DAVID Y GOLIAT
Por Alfredo Bielma Villanueva
Por Alfredo Bielma Villanueva
Con un perfil de empresario, más debido a la actividad familiar que a méritos propios y con nula experiencia en el arte de la cosa pública, el actual alcalde xalapeño ha venido demostrando con creces que se le está haciendo difícil el noviciado y que el cargo que ahora ocupa, por lo menos en su primer mes de gestión, le está quedando grande.
Sin embargo, sería torpeza intentar calificar su desempeño en el ámbito de la función pública por solo un mes, pues no hace referencia ninguna. Por lo pronto, lo único que se le observa es insustancial retórica y anuncios que pretenden ser espectaculares, como el dar avances de lo que hará, cuando lo que la población jalapeña requiere son hechos, acciones, obras, no buenas razones.
Por ejemplo, durante casi una semana se estuvo promoviendo el cambio de sentido de algunas calles como Américas y 20 de Noviembre dizque para agilizar el tráfico citadino, de repente dejó de escucharse ese propósito que seguramente no tenía base alguna en estudios urbanísticos serios sino más bien que fueron fruto de la imaginación y de la improvisación o de un deseo de mejorar la vialidad sólo por inspiración.
Para nadie habrá pasado desapercibido que otra semana más se utilizó para hablar de que el “Dragón Rojo” ya pronto vendrá para repavimentar la Avenida Guizar y Valencia y otras importantes calles de la ciudad. Retórica y anuncios sin sentido que sólo han servido de pretexto para la declaración, mientras se trata de ocultar una manifiesta improvisación.
Una semana más se utilizó para declarar y aclarar lo del famoso “túnel”; un asunto insustancial que la falta de capacidad para aclararlo hizo grande. ¡Qué puede interesarle a la ciudadanía el que al alcalde se le ocurra hacer un pasadizo de su oficina al coche! No al menos a la que carece de agua potable y drenaje o de calles pavimentadas.
Durante las dos últimas semanas se ha estado hablando del eventual cierre de un tramo de la calle Enríquez en pleno centro de la Ciudad. El argumento principal fue el de incrementar el turismo e incentivar el movimiento comercial de este espacio xalapeño. Pusieron fechas para la aplicación de la medida y en absoluta incongruencia anunciaron que pondrían a la consideración de los xalapeños si se ejecutaba el plan, claro, después de hacer el experimento. Todo para concluir que para no interferir con el carnaval del puerto de Veracruz se posponía la medida para ocho días después, olvidando que el 9 será domingo de media quincena y que, por lo mismo, en los bolsillos de los xalapeños hay menos dinero para salir a comprar. Eso es improvisación, señal que no se están pensando con seriedad las medidas, que sólo son fruto de una ocurrencia o del deseo de desviar la atención ciudadana ante la nula aplicación de políticas públicas.
Apenas un día después el alcalde vuelve al tema y declara que “La idea, repito, es activar el centro de la ciudad, devolver a la capital, sobre todo al centro, la calma de que las personas puedan disfrutar de su ciudad, y con respecto al nerviosismo de los comerciantes, no tienen que temer, ya que se buscará impulsar las visitas al centro, la medida es para ayudar, no para perjudicar a nadie”. Agregó la intención de cerrar gradualmente el centro “Primero que nada se busca con el piloto que los objetivos se vayan cumpliendo, por eso es que primero será un día, luego dos y luego tres días, esto se irá marcando conforme se vaya viendo la situación del cierre de la calle Enríquez”. (Milenio 29-I-08).
Al paso que va y antes que decida cerrar el centro toda la semana, habrá que preguntarle al alcalde, cuándo construye nuevas vialidades para que sirvan de vías alternas a los 1500 automóviles y 35 autobuses que se desviarán cada hora cuando el centro esté cerrado al tránsito vehicular; también si ya existe el número suficiente de cajones de estacionamiento-a buen precio- para dar cabida a quienes vayan a solazarse con las atracciones que dice se van a presentar; además, si ya se ha pensado en el megaoperativo de tránsito que debe disponer para evitar que las calles hacia adonde se desvíe la circulación no se conviertan en amplios estacionamientos rodantes. Y que recuerde que un sábado de diciembre pasado se cerró por algunas horas el Circuito Presidentes y el caos vial que se provocó fue fenomenal.
Ganas de hacer noticia vana y fácil, simulación y actitud irresponsable ante un panorama de problemas urbanos cuya dimensión representa un reto a quien lo enfrente.
Nada del otro mundo, “toda exageración es insignificante”, decía Talleyrand, pero, por lo hasta ahora visto, la problemática urbana de Xalapa da la impresión de ser un Goliat al que no cualquier David sabe enfrentar.
alfredobielma@hotmail.com
Enero 2007