COLAPSO FINANCIERO

Por Alfredo Bielma Villanueva


Definitivamente, la situación financiera por la que atraviesa el gobierno del Estado de Veracruz debe ser más que difícil, por lo que la solicitud de autorización aprobada por el Congreso para bursatilizar el 6.5% de las participaciones federales fue un angustiado requerimiento para sostener el funcionamiento del gobierno estatal. De lo escuchado en torno a este asunto es posible deducir que difícilmente serán cumplidos los puntos del argumento que sirvió de base para conseguir la autorización de los diputados: concluir obras e iniciar proyectos generadores de empleos, “detonadores del crecimiento y de la infraestructura”; proyectos de inversión y nada para el gasto corriente. Asimismo, se asegura que se destinará para aportaciones al Fondo de Desastres Naturales, lo cual nos dice que bastará una ligera lluvia y la correspondiente declaración de desastre para apoyar con ese dinero a los “damnificados”. No obstante, dentro de lo mal que pinta el asunto, habrá que esperar que, si prospera la intención, los recursos obtenidos sean suficientes para cubrir adeudos, saldar compromisos y concluir la gestión sin que se requiera de otro empréstito.


Aunque desde afuera ya se sospechaba que las arcas públicas estaban vacías, el 8 de mayo próximo pasado el gobernador hablaba de finanzas sanas y fuertes y aseguraba que su gobierno estaba a salvo de impactos negativos gracias a su previsión: “es como hacemos cuando vienen los huracanes, prevenimos para proteger; como hacemos en las cosas de seguridad y asimismo como en la salud; así, prevenimos en la economía, y estoy viendo reorientar el presupuesto hacia la inversión productiva y abrir una línea de crédito para tener condiciones de liquidez que den la fortaleza del gobierno para el acceso a los fondos de garantía líquida y a los programas de cobertura como lo hicimos con el café y lo hemos con la caña y el arroz”.


Si fueron ciertas las previsiones es obvio que éstas fallaron y no fueron las acertadas para evitar acudir al desesperado recurso de bursatilizar un porcentaje de las participaciones federales correspondientes al Estado de Veracruz. Ése trámite endeudará aún más al estado pues, de obtener éxito el procedimiento, por lo menos tres administraciones futuras tendrán que pagar 75 millones de pesos mensuales solo por este concepto, sin considerar los intereses y pago de capital del resto de la deuda que el actual gobierno ha acumulado hasta la fecha. La cantidad que se obtenga generará un pago de intereses de aproximadamente 5 mil millones de pesos durante 15 años, sujeto desde luego al comportamiento de las tasas de interés.


Sobre este asunto, el secretario de gobierno, al volver de la forzada hibernación a la que fue sometido por algunos meses, regaló a la opinión pública veracruzana un apologético discurso en el que mezcla tétricos anuncios con diatribas al adversario político y adereza con alabanzas al señor.


Para empezar, afirmó que “la entidad colapsaría sin la bursatilización”; este anuncio lo ratificó dos días después el subsecretario de Finanzas y Administración al reconocer que con los recursos de la nueva bursatilización “comenzará a mejorar la situación financiera en la entidad…”.


Ambos, Escobar y Ferrari, coincidieron en que quienes están a favor de la nueva bursatilización “quieren a Veracruz”, dejando en el aire la suposición que quienes se oponen son contrarios a su terruño, como si las acciones del gobierno estatal fueran la única y absoluta expresión valedera de todo el pueblo y no pudiera estar equivocado. Lo menos que recuerda esa actitud es aquella adoptada por el Rey Sol, Luis XIV, cuando presumía en su megalomanía expandida: “El Estado Soy Yo”.


Todavía más, muy a su estilo tosco y bronco, el secretario tildó de cobardes a los diputados que se abstuvieron o votaron en contra de la autorización en el Congreso legislativo y en tono admonitorio les increpó: “en Veracruz se es o no se es, Veracruz no quiere indefinidos, en Veracruz y en México el pueblo es sabio y les dará la sanción que considere". Tal vez se le cuatrapeó el discurso pues fue al extremo al utilizar ese tono irrespetuoso para aludir a quienes simplemente disienten de un acto de gobierno al que consideran desatinado.


Para que no haya dudas de que se le cuatrapeó el discurso, en otra parte del mismo dijo el secretario: "Estoy marcando la línea política del Gobierno del Estado, estoy asumiendo mi responsabilidad, estoy hablando como un integrante del gobierno de Fidel y como un veracruzano, como un ciudadano, y estoy destapando a Fidel Herrera Beltrán como el mejor prospecto para presidente de la República, muy por encima de Peña Nieto, Beltrones y todos; Fidel Herrera es mi gallo". Su paroxismo llegó al máximo cuando, seguramente arrobado por su disciplina y admiración de hoy, exclamó: “La bursatilización es una idea genial, sólo a un hombre preparado en la economía y en la política se le puede ocurrir y ése es Fidel Herrera…”


Se supone que con el debido respeto para el héroe al que homenajeaba en el Parque Hidalgo siguió diciendo: “…el tiempo es nuestro mejor aliado porque concluirá el gobierno de Fidel Herrera Beltrán con mucho esfuerzo y trabajo por los veracruzanos, consolidando el patrimonio del Estado y saneando las finanzas públicas (Sic). Mal por quienes con una visión azul, blanca, amarilla se cierran a reconocer que la idea de la bursatilización es la de generar riqueza,(Resic) darle movimiento al Estado, actividad económica, en un momento en que todo el país carece de recursos públicos para atender las obras y servicios que demandan los mexicanos".


Por asociación de ideas, debido a este desplante apologético, vinieron a la mente de quien suscribe estas líneas los encendidos discursos de antaño en los que el tema central era la “Democracia” y las inmediatas críticas que levantaban aquellos exabruptos se sintetizaban en una frase muy socorrida: “Democracia, cuántas mentiras se dicen en tu nombre”. Por alguna razón, la remembranza viene a cuento…


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Septiembre 2009