EL MILITANTE Y EL PARTIDO

Alfredo Bielma Villanueva




“Porque coincidimos en lo principal podemos discutir lo accesorio” decía don Jesús Reyes Heroles en Conferencia pronunciada el 9 de marzo de 1963, con motivo de la clausura de la Primera Reunión Nacional de Programación del Partido Revolucionario Institucional. Después, el 21 de febrero de 1972, al tomar posesión como Presidente del CEN priísta dijo: “Coincidiendo en lo fundamental, podemos discutir y hasta cuestionar todo lo demás y darle distintas opciones a quien tiene que decidir: el pueblo. Con las instituciones, todo, incluso el cambio; contra ellas, nada”.


De aquello han pasado muchos años, durante los cuales el país se ha transformado social, política y económicamente. De eminentemente rural, la población es ahora mayoritariamente urbana; de economía mixta pasamos a una economía abierta y globalizada y de régimen de partido único a un extenso pluripartidismo, ya la alternancia abrió la puerta de nuestra historia y vamos en camino hacia la transición. Un México diferente a aquel de Reyes Heroles de 1963, cuando este preguntaba “¿es posible que los ejidatarios militen en un partido (diferente al PRI) que quiere que el ejido sea una propiedad con todos sus atributos, incluyendo la posibilidad de vender, si se sabe, por una experiencia de hace más de dos mil años, con la ley de los Gracos, que una reforma agraria, cuando dota de propiedad a sus beneficiarios, está sentando las bases para que vuelva a surgir la concentración de propiedad a costa de quienes se intentó beneficiar?”


Cuan diferente el México de un partido que propició la propiedad social de la tierra y que paradójicamente años después fue utilizado durante el gobierno de Salinas de Gortari para reformar el artículo 27 constitucional, que dio al traste con la Reforma Agraria y desvirtuó al Ejido exponiéndolo al mejor postor.


En el transcurso de estas transformaciones la ciudadanía, mexicana tantas veces defraudada, ha adquirido madurez y experiencia en lo que concierne a elecciones y bueno sería que se reflejaran en la conducta de los partidos políticos. Considerando que México, los Partidos y la ciudadanía han cambiado, en esta lógica, no pasa desapercibida la carta que dirigiera Flavino Ríos Alvarado al Presidente del Comité Directivo Estatal del PRI solicitando se implemente el método de consulta a la base para escoger el candidato a la alcaldía de Minatitlán.


No es el primer ciudadano que solicita a su partido que en el procedimiento para seleccionar candidatos a cargo de elección popular, en este caso la alcaldía, se practique una consulta pública. No es tampoco el primer aspirante que, conocedor de las triquiñuelas que en estos casos se estilan, clama por procedimientos limpios. Es sí, que se tenga memoria, el primer ex Secretario de Gobierno que desde una ubicación meramente ciudadana plantea a su partido (del que ha sido delegado estatal) un proceso en el que prevalezca la decisión democrática de la membresía partidista y de la comunidad. Esta es una señal más del profundo cambio que se está suscitando al interior de la clase política veracruzana y del sistema político mexicano.


Es destacable la petición de Flavino Ríos Alvarado pues para nadie en Minatitlan es un secreto la fuerte injerencia política de la sección 10 del Sindicato de Petroleros en las decisiones del Partido Revolucionario Institucional. La sección sindical lógicamente tiene su pretenso aspirante a la alcaldía, pero si se observa con detenimiento el grueso de aspirantes a la alcaldía minatitleca está constituido por ciudadanos (de la sociedad civil, dirían los despistados), que no tienen nada que ver con aquel sindicato; al que por cierto ya le han arrebatado la alcaldía, como sucedió en 1997 con Amado Guzmán.

No ha dado un paso en falso Flavino Ríos, conocedor de los canales institucionales los ha transitado puntualmente; pero tiene trabajo en la base y está convencido de su convocatoria. Minatitlan es un enclave de importancia en el sur veracruzano y el voto corporativo del sindicato así como la afiliación automática ha venido en decadencia, además la población ya esta cansada del dominio electoral absoluto de los petroleros en lo que respecta a posiciones edilicias y diputaciones.


Llama la atención el paso que ha dado el ex Secretario de Gobierno porque a diferencia de otros precandidatos priístas no ha propiciado el rumor de su incorporación a otras siglas en caso de no ser el favorecido. Esta última estrategia por cierto da resultado, como pudiera ser el caso de Coatzacoalcos en donde Marcelo Montiel aspira de nuevo a la alcaldía por su partido, el PRI, no sin previamente deslizar la amenaza de cambiar de camiseta si no resulta el candidato. De que tiene con qué ganar nadie lo pone en duda en Coatzacoalcos, a pesar de los mensajes nada cifrados que le mandan de sacarle en plena campaña algunos trapitos a la luz del sol. Lo que tal vez no le preocupa porque dicen que él también posee información de ciertos enjuagues que involucran a destacados personajes de la vida política veracruzana. Nada nuevo bajo el sol.


Propone Flavino Ríos que todo precandidato a la alcaldía minatitleca se comprometa a no aceptar otra posición que no sea la candidatura a la presidencia municipal. Algo que éticamente debiera ser considerado porque en el chambismo político con frecuencia se “aspira” alto para obtener lo que realmente es la medida del tamaño político. Quedarse con una sindicatura o, de perdida, una regiduría es lo que tradicionalmente se ha estilado. Esto auspicia sucias componendas y fomenta el trapecismo y ya es hora de adecentar la política y sus procedimientos; que asciendan solo quienes tienen vocación de servicio y no aquellos que, acostumbrados a la ubre presupuestal del erario, se esfuercen por continuar medrando gracias al recurso público.


Muchas son las propuestas que pudieran hacerse, no son las de Flavino las únicas, pero tienen el valor de expresar lo que todo ciudadano respetable debiera hacer. Siglos de sumisión ante el poder han aletargado al pueblo de México, bajar la cerviz ante el poderoso ha sido, desgraciadamente, una de nuestras características como pueblo, ya es hora de despertar. Sobre todo en aquella región sureña en donde mucho cuenta la heterogeneidad de razas, la mixteca-zapoteca particularmente, a la que si algo caracteriza es la testarudez y la cerviz, tan vertical que es imposible de doblar.

No vaya a ocurrir, como también dijera Reyes Heroles, que desoyendo las propuestas, de la militancia se diera el caso “del aparato imponiéndose a la base… la creación rebelándose al creador. Impedirlo es obligación de dirigentes y militantes. Los dirigentes deben estar siempre cerca de las filas, entre aquéllos y éstas debe efectuarse un contacto cotidiano y, al mismo tiempo que están obligados a orientar a la masa, deben amalgamar sus ideas con las necesidades y planteamientos que la propia masa les hace…la acción sin ideas lleva al oportunismo; las ideas sin acción llevan, si acaso, a las academias. La política es acción con ideas; perseguir objetivos que se tiene la capacidad de alcanzar.”


Irresistible y rica la veta de Reyes Heroles: “Hagamos mejor política y acabemos con la politiquería…tenemos que elevar la contienda interna, ocuparnos de las ideas, alzar la mira, que todos los militantes que aspiran a las candidaturas luchen ante la base, convenzan a sus compañeros de partido, obtengan adhesiones por su conducta y su modo de pensar y se olviden de las antesalas y de los corredores en las oficinas de funcionarios o dirigentes. Soluciones en la base y con ella, no arreglos desde la cúspide” Magíster Reyes Heroles Dixit.


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Abril 2007