¿SIN NOVEDAD EN EL FRENTE?

Por Alfredo Bielma Villanueva

“Con la novedad mi General: que fuimos derrotados pero en otros frentes también perdieron…entonces, estamos parejos” pareció decir el secretario de finanzas Tomás Ruiz con el galimatías que soltó al afirmar que el pasivo circulante por 16 mil 200 millones de pesos no es deuda y que solo debemos 10 mil millones de pesos a los bancos, lo demás dijo, es sumar peras con manzanas. Olvidó, quizás involuntariamente o producto de la presión, sumar los 6 mil 300 millones de pesos que se adeudan por la bursatilización que, deuda directa o no, tenemos que cubrir a un plazo de treinta años. Semántica aparte, de cualquier manera las ganancias y las pérdidas gravitarán siempre a favor o en contra de toda la población.

Que el Estado de México, el Distrito Federal y Coahuila tengan una deuda mayor que la de Veracruz o que no tengamos un problema de sobreendeudamiento no representa ningún consuelo para los veracruzanos porque finalmente, aunado a la necesidad de contener el excesivo gasto corriente, el Estado de Veracruz persiste sin convencer a las empresas calificadoras. No se requiere ser un experto en economía o en finanzas públicas para deducir que el gobierno no puede arrancar las grandes obras simplemente porque no hay dinero, las causas ya las conocemos.

Ante este tétrico panorama siguen surgiendo las preguntas acerca de en dónde están las obras de infraestructura agrícola, industrial o urbanas que justifiquen el elevadísimo monto del pasivo circulante y el precario estado de las finanzas públicas estatales y municipales veracruzanas. En ese orden de ideas se tendría que explicar en detalle al pueblo de Veracruz en dónde y en qué se invirtieron los miles de millones del metamorfoseado fideicomiso del dos por ciento a la nómina; en dónde están las constancias de las inversiones del presupuesto de obras que autorizó el Congreso local, y muchísimos etcéteras más entre los que se encuentran, por caso, los 14 hospitales que dejó inconclusos la administración anterior con avance financiero casi al 100% y tercera parte en avance de obra, y la adquisición de medicamentos clonados contra el cáncer, en la Secretaría de Salud del Estado.

Ya en lontananza, como en pesadilla se recuerdan los estrafalarios y epopéyicos discursos del anterior gobernador cuando anunciaba la bursatilización del 80% correspondiente al Impuesto sobre la Tenencia de Vehículos: “Ya no le deberemos nada a nadie y tendremos recursos para sembrar más dinero para el campo y vamos a ir a un acuerdo histórico para destinar más dinero que nadie en la República al desarrollo agropecuario y al desarrollo rural de Veracruz en el presupuesto del 2007”, lo dijo en Zempoala en agosto del 2006. Entonces-acentuando la herencia - se informaba que en octubre de 2004 el gobierno de Alemán había concertado créditos por 3 mil 500 millones de pesos (Con Banorte 2,600; con Banamex 600 millones y con Interacciones 300 millones). Se adelantaba que a julio de 2006 ya se habían pagado 886.9 millones de pesos correspondiendo 267.7 millones a pago de capital y 609.2 a pago de intereses, quedando a esa fecha un saldo a pagar de 3 mil 22.3 millones de pesos.

Con la colocación en la Bolsa- el 29 de noviembre 2006- de los certificados bursátiles por 6 mil 300 millones de pesos, se dijo que el gobierno ya contaba con los recursos para pagar la deuda pública y que el resto se destinaría para obras de infraestructura como el libramiento de Xalapa, sic; la autopista Tuxpan-Tampico, sic; y San Julián-Paso del Toro, así como la ampliación y rehabilitación del sistema de agua potable de Coatzacoalcos, resic. El 5 de diciembre, al dar el timbrazo oficial para iniciar las labores de la Bolsa Mexicana de Valores, Fidel Herrera declaró pagada la deuda de 3 mil 119 millones de pesos (Ojo, ya no 3 mil 22.3 millones)  del gobierno estatal con la emisión  de certificados bursátiles del gobierno veracruzano. A cambio, claro, se iniciaba por ese lado una deuda por 6 mil 300 millones de pesos a treinta años.

Ya encarrerado en pos de dinero, en abril de 2007 aquel gobierno anunciaba la colocación en la Bolsa de mil millones de pesos del Fondo Veracruz: “este fondo es como cualquier otro instrumento de alta rentabilidad, un fondo asegurado, que nace como un nuevo esfuerzo para hacer más rentable los recursos de los veracruzanos”, se dijo. También se habló de que las reservas del IPE eran cercanas a los 2 mil 600 millones de pesos y que podrían ganar más en el fondo de inversión. (De esto, obviamente, saben los consejeros sindicales del IPE, las bases quien sabe).

Para no dramatizar, ni caso tiene referirnos a los mil 500 millones que se obtuvieron de la bursatilización del 20% del impuesto a la tenencia correspondiente a los municipios, dinero que se utilizaría para “la mayor inversión en infraestructura que se haya realizado en la historia de la entidad veracruzana”.

Este relato es solo pequeña parte de una truculenta historia cuyas consecuencias las estamos padeciendo los veracruzanos y el gobierno estatal y, como se ve, no es producto de sumar indiscriminadamente peras con manzanas. Si después de todo este menjurje no se encuentra a los culpables, entonces será más fácil buscar a un moderno émulo de Kafka que escriba para el teatro del absurdo-por aquello de la incoherencia, el disparate y lo ilógico- una mejor tragicomedia. Aunque suele suceder que la realidad supera a la ficción.


Abril 2011