LA POBREZA EN VERACRUZ

Por Alfredo Bielma Villanueva


Para nadie es un secreto la penuria económica en la que vive más de la mitad de la población veracruzana, que por lo demás es el reflejo de la penosa condición económica por la que atraviesa el país; no podría ser de otra manera cuando el gobierno federal acepta que en tres años solo se han podido crear poco más de 500 mil nuevos empleos. Este último dato puede revelarnos de manera clara y expedita que en Veracruz no se ha creado el número de empleos que la oficialidad promulga, pues simplemente significaría que de todo el país solo nosotros estaríamos en jauja aunque nuestra realidad nos avisa que estamos lejos de esa utopía.

El escenario amenaza con ponerse aún más tétrico pues la proletarización de la clase media sigue avanzando, a pesar del diseño optimista del gobierno estatal que no acaba de aceptar que Veracruz no ha avanzado en estos últimos años, según le consta a la sociedad veracruzana. Un breve recuento a vuelo de pájaro nos lo puede confirmar:

En Veracruz aún recordamos que el 15 de agosto de 2006, apenas dos años de ejercicio del actual gobierno, el gobernador se pronunció por un Pacto Nacional que coadyuvara a combatir la pobreza y presumió que en este Estado fuimos capaces de construir un Pacto de Gobernabilidad “que ha permitido crecer, combatir la pobreza, el desempleo, el desaliento, limitar la expulsión de nuestros mejores hombres y mujeres a buscar el ingreso fuera de nuestro territorio”. Sin embargo, los hechos demostraban que aquello era retórica pura, según el resultado de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo que aseveraba que Veracruz se encontraba en el cuarto lugar nacional en desempleo. Lo confirmó la secretaria de Desarrollo Social, Silvia Domínguez, al reconocer ante el Congreso local la existencia de 4 millones de veracruzanos sumergidos en la pobreza y la marginación.

De lejos se ve que los tres ejes de la segunda etapa del gobierno de Fidel Herrera: el combate a la pobreza, la generación de empleos, salud, vivienda y desarrollo no se manifestaron en hechos y, como decía don Teofilito, no se manifestarán, al menos en este gobierno que ya finiquita. Todo ello a pesar de lo que aseguró el gobernante de que el estado de Veracruz era otro a tres años de haber iniciado su gobierno, y “si en medio de dificultades extremas pudimos llegar hasta aquí, seguramente lo que sigue va a ser de mayor esfuerzo, de mayores resultados para nuestro estado”, según aseveró el 3 de diciembre de 2007.

Lo contradecía el reclamo del alcalde de Tatahuicapan, el profesor Esteban Bautista Hernández, el 7 de enero de 2008 cuando pide al gobernador voltear a la zona serrana “aquí donde está la pobreza y el retraso social, necesitamos el apoyo del gobierno del Estado…aquí la pobreza está a flor de tierra y no nos voltean a ver”. Por su parte, el alcalde de Mixtla de Altamirano, Regino Díaz Núñez, el 6 de marzo de 2008 describió su municipio: “…Mixtla tiene 38 comunidades, de esas 12 carecen de agua potable, 15 no tienen acceso a caminos”.

Las cifras no mienten: Veracruz es la cuarta entidad con mayor marginación, tercer lugar en pobreza alimentaria y quinto en pobreza de patrimonio. A pesar de esta triste realidad el 30% de los recursos destinados a pueblos indígenas se subejerce en Veracruz, según Copladever (22-IV-2008). En este Estado hay 37 municipios con un grado de marginación muy alto, 94 con un grado alto, 51 medio y 10 muy bajo: Mixtla de Altamirano, Tehuipango, Ilamatlán, Zozocolco de Hidalgo, Atlahuilco, Mecatlán, Texcatepec; Zontecomatlán, Soledad Atzompa y Filomeno Mata entre ellos. En todo el país hay 250 municipios con menor índice de desarrollo humano; de los 25 que tiene la entidad veracruzana 13 están en la Sierra de Zongolica. En tanto, los municipios que en 2005 alcanzaron los mejores índices de desarrollo humano del país son: Boca del Río, en el lugar 18 nacional; Xalapa en el 33; Orizaba en el 35; Veracruz en el 41; Coatzacoalcos 69 y Nanchital y Poza Rica en los lugares 92 y 93.

Desafortunadamente, cuando se habla de avances todo queda en el ámbito del proyecto, en el de la idea sin sustento en los hechos. Por ejemplo, el 28 de mayo de 2008, el gobernador publicó su artículo semanal en Diario de Xalapa (página 12), en el que hace referencia al programa de emergencia alimentaria lanzado por el presidente Calderón: “Veracruz cuenta en este momento en la gran oportunidad de aportar a la nación los alimentos y los granos que requiere y, de esta manera, impulsar el desarrollo rural para terminar con la pobreza en la que aún se encuentran 4 millones de veracruzanos”, escribió. Nada de eso ha ocurrido en seis años porque “Veracruz ocupa uno de los últimos lugares nacionales por sus escasos índices de desarrollo social, según aseguró la directora del Instituto de Desarrollo Social, Lydia Madero García. A decir de la funcionaria federal, la combinación de los rezagos en infraestructura social, económica, educativa y la dispersión de poblaciones son factores que impiden a Veracruz salir de los altos índices de marginación y pobreza…. “Es uno de los últimos en materia de desarrollo humano, solamente está cuatro antes del último”.

En septiembre de 2008, Rafael Arias, del Copladever, admitió que los esfuerzos del gobierno para combatir la pobreza eran insuficientes pues 1 millón 990 mil personas vivían en pobreza alimentaria, razón por la que Veracruz estaba en tercer lugar en pobreza. Sin embargo, el gobernador en octubre siguiente reiteraba su discurso optimista porque decía que la crisis que asolaba a México era “el gran momento que México necesitaba, en el que Veracruz está preparado y vive un periodo de expansión económica, de crecimiento y de focalización de la lucha contra el rezago, pobreza y la injusticia”. (9-X-08): “Es la hora de invertir en la infraestructura, dijo, “la salud, la educación, las carreteras, las telecomunicaciones la seguridad es infraestructura” y contrario a lo que muchos piensan, reiteró, es la gran oportunidad, “estoy convencido en parte porque estoy entrenado para los retos, porque conozco la historia de nuestra sociedad, porque sé y conozco a fondo los sectores productivos, sociales, económicos y políticos del estado de Veracruz, sé que esta es una gran oportunidad para todos”.

No obstante, algunos no pensaban igual. El vocero de la arquidiócesis de Xalapa, Quintín López Cessa, el 3 de XI-08, al hacer una evaluación del cuarto año de gobierno de Herrera Beltrán, dijo: “Yo veo un gobierno que trabaja mucho, que es cercano a la gente, que tiene capacidad de dialogar, eso todos lo vemos… pero qué más vemos: que ha crecido la pobreza, y no hay programas para solucionarlos, hay reparto de despensas, un poquito de ayuda, pero programas no los hay”. López Cessa señaló que el tema de la corrupción es otra de las problemáticas que impera en la actual administración estatal, de la que “todo mundo se queja”. De igual forma, es evidente el control en los medios de comunicación, en donde no se dice cuáles son las deficiencias, “por el contrario, sólo se habla de buenas acciones del Gobierno estatal”. Finalmente, la evaluación y diagnóstico de nuestra realidad, verídica, al margen del interesado y lúdico optimismo oficial, lo tiene la sociedad veracruzana.

Lo arriba anotado es solo un somero avance que contrasta con lo que se afirma acerca de que Veracruz ha cambiado y es otro por obra y gracia del actual gobierno estatal. Muy en el fondo el sucesor seguramente opinará lo contrario, tal cual millones de veracruzanos que no vivieron la euforia, la vorágine de una imagen diseñada por la publicidad que, como hojas del otoño expuestas al viento, pronto se llevará el tiempo.

alfredobielmav@hotmail.com

Julio 2010