UNA ANÉCDOTA PARA RECORDAR

Por Alfredo Bielma Villaneva



Es frecuente en el medio político mexicano inflar el ego de quien ostenta el poder o, de quien aspira a manejar más poder. Es un simple caso de condición humana y por lo mismo nunca podrá faltar la mentira, una terrible arma de doble filo. Es la preferida de quienes para escalar no vacilan en utilizarla, ya sea para quedar bien con el del poder, o ya para convertirse en su víctima propiciatoria, siempre que el resultado traiga la mejora que se busca.


“Me halaga, pero me gusta” solía comentar el Rey Sol cuando jocosamente relataba los piropos que durante el día había recibido de la larga cohorte cortesana que le rodeaba. Sabía el porqué de las adulaciones pero, al fin hombre, las toleraba y hasta las tutelaba a través del reparto de canonjías. Todo configura un lugar común en el contexto político de todos los tiempos y en virtud de ser parte de la patología humana su desaparición encontrará fin en la consumación de los tiempos de la humanidad. Un apasionante juego que en la vida real suele concluir el la temida frase ¡Muerto el Rey, Viva el Rey!

En México, como en el resto del mundo matices de por medio, es posible encontrar casos que demuestran la plasticidad del hombre cuando cae en el vórtice peligroso de los halagos y se transforma, para bien primero si se está en la cúspide , para mal después cuando la condición de dador mengua o se pierde.


Le sucedió, por ejemplo, a Oscar Flores Tapia, gobernador de Coahuila en el periodo del 1° de diciembre de 1975 al 30 de noviembre de 1981, que dejó inconcluso porque, acosado por una denuncia por enriquecimiento ilícito, tuvo que renunciar al cargo el 10 de agosto de 1981.



Poco antes del defenestro, cuando disfrutaba de las mieles del poder, de Flores Tapia se dijo mucho y la tinta que corrió para cantar las loas a su favor pudo haber llenado miles de garrafas: “Como presidente del PRI no se limitó a cumplir sus funciones dentro de una cómoda oficina. Salió a los barrios y a los campos, luchó contra la miseria y la enfermedad, llevando a sus conciudadanos el mensaje de esperanza de la Revolución…Fundó consultorios médicos gratuitos en casi todas las poblaciones de su amada patria chica, siendo su mayor empeño el buscar soluciones precisas a las precarias condiciones en que se debatían sus gentes”


“Es notable la capacidad de trabajo que desarrolla este gran coahuilense…hijo predilecto del estado de Durango y de Guelatao, cuna del Benemérito don Benito Juárez, es miembro además de la Legión de Honor que lo distingue como “Caballero de la Libertad”


“Muchos coetáneos de Oscar Flores Tapia recuerdan con admiración cómo, improvisando, conmovió a todos los que asistieron a sepultar los restos del inolvidable Cronista de la Ciudad de México y brillante coahuilense don Artemio del Valle Arizpe en el panteón de Santiago de Saltillo, mismo escenario que años atrás fuera cuna de las fatigas del niño aguador y cavador de fosas”, hoy convertido en gobernador.


Pero como “en tiempos de remolino lo que sube es la basura”, Oscar Flores Tapia terminó siendo “el depredador de Coahuila”, al ser acusado por enriquecimiento inexplicable, en base a que “nunca se le conoció habilidad en los negocios…lo cual es prueba evidente de que ha hecho fácil fortuna con la política y la gubernatura”, según dijo el periodista Armando Castilla Sánchez, propietario y director de la cadena de Diarios Vanguardia el 7 de mayo de 1981 ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión y la Procuraduría General de la República.


El hombre fuera de serie, que se gloriaba de ser “un hombre de 68 y parezco de 58, a lo más de 60” se quebró y renunció. Atrás quedaron los días de vino y rosas y como en mágica proyección cobró vigencia “Vida, Pasión y Muerte de Cástulo Ratón” de su autoría, publicado en 1945, en donde hace exclamar a uno de sus personajes:


“Maldita la hora aquella en que me creí de los consejos que un grupo de vagos y desocupados de mi pueblo me dieron haciéndome ver que mi persona era indispensable en la actividad política local, como uno de los medios para dar al traste con bribones, cacique y demás (…) Es usted, me aseguraban los , la persona más indicada para lograr el renacimiento de las altas virtudes cívicas de nuestro sufrido pueblo…” Todavía más, como premonición tragicómica había escrito: “La imprenta es el arma más formidable de la actualidad y un periódico tiene mayor poder de destrucción que una bomba atómica. Su pequeña imprenta es la clave para derrotar a los conculcadores de la voluntad ciudadana”.


En su toma de posesión, el primero de diciembre de 1975, ante el Congreso local e invitados entre quienes se encontraba el presidente Echeverría, Flores Tapia había sentenciado: “Mi gobierno no tolerará, bajo cualesquiera circunstancias, que nadie, a ningún título, desvíe la aplicación de los fondos públicos”.


Seis años más tarde, el 10 de agosto de 1981, en el “palacio Rosa” privaba tal silencio que era posible escuchar el volar de las moscas, que suplían al dulce rumor de los encantadores, añejos y evocadores halagos.


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Agosto 2009