JOSÉ VALENCIA SÁNCHEZ
Por: Alfredo Bielma Villanueva


Aunque no es saludable para una economía en vías de desarrollo la distracción de su fuerza productiva, el esquema de nuestro subdesarrollo político nos obliga a permanecer atentos al nutrido calendario electoral que año tras año se desarrolla en nuestro país. La explicación más válida a la hiperactividad político electoral que se ha despertado en México proviene de la muy reciente transformación que ha experimentado el sistema político con el desvanecimiento del PRI como eje rector de los procesos electorales mexicanos. De la disciplina monolítica de partido único en el gobierno, en el cual quien deseaba participar debía esperar los tiempos del PRI, pues este era el conducto seguro para acceder cargos en los tres niveles de gobierno, pasamos a la participación pluripartidista en la que con frecuencia cuenta más la calidad de los candidatos que la convocatoria de los partidos encargados por la Constitución para estimular la participación ciudadana en los procesos electorales.
En el Estado de Veracruz, recién salimos de la estridencia de las campañas para presidente, diputados y senadores, y ya estamos por entrar al más interesante y apasionante de los procesos electorales, pues se trata de elegir a quienes se encargarán de administrar los destinos municipales de siete millones de veracruzanos. Adicionalmente, pero de no menor importancia, se elegirán a los nuevos diputados del Congreso local que, sino fuera por el especial efecto que le dará su conformación respecto de qué partido obtendrá la mayoría, no despertaría mayormente los ánimos ciudadanos. Escrito sea esto con todo respeto para uno de los poderes que integran el gobierno, pero lo que hasta ahora han demostrado los actuales diputados es solo un protagonismo trivial, que ningún bien ha reportado a los veracruzanos.
No es por cierto Veracruz el único Estado en esta circunstancia, Chiapas primero y después Tabasco han tenido que organizar sus respectivas elecciones posteriores a la federal. Si bien en la primera entidad al parecer ya superaron la posibilidad de un conflicto ulterior a la elección del nuevo gobernador, en Tabasco se centra ahora la atención porque también elegirán ejecutivo local. El cambio de correlación de fuerzas políticas es el signo de estos tiempos en los que el otrora Partido hegemónico, el Partido Revolucionario Institucional, se juega su permanencia en la arena política nacional, aunque ya no como el gran arbitro que por muchos años fue.
Para el día de la próxima elección aún no se cumplirán los primeros 3 años del gobierno de Fidel Herrera y este se enfrentará a la disyuntiva de una votación que le proporcionará la medida en que su administración ha impactado en la ciudadanía veracruzana; pues, se quiera o no, será un referéndum para el trabajo realizado en estos sus primeros años. No todo, sin embargo, gravitará sobre la actuación del gobernador, contará y mucho la habilidad y el tino para seleccionar a los candidatos, a modo de que la población perciba en ellos capacidad y vocación de servicio que los habilite como sus preferidos.
En los tiempos que corren, la identificación del candidato con una fuerza política no deseable podría afectar sus posibilidades de triunfo. En ocasiones, la identificación de un aspirante con una determinada autoridad puede atraer votos. Aún se recuerda que en el año 2000, la capital del Estado tuvo la oportunidad de elegir a sus autoridades municipales de entre una variada gama de opciones presentada por varios partidos. Reynaldo Escobar por el Partido de Convergencia, Dalos Ulises Ortiz por el Partido Revolucionario Institucional, Antonio Luna Sánchez por el Partido Acción Nacional y José Valencia Sánchez por el Partido de la Revolución Democrática. Como todos sabemos, el ganador fue Reynaldo Escobar Pérez, cobijado en la simpatía que Dante Delgado conservaba en esta capital y al amparo de su entonces padrino político Rafael Hernández Villalpando, alcalde jalapeño y, por supuesto, con una buena campaña electoral superó a sus contendientes.
Aquella fue una campaña intensa para ganarse al electorado, sobre todo por parte de Pepe Valencia y de Reynaldo Escobar. El bajo perfil del candidato del PRI y la apenas vista campaña del PAN se reflejaron en el resultado de la votación; ganó Reynaldo que, ya en la operación de gobierno, de alguna manera sumó a su causa a algunos de los ediles del ayuntamiento xalapeño, tal cual fue el caso de Ulises Ruiz y del Dr. Antonio Luna.
En aquel entonces, de inicio, el candidato a vencer fue el periodista José Valencia Sánchez, quien por su desempeño como Director del Diario de Xalapa es bastante conocido en esta capital. La actitud aguerrida y hasta ofensiva del alcalde jalapeño frente al gobierno estatal, que esperaba que con el relevo mejoraran las relaciones entre ambos niveles de gobierno, influyeron considerablemente en el resultado electoral, que no favoreció a Pepe Valencia quien, aunque estuvo a punto de triunfar, se quedó en la antesala.
Ahora va de nuevo. Como una gran parte de la población jalapeña actual, José Valencia Sánchez no es nativo de esta ciudad; arribó a Xalapa, como la mayoría de los padres xalapeños actuales, en busca de superación y, al igual que ese gran segmento de los habitantes de Xalapa, sus hijos integran la generación de nuevos jalapeños. Tiene a su favor la ventaja de no ser un hombre al que se le pudieran imputar acciones de corrupción. Nadie podrá echarle en cara enriquecimiento ilícito, porque no es rico; vive con la honorable y digna modestia de quien percibe emolumentos a cambio de su trabajo, muy calificado por cierto; su honradez no estará en tela de duda en una campaña en la que, suele suceder, y sucede con frecuencia, que se ventilen asuntos de carácter personal.
Habrá quienes se pregunten ¿porqué renuncia José Valencia al cómodo, seguro y prestigioso sillón de Director de los “Soles” de Córdoba y de Orizaba para venir en pos de la alcaldía jalapeña? ¿Por qué ahora, apenas a meses de haberse ganado el reconocimiento de Mario Vázquez Raña, Director de aquella cadena periodística, por haber construido en Córdoba el moderno edificio que alberga aquel periódico, corta el cordón umbilical para lanzar su precandidatura? José Valencia quiere y conoce a Xalapa, como la amamos los miles de veracruzanos que, sin ser oriundos de estos magníficos lares, hemos sembrado la nueva semilla en las templadas tierras de esta romántica y paradisíaca porción de Veracruz. Qué bien que participe, porque enriquece las opciones de elección y seguramente será una que la ciudadanía jalapeña sabrá apreciar.
Tiene Pepe, entre otras ventajas más, la de ser una opción ciudadana que, independientemente del partido que lo postule, le dará nivel a la contienda. Los 6 años durante los cuales aguardó las atemperadas ansias de volver a participar seguramente sirvieron para madurar los proyectos susceptibles de ser aplicados en beneficio de la capital veracruzana. Entre el buen periodista y el buen político hay más semejanzas que discordancias; la diferencia es el enfoque con el que se miran los asuntos, pero en el desempeño de sus ejercicios ambos trabajan en el mismo universo. La experiencia viaja y se nutre en las alas de la inteligencia y del sentido común, José Valencia lanza ahora su aspiración de servicio, la ciudadanía jalapeña tendrá la última palabra.
12-IX -06
alfredobielma@hotmail.com