PEREGRINO POLÍTICO

Por Alfredo Bielma Villanueva



Realmente es difícil que pudiera pasar desapercibida una visita del ex presidente Carlos Salinas de Gortari a la entidad veracruzana, adonde llegó bajo el pretexto de haber sido invitado a dar una conferencia para empresarios. Atender exclusivamente al detalle de lo que dijo en su exposición sería quedarnos en la superficie de lo que objetivamente significa su presencia, sin glosar lo que en renglón aparte dijo a la prensa. En un país como México, cuyo futuro se mide por sexenios, a tres años de la sucesión presidencial nada de lo que ocurra entre la clase política puede ser una casualidad. Menos tratándose de un político de la talla de Salinas de Gortari.


De lo que éste dijo habrá que buscarle el fondo y desbrozar las mentiras, porque dijo muchas, lo cual no es raro en un político de su perfil con elevada dosis de perversidad e inteligencia. Sólo como un ejercicio, y no precisamente de terapia ocupacional, valdría la pena recordar algunas de sus afirmaciones relativas al Estado de Veracruz.


El día en que tomó posesión de su cargo Patricio Chirinos, por razones de la agenda presidencial el 30 de Noviembre de 1992, desde el balcón del Palacio de Gobierno de la capital veracruzana, el dilecto amigo del flamante gobernador, el presidente de la república, anunció a los veracruzanos congregados en la Plaza Lerdo que Veracruz tendría “en los hechos el firme apoyo de su amigo, el presidente de la República (…) yo ya he señalado que vamos a reafirmar el apoyo del gobierno federal a favor del desarrollo de Veracruz. Ése es el compromiso y lo vamos a hacer realidad” (El Ocaso del Camaleón, p. 240). Salinas terminó su periodo presidencial y los veracruzanos nos quedamos esperando las grandes obras, que por supuesto jamás se hicieron realidad.


Dos años más tarde, ya a punto de entregar el mando a Zedillo, Salinas vino a Minatitlán y a Coatzacoalcos, el 11 de noviembre de 1994, (justo dos días antes de la jornada electoral en la que se elegirían a los nuevos alcaldes veracruzanos), para inaugurar en “La Cangrejera” el Parque Industrial Celanese Mexicana, Fertilizados y Productos Agropecuarios, Tereftalato y Agro nitrogenados; en ésa oportunidad enfatizó: “(…) hoy, con convicción y firmeza declaro: Patricio Chirinos tiene mi pleno reconocimiento por su trabajo excepcional. Veracruz tiene un gran futuro bajo la conducción del gobernador Patricio Chirinos”. Compárese ese dicho con el referido al actual gobernador y concluiremos que Salinas de Gortari hace ciertas declaraciones utilizando un “machote”, que lo mismo emplea en Veracruz o, como lo acaba de hacer en su reciente vista a Oaxaca, en donde con similares términos el “alabado por el señor” fue el gobernador Ulises Ruiz.


Ahora, el entusiasta impulsor del ingreso de México a la economía globalizada, regida por el Consenso de Washington (léase, “la matriz del neoliberalismo”), viene al puerto de Veracruz a decirnos que “El Liberalismo Económico se impartió en México a partir de 1995, y nos ha llevado durante más 10 de años a lo que se ha llamado en los medios internacionales la Década Perdida, así que no ha sido bueno para el país y ha creado condiciones para que la recuperación económica se dificulte”. Independientemente de que haga uso de su libertad para decir las cosas, no se vale argumentar a mansalva con tantas mentiras, y de paso faltarle el respeto a la inteligencia ajena.


Es muy difícil saber con precisión las verdaderas razones de su visita a Veracruz, sólo Salinas y el Gobernador saben el fondo de las motivaciones. Pero no está por demás recordar que el expresidente ha estado recorriendo el país visitando gobernadores priístas, y ya no es un secreto el rumor acerca de que está operando la sucesión en favor del actual gobernador del Estado de México. En esa tesitura, lo mismo pudo haberle sugerido al gobernador veracruzano amplias posibilidades para su causa, o bien que calmara sus ímpetus proselitistas, en virtud de la requerida unidad en el PRI y que “no se hagan bolas” porque el arroz se está cocinando en el fuego de otro hogar. Esto es una especulación más, pero bien pudiera encajar dentro de lo posible.


No han transcurrido muchos días desde que Salinas visitó la capital oaxaqueña. Allá se reunió con el gobernador Ulises Ruiz, quien, según las noticias locales, presentó al expresidente a uno de los precandidatos al gobierno estatal, obviamente del PRI. Coincidió la estancia de Salinas en la vieja Antequera con un recorrido que por esos días hacía Andrés Manuel López Obrador por la Sierra Madre del Sur. Una semana más tarde, López Obrador visitó Veracruz en donde, interrogado sobre la sucesión por el PRI, dijo que el bueno era “ masculina Enrique Peña Nieto” (sic), apoyado por Salinas y que el gobernador de Veracruz era para estos efectos “un actor secundario”, (lo que por cierto le valió una anodina respuesta del dirigente formal del priísmo veracruzano).


Sea lo que fuere, en términos del bienestar veracruzano, indudablemente que convendría a nuestro Estado un presidente de la república originario de estas feraces tierras. Miguel Alemán Valdez y Adolfo Ruiz Cortines desempeñaron ese cargo en forma consecutiva en el siglo pasado. Con Alemán llegaron a México las grandes obras; antes de él había sólo diques, después de él las grandes presas. Pensar y hacer en grande fue su principal divisa. Con Adolfo Ruiz Cortines se continuaron algunas de las obras iniciadas por su antecesor y su gran legado vive en el pensamiento político nacional como un paradigma, pues la honestidad en la función pública se ha convertido en un deber ser, en un ideal aparentemente difícil de alcanzar en la política mexicana.


Pero de buenos deseos está empedrado el camino a la felicidad. Con diversos matices, en Veracruz hemos tenido buenos gobernadores, más de uno ha dejado huella imperecedera de su paso por Palacio de Gobierno. Desde la sapiencia para gobernar que mucho distinguió a Murillo Vidal, hasta el áspero comportamiento pero de constructiva labor de Acosta Lagunes, a quien se debe la infraestructura que impulsó a la modernidad la conurbación Veracruz- Boca del Río, y que Dante Delgado consolidó para hacer realidad el polo de desarrollo turístico e inmobiliario en que se ha convertido ésa zona. Dante aprovechó el programa de Solidaridad y pobló de banquetas, pavimento y luminarias los pueblos y ciudades veracruzanas. Alemán Velasco construyó cerca de 500 puentes y acercó más a Xalapa con Veracruz-puerto. El gobierno de Fidel Herrera ya pronto podrá ser evaluado con seriedad y veremos el resultado real de su gobierno. Pero, para bien de los veracruzanos, qué más quisiéramos que se superaran todos lo índices de construcción, acaso con un presidente veracruzano.


El asunto es que el periplo de Salinas por tierras veracruzanas levantó polvo y dejó un fuerte olor a azufre; todo por la propensión muy mexicana de especular en torno a temas políticos. La visita y dichos de Salinas, sin restarle la importancia que indudablemente debe tener para los priístas, es para consumo de los iniciados y más pronto que tarde se conocerán los motivos del lobo. ¿Para qué adelantar vísperas si el futuro es hoy?


alfredobielmav@hotmail.com

Octubre 2009