PUENTAZO: EL DISCURSO DEL SILENCIO

Por Alfredo Bielma Villanueva


El 17 de Julio el Puente Tonalá cedió ante el peso de algunos vehículos que al momento lo cruzaban, la causa inmediata sin peritaje de por medio fue atribuida por un alto funcionario veracruzano “al cansancio de materiales sólidos”. A continuación observamos el espectáculo de ver qué funcionario público declaraba más mientras los heroicos buzos hacían su encomiable labor para rescatar los cuerpos de quienes fallecieron en el fatal accidente.


De inmediato, con presunción de eficiencia se informó que el Secretario de Comunicaciones del Gobierno estatal había solicitado a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) el peritaje de todos los puentes federales en territorio veracruzano: “Aunque el peritaje corresponde a la SCT, hemos mandado ya un documento en donde el gobernador le pide al Secretario Juan Molinar Horcasitas hacer el peritaje de manera conjunta”, dice el documento de solicitud. Para abundar, en declaración por separado, Theuruel agregó que algunos “son puentes que se requiere construir desde los cimientos y hacer un puente nuevo”.


Es casi seguro que no se refería al puente “Fidelidad” inaugurado el sábado 19 de enero de 2008 por el gobernador del estado. Una obra calculada para que transitaran sobre ella 20 mil vehículos diarios. Recién inaugurado este puente, los mal pensados de siempre hicieron cuentas comparativas porque su tiempo coincidió con la terminación del que da acceso a la Plaza Américas, que es mucho mas ancho que el puente ahora colapsado y, según sus cálculos, resultó con un costo sensiblemente menor. Pero de eso nadie se sorprendió, adaptados como están al ya famoso 10% tan arraigado en el costumbrismo de la obra pública mexicana. (El 10% es solo referencia, quienes de esto saben aseguran que quizás por efectos de la precrisis ya se había incrementado a 20%). No por nada el presidente Calderón acaba de reconocer que “es necesario desterrar las prácticas de corrupción en los procesos de compras o adquisiciones de gobierno”


De pronto, el estruendoso ruido del desplome del puente “Fidelidad” recorrió las atestadas calles y avenidas de la ciudad, colmó de murmullos restoranes y cafeterías, alimentó de chismes las oficinas públicas y susurros en las privadas, y en el adusto gesto de los choferes se podía adivinar la mortificada expresión del inconforme. Era tal la crispación de ánimos que mientras la retórica dormía se podía escuchar el discurso del silencio, “ya estábamos peor, ahora falta que las vacas vuelen” cortaba el aire.



Que los peritos hagan su trabajo para deslindar responsabilidades, no es asunto que competa a la ciudadanía definir si hay o no culpables. Pero sí le corresponde observar, analizar, comprobar, exigir que el destino de sus dineros tenga un uso eficiente, útil y honesto. Es un hecho que el puente fenecido fue una obra sencilla; aunque efímera, de indiscutible utilidad, pero como otros construidos en Xalapa pecan de evidentes fallas de proyecto ya que si bien agilizó el tráfico vehicular sobre la carretera, estuvo muy lejos de ser un auténtico distribuidor vial. Para confirmarlo bastaría con preguntárselo a quienes diariamente tienen que incorporarse desde la Avenida Murillo Vidal a Lázaro Cárdenas, no sin serias cuotas de peligro.


No se requiere especialidad en desarrollo urbano para discernir sobre la precaria rentabilidad de los puentes construidos en Xalapa. Cualquier chofer de automóvil que se interne en las congestionadas calles jalapeñas está más que autorizado para deducir que hay fallas en la planeación, como lo comprueban los sufridos embotellamientos que se forman en las laterales de salida o acceso y que obligan a ponerse en doble fila exponiéndose a un peligroso accidente. Por ejemplo, cualquier ciudadano xalapeño podría concluir que hubiera sido mejor construir el puente de Rebsamen librando la vía y no como finalmente se construyó.


Otro caso que va por el mismo y preocupante desacierto es el cuello de botella que se formará en la desembocadura de la Avenida Américas hacia Lázaro Cárdenas, por el estrecho carril que va al sur. Ojala no se repitan allí las largas filas de automóviles que se forman para llegarle a Murillo Vidal desde el Circuito Presidentes o el del sentido opuesto.


Por su costo, por cuestión de negocios o porque es lo más fácil de hacer, a falta de imaginación en Xalapa se privilegian los puentes, sin importar el daño al entorno citadino. Ahora promocionan el proyecto para construir otro puente en el extremo sur de la avenida Ruiz Cortines con salida a Coatepec; un tema que ha servido hasta de entretenimiento para el golpeteo político. Pero cualquier viandante o chofer se preguntará si no existe otra opción menos agresiva para el entorno urbano que un puente. ¿Acaso no se ha pensado en quitar la locomotora de ese lugar y remitirla a un museo, lugar en el que le corresponde estar? Con ese simple movimiento se ganaría un carril adicional y seguramente los urbanistas, los buenos urbanistas, pudieran buscar la manera de agilizar el tráfico rediseñando el lugar de la rotonda que allí se encuentra y tomar una porción del parque. Pero no, se van por lo más fácil y aparentemente más barato, que a la larga resulta de un costo urbano mucho más elevado.


El estrepitoso derrumbe del puente sobre Lázaro Cárdenas debiera recordar a las autoridades la necesidad de nuevas vialidades, de la construcción de circuitos viales que circunden la ciudad para que la repentina falta de un puente no acarree el estropicio vial que padeceremos los xalapeños durante varios meses más. El gobernador Acosta Lagunes, que no buscaba aplausos vanos, amplió la Avenida Lázaro Cárdenas; para su tiempo una gran obra, tal cual sería en la actualidad una vía de circunvalación. Desafortunadamente los años de vacas gordas acaban de terminar y si no se hizo cuando abundó el dinero (todavía el año pasado), solo nos queda lamentar el que esta ciudad capital permanezca en el limbo.


Los servidores públicos debieran entender que los mejoralitos no son suficientes, que es necesario enfrentar el problema de Xalapa con audacia y altura de miras, con responsabilidad eficiente, porque más vale un aplauso permanente que los elogios pasajeros y a veces hasta forzados.


alfredobielmav@hotmail.com

Agosto 2009