“JUAROCHOS”

Por Alfredo Bielma Villanueva



Un interlocutor de “Camaleón” opina que con acentuada frecuencia éste vierte opiniones “cargadas de amargura y de espíritu negativo” acerca de “la fidelidad”; imagina, además, una refractaria actitud para observar “la realidad con optimismo”. Se respeta ése veredicto personal porque es producto de la misma libertad de que se hace uso para escribir artículos de opinión que al salir a la luz pública, cual hojas al viento, están abiertos al libre escrutinio. Por otro lado, se agradece la lectura y la oportunidad de conocer la multiplicidad de enfoques, interesados algunos, otros quizás no, que pueden aplicarse al acontecer fenomenológico de nuestro entorno.


Espoleado por esa llamada de atención no estuvo por demás un ejercicio de introversión que permitiera dirimir si es posible revertir esa inclinación “amargosa” y “negativa”, de tal manera de corregir rumbos y concordar, así sea por una vez, con el discurso oficial. Empero, después del sublime viaje al interior, sin auxilio sicodélico de ninguna especie, ya de retorno a la conciencia cívica, la terca realidad aún seguía allí, tan amarga y negativa cual ponzoñosa sierpe que perturba al más equilibrado observador social que pudiera haber en esta apartada orilla, en la que todo pudiera ser del color del cristal a través del cual se mira.


Sucede que es realmente difícil coincidir con dislates que ofenden la inteligencia del más templado de los ciudadanos. Porque, mire usted, argumentar que traer a los “juarochos” es un acto de buena fe para darles empleo en esta entidad, garantizándoles que aquí encontrarán el paraíso terrenal del que alguna vez fueron expulsados, no puede más que soliviantar al del ánimo más mesurado. La inteligencia se rebela al escuchar que “los mismos camioneros que se dedicaban a llevar semana con semana a los “paisanos”, se quedaron sin empleos porque aquellos ya no viajan”. Basta recorrer algunas poblaciones veracruzanas para comprobar cuántos camiones viajan al norte de la república llevando como pasajeros a decenas de conciudadanos en busca de empleo porque sencillamente aquí no lo encuentran.


No es exacto ni correcto argüir que los “Juarochos” regresan a Veracruz porque aquí abundan las oportunidades de empleo. Sería interesante conocer la forma en cómo se les ocupa a los dos mil juaróchos que “decidieron retornar”, estimulados por el canto de las sirenas y transportados en aeronaves alquiladas “para que, una vez aquí, se les brinde el Seguro popular y se les facilite la reinserción de sus hijos a las escuelas públicas”.


Este episodio parece una versión moderna de la diáspora y el retorno a la tierra prometida, porque “luego de que fueron expulsados… hoy que Veracruz crece, que tiene empleos, inversiones y es un territorio seguro, bienvenidos quienes tienen ese derecho". El traslado no es problema porque para ello se dispone de 205 millones de pesos supuestamente ahorrados. Ante éste paroxismo de elevada intención solo una mente amargada atribuiría la implementación de este programa a propósitos electorales, ello sería una “herejía imperdonable”.


El programa que trae del “exilio”, que “repatria” a los paisanos, trascendió nuestras fronteras al grado que “El País”, un diario madrileño, “se interesó” por esta historia e hizo un reportaje sobre la vida de la familia Morales Sánchez (tal vez la versión actualizada de “Los Hijos de Sánchez” de Oscar Lewis), que decidió despedirse de Ciudad Juárez, en donde la vida no vale nada, para llegar al paraíso terrenal mexicano, o sea Veracruz. “Los Morales Sánchez y otro puñado de familias acaban de aceptar la invitación del gobernador de Veracruz, el priista Fidel Herrera, para regresar a sus lugares de origen. 'Nos van a pagar el viaje y la mudanza', aclara Marisela Sánchez, 'y tal vez nos ayuden a encontrar un nuevo trabajo, a emprender una nueva vida'. “Regresarán a un clima de paz, seguridad social y trabajo al estado de Veracruz”.


Pero, como constancia histórica de que aquí gozamos de cabal salud pública, ahora nos llegan 360 haitianos que buscarán en nuestras tierras resarcir el daño que les ha inflingido el sismo que azoló su tierra. Ahora sí, los adeptos a la santería podrán enriquecer sus poderes mágicos e invocar a lo invocable para superar obstáculos.


Como nunca faltan envidiosos, algunos diputados tal vez también negativos y amargosos, se atrevieron impugnar, seguramente sin fundamento alguno, el programa de apoyo a “Juarochos”, y estuvieron a punto de tener éxito sino hubiera sido por la oportuna opinión de otros legisladores locales que presionaron al gobierno para que no se suspendiera la noble intención. Afortunadamente fueron escuchados y el programa sigue adelante, muy a pesar que el director del programa, Daniel Vadillo, reconociera que se estaba analizando cancelarlo. Que legisladores afines actúen por consigna no tiene la menor importancia, tiempo hace que dejaron de ser-si en alguna ocasión lo han sido- puntos de referencia del buen pensar y de la buena reputación.


Insulta a la inteligencia el que se esgrima como argumento para justificar “el puente aéreo” que muchos de quienes retornan tendrán que hacerlo por tierra, “con todo el riesgo que eso representa….Ellos en su regreso se tienen que enfrentar igualmente a muchos problemas, deberán cruzar varios estados, incluso se tienen casos donde les quitan su vehículo…”, de ese tamaño, como si el territorio nacional estuviera convertido en zona de guerra y Veracruz fuera la excepción o el paraíso prometido.


Espectadora silenciosa, la ciudadanía veracruzana se pregunta en donde encontrarán trabajo quienes han decidido regresar porque, como dice el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, en Veracruz no hay mano de obra calificada y que ahora con la llegada de los “juaróchos” “requerirán también capacitación”, “tenemos expertos en todo y especializados en nada”, y que el grupo se suma a los solicitantes de empleo. No obstante, para confirmar el mundo de oportunidades que existe en Veracruz, al “juarocho” Luís Fernando Flores se le incorporó a la policía auxiliar y su esposa ya trabaja en el ayuntamiento xalapeño. Al menos así se publicó. Un éxodo con final feliz.
Pero, casi coincidiendo con las buenas nuevas de éste regreso del infierno dantesco que es Ciudad Juárez, en tierras del llano sotaventino se daba la noticia del levantón a José Ignacio Trujillo Cortázar, Sub secretario de turismo en el Estado, (23-III-2010). Y para no crear un sentimiento de paranoia en nuestros recién llegados habrá que esconderles la información en la que el Centro de Periodismo y Ética Pública revela que Veracruz es la segunda entidad mexicana más peligrosa para ejercer el periodismo (e-consulta 24-II-2010). También la información que proporciona el Centro Nacional de Comunicación Social (CENCOS) que dice que Veracruz se ubica en segundo lugar a nivel nacional “incluso arriba de Chihuahua” en el rubro de agresiones contra la libertad de expresión (20-III-2010). Primer lugar Oaxaca con 30; Veracruz con 28, Chihuahua con 20, Sinaloa con 17; Guerrero con 14; Quintana Roo y Michoacán con 9 y Jalisco con 4 agresiones. Información no desmentida.


Los recién llegados, al intentar inscribir a sus hijos en una escuela seguramente desconocen la noticia de que alumnos de la escuela “Cuauhtémoc” de la comunidad “El Zapote” del municipio de La Perla reciben clases sentados en una piedra, pues no tienen aulas (14-IV). Y deben ignorar que Chihuahua es uno de los Estados con un mayor número de alumnos en nivel de excelencia en habilidad matemática (Nuevo León 9.3%; Querétaro 7.8%; Aguascalientes 7.5%; Colima 7-3% DF. 6.5%; Chihuahua 6.2%; Yucatán 6.2%; Sinaloa 6.1%; Tamaulipas 6.0%; Baja California 5.8%, etc.)


Mientras, allá en el puerto jarocho, los angustiados familiares de dos jóvenes originarios de Chihuahua los buscaban todavía el día 14, adonde vinieron a pasear, estaban desaparecidos desde el 9 de abril. (14-IV-2004).


Veracruz es la entidad que recibe la tercera mayor cantidad de dinero destinado a Seguridad Pública en el país; paradójicamente capta aún mas que Chihuahua, donde Ciudad Juárez está considerado como el municipio más violento y conflictivo de México. En cambio, en Veracruz se dejó de usar 48.8% de esos recursos en 2009, es decir tiene un índice de subejercicio de FASP bastante elevado; a diferencia de Chihuahua, que no empleó el 33.1% o Zacatecas con 20.3%; Baja California 21.3%; Colima 23.8%, etc.


Atípico, en este paraíso escondido de la república mexicana suena raro que una corresponsal de la BBC, Claire Doolle, venga a conocer el caso de mujeres asesinadas en Ciudad Isla y Rodríguez Clara. La difusión de este asunto apenas servirá para que entren en calor quienes han regresado de su doloroso éxodo, después de la diáspora que, según el mensaje subliminal, propiciaron malos gobiernos veracruzanos (anteriores al actual, por supuesto).


alfredobielmav@hotmail.com

Abril 2010