TATAHUICAPAN, ¿OTRA MINUTA?

Por Alfredo Bielma Villanueva



La actitud de las autoridades municipales de Tatahuicapan al cerrar las válvulas que permiten la salida del agua hacia las ciudades de Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque en apariencia choca con la tolerancia de las autoridades que ahora se encuentran negociando con ellos para que depongan su actitud. Es una realidad jurídica que en México las aguas pertenecen a la nación, la que se reserva el derecho de utilizarlas como mejor convenga al interés público. Pero el problema de Tatahuicapan no es un asunto de carácter jurídico que deba arreglarse en los tribunales; se trata de un problema en el que la relación gobernantes-gobernados está pervertida por el engaño, por promesas incumplidas y por la falta de respeto a una comunidad indígena, como si aún viviéramos en los tiempos de la colonia o el Porfiriato.

En apretada síntesis podemos retrotraernos a septiembre de 2006, cuando el alcalde de Tatahuicapan encabezó una protesta de la población cerrando las compuertas que almacenan las aguas de los ríos Tiziziapan y Conapan para abastecer de ese líquido a Mina, Cosoleacaque y Coatzacoalcos. Tras difíciles negociaciones entre el alcalde Julián Cruz Gómez y el síndico Honorio Matías con autoridades municipales de los municipios afectados: Ignacio Hernández Berrueco, Cuauhtémoc Cadena Pérez e Iván Hillman Chapoy, en medio de una multitud irritada que poco faltó para que se saliera de control. Negociaciones nocturnas, acompañadas por el silencio de la sierra, por el brillo de machetes amenazantes, el alcohol soliviantaba ánimos, más aún por reclamos viejos, de insatisfechos tratos por parte de los poderosos hacia una población indígena marginada y en pobreza extrema. Esas autoridades citadinas, invisibles e inalcanzables en sus palacios, estaban esa noche allí, al alcance de la peligrosa inconformidad. Al salir de la trampa en que inocentemente habían caído, los alcaldes de Mina y Cosoleacaque tuvieron que hacer faena para quitar los obstáculos que obstruían el camino, mientras Iván la hacía de chofer para pasar la camioneta al otro lado. El miércoles 19 se llegó al acuerdo de atender las peticiones del alcalde. Se acordó que de los dos arroyos sólo uno sería para Coatzacoalcos y la inmediata reforestación del lugar.

Pero del cielo le llegó a la población de Tatahuicapan la providencial ayuda. Comisionado por el gobernador bajó Reynaldo Escobar “para resolver el problema”. “Reynaldo a todo le dijo que sí, no hubo nada que negara. Es más, fue él quien dijo “sí” a que las utilidades de la CMAPS de Coatza y Mina se repartan al 50% con los ejidatarios. Lo anterior no estaba pactado en el acuerdo inicial, pero Escobar lo autorizó”, según el extraordinario reportaje periodístico “Los Machetes Filosos de Tatahuicapan” publicado en Imagen del Golfo. “¿Cómo esta eso de repartir utilidades al 50 por ciento, de una empresa en quiebra y embargada? Es jugar con fuego”, escribiría entonces “Maquiavelo”, en el diario referido.

Finalmente el garante de esos compromisos fue el Secretario de Gobierno, a quien el gobernador encomendó dar el seguimiento al cumplimiento de los puntos negociados.

En la parafernalia acostumbrada de un gobierno que se dice cercano a la gente, el gobernador instruyó la celebración de la jornada de gobierno itinerante para el sábado siguiente, con el propósito de atender las demandas de manera directa. Entonces, el Secretario de Gobierno dijo: “Este municipio requería la presencia del gobierno y aquí está, aquí estamos, con todas las áreas, con todas las dependencias que tienen programas de desarrollo social y con el propósito de atender a toda la población, de darles todos los servicios y dotarlos de equipamiento para la educación, la vivienda, el campo y la salud, porque así lo ha instruido el gobernador” Un discurso que, como toda perorata política que se respete, casi nunca cumple lo que promete, tal cual ha acontecido.

En mayo de 2007, por incumplimiento de los puntos acordados, entre ellos el asfaltado del camino que va de Benigno Mendoza a Arrecifes, los campesinos amenazaron en volver a tomar la mencionada presa, recordando la parte proporcional de los ingresos por concepto de uso de agua en Coatzacoalcos y Minatitlán. Hasta allá se trasladó el Secretario de Gobierno para ofrecerles la terminación de la obra.

El 7 de marzo de 2008, según nota periodística, el alcalde Esteban Bautista Hernández recibió 48 millones de pesos de manos del gobernador del Estado, Fidel Herrera Beltrán, para asfaltar 20 kilómetros de la carretera que comunica las 23 comunidades, desde Benigno Mendoza con rumbo a la Perla del Golfo, en presencia de Xavier Abreu Sierra, de la Unidad de Coordinación y Enlace de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Bautista Hernández dijo que la entrega de recursos se realizó en la ciudad de Xalapa en un evento en la Sala de Banderas “y con esto se comprueba que el Mandatario estatal está trabajando para todos los veracruzanos”.

Pero parece que todo fue puro cuento porque el 23 de septiembre siguiente seguían esperando la liberación de ese recurso. Decían: “en Tatahuicapan las mismas promesas de siempre, los mismos engaños, las mismas palabras y los mismos políticos del sistema, las mismas mentiras de siempre, eso ha dolido mucho y no hay paso atrás, según el alcalde Profesor Esteban Bautista….” Lanzaron un ultimátum y un plazo de ocho días “para que libere el gobierno del estado los 22 millones de pesos que prometió para obras sociales, principalmente para los caminos, por que de lo contrario, -dijo el alcalde- “yo seré el primero en encabezar al pueblo para que juntos caminemos y reclamemos el cumplimiento del gobierno del estado”.

En diciembre de 2008, por enésima ocasión los pobladores de Tatahuicapan recordaron el incumplimiento de las promesas y amenazaron con volver a cerrar la presa Yuribia. Una vez más también fueron comisionados Marcos Theruel Cotero y Benítez Lucho para asegurarles que en una semana se “reiniciarían” los trabajos pendientes en la carretera Arrecifes-Tatahuicapan y otras más ofrecidas con antelación. En febrero de 2009 Esteban Bautista y 23 agentes y sub agentes de Tatahuicapan volvieron a advertir que si seguía el incumplimiento cerraría las válvulas del acueducto Yuribia. Entonces, los alcaldes Marcelo Montiel y Guadalupe Porras, en minuta de trabajo se comprometieron a dar dos millones de pesos cada ayuntamiento al de Tatahuicapan. Según reporte de prensa, se informó que en abril de 2009 fue entregada esa cantidad al alcalde de Tatahuicapan, "En Veracruz tenemos un gran gobernador que trabaja sin distingos de grupos y colores, que está a la altura de las circunstancias" dijo el alcalde de extracción perredista.

Allí el gobernador instruyó a la Comisión de Agua de Coatzacoalcos para que hiciera entrega de 600 tubos de seis pulgadas al ayuntamiento de Tatahuicapan para el tendido de agua potable de ese municipio.

En abril del presente año, los campesinos de la zona alta de Encino Amarillo, Ocotal Texizapan, Plan Agrario, Ocotal Grande y Arroyo Texizapan, cansados de esperar el cumplimiento de las promesas del gobierno, amenazaron con arrojar aguas negras al acueducto Yuribia. Afirmaron que el gobernador les ofreció la construcción de una clínica en Plan Agrario y el asfaltado del tramo Mecayapan-Ocotal Grande y que “en menos de un mes estarían empezando”, pero nada de eso había ocurrido.

Finalmente, el 1 del mes en curso cumplieron sus advertencias y han vuelto a bloquear el acueducto; reclaman 30 millones de pesos que según ellos fueron autorizados para obras sociales, y seis millones de pesos por concepto de uso del agua.

Ha sido para ellos una dilatada espera de largas antesalas, de reiteradas promesas, de alargamiento de plazos, de incumplimiento de acuerdos, de firmas sobre firmas de minutas, etc. eso es lo que está detrás del problema de Tatahuicapan. Todo se reduce a falta de respeto y consideración para quienes aparentemente no saben defenderse y de falta de compromiso social. Pero en última instancia nos dejan la enseñanza de que la unión hace la fuerza para exigir a quienes ofrecen sin cumplir que honren su palabra.

No la tienen fácil los negociadores porque ahora ¿qué pueden ofrecer? ¿Otra minuta?

alfredobielmav@hotmail.com
Agosto 2010