ACCIÓN Y REACCIÓN

Por Alfredo Bielma Villanueva





Corría el año de 1892, Porfirio Díaz iniciaba su cuarta reelección y enfrentaba brotes de protesta pública en el sector estudiantil y en la prensa independiente de su tiempo. Los Directores de El Monitor, Vicente García Torres, de El Hijo del Ahuizote, Daniel Cabrera y del Diario del Hogar, Filomeno Mata, debatían la situación política, social y económica del país casi rutinariamente desde la cárcel de Belén, mientras en El Siglo XIX, un Diario en el que Francisco Bulnes, Justo Sierra y otras eminencias de los llamados “Científicos” hacían gala de elocuencia engalanando la “gran obra” de Porfirio Díaz para patrocinar su reelección. De El Monitor, los panegiristas del dictador decían: “Se trata de un periódico pesimista por excelencia, atrabiliario por carácter, bilioso por temperamento, que todo lo ve negro, que todo lo encuentra malo, que niega toda evidencia, y que no puede llamarse más que El Monitor Republicano”.


Lo cierto, el hecho histórico, es que El Monitor, El Diario del Hogar, El Hijo del Ahuizote y otras publicaciones más modestas acertaban en sus críticas al régimen dictatorial de Porfirio Díaz, el tiempo les dio la razón a sus certeras apreciaciones acerca de una realidad que no correspondía al optimismo gobiernista. En el contexto social alguien tiene que decir la verdad, aún en contra de la corriente; como lo hicieron esos periodistas que nuestra historia registra como próceres del periodismo nacional y adalides del movimiento revolucionario de 1910.


Sociológicamente está comprobado que el avance de las civilizaciones se debe a la combinación de acciones y reacciones entre sus componentes, por cuanto a que no sería posible en la dinámica social un movimiento rectilíneo, uniforme, sin la correspondiente oposición. Es decir, ni perpetua oposición, ni perdurable consonancia de los sectores sociales que componen un conglomerado humano. “Un cuerpo con movimiento rectilíneo uniforme implica que no existe ninguna fuerza externa neta o, dicho de otra forma, un objeto en movimiento no se detiene de forma natural si no se aplica una fuerza sobre él. En el caso de los cuerpos en reposo, se entiende que su velocidad es cero, por lo que si esta cambia es porque sobre ese cuerpo se ha ejercido una fuerza neta…. “A una acción sobreviene una reacción”, “Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria…” dice la Tercera Ley de Newton.


En la sociedad se produce el enfrentamiento entre las fuerzas que desean un cambio y las que pugnan para que todo siga igual en aras de defender los intereses creados. Tal como acontece en nuestro micro universo veracruzano, en el que cotidianamente escuchamos versiones interesadas que afirman que la voz del gobernador debe ser acatada simplemente por venir de quien viene. Aquellos que no la obedezcan son tildados de soñadores, cuando no de “locos”, de aventureros, que no entienden las leyes del juego. Se les zahiere en comentarios sotto voce, aunque quizás en el fondo solo sea la expresión de una furtiva envidia por no tener los arrestos necesarios para hacer lo propio. Cuánto no se ha dicho de quienes disienten públicamente, de quienes al no aceptar el cinturón de la consigna se lanzan a una contienda en la que encuentran mil obstáculos.


Pero, ¿qué sería de la historia si no hubiera inconformes? Simplemente no avanzaríamos como sociedad y el curso de las civilizaciones no hubiera caminado. No, sin el cura Hidalgo, ¿cómo arrostrar la fuerza del alto clero político? ¡Iluso! Por eso su cabeza fue exhibida en la picota durante casi una década, por instrucciones de los dignatarios de su orden. No un Benito Juárez, porque, ¿cómo, oponérsele a la Francia Imperial? ¡Qué insensato! Madero, ¡cuán inocente!, ¿cómo enfrentársele al Dictador todopoderoso?
Pues sí, gracias a ellos hubo movimiento para la independencia, se inscribió La Reforma y se inició la Revolución en 1910.


Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo fueron infamados y tildados de traidores cuando salieron del PRI y formaron otro partido; pero gracias a ellos, al movimiento de inconformidad que encabezaron, el 88 se convirtió en un parte agua electoral, a partir del cual se iniciaron las reformas electorales y se crearon instituciones de la materia. Porfirio Muñoz Ledo, en el recinto parlamentario de la Cámara de Diputados, en pleno del Congreso interpeló al presidente de la república Miguel de la Madrid, ¡Qué osadía! ¡Qué falta de respeto a la investidura presidencial! De todo se le dijo, ya está en la historia. Como lo está Aurelio Manrique, el diputado que increpó a riesgo de su vida al presidente Calles por la muerte de Obregón.


Quienes, impulsados por una recia convicción interna, convencidos de que la disciplina abúlica contradice el sentido de su convencimiento, prefieren apartarse de la consigna que atosiga y enfrentan los retos que su actitud le propicia demuestran, una vez más, que en la interrelación con el poder hay quienes a él se avasallan y otros que rechazan la servidumbre acrítica, entonces se establecen las armonías y discordancias necesarias para que el reloj de la historia camine. Alguien tiene que jalar la cobija para despertar al dormido.


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Marzo 2010