LEÑA AL FUEGO

Por Alfredo Bielma Villanueva




¿Cuál de los cierres de campaña será el más numeroso? Una magna concentración de gentes, la mayoría acarreada, ¿significa un mayor número de votos a favor? ¿No riñe el extraordinario gasto que representa el transporte y manutención de miles de personas con los topes de campaña? ¿Cómo impacta en la conciencia cívica del ciudadano una concentración masiva? ¿Cambiará el sentido del voto una concentración multitudinaria?


Son preguntas que surgen por doquier ahora que está próxima la conclusión de las campañas de proselitismo político y se acerca el día de los comicios. Respuestas hay muchas, son variadas, las más están prejuiciadas por el interés partidista o la simpatía hacia un determinado candidato.

Sin embargo, lo que mueve a reflexión es el contexto en el que se ha venido desarrollando este proceso electoral, nada terso, muy conflictivo y neurálgico. Tan complicado que el Presidente del Tribunal Electoral en el Estado ha convocado a los actores políticos a actuar con cordura para evitar la “judialización” de los resultados electorales.

¿Qué de lo hasta ahora acontecido incurre en el vicio de “lo explícito” que la ley configura como causal de anulación o, mínimo, de la “judialización”? Como sea que discurra en adelante este proceso, la expectativa solo podrá superarse con un resultado en el que la diferencia de votos entre el primero y segundo lugar sea concluyente, lo suficiente como para hacer desistir cualquier intento de protesta. Se supone que a ello va orientada la idea de realizar seis cierres masivos de la campaña priísta. Generar la idea de una extraordinaria convocatoria para sembrar en la conciencia ciudadana el pensamiento de que ya todo está decidido. Nada criticable porque forma parte de la estrategia para ganar una competencia electoral.

Sin embargo, los ánimos están caldeados, y no solo entre los candidatos, porque la animosidad también se advierte en el abierto enfrentamiento que protagonizan el gobierno estatal y el gobierno federal. Se observa una tensa relación entre ambos órdenes de gobierno, en la que el más fuerte puede sugerir acciones a su oponente al grado de obligarlo a desmentir –en este caso, una vez más- a su secretario de gobierno, al precisar el gobernador que ni el Presidente ni el Secretario de Gobernación tuvieron que ver en las acciones de espionaje de las que fue objeto.

Como se recordará, todavía el sábado anterior Reinaldo Escobar, belicoso, discurseando ante abogados, después de aseverar que en Banderilla está instalado un costoso y avanzado sistema de espionaje, agregó: “El propio presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, que no merece que le guardemos ningún respeto porque él no lo tiene para los mexicanos, Felipe Calderón Hinojosa y su pandilla han pretendido querer espantarnos con el petate del muerto diciendo que van a proceder penalmente y al desafuero de Fidel Herrera Beltrán”.---- “a eso es a lo que se hacen merecedores, del presidente de la República, hasta José César Nava Vázquez, Miguel Ángel Yunes Linares, Fernando Gómez Mont, Cambranis y todos los demás miembros de esa pandilla a quienes nosotros vamos a ajusticiar en el momento procesal oportuno”. Concluyente, dijo: “estoy seguro que la guerra al final la vamos a ganar”.

A eso se le llama echarle gasolina al fuego, una actitud nada prudente que poco coadyuva a la causa que debería defenderse. Y no propicia la concordia porque todavía esta semana utilizan al ex alcalde mendocino por el PRD durante el cuatrienio 2000-2004, Sergio Rodríguez Cortés, para proseguir con el golpeteo mandándolo a declarar que presentarán una demanda contra Cambranis y Alejandro Cuevas por un supuesto “enriquecimiento ilícito”. En esa desaseada estrategia manipulan a un individuo contra quien el síndico de su comuna interpuso una denuncia en la agencia especializada en delitos cometidos contra servidores públicos, por el presunto desvío de recursos y daño patrimonial por el ilícito cometido en la edificación del mercado Morelos, que no concluyó. Tal como consta en la averiguación 538/08 ratificada por el síndico Armando Godoy Reyes.

Registros de prensa recuerdan que en septiembre de 2005 Sergio Rodríguez Cortés en su carácter de alcalde cuestionó duramente al actual gobernador cuando este ofreció la reconstrucción del mercado Morelos, siniestrado por un incendio. Rodríguez Cortés pidió a los mendocinos a estar pendientes de que el gobernador cumpliera su palabra, y todavía el 5 de febrero de 2007 se lo recordó con mantas alusivas al compromiso en un encuentro de Beis Ball que el ejecutivo presenciaba. En aquel entonces dijo ser “muy amigo del licenciado Fidel Herrera Beltrán pero en el caso que no les cumpla, que lo perdone, pero va a poner una postura muy fuerte.”

Aún con esos antecedentes, sin ninguna consideración para el candidato Dante Delgado, ahora se manda a esta persona a declarar que una parte de la militancia del PRD se va con la Alianza “Veracruz para Adelante”. “La izquierda se está unificando en torno a Javier Duarte de Ochoa, ha habido muchas adhesiones”. No tiene la culpa el indio.

Se antoja paradójico, porque da la impresión que la idea es complicarle aún más la campaña al PRI, pues ha sido una constante la versatilidad de los acompañantes que le arriman caracterizando actos de traición supuestamente para favorecer a este partido. Ni duda cabe que bien puede aplicarse el refrán del “más vale solo que mal acompañado”, si juzgamos por la calidad moral y política de quienes personifican el ridículo y la traición sin temor a exhibirse como simples puesteros, uncidos a la posibilidad de figurar en la nómina del erario.

A pesar de estos truenos cuánto deseamos un panorama tranquilo y un final feliz para este atropellado proceso. Nos consuela el que, después de cumplidas las etapas subsiguientes, iniciaremos una más en la vida política de Veracruz que, ojala, ahora sí, sea por el bien de los veracruzanos.

alfredobielmav@hotmail.com
Junio 2010