LA FRUSTRACIÓN
Alfredo Bielma Villanueva


El primero de septiembre del presente año marca un hito en nuestra historia nacional y aproxima a nuestro país a acontecimientos, que seguramente trascenderán por su significado y su importancia a la acción del próximo gobierno federal. Lo que observamos que sucedió en el recinto parlamentario del Congreso de la Unión al impedirse al Presidente de la República acceder a la tribuna para rendir su sexto y último informe de labores, a pesar de lo inédito de la acción no era inesperado, ni siquiera sorpresivo. Fue más bien consecuencia lógica de la manera tan superficial y anodina que el gobierno foxista adopta para enfrentar los problemas del país. Fue, en términos de lógica política, la exacta respuesta al planteamiento del presidente Fox cuando afirmó que los actos de resistencia pasiva de la coalición “Por el Bien de Todos” era un problema que se reducía a una sola calle.
Con amarga experiencia que lo traslada a la historia como el primer presidente al que se le impide exponer su informe de labores, triste expediente pero quizá Vicente Fox pueda entender que los actos desde el sitial tan importante que ocupa no debía entremezclarlo con la arena política mexicana, sino mantenerse como el arbitro de todos los mexicanos y avocarse a la solución y al debate de los grandes problemas nacionales.
En transmisión especial, dice Fox un mensaje plagado de medias verdades. Si es el que iba a pronunciar ante los legisladores que mejor que no lo hizo, porque ir a hablar del ser democrático, asumiendo que él lo es, hubiera provocado aún más la ira de sus adversarios políticos. Ir a afirmar que en México se redujo la pobreza gracias a su gobierno es enviar un mensaje de ofensa a los mexicanos que padecen la extrema pobreza.
Quienes han dado seguimiento al primer gobierno emanado de las filas de un partido ajeno al Partido Revolucionario Institucional seguramente habrán encontrado, al igual que la gran mayoría de los mexicanos, innumerables contradicciones entre el decir y el hacer de Vicente Fox, el hombre en quien el pueblo de México depositó su confianza sin saber a ciencia cierta que este está incapacitado para el manejo de la cosa pública. Tarde se descubrió y lamentablemente nos hizo perder un irrescatable tiempo. Por eso es que no es aceptable escuchar sin responder a lo que en su mensaje a la Nación dice el presidente Vicente Fox. Así sea la voz del último de los ciudadanos de alguna manera habrá que expresar un punto de vista.
Dice Fox: “Hemos convertido a la ley en el primer instrumento de gobierno y la mayor garantía de las libertades y derechos ciudadanos”. Sí, que mejor que el ciudadano se cobije en las leyes para proteger sus derechos pero que mal que el gobierno la emplee para satisfacer sus apetitos de grupo. El caso del sindicato de mineros es claro ejemplo de la forma en cómo un Secretario del gabinete aprovecha la ley parcialmente a sus intereses. O el asunto de los videos de Carlos Ahumada manejados desde el poder para afectar las pretensiones de un aspirante a la presidencia.
“La democracia se consolida con el estricto apego a la legalidad; en el respeto a las instituciones; en el dialogo abierto entre todas las fuerzas políticas y en la toma de decisiones a través del acuerdo”. Si, pero si por respeto a las instituciones se pretende concebir que la fuerza del gobierno proviene de ellas, es revertir el orden democrático tomar ventaja sobre el mandante.
“Gracias a la acción corresponsable de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, hoy contamos con una ley y un instituto que promueven la transparencia”. Pronto veremos la forma en cómo el instituto de la transparencia cobijo la desmedida ambición de los hermanos sahagún.
“El Poder Legislativo ha dado pasos sustanciales para construir un nuevo marco legal propicio al desarrollo de una sociedad más próspera, justa, equitativa e incluyente”. Tarde, muy tarde; después de seis años de enfrentamiento con el Legislativo, al que se le imputó las causas de lo que no se hizo, ahora se dice lo contrario.
“Donde imperan la pobreza y la desigualdad, no puede echar raíces firmes la democracia.
“La democracia efectiva sólo se da entre iguales; su consolidación exige la superación de la pobreza….sin crecimiento económico, no hay desarrollo humano….es un patrimonio de todos los mexicanos; un patrimonio que se ha alcanzado con la lucha de generaciones”. Retórica pura. Durante seis años Fox nos hacía ver que alcanzamos la democracia gracias a él. Seis años hablando de que ya habíamos alcanzado la democracia por la lucha de generaciones y ahora resulta que sólo se da entre iguales.
“No hemos endeudado a las futuras generaciones. Por el contrario, hemos reducido de manera sustancial la deuda pública externa.” Efectivamente, de manera inexplicable en un país de tantas carencias, se hicieron pagos adelantados para disminuir y no de manera sustancial la deuda externa. A cambio se incrementó el monto de la deuda interna; esta por aquella.
“Los verdaderos demócratas piensan, hablan y actúan con apego a los valores y a las normas de la democracia. Para ser demócrata no basta proclamarlo. La convicción democrática se demuestra en los hechos”. En teoría tiene razón el presidente Fox; en los hechos si deseáramos encontrar un ejemplo de lo contrario allí está el propio Fox. Decenas de pruebas lo demuestran: “Vamos bien, para qué cambiar de caballo”. “Quien ganó la elección es Felipe Calderón”; y cientos de anuncios televisivos más que en abierto fueron proclamas de apoyo faccioso al candidato panista, al que ahora vemos cuánto afectó en vez de ayudarlo.
Después agrega: “El instituto Federal Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial demuestran, una vez más, que son baluartes…No se debe someter a la democracia bajo el argumento de la democracia. No se debe pretender acorralarla por la vía de la intransigencia y la violencia. Quien atenta contra nuestras leyes e instituciones, atenta contra nuestra historia, atenta contra México. Nadie puede decirse a favor del pueblo cuando atenta contra él. Una sociedad dividida es una sociedad débil; una sociedad incapaz de alcanzar sus fines; incapaz de atender a los más necesitados. Por encima de filiaciones y diferencias, tenemos una historia y un futuro comunes”. Seis años escuchando al presidente Fox han sido más que suficientes para concluir que con frecuencia, al leer lo que le escriben, lo hace de manera mecánica sin percatarse de las incongruencias que revelan su actuar y su decir.
Lee: “La pobreza y la desigualdad siguen siendo los principales enemigos de México. En estos seis años de Gobierno, me he conducido invariablemente con rectitud, con respeto a la palabra empeñada y con apego a la verdad”. Ya Felipe Calderón modificó parte de su discurso, es señal que empieza a considerar que realmente las condiciones políticas en el país están ciertamente difíciles. Reconocer que no hay otro enemigo que la pobreza es buen signo. La mejor receta para atacarla es reconocerla.
Por último, se podrá estar en desacuerdo con Vicente Fox, el político; pero su dicho de haberse conducido con rectitud no se puede desmentir. Pero aquí no es el ciudadano Fox quien interesa sino aquél que hace seis años convocó a la ciudadanía mexicana a estar de su lado a cambio de un mundo maravilloso que nunca llegó. Deja por el contrario una estela de insatisfacción casi generalizada y un México dividido. Los libros de historia hablarán de un Presidente Fox que no estuvo a la altura de las circunstancias; salvo que los vencedores, si los hay, perviertan el sentido del pasado.
La imagen que nos queda del Congreso de la Unión del primero de septiembre de 2006 nos trae a la memoria lo que el Francés Emmanuel J. Sieyés escribiera antes de la Revolución Francesa: ¿Qué es el Tercer Estado? Todo; ¿Qué ha sido hasta ahora en el orden político? Nada. ¿Qué es lo que desea? Ser algo.
Septiembre 2006-09-02
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