DEL VOTO AL HECHO

Por Alfredo Bielma Villanueva



La crisis económica fue a votar acompañada por el grave problema de inseguridad que vive la sociedad mexicana; por el resultado de la votación del 5 de julio una vez más se comprueba que el ejercicio del poder desgasta a quien lo ejerce cuando el bolsillo del votante reclama resarcimiento. La acotación no es nueva, se pudo comprobar en la elección presidencial de 1988 y en la intermedia de 1997 cuando el PRI padeció severos descalabros propinados por una ciudadanía encrespada que no veía llegar la luz al final del túnel y, claro, se la cobró al gobierno.


Se podrá argumentar en demérito de esta hipótesis que en la reciente elección no fue el PAN el único partido que perdió, pues el PRD se llevó las palmas y no tiene ninguna vela en el ejercicio del poder, salvo en el Distrito Federal, la ciudad más poblada de México, en donde hace gobierno y allí éste no fue “castigado”. Todo encuentra explicación cuando de observar se trata.


El Partido Acción Nacional es un partido de cuadros, no de masas. No privilegia sectores a su interior y, particularmente en materia de estrategia, ha olvidado que ya no es oposición, que por efectos de la alternancia ahora detenta el gobierno federal y no ha obrado en consecuencia. Tal se desprende porque prosiguió con la vieja estrategia que le dio resultados en 1983 cuando Francisco Barrio y Luís H. Álvarez ganaron las alcaldías de Ciudad Juárez y Chihuahua, respectivamente. En aquella ocasión la maniobra se centró en el ataque y el cuestionamiento a las autoridades, y le dio resultados porque aún estaban fresca en la memoria empresarial la expropiación bancaria, no se olvidaba la invasión a los terrenos del Valle del Yaqui en Sonora, había una severa crisis económica con inflación galopante y se reclamaba el permanente olvido del centro hacia aquellas regiones norteñas. Desde entonces aplicaron esa estrategia-la privilegió Fox en Guanajuato en 1991- y la siguieron aplicando aún en poder de la presidencia de la república, a pesar de que la experiencia les recordaba que ya no era la mejor actitud. Lo sabían bien y lo comprobaron en 2007 cuando vino a Xalapa Manuel Espino a bronquearse ásperamente con el gobernador y les resultó contraproducente.


Por otro lado, si bien el PAN gobierna a la federación, 18 partes de esta (ahora serán 19) están en poder del PRI y en la ciudad más grande del país y en tres estados gobierna el PRD (Chiapas es un decir), factores que sin duda participaron determinantemente.

En el PRI la dirigencia nacional hizo su parte. No se olvidan aún los hirientes comentarios de algunos analistas en contra de la actitud asumida por Beatriz Paredes, a quien reclamaban su “pasividad” y “tibieza” ante las agresiones del dirigente panista, suponiendo un arreglo con el presidente Calderón. Los resultados han comprobado que la estrategia de Beatriz Paredes fue la mejor, sin olvidar el trabajo que en sus respectivas ínsulas de poder realizaron los gobernadores, como en Nuevo León, Colima y Campeche que tenían el reto de asegurar para su partido la continuidad en el gobierno estatal. El caso de Sonora se cocinó aparte por las circunstancias especiales en que se desarrollo el proceso electoral.


Los resultados excepcionales en los Estados de Coahuila, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Guerrero, Puebla y Yucatán, en los que hubo carro completo al ganar el PRI todos los distritos, no demeritan en lo absoluto los obtenidos en Veracruz, por ejemplo, en donde de 21 distritos se ganaron 18, entre ellos algunos considerados como inexpugnables bastiones panistas.


Siguiendo el viejo molde de ganar con contundencia, además de demostrar que tiene excelentes operadores electorales y que está listo para competir por la candidatura presidencial, el gobernador del Estado de México logró recuperar para el PRI el famoso corredor azul formado por Naucalpan, Tlalnepantla, Cuautitlán Izcalli y hasta Toluca; además del pasillo amarillo con Ecatepec, Chalco, Valle de Chalco y Neza, le quitó al Partido del Trabajo Metepec y conservó Huixquilucan; por si fuera poco, logró la mayoría absoluta en el Congreso, que estaba repartido en tercios iguales.


Todavía es más sorprendente el resultado en Jalisco, en donde sin ser gobierno en la entidad obtuvo valiosísimos triunfos al ganar Guadalajara y su zona conurbada, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá, además de Puerto Vallarta; así, el PRI lleva camino andado para recuperar esa gubernatura. Caso parecido sucedió en Morelos, porque el PRI se hizo de Cuernavaca, Cuautla y Jojutla.


Sin dejar de lado el esfuerzo de cada gobernador ¿quién pudiera regatearle a Beatriz Paredes el mérito de un triunfo inobjetable, histórico desde la perspectiva de un partido que apenas tres años atrás sufrió un descomunal descalabro? Ahora cobran mayor vigencia las palabras pronunciadas por la dirigente priísta el 28 de junio en una gira por el Estado de México: “En el Partido Revolucionario Institucional tenemos los mejores cuadros y los mejores gobiernos que trabajan por la mayoría; gobiernos que nos enorgullecen, como el que aquí encabeza Enrique Peña Nieto…“Somos un equipo convertido en partido que demuestra que en unidad nadie nos puede derrotar. El trabajo de Enrique Peña nos enorgullece y nos alienta”, (ése día asistió a los cierres de campaña de los candidatos tricolores de los municipios de Metepec, San Felipe del Progreso, Cuautitlán Izcalli, Chalco y Valle de Chalco-Solidaridad).


Acerca de las victorias del PRD en el Distrito Federal, combinadas con los malos resultados de ese partido en Michoacán y Zacatecas, pudiéramos deducir que en la capital de la república, el gobierno de la gran ciudad mantiene un cerrado control y/o una estrecha vinculación con los grupos de poder político del área. La mejor muestra está en Iztapalapa, en donde en tan solo 15 días la fracción perredista contraria a la dirigencia nacional de ese partido le dio la vuelta al marcador y tomando un atajo logró conservar esa importante Delegación, paradójicamente haciendo ganar al Partido del Trabajo. Es obvio que en política no es posible ganar con la sola imagen pues se requiere de los márgenes de operación necesarios para concretar los triunfos; es manifiesto que la estructura territorial, organizativa y de cuadros del PRD en el DF contribuyeron determinantemente a obtener las victorias que lograron, tal cual lo hizo en sus respectivas demarcaciones el PRI.


En Veracruz el gobierno hizo bien su parte pues escaló un peldaño para lo que viene. Sin lugar a dudas el resultado electoral acondiciona favorablemente los pasos a seguir en el futuro, va implícita la desinhibida movilidad del titular del ejecutivo, quien no ha dejado de hacer campaña desde que tomó posesión del cargo. Aunque tiene sus aristas, porque la identificación excesiva del hombre con la institución la hace más dependiente, para bien o para mal. Pero está visto que no hay descanso en la lucha sucesoria, por lo pronto el PRI ya tiene en Elizabet Morales una visible precandidata al gobierno municipal de Xalapa y más que pronto empezarán a conocerse los nombres de aspirantes en otros municipios y Distritos electorales.


Rompiendo viejos moldes, Héctor Yunes Landa ya se aventó abiertamente al ruedo, aunque no es un secreto que ya ha venido trabajando arduamente para construir su candidatura al gobierno del estado; tiene vocación política, equipo y camino andado. Aunque no ignora que toda candidatura priísta necesariamente debe transitar con la anuencia de quien gobierna el estado, con su actitud, que para algunos es muy temeraria, demuestra carácter para nadar aún contra la corriente. No hay camino, se hace camino al andar, alguien tiene que hacer historia.

alfredobielmav@hotmail.com

Julio 2009