EL PAN: YUNES-BUGANZA

Por Alfredo Bielma Villanueva



En mi libro “Recuento de un Estilo”, se lee: “El 17 de enero, vino a Soledad de Doblado acompañando a Yunes la profesora Elba Ester Gordillo, quien en el Aeropuerto Heriberto Jara declaró que Tomás Ruiz y Yunes son -dos espléndidos diputados que forman parte de Fuerza Reformadora, amén que seamos entrañables amigos, que lo somos y lo pudiéramos ser con muchos otros aquí, sí obedece a que tengamos algo en común, algo más que la amistad, un proyecto de reformación, por lo que esperaré los tiempos, los ritmos y quiero decir aquí claramente que soy muy reconocida y apoyadora del gobierno de Miguel Alemán.... yo quiero muchísimo a Yunes, lo admiro política e intelectualmente, es un hombre valeroso, es un hombre íntegro, es un hombre con compromiso, es mi amigo-.”


Congruente con esas expresiones de solidaridad para con Miguel Ángel Yunes, ahora la profesora Elba Ester las ratifica arrimándole la posible asociación de su partido Nueva Alianza con el Partido Acción Nacional en la búsqueda del gobierno de Veracruz. Al menos así lo deja ver la presencia de la plana mayor del SNTE y de NA en el acto de registro de la candidatura de Yunes Linares para gobernador.


Sin embargo, la ausencia de Gerardo Buganza en el evento referido y su renuncia al PAN fue, no cabe duda, estratégicamente diseñada para perturbar a su ahora ex partido, la organización que lo vio nacer e impulsó como político, a la que paradójicamente agrega ahora un elemento más de discordia. Dolió profundamente a Buganza el no haber conseguido la postulación panista, lo que el propio aspirante explica poniéndose en el lugar de un empleado al que se le ha perdido la confianza después de 16 años de servicio.


No es ánimo de critica, pero en el análisis no es posible soslayar que por lo menos en un párrafo de su renuncia Buganza no es congruente con la verdad: “Quise convencerme de que Acción Nacional sigue siendo el partido que concibe a los procesos electorales como el vehículo para dotar a los ciudadanos de gobiernos honestos y que nunca se transformaría en un grupo de políticos empeñados únicamente en ganar elecciones…” No lo exteriorizó así cuando en 2004 y otras elecciones su Partido apeló al pragmatismo y se dedicó a “cachar” inconformes para postularlos. No dijo nada cuando enamoraron a Cirilo Vázquez, tampoco cuando buscaron a Renato Tronco.


En descargo de quienes no lo eligieron, debiera Buganza hacer un acto de contrición o un mea culpa por no haber tenido el suficiente cuidado para no caer, ya por avaricia, ya por inocencia, en la red que muy a propósito se le tendió, provocando la especulación sobre un posible arreglo entre él y la “fidelidad”. Ciertamente, de esa manera se ubicó en la tesitura de la mujer del Cesar.


En el amor y en la política un corazón despechado obnubila el pensamiento y conduce a despropósitos. En este caso pronto veremos los efectos del inusitado desamor, en un escenario que los propios panistas no se imaginaron y es obvio que les entorpece el diseño de sus estrategias.


Ya se ha hecho más que evidente la pugna interna entre las diversas corrientes del panismo; por un lado la encabezada por Felipe Calderón, y de otro el poderoso grupo de extrema derecha, focalizado en el Yunque. Así lo demuestra la desaforada actividad de Manuel Espino en contra del sector que les arrebató la candidatura presidencial en 2006, liderado por Felipe Calderón; es un segmento partidista que también en Veracruz vio frustrados sus arrojos al perder Buganza la candidatura al gobierno. Esto último, según dicen, porque el “fidelismo” había logrado cooptar a Buganza con el ánimo de taparle el paso a quien por alguna razón le quita el sueño.


La identificación de Buganza con el Yunque se devela en lo que en entrevista periodística contestara a Federico la Mont en febrero de 2004, cuando se afanaba por convertirse en gobernador: “Cuando me preguntan quien o quienes son mis padrinos políticos, respondo tres: La Divina Providencia, el trabajo diario como funcionario público, y simpatizantes panistas.” (Recuento de un Estilo). Solo en el Opus Dei o en el Yunque sería posible una tan abierta alusión a iconos religiosos.


Está por demás recordar que la evaluación política de Buganza depende de su pertenencia al PAN y no es dable eludir que su abrupta salida de este partido pudiera provocar serias grietas al interior de éste. En términos monetarios, en los actuales momentos se diría que la participación política de Buganza está valoradísima, sobre todo para quienes guardan el interés por confrontarlo aún más contra su ex partido y en esa maquinación aumentarán los grados de su calentura. El éxito de esta estrategia dependerá de hasta qué grado querrá dañar Buganza al PAN o de hasta donde haya llegado-si lo hubiere- el compromiso del que tanto se especula.


Igual que ahora hace seis años el PAN sufría discrepancias internas, “entre ellas la que sostenían Sergio Vaca Betancourt Bretón y Roberto Bueno Campos, que amenazaban con abandonar a su Partido si no se cumplían ciertas condiciones. El diputado Ávila Camberos también en pugna con el Alcalde de Veracruz a quien acusaba de malos manejos administrativos”. (Recuento de un Estilo). No es nueva para ellos la tesitura por la que ahora atraviesan, pero un frente más al que atender distraerá recursos y esfuerzos. Veremos cómo masca la iguana.


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Marzo 2010.