DETRÁS DEL BIOMBO

Por Alfredo Bielma Villanueva



“Si quieres saber quien es tu padre métete a la política”, dice un conocido refrán que pinta subrayadamente el cieno que suele esparcirse entre quienes practican ese añejo arte del hombre, que por cierto le es consustancial a su ser social. La base de ése aforismo la podemos encontrar en los tiempos de la dictadura porfirista, en los “románticos” años del nacimiento del siglo XX, cuando el ya anciano presidente de México a pesar de esa condición biológica se resistía a reinstalar la figura de la vicepresidencia, tan solo para no acentuar la tentación de ser eliminado. Por su edad, las presiones políticas procedían sobre todo del grupo de los científicos que avizoraban en el panorama social fuertes nubarrones de inconformidad. Atendiendo al acoso, muy a su pesar, el ya casi octogenario gobernante ofreció la Vicepresidencia a su ministro de Hacienda, José Ives Limantour, la cabeza de aquel poderoso grupo; solo que acompañó la invitación con una intensa campaña de desprestigio en contra de su perfumado colaborador.


Por esa campaña de desdoro de la imagen publica del prestigiado secretario de hacienda se confirmó lo que era un secreto a voces acerca de que Limantour era hijo adoptivo y que su padre biológico fue Luís Jecker (hermano del agiotista suizo que fundamentó los “argumentos” financieros para la invasión francesa de 1862), y de una mujer galante amiga de los padres, el biológico y el putativo. Fue un escándalo que distrajo a la opinión pública por algunos días y que dio como resultado el desistimiento de Limantour, dejando al dictador en libertad para nombrar un vicepresidente más a modo, que no le provocara recelo alguno.


Muchos otros casos pudieran reseñarse para ejemplificar la manera en cómo las guerras de lodo no son privativas de la actualidad pues, como la aquí referida, demuestran que los turbios procedimientos de la política de hogaño no quedan a la zaga de los de antaño.


De allí que con harta frecuencia se escuche que la política se ensucia cada vez más, pero bastaría con hurgar en la historia para comprobar que en mayor o menor medida casi siempre ha sido como ahora. Mucho de ello hay en el espacio nacional, pero para nuestra mejor información nada hay como lo mas cercano para acabar de entenderlo; el escenario político veracruzano es rico en casos que demuestran la manera en cómo se sigue pervirtiendo la política, al grado de rozar los límites de lo meretricio, oscilando entre lo burdo a lo burlesco. En ése diagrama es posible observar cómo se ha venido corrompiendo a diversos actores con el propósito de exhibirlos y así nulificarlos o bien para agregarlos al proyecto del grupo instalado en el poder.


Nada hay oculto, todo está a la vista. Desde las acciones de enamoramiento a que se sometió a algunos diputados “de oposición” en el Congreso local incrustando, como un grano de frijol entre el arroz, a un personero del gobierno que convivió cercanamente con ese sector tentándolos como lucifer a Adán, algunos no resistieron la incitación y sacaron provecho de las circunstancias. Con recursos financieros a su alcance y no escasa habilidad el comisionado logró copar (lo que en este caso pudiera ser sinónimo de comprar) la voluntad de algunos de ellos. Así se reflejó en determinadas votaciones y en relevantes episodios, la bursatilización, relevante muestra.


La forma en cómo se han venido negociando las candidaturas plurinominales en el PRD es un caso que en la enseñanza política debía ocupar un lugar sobresaliente. Desde ahora, tal cual debe de ser en un sistema de democracia corrompida, ya se está negociando la conformación de la siguiente legislatura amarrando compromisos con la futura “oposición” al favorecer a ciertos “políticos” de “izquierda” para que accedan al Congreso local por la vía de la representación proporcional. Bien o mal, a eso se llama pericia política. ¿Qué en donde están los órganos electorales creados para evitarlo? Esos navegan en aguas igual de pecaminosas, más que turbias por la desconfianza que suscitan.


De allí que se concluya que el acontecer de estos comicios no será de rutina; en el mejor de los escenarios seguramente se decidirá en los tribunales, ya por la mínima diferencia, ya por el enorme cúmulo de irregularidades que se irán presentando. Aquí no ganará el de mayores virtudes cívicas sino aquel que supere en mañas al adversario. No está de más recordar que la actual es una elección de Estado en la que participan dos fuerzas políticas, entre las que prevalece un recíproco e irreconciliable sentimiento de animadversión.


Desde la cúpula del gobierno estatal se acusa al gobierno federal de tener metida las manos en este proceso, pero hay voluntario olvido acerca de quién realmente está al frente de la campaña priísta, una realidad que cualquiera de los aspirantes a alcalde o diputado pudiera certificar, cuanto más el candidato al gobierno. Nada que espante, pero produce urticaria el que se pretenda simular sobre un asunto en el que la evidencia está a ras de piso y ni siquiera se ha tenido el cuidado de disfrazar.


En la habilidosa y hasta desesperada manipulación política algunas caretas han caído y exhiben el verdadero rostro de los autores. Destacadamente la de aquellos que al renunciar a su partido, argumentando que "parece que lo importante para el PAN solo es ganar elecciones”, ahora, sin ningún recato pretenden vender cara su adhesión a sus nuevos socios sin importar torcer estatutos al imponer candidatos “neo priistas” con las siglas de un partido al que todavía hace un mes supuestamente aborrecían. Ganan en ese intento un merecido rechazo moral y político al situarse en la posición de prófugos ideológicos, confirmando que lo único que les importa es hacer perder a su ex partido, a cambio de desempeñar el triste papel de parásitos del presupuesto. ¿Perversión política o política meretricia?


alfredobielmav@hotmal.com


Marzo 2010