BLACK SHADOW VS BLUE DEMON

Por Alfredo Bielma Villanueva



Cualquier sexagenario (dejémoslo en sesentón) recordará con cierta nostalgia, que en sus pláticas infantiles no había tema más apasionante que los referidos a los luchadores de moda: Sugui Sito, Cavernario Galindo, Tarzán López, El Santo, Blue Demon y Black Shadow. Los tres últimos lucían enmascarados y la incógnita de su personalidad despertaba las más ingeniosas fantasías que solo una mente ingenua puede procesar. El Santo, Blue Demon y Black Shadow escenificaban luchas de antología ilustradas fotográficamente en las revistas especializadas de la época. Las “Patadas voladoras”, la “Llave dormidora”, “La quebradora”, etc., eran las técnicas mas conocidas y que a su manera ponían en práctica en los juegos infantiles.

Sobrevino un acontecimiento inesperado que alteró el universo de la imaginación y las pasiones infantiles, era la noticia desalentadora de que Black Shadow había sido desenmascarado. Entonces solo quedaron las incógnitas de El Santo y Blue Demon, que con sus máscaras conservaron la admiración de la niñez aficionada, porque desaparecida la identidad encubierta de Black Shadow éste dejó de ser un atractivo. Aunque sus fanáticos más fieles seguían de cerca sus pasos, ya no jalaba a muchos niños porque, al no pertenecer al reducido círculo de la pléyade de las incógnitas, fue a engrosar el montón de los demás luchadores.

Ahora, con la abrumadora carga de los años encima, en la bruma del recuerdo se levantan suspiros al recordar aquella edad de la inocencia, en la que si bien hay rivalidades nada de torcido existe en él ánimo, que no forme parte intrínseca de la condición humana. Aquellas tiernas parvadas integran hoy una legión de sesentones a los que la vida cobra facturas y el derecho de piso, menguando sus haberes un día sí y otro también.

Seis décadas mas tarde, el sesentón ya artrítico, reumático, diabético, hipertenso, desdentado, con vista cansada, de caminar como abanicando el viento, una botica ambulante, ya no tira patadas voladoras, acaso ni oportunidad tendrá para aplicar una llave dormidora, mucho menos la quebradora que exige levantar al adversario, pues apenas tendrá fuerzas para levantarse asimismo. Para acabarla, los caminos de la vida no suelen coincidir con la inocente imaginación del infante que edifica sus dulces sueños de algodón. Los golpes que da la vida se transfiguran en experiencia y el sueño infantil es mutado en el tropel de acontecimientos que genera la conflictiva convivencia humana. Entonces, la burra que no era arisca necesariamente en eso se convierte.

Casi sale sobrando decir que todo parecido es mera coincidencia. En el tejido social todo es lucha y controversia y esta se radicaliza cuando del poder se trata. No el poder como voluntad sino aquel que atribuye al individuo un mando sobre los demás. Ahora que en Veracruz se escenifica una contienda electoral, atrae la atención que a uno de los participantes se le haya endilgado el mote de Blue Demon; entonces, por oposición y asociación de ideas, puesto que para que haya pleito tiene que haber dos, la mente colectiva, seguramente por la fijación de los tiempos idos, acomoda su imaginación y agrega al escenario la figura de Black Shadow.

Nos esforzaríamos en exceso si quisiéramos encontrar en la disputa política de Veracruz semejanzas y coincidencias con aquellas luchas de fantasmagoría. Todo porque las pendencias de ahora son en serio y con hartas mañas pues se valen escupitajos y piquetes de ojo y no hay árbitro que lo sancione porque, como el famoso “tirantes”, figura arbitral de los actuales encordados, simplemente hace como que la virgen le habla y forma parte de los valores entendidos.

Tampoco la época es la misma. Aquella, la de los infantes imaginativos hoy maduros sesentones, estaba cargada de inocencia, ¡cómo no va a ser, si consideramos que la imaginación de los adultos de antaño se vería holgadamente superada por la malicia de los niños de hogaño! Aquella sociedad que se escandalizaba hipócritamente al conocer tardíamente las correrías pecaminosas de la “Madre Conchita” (tres o cuatro amantes, que más da) y se atemorizaba con los homicidios de Goyo Cárdenas, ya está en la historia. En aquel tiempo las noticias permanecían por días, semanas y hasta meses en la agenda colectiva, todo lo contrario a como ahora ocurre en que a una noticia de escándalo inmediatamente sucede otra que la suple con holgura.

Entonces el PRI gobernaba al país, “El Tapado” era la novedad y al presidente López Mateos se le apodaba como “López Paseos”, solo porque le dio en visitar algunos países para abrirle a México una ventana al mundo. Ahora, cuando el planeta se ha globalizado, es casi una obligación presidencial viajar al exterior para tentarle el agua a los camotes. Vaya, hasta algunos gobernadores se dan a la ocurrencia de viajar pretextando “acuerdos bilaterales”; como el de Veracruz, que viaja a Brasil a solo seis meses de entregar el poder, en medio de una auténtica crisis financiera de su gobierno (¿De qué otra manera se podría calificar la larga lista de acreedores y la enorme deuda que heredará?)

De mentes infantiles hablamos cuando como por fijación seguimos pensando que el de enfrente no maduró y que es presa fácil del engaño. No importa si se insulta la inteligencia humana cuando se está obnubilado en la creencia del non plus ultra personal. Un día despertamos y encontramos que nuestro ídolo, el famoso Black Shadow había sido desenmascarado.

alfredobielmav@hotmail.com
Mayo 2010