LA DESPEDIDA

Alfredo Bielma Villanueva


Con su enésima visita a tierras veracruzanas, el presidente Vicente Fox prosigue en su periplo por la geografía nacional, que lo mantiene ajeno a los serios problemas que se debaten en el país y le proporciona la oportunidad para decir su discurso sin sustancia ni sustento en la realidad, y ya en plena despedida de su encargo seguir prometiendo lo que en seis largos años no pudo ni supo hacer, a juzgar por la tan promocionada y ciertamente importante autopista México-Tuxpan, que inició Ernesto Zedillo y, después de seis años de gobierno foxista, aún no se concluye. Sacando porcentajes promedio casi se habrán construido ¡10 kilómetros por año! de esa autopista.

Atrás quedaron los tiempos en los que las visitas presidenciales a las entidades federativas constituían un signo de apoyo y distinción al gobernador visitado; formaba parte del anecdotario político de los pasados años. En el caso particular de Vicente Fox más bien se antoja que va adonde mejor lo tratan y aprovecha para expresar sus acostumbrados ofrecimientos utópicos a una población que ya está más enterada y que hace como que le cree; total que a estas alturas de su mandato poco puede importar lo que ofrezca o diga, en tanto que adopta actitudes de desconocimiento o ignorancia del sentir y del acontecer nacional.

Mientras excursiona y ofrece ya sin sustento los signos de ingobernabilidad son cada vez más notables en el país. Ejecuciones del narcotráfico aparte, al problema político de Oaxaca se sumó el de las exacerbadas protestas de la Coalición por el Bien de Todos en el Distrito Federal y, según se ve, el probable conflicto pos electoral de Chiapas se agregará al rol de los problemas por enfrentar; luego vendrá el de Tabasco. Aunque parezca apocalíptico, no se ve de qué otra manera observar la realidad nacional, en tanto que el gobierno federal se muestra ajeno a las soluciones pues está perplejo, estático y sin saber a ciencia cierta qué hacer o simplemente aguardando la hora de entregar la responsabilidad en mejores manos.

El problema de Oaxaca lo dejaron al “ai se va”, esperando una solución meramente local, aunque seguramente conocían la connotación política y los entretelones del movimiento, así como quien o quienes sufragan los gastos. En ese Estado, que se recuerde, el último gobernador defenestrado de su cargo fue Eduardo Miguel Zárate Aquino, victima de un movimiento orquestado desde el centro para hacerle pagar su equivocación respecto del candidato a la presidencia de la república. Mario Moya Palencia era su favorito y el escogido fue José López Portillo, a quien le regateó su adhesión y pagó cara-con el cargo- su actitud. En aquella época también se empleó la fuerza del magisterio para quitar al gobernador, PRI contra el PRI, pleito interno, cosas del sistema. En esta ocasión se trata de un gobernador con raíces priístas que pertenece al grupo de Roberto Madrazo, el frustrado candidato a la presidencia de la república por parte del PRI, enfrentado abiertamente con la líder “moral” del magisterio; se adivina ahora un cobro de factura en el que litiga protagonicamente la profesora Elba Esther Gordillo con la complacencia del gobierno federal. Con esta imprudente imprevisión han despertado a un monstruo de mil cabezas que a poco se convertirá en un Leviatán incontrolable e insaciable en su sed de poder.

En el conflicto pos electoral que mantiene como rehén al Distrito Federal y amenaza con extenderse a otras entidades federativas, el Presidente Fox carece de la fuerza moral y política suficiente para intervenir, porque hay excesiva evidencia de su parcial actitud a favor del candidato de su partido; olvidó paladinamente que debía ser el presidente de todos los mexicanos y que la voluntad de cambio de esta ciudadanía lo colocó en el más alto sitial político de México para eliminar los vicios de nuestra incipiente democracia. Pero no supo estar a la altura de las circunstancias y nunca asumió la calidad de un estadista, categoría esta que quedó muy lejos de sus alcances. Al participar como promotor de la candidatura de Calderón, perdió Vicente Fox la autoridad moral que se requiere para dirimir las diferencias entre grupos que discrepan; sobre todo en este caso en el que está en juego la presidencia de la república y el destino de todo un país.

País de instituciones y de leyes dice el slogan oficialista y lo proclama cotidianamente el discurso de los oficiales de la política, pero es vana esperanza cuando se contrasta con la realidad. Durante dos décadas del siglo pasado se esgrimió contra la disidencia el delito de “disolución social”, era la ley del garrote empleada para mantener el statu quo en su lugar. Si se pudiera, ahora sería aplicado de ipso facto a quienes bloquean las calles del DF y toman las aduanas carreteras, sin embargo ya no es tan fácil. La actitud del gobierno que parece ser de extrema prudencia hasta caer en la más ominosa inhibición se explica porque sabe que la hojarasca está seca y cualquier pequeña chispa incendia al país. Lo peor del escenario radica en que esa pasividad ha servido como la conexión del círculo vicioso que se inició con la participación presidencial en la campaña electoral y que ahora ante la suma de los problemas no encuentra por donde empezar a resolverlos. Si hubiera formación histórica en algunos de los asesores presidenciales aceptarían que, con el primer acto de represión así sea mínimo, se dará mayor argumentación a las protestas. Los grandes movimientos sociales inician con pequeños detalles.

Apenas alcanza tiempo para desactivar expedientes inconclusos, como el problema con el sindicato de mineros, al reconocerle a Napoleón Gómez Urrutia la titularidad de la Secretaría General de ese combativo sindicato. Heredarlo al siguiente gobierno equivalía a dejar cabos sueltos; que sueltos siguen.

Pero en fin esta triste y dramática gira de despedida foxista nada resuelve pero evidencia irresolución, heredando en la agenda de gobierno una carga negativa de dificultades sin resolver, con vaticinios para el sucesor de una serie de negociaciones que ocuparán tiempo valioso en un país ávido de la urgente e inmediata solución a sus problemas.

Agosto 2006.

alfredobielma@hotmail.com