DISYUNTIVAS

Por Alfredo Bielma Villanueva



“Tengo la obligación de recordar a mi partido que en 2004, a pesar de contar con un muy experimentado y excelente candidato como Fidel Herrera Beltrán, el Revolucionario Institucional apenas ganó por solo 25 mil, 225 votos, pero perdió ante el PAN en 740 casillas”. Es la advertencia que hace a su partido el diputado Héctor Yunes Landa, en ésta etapa pre electoral en el que los partidos velan sus respectivas estrategias para participar en la contienda por el gobierno veracruzano con abanderados que les garantice el triunfo a unos y la sobrevivencia a otros.


El aviso no está de más, sino se quieren revivir los aciagos y angustiosos momentos de aquella tarde del 5 de septiembre de 2004, cuando la televisión local captó los rostros y gestos de Roberto Madrazo, del “niño verde”, de Fidel Herrera, de Mota y adjuntos que los acompañaban en momentos de verdadera angustia e incertidumbre debido a los variables resultados que segundo a segundo se proyectaban en la pantalla del PREP.

Fue perceptiblemente largo y pleno de incertidumbre el interregno entre la jornada electoral del 5 de septiembre y la determinación de la Sala Electoral del Tribunal Superior de Justicia el 30 de septiembre, cuando se declaró por unanimidad Gobernador electo a Fidel Herrera Beltrán, con el siguiente resultado: 962 mil 187 votos para Fidel Herrera; 936,902 votos para Gerardo Buganza y 785,437 votos, para Dante Delgado. Según este computo, la diferencia para el ganador fueron 25,285 votos. Una ventaja pírrica que contrastaba radicalmente con los holgados resultados que rutinariamente el PRI obtenía en elecciones de esta naturaleza. La tranquilidad completa llegó hasta el 18 de noviembre, cuando el TRIFE confirmó por unanimidad el triunfo electoral de quien fuera el candidato de la Alianza Fidelidad por Veracruz; en el mismo paquete se resolvieron los casos de Oaxaca y de Tijuana.


En el libro “Recuento de un Estilo” (2006), de la autoría de quien esto rúbrica, se podrá encontrar un relato pormenorizado del escabroso proceso interno por el que el gobernador Miguel Alemán y el PRI decidieron la candidatura al gobierno del Estado en 2004. Tras esa breve narración, entre otras particularidades, se podría concluir que en política cada quien tiene su forma de leer el librito y cómo el estilo personal orienta y modela las acciones. Para designar a su candidato Miguel Alemán se encartó con 11 precandidatos; Fidel Herrera, hasta ahora sólo ha mostrado a uno y tal parece que ése será el candidato del PRI, a despecho de lo que la realidad expresa. En la referencia citada se podrá observar también la escasa vocación democrática del PRI partiendo, de la base de que prosigue ajustando sus procesos internos en torno a la voluntad de un solo hombre. No es vano recordar que la ruptura del 87 tuvo similares causas.


Hace seis años, ante la evidencia de favoritismo, Gustavo Carvajal propuso la creación de una Comisión de Equidad que se encargara de vigilar el proceso interno de la elección del candidato de su partido. Se mostraba inconforme porque el método escogido para elegir candidato era por delegados y no por consulta a la base. Consideraba amañadas las encuestas que favorecían a Fidel Herrera como candidato y las calificaba como “una más de sus mentiras”. Lo cierto es que el ex presidente priísta “recogía vientos de aquella su institucional retirada hacia la Dirección de Capufe seis años atrás, que decepcionó a sus no pocos seguidores, cuando el dedo del Presidente Zedillo señaló hacia Alemán Velasco”. (Recuento de un Estilo).


Por su parte, Miguel Ángel Yunes pedía elección democrática del candidato, en voto libre, directo y secreto; insaculación de delegados, equidad en los gastos; no intervención de autoridades partidistas ni de gobierno.


Tomás Ruiz coincidía con Yunes, al afirmar que Fidel Herrera no respetaba el pacto de caballeros y que “ha faltado en este escenario decisión y una actuación más firme por parte de la dirigencia del partido a nivel estatal.”


Fidel contestaba que el Pacto había concluido el 15 de diciembre, con la celebración de la Asamblea estatal, así que no se trataba de respetar acuerdos de tres o cuatro sino del Consejo Político Estatal, por lo que la declaración de los otros aspirantes pudiera ser “una falla en la interpretación jurídica.”


Juan Maldonado Pereda, Guillermo Zúñiga Martínez, Eduardo Andrade, Alejandro Montano, Flavino Ríos, Amadeo Flores, Mauro Loyo, Jorge Uscanga, completaban las cartas que el PRI veracruzano manejaba como pre candidatos al gobierno en 2004. De entre ellos: Carvajal, Tomás Ruiz y Yunes Linares, hacían hincapié en la marcada intención del gobierno de Miguel Alemán por apoyar a Fidel Herrera. “Aquí en el Estado se ha dado línea y eso no es correcto”, decía Carvajal. “Hay una decisión tomada y se pretende darle una cobertura democrática y quieren que los demás legitimemos con nuestra participación un proceso en el que no se respetaron los acuerdos convenidos con Madrazo y Alemán el 25 de septiembre de 2003… se puso al servicio del aspirante oficial todos los recursos del gobierno para que hiciera campaña…”decía Miguel Ángel Yunes. Tomás Ruiz, clamaba: “sabemos que ocurrirá lo previsto: el que inició como favorito de la dirigencia terminará como candidato, sin que haya existido una verdadera competencia… Comparto el sentimiento, la percepción, la convicción de que este ha sido un juego cerrado…”.


Zúñiga fue el primero en salirse de la contienda, no sin antes delinear el perfil de quien sería el candidato priísta; dijo que este debía ser “un priísta liberal, vigoroso, dinámico, popular, triunfador, conciliador, humilde, sencillo. Que tenga arraigo en Veracruz; que sepa construir alianzas; que demuestre madurez en la toma de decisiones”; agregó que los priístas debían estar al lado de Alemán para reforzar la unidad y garantizar en la entidad un sexenio histórico del que todos nos sintamos orgullosos.” Después preguntó ¿quien va a ser? Se contestó, no lo sé. “Pero lo que si sé es que no me van a seleccionar a mí”, aseveró: “Me retiro para no lesionar a mi partido, ni a mí”.


Juan Maldonado y Jorge Uscanga decidieron ya no seguir en el juego sucesorio. Maldonado después declaró que, previo a la publicación de la convocatoria, el gobernador Alemán le había comentado que las encuestas ponían a Fidel en primer lugar y que era conveniente dar la impresión de unidad. Montano también se retiró afirmando “tengo cinco años de trabajo político en el Estado y lucho contra 30 años o mas. Hay que buscar los caminos y hay que ver circunstancias.” Loyo hizo lo propio “no declino, me declinan, dijo. Eduardo Andrade, hombre culto y profundo conocedor del sistema político mexicano comprendió muy temprano que no eran sus tiempos y se retiró, con la elegancia que le permite su acendrada preparación universitaria y, hombre de leyes, no de intrigas, adoptó una postura prudente muy de acuerdo a las circunstancias. (Recuento de un Estilo)

Flavino Ríos Alvarado aún en contra de su voluntad, mediando dramáticas circunstancias personales, aguantó hasta el final acatando instrucciones. El 31 de enero se publicó la convocatoria priísta, que definía la selección del candidato a través de 2,640 delegados a la Convención que se llevaría a cabo el 24 de febrero y establecía un tiempo de campaña interna entre el 14 y el 23 de ese mes… De esta manera, el 24 de febrero Fidel Herrera Beltrán fue aclamado por los delegados a la Convención como candidato de unidad.


Así se escribió aquella historia, de la que algunos insisten en señalar la versión interesada de que Fidel llegó aún en contra de la voluntad de Alemán porque no era su candidato. No hay verdades absolutas ni quien la posea por completo, pero ni Yunes, ni Carvajal, ni Tomás Ruiz estaban desinformados. ¿O sí? 25,285 votos hicieron la diferencia para ganar en aquella ocasión con un candidato con toda la experiencia a cuestas. Como dice Martínez Wolf ¡aguas!


(Pedidos del libro Recuento de un Estilo) a alfredobielmav@hotmail.com.
Enero 2010