arroja. La herencia que recibió es un pesado fardo que le ha restado operatividad al nuevo gobierno: una agenda pública sobrecargada de compromisos políticos y sociales que atender y una deuda pública cuyo fondo parece no tener fin. ¿Qué gobierno camina sin dinero?

 Fiel expresión de los complicados tiempos que vivimos es la continuidad de singulares acontecimientos que cotidianamente nos obligan a ser sus atormentados testigos. En ese acaecer encontramos declaraciones de servidores públicos que en los tiempos del arbitrario autoritarismo no causarían sorpresa alguna y, en contrapartida, advertimos reacciones provenientes desde el interior de la sociedad que antaño simplemente eran inconcebibles. Las culpas son del tiempo porque, como dijera Cervantes: “En aquellos nidos de antaño, no hay pájaros hogaño”.

Fue presentado y habrá que analizar con detenimiento el Plan Veracruzano de Desarrollo que el gobernador entregó al Congreso. Previamente desechemos por inútiles los “apoyos” al titular del ejecutivo; y no porque no los merezca sino porque derraman melcocha y baba, como esa de que con “la política humanista que caracteriza al actual gobierno de Veracruz, permitirá reducir la pobreza en más de un 50 por ciento” y que por ello “el gobernador pasará a la historia como el mejor gobernador de Veracruz”. No me ayudes compadre. Tampoco enaltece aquella adhesión que insinúa que el Plan se cumplirá siempre y cuando la federación aporte a tiempo el recurso público. Por algo dicen que aprovechar la oportunidad para quedarse callado es una gran virtud.

Pero no es solo la implementación del Plan de Desarrollo la tarea del gobierno estatal, aparejados van asuntos tan preocupantes como el que acaba de salir a la luz pública acerca de que en la Secretaría de Salud de Veracruz se clonaron medicamentos para curar cáncer. Deben ser investigados y aclarados cuanto antes, porque este acontecido de ninguna manera debe quedar entre los pendientes pues están en juego las vidas de gente de un importante sector de la sociedad, el más vulnerable y desprotegido, el menesteroso, el que acude a las instalaciones de salud que todo el pueblo de México subsidia para atender a quienes no tienen acceso a la seguridad social. Lo curioso es que una vez que se supo la noticia nadie desde el interior del gobierno salió a desmentir o a asegurar que se va a investigar el hecho ¿Qué se requiere para acabar con la impunidad?

En ese versátil acontecer encontramos que aquellas declaraciones de los tiempos de la entusiasta e hiperbólica fidelidad sobre el progreso del campo veracruzano eran ¿qué cree? ¡una mentira más!, a juzgar por las declaraciones del delegado estatal de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, quien acaba de informar que Veracruz es el Estado del país con mayor rezago en infraestructura agrícola, más aún en equipamiento hidráulico. Ya habrá oportunidad de recapitular aquel lirismo que pintaba un idílico Veracruz capaz de abastecer de productos agrícolas a toda la nación: maíz, frijol, arroz, etc., para dar y prestar, todo gracias a la extraordinaria labor de un gobierno que resultó un fiasco y menos que utópico.

Como si el horno necesitara más leña, como producto de la desesperación y acaso ocasionada por la impotencia, de un funcionario escuchamos esta lapidaria declaración: “La tenencia tiene que estar pagada al 31 de marzo, si no se cumple con el impuesto efectivamente la sanción en casos extremos puede ser el embargo precautorio”. En la placidez ciudadana de antaño la intimidación hubiera pasado casi inadvertida, solo que ahora ha habido respuestas; una provino de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) que arremetió contra el titular de Sefiplan, al recordarle que no es sensible a los problemas económicos que atraviesan los ciudadanos. En el diferendo se recordó la propuesta de campaña para desaparecer el impuesto a la tenencia y “abracadabra que siempre sí”. ¿Que necesidad había de remover expedientes fallidos? Porque la velada amenaza hizo recordar que “se debería revisar dónde están los desfalcos y dónde quedó la bolita…porque nos están diciendo que hay problemas pero no nos dicen quién los ocasionó, dónde están los culpables…”. Fue un auténtico escupitajo para arriba que explica el porqué de la instrucción girada a los Secretarios de no abrir la boca, salvo instrucciones. La siguiente irá acompañada con el ruego de que no la rieguen.

En eso de hablar sin pensar en dondequiera se cuecen habas. Como cuando el coordinador de los diputados priístas, al solidarizarse con el gobierno estatal en su lucha contra la delincuencia, hizo hincapié en que Veracruz es un lugar seguro “y no por un hecho aislado dejará de serlo”, sic. Lo que no aclaró es a qué hecho aislado se refiere, a qué secuestro; a qué enfrentamiento a tiros; a qué lugar del norte, centro o sur del estado, en donde ayer, hoy y quizás mañana nos enteramos de sucesos violentos. Acaso con nostalgia recordamos que apenas hace seis años escuchábamos el galimatías: “es basura que nos vienen a tirar de otros lados; los malos vienen de fuera, están de paso; blindaremos nuestros límites con los estados circunvecinos para que no entren”, y muchísimos etcéteras más que hoy consolidan una realidad cotidiana del Veracruz bronco. En esto último no cabe reclamación alguna porque en contrario no habría espacio para reseñar los hechos de sangre de los que nos enteramos día con día.

Así lo perciben en la COPARMEX, cuya dirigencia avisa que son permanentemente amagados por la extorsión: “los empresarios estamos muy preocupados por lo que está pasando…” Y los de CANACINTRA en Xalapa claman porque el Ejército y la Marina no salgan de las calles y se coordinen con los cuerpos de seguridad en la entidad y que se mejoren los esquemas de seguridad “pues no han dado resultados”. Es solo una parte de la sociedad la que habla, pero es el sector que puede hacerse escuchar y factor importante en la generación de empleos. Sin embargo, la inseguridad es un mal social que no respeta clases porque afecta indiscriminadamente a campesinos, a obreros y al ciudadano común que transita diariamente por las calles de pueblos, villas y ciudades del llano y de las sierras.

Ante este panorama no hay gobierno estatal que pueda con el paquete sin la coordinación con el gobierno federal y el apoyo de la participación ciudadana. Aquí en la aldea la ciudadanía va despertando, y/o, a pesar del violento tornado sexenal que le arrebató esperanzas con engaños y mentiras sigue en pié y está consciente del papel que le corresponde desempeñar buscando el bien de Veracruz.


 1 de Abril 2011






DENISE DRESSER CON OTERO CIUDADANO

“¿Y YO QUE PUEDO HACER. 10 PROPUESTAS PARA CAMBIAR MÉXICO”


Por Alfredo Bielma Villanueva


La Asociación Civil Otero Ciudadano ha invitado a Denise Dresser para que imparta una conferencia a quienes integran este órgano de expresión social y a distinguidos representantes de los diferentes sectores de la sociedad veracruzana. Representantes de obreros, de campesinos, de empleados de gobierno y particulares; destacados representantes de los medios de comunicación social, académicos, intelectuales, hombres de empresa, legisladores y clase política han sido cordialmente invitados a escuchar la disertación de la prestigiosa forjadora social.

Escuchar los planteamientos de una destacada politóloga siempre será, a más de interesante, aleccionador, por cuanto al cúmulo de experiencias que encierran sus observaciones sobre el acontecer nacional. La Conferencia lleva el sugestivo título: “¿Y yo, que puedo hacer? 10 propuestas para cambiar México”; nada que ver con aquel ¿Y yo porqué? del inefable Vicente Fox.

Variadas son las motivaciones de entre quienes acostumbramos escucharla y leer sus colaboraciones periodísticas: una, bien pudiera ser que nos gusta escucharla porque ella expresa lo que nosotros pensamos y quisiéramos a nuestra vez decir en la forma y con la independencia conque lo hace.


Otra, porque coincidimos con sus enfoques, pero no nos atrevemos a manifestarlo por temor a represalias; una más, porque simplemente nos interesa conocer a alguien que enfrenta con su verdad lo indeseable del statu quo sin importar las consecuencias, mientras nosotros, en nuestra inconformidad no acertamos qué hacer y preferimos permanecer callados. Por las razones que sean, siempre será aleccionador enterarse de las reflexiones de quien reviste una importancia ganada en el fragor del diferendo social y político.


Con este evento, Otero Ciudadano se presenta ante el contexto social del que forma parte como un cuerpo colectivo unificado en la idea de participar para cambiar, como una organización en la vanguardia ciudadana cuyo propósito fundamental se cimienta en la concientización para la acción. Esta organización social que se caracteriza por la pluralidad ideológica de sus integrantes orientará sus acciones con miras a constituirse en un interlocutor válido de la sociedad con los tres órdenes de gobierno, con la consigna de proponer soluciones apegadas a la realidad circundante y permanecer atentos al cumplimiento de las mismas. Con el sector público estamos del mismo lado, en trincheras contiguas, porque los enemigos son la pobreza, la corrupción, la impunidad, el crimen, la inseguridad, la ignorancia etc., lacras que debemos combatir conjuntamente.


Empero, si bien estamos prestos a coadyuvar con el gobierno en la solución de los problemas sociales no coincidimos con disposiciones draconianas que creíamos superadas, como la desafortunada acerca de que “la tenencia tiene que estar pagada al 31 de marzo, si no se cumple con el impuesto efectivamente la sanción en casos extremos puede ser el embargo precautorio".


Es incuestionable la obligación del contribuyente de pagar los impuestos y acatar las medidas de coacción aprobadas por el legislativo, pero el horno no está para bollos en una sociedad que se eriza ante las veladas amenazas al contribuyente de aplicarle medidas punitivas cuando se siente profundamente agraviada después de sufrir una gestión pública enmarcada por sus truculentos resultados. Éramos muchos y parió la abuela, dicen en el llano cuando llueve sobre mojado.


Coincidimos con el discurso oficial cuando adopta la lógica de que ningún gobierno puede dar resultados efectivos sin escuchar las demandas ciudadanas y sistematizarlas en un programa. Además, somos de la opinión que quienes gobiernan son ciudadanos cuyas circunstancias y vocaciones los ubican en el sector público, pero que a buena parte de ellos una vez en el ejercicio del poder los succiona un interés sectario que los aparta y divorcia de la realidad social y de los objetivos que buscan el bienestar general. De allí nuestro interés por combatir esa forma de perversión política que aparta al servidor público de la sociedad de la que es producto.


Integran esta Asociación Civil distinguidos ciudadanos, como el legislador Ricardo Ahued, su Vice-presidente, a quien Otero Ciudadano, hay que decirlo sin menoscabo de la modestia que lo reviste, reconoce su generosa e inapreciable gestión para que Denise Dresser esté entre nosotros.


La participación ciudadana es un concepto muy manido en el discurso oficial; en lo electoral, por ejemplo se le asimila simplistamente con el número de votantes, sin importar las causas que motivaron la voluntad de emitir el sufragio.


Ese reduccionismo desconoce que la Participación Ciudadana implica el interés de la sociedad por utilizar los mecanismos constitucionales a su alcance para cambiar lo que nos afecta como cuerpo social y para crear nuevos instrumentos que aceleren la transición social y política.


Instrumentos de la participación ciudadana como el referéndum, el plebiscito, la revocación de mandato, la iniciativa popular, la transparencia y rendición de cuentas etc., deben ser ubicadas permanentemente en la agenda ciudadana.


Somos muchos en uno para escuchar las diez propuestas que Denise Dresser nos expondrá acerca de qué podemos hacer para cambiar México. El movimiento se demuestra con el cambio. alfredobielmav@hotmail.com Marzo 2011