PATÉTICO

Por Alfredo Bielma Villanueva


Como en una tramoya en la que la ciudadanía ocupa el lugar del espectador, el director de escena se encarga de escoger el tipo de música que servirá de fondo. Trasladando la puesta en escena, tomando al actual proceso electoral veracruzano como argumento principal, a continuación se requiere escoger los acordes a modo, que en este caso serían, ni duda cabe, de Wagner por los tambores de guerra que se escuchan, combinados con los de la Patética, de Beethoven, por sus “comienzos tormentosos, violentamente dramáticos y apasionados”, como pudiera calificarse al atípico proceso electoral que estamos presenciando en la arena política veracruzana.


Patética, porque lamentablemente la democracia fue arrollada a partir de la designación de los candidatos al gobierno del Estado. Recuérdese que ninguno de ellos fue electo con la participación efectiva de las bases de sus respectivos partidos. Dante lo fue por decisión unánime de su cúpula (dos o tres); Yunes Linares por la decisión presidencial, tomada en base al comportamiento pecaminoso de Buganza; Duarte, por el dedazo flamígero que fulminó las aspiraciones de Héctor Yunes Landa y José Yunes Zorrilla.


Patética, porque es la sensación que despierta al observar la fotografía en la que Gerardo Buganza levanta el brazo derecho de Javier Duarte y provoca una gran diversidad de reacciones, subjetivas todas, según la trama psicológica y moral de quien la mire. Puede ir desde la risa hasta el coraje, pero en política todo es amoralmente aceptable. En esta partitura Duarte no tiene culpa alguna, solo se deja querer, pues a quien le dan pan que llore; los pocos o muchos votos que le logre juntar Buganza se sumarán a su cuenta, aunque en el fondo la intención de éste no sea para hacerlo ganar, si no para provocar el fracaso de quien lo superó en la contienda previa a la candidatura panista, después de sopesar en la balanza las deslealtades y traiciones. Se supone que todo eso tiene un precio, o ya lo tuvo.


Patético, porque ¿Cuán grande debe ser el despecho incubado en un político para que nos obsequie un evento de esta naturaleza? Finalmente, como observadores del acontecer político de nuestro Estado debiéramos agradecer la oportunidad que se nos proporciona para presenciar un gesto de naturaleza humana, inédito por la forma en cómo se da; aunque marginalmente se demuestre que nada hay de nuevo bajo el sol tratándose de políticos tras la ambición del poder.


Patético, porque en la convocatoria de quien obra por despecho, en la venganza personal arrastra a conciencias inocentes. De cualquier manera será difícil conocer el impacto de esa conducta, pues al momento del recuento de votos no se podrá identificar si fue de un bugancista o de un priísta. De igual manera, se ignora si la nueva afiliación de Buganza al duartismo le causa más bien que mal a la campaña priísta.


Wagneriano, porque el presidente nacional del PAN ubica a Buganza al lado de Victoriano Huerta, aunque el símil parece exagerado, a juzgar por los fines y las ganancias de cada cual. De cualquier manera, es difícil ponerse en los zapatos de quien hace solo seis años estuvo a punto de derrotar al PRI en un Estado de las dimensiones de Veracruz; las explicaciones del porqué renunció al partido que lo hizo político resultan peregrinas, porque con su actitud él mismo ha confirmado las razones por las que no se le hizo candidato. La evidencia de los hechos vicia cualquier argumento, si alguno hubiera quedado para avalar su conducta entre quienes depositaron fe y confianza en sus propuestas, el gran viraje lo desvirtúa.


Wagneriano, porque utilizar como dardos envenenados al patético, vergonzoso, tercermundista espectáculo de los 400 pueblos y a plumas adscritas al poder, solo calientan los ánimos e incitan a contra respuestas semejantes o más rudas, preocupantes cuando no se cuenta con un árbitro moralmente capacitado para contener las aguas en el momento en que éstas definitivamente se desborden.


Patético y Wagneriano, porque sin consideración a los esfuerzos del candidato priísta por sacar adelante su candidatura, se antoja que desde la cúpula de su cuartel general se empeñan en dificultarle el camino y meterle más leña a la hoguera.


Ya de por sí vivimos en un Estado al que parece que todo le falta, según se deduce del video que presenta Dante Delgado exponiendo sus propuestas. Después de conocerlo el primer interrogante que surge es ¿entonces qué se hizo en estos últimos seis años? O bien, ¿No acaso lo que ha venido ofreciendo en sus reuniones temáticas Miguel Ángel Yunes, acerca de la seguridad pública, la educación o en materia de infraestructura rural y urbana, demuestran un radical atraso en Veracruz? Es el mismo escenario que sin duda alguna advertiría Gerardo Buganza si hubiera conseguido la candidatura panista para sí, aunque ahora sufra amnesia y se empeñe en seguir el triste papel de comparsa sin compás.


A todo esto Javier Duarte seguramente reflexionara: “mejor sólo que mal acompañado”.


Entre el tormentoso, dramático y trágico escenario de la Patética (sonata 8) de Beethoven, y los tambores de guerra que caracterizan a los arreglos de Wagner parece discurrir este proceso electoral, atípico por sus características, inmerso en circunstancias del mismo jaez, preocupante por el rumbo que están tomando las acciones. Solo nos queda desear que la sangre no llegue al río y que el resultado sea el que los veracruzanos decidan y camine por los cauces marcados por la ley.


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Junio 2010