CONTEXTO ELECTORAL



Por Alfredo Bielma Villanueva




“Algo- tenso, pungente- se dilataba en la atmósfera y se infiltraba por todos nuestros poros hasta hacernos sensible el enrarecimiento de la personal ración de aire que respirábamos. Aún las bestias (¿y por qué aún?; tal vez ellas, según lo asegura el ranchero, lo experimenten primero que nosotros) advierten el instante en que el peligro asume formas activas y crece en torno suyo”. Así percibía Mauricio Magdaleno el ambiente político electoral prevaleciente durante la campaña de proselitismo que, bajando desde el norte de la república, venía haciendo José Vasconcelos como candidato a la presidencia, en aquél histórico episodio de 1929 cuando se estrenaba el Partido Nacional Revolucionario postulando a Pascual Ortiz Rubio.



Si los ahora candidatos al gobierno veracruzano en este 2010 alcanzan o no la estatura moral y política que en su momento adquirió el llamado maestro de América es un asunto que corresponde a los electores juzgarlo. Pero lo que es ciertamente percibido- sin ánimo catastrofista- es el clima cada vez más encendido que se avizora en nuestro Estado en la medida en que nos adentramos al proceso electoral que definirá el futuro político veracruzano de los siguientes seis años.



No es nada deseable, lejos estamos de querer que otra cosa ocurra que no sea la libre manifestación de la voluntad ciudadana y la abierta expresión del libre pensamiento. Es responsabilidad de las autoridades y de los órganos creados para regular las elecciones el que los acontecimientos transcurran sobre los rieles que el marco normativo dispone. Desafortunadamente priva la desconfianza debido a la perdida de credibilidad de ciertas instituciones que en esencia debían ser garantes de la estricta imparcialidad.



Para acabarla, desde los diferentes órdenes de gobierno se envían mensajes que anuncian parcialidad electoral, no de otra forma pudiera interpretarse el reciente exabrupto del Secretario de Gobierno para referirse a una fantasmagórica alianza entre Dante y Miguel Ángel. Si por casualidad esa hipotética alianza existiera y provocara pavor al interior del gobierno local, lo mínimo sería guardar prudente precaución y no exteriorizarlo como si fuera un hecho deleznable; particularmente porque el anuncio proviene de quien en el esquema gubernamental, en teoría al menos, debiera garantizar la estricta aplicación de la ley para todos e igualdad de condiciones en la competencia.



A nadie puede ocultarse el que en México la descomposición política está firmemente adherida a nuestro contexto social. Forma parte de la realidad cotidiana y se expresa en patologías sociales como la corrupción, la impunidad, el ejercicio patrimonialista del poder, el fraude electoral, la retorcida confusión de la política electoral como si ésta formara parte fundamental del arte de gobernar y no función atribuida constitucionalmente (Art. 41) a los partidos políticos. Todo ello traduce la desaforada lucha por mantenerse en el poder, o para hacerse de él a como dé lugar.



En pocos días más arrancarán formalmente las campañas de proselitismo de los Partidos Políticos participantes, las posiciones de sus abanderados están definidas. Dante, en medio, excepto sus arrestos para participar, con la exangüe estructura partidista que lo acompaña, porque aún quienes lo circundan carecen ya de convocatoria política y partidista. Va solo y sin dinero, aún cuando esta última es condición sine qua non para al menos tener una posibilidad. (Aquí López Obrador constatará su errónea estrategia, porque sin estructura partidista, sin organización, la masa es solo un conjunto amorfo sometido al vaivén del mejor postor, dicho sea sin demérito del posible voto duro).



Miguel Ángel y Duarte, van arropados, uno más que el otro si nos atenemos a la experiencia en el actuar y el decir, en eso empata Yunes con Dante. Además, Yunes Linares cuenta con indiscutible experiencia electoral, incluidas sus derrotas, de las que seguramente ha extraído valiosas enseñanzas. Como Dante, Yunes ya ha conducido e implementado políticas públicas. Cuenta en su haber con buen equipo de información e inteligencia política, la eficiencia de su desempeño se podrá ver en los resultados que consiga. La población está intrigada acerca de su participación en esta contienda y le adivina o supone ases bajo la manga.



Javier Duarte dispone de un gran equipo para cubrir todos los frentes: mucha experiencia político-electoral de curtidos operadores, pero debe cuidarse del ejército multitudinario compuesto por quienes solo defienden su nueva condición económica, aunque no necesariamente social, recientemente adquirida en estos últimos cinco años; de estos quizás solo le sirvan unos cuantos, la mayoría estorbará porque les brilla la improvisación en los menesteres electorales y administrativos. Será interesante observar el desempeño del Duarte que debe demostrar su verdadera estatura en una contienda que pinta nada fácil para ninguno de los contendientes.



Ya conocemos las propuestas que necesariamente deberán concretarse en el programa de gobierno de quien resulte vencedor. Por lo pronto, en su recorrido por la geografía física, económica y humana de Veracruz, encontrarán un panorama plagado de atraso social. Una infraestructura carretera que está para llorar, sobre todo en el norte veracruzano. Pobreza extrema, paliada en algunos casos por las remesas del exterior, paradójicamente provenientes del elevado número de expulsados por la necesidad económica. Industria en pañales; un campo que clama organización, tecnificación y apoyos verdaderos que abran canales de comercialización. Una ganadería tímidamente encaminada a la actividad intensiva. Inseguridad, un flagelo dejado al arbitrio del gobierno federal. En fin, una agenda social cargada de asuntos pendientes, que confirman lo que el actual gobernador afirmara con mucho tino hace seis años: “Veracruz es un Estado que lo tiene todo…por hacer”.



De esto último nos volveremos a enterar por los discursos y propuestas de Dante y Miguel Ángel. Paradójicamente, Javier Duarte tendrá la ventaja de recoger los frutos que haya dejado el gobierno de Fidel Herrera y, a la vez, las críticas por todo aquello que no cumplieron las amplias expectativas anunciadas por un gobierno de acentuados claroscuros.



Por respeto al concepto no se vale atribuir ribetes democráticos a este proceso, sería acaso la última de sus características, pues desde la selección- no elección- de candidatos así se perfiló. En cambio, será un tremendo rejuego de informes de inteligencia, de chismes, de acusaciones sin sustento para confundir al adversario y al ciudadano, pero finalmente el día de la jornada electoral lo que privará es la compra de votos. He allí el dilema respecto de los operadores electorales, que tendrán que demostrar, además de eficiencia, férreo control para que sumas millonarias no se queden en bolsillos particulares, como ya sucedió en no lejanos años; ello sirvió, por cierto, como un aviso premonitorio de cómo iba a mascar la iguana. Por su parte, los asesores jurídicos trabajarán a marchas forzadas. Todo esto está ya a la vuelta de la esquina. ¿Para qué adelantar vísperas?



alfredobielmav@hotmail.com



Mayo 2010