NO TODO SIGUE IGUAL

Alfredo Bielma Villanueva



Continuación y Final



En la Capital, Xalapa, el centro político por excelencia, señoreaba “El Diario de Xalapa”, al que don Rubén Pabello Acosta, su propietario y fundador que originalmente había combinado por breve tiempo la política con el periodismo, impulsó como el auténtico vocero de la provincia, que tal era la retraída xalapa y su región, haciendo de su creación el Diario más leído de la capital.


Escuela de periodistas, esta institución guarda en sus archivos la más excelsa de las riquezas: la historia de una visionara lucha contra el daño ecológico al Cofre de Perote que, cual moderno Quijote, encabezó Don Rubén. Las características de la población xalapeña, el estilo del director de este diario pronto lo convirtieron en ejemplo señero en el que el individuo se identificó plenamente con los intereses de la colectividad. Toda una institución, Don Rubén Pabello Acosta forma parte de la historia jalapeña del siglo XX.


Convivía el “Diario de Xalapa”, en amena competencia, con una extraordinaria variedad de diarios: “El Comentario, de don León Barradas, “El Tema de Hoy” de don Vicente Lunagómez, El Mundo de Xalapa de don Ernesto Rizzo Murrieta, “El Tiempo” de don Rafael Zúñiga Martínez, etc., todos a cual más importantes en una competición en la que el premio era ganar la noticia que salía del palacio o en la sección de la incipiente nota roja que, como siempre, traduce el grado de descomposición social que en aquel entonces era mínimo.


Del aprendizaje en la talacha surgieron “El Gráfico” de Pepe Poceros y “El ABC” de Manuel Márquez, quienes previamente habían compartido con Rafael Zúñiga la intensidad del periodismo en El Tiempo”.


El trajín diario era bastante aleccionador, para quienes iniciaban la interesante profesión periodística, saber cómo encontrar la noticia y cómo trasladarla al papel era el reto a cumplir; no sin antes aprender la máxima de su profesión: “Perro no come perro”.


El “Diario de Xalapa” contó siempre con la columna “Glosario del Momento”, a la que dio intenso brillo don Froylán Flores Cancela. Nadie podía llamarse enterado sin previamente leer esta columna que era el oráculo político del momento. Cuando don Froylán decidió cambiar de rumbo lo sucedió el entonces joven columnista político Orlando García Ortiz, quien con decoro profesional aceptó el gran reto de escribir la columna, lo que se constituyó en una gran experiencia tanto personal como profesional. No fue de ninguna manera un “pélame esta” entrar al relevo de una de las vacas sagradas del periodismo veracruzano, y lo hizo bien.


El “Punto y Aparte” de don Froylan Flores marcó un hito en la historia del periodismo, tanto por la personalidad de su director como por su formato noticioso. El columnista más leído de su tiempo en el Diario de Xalapa, y después en su semanario, destacaba por su estilo cubierto de un fuerte barniz cultural y una prosa que desgranaba la información política que abrevaba directamente del gobernador de su tiempo; qué decir de una clase política que buscaba en don Froylan el comentario que le orientara para realizar sus respectivos movimientos. La señal que de su comentario partía conllevaba todos los visos de una línea a seguir. Era un oráculo político de acertados pronósticos.
Xalapa contaba entonces, aún ahora no es excepción, aparte del crecido número de periódicos, con una extraordinaria variedad de revistas. Claro, como centro del poder todo giraba en torno de este, y como la actividad de los políticos despierta curiosidad, no tanto por su importancia sino por saber cómo se gastan el dinero, surgieron también folletos y folletines que daban cuenta de las aventuras de los protagonistas del sector público.


¿Quién de aquellos años no recuerda la frescura periodística de “Correo de la Noche”?, un cuadernillo en papel bond impreso en “stencil”, escrito a máquina “mecánica” en donde Enrique Olivera Arce e Hipólito Cuevas hicieron escuela periodística con noticias que noche a noche constituían el comentario del café. Un ejemplar esfuerzo que fue pionero en la manera de dar la noticia del día, ejemplo para quienes se inician en la labor reporteril. Fue durante los años de su efímera existencia un sonado caso de periodismo de vanguardia, en el que la pretensión era lo menos importante pues su circulación se constreñía a las oficinas del palacio, en donde cabía todo el gobierno, y en las escasas cafeterías de la melancólica y neblinosa Xalapa de aquellos tiempos.

Don Herminio Ortiz con su columna “Área Rural”, bajo el seudónimo de “Zit Roo” de corte campirano les dio un espacio de expresión a los campesinos y de lo bucólico del tema se entresacaba la problemática del campo. Allí se podrá encontrar parte de la historia de los dirigentes campesinos y ganaderos de Veracruz.


Jóvenes antaño, cargados de años y de experiencia hogaño, aún teclean en diferentes diarios y revistas; quienes fueran noveles reporteros se han convertido en señores de la información actual en diarios y revistas veracruzanas conviviendo con las nuevas generaciones de periodistas, transmitiéndoles las técnicas y hasta las mañas, porque el conocimiento se lo dará la talacha diaria.


Allí están Pompeyo Lobato, el corresponsal decano de “El Dictamen”, que tuvo como auxiliares a brillantes reporteros. Compartió en Xalapa con el experimentado maestro José Luis Hernández Sosa la misión de nutrir a 2El Dictamen” con las noticias frescas de esta capital. Con él, Melesio Carrillo Tejeda transitó hacia la experiencia reporteril que todos le reconocen. El maestro Valencia, toda una institución al igual que don Julio Guerrero. A fines de los 70 y principio de los ochenta Horacio Aude y Luís Velásquez hicieron época, lo mismo que Mario Vázquez Sandoval, toda una Pléyada de maestros del periodismo.


Ya en los ochenta, allí abrevó también Carlos Jesús Rodríguez, esforzado reportero y sesudo columnista de análisis político, pionero de una nueva forma de hacer periodismo; la forma de futuro que se refleja ya en nuestro presente. La electrónica en el mundo mediático de nuestros días tiene en “Gobernantes. Com” una ventana que mira al planeta. Su formato le permite proporcionar la noticia, “casi en el momento que sucede”, decía un comercial. En el mismo sentido Joaquín Rosas Garces con “Al calor Político” y José Luís Mancilla Martínez con su página “Observador Ciudadano.com ”

Benjamín Domínguez Olmos, también de la vieja generación iniciada en el Diario de Xalapa con su sempiterna columna y singular estilo, definió su destino cuando decidió acompañar en su nuevo avatar periodístico en el “Punto y Aparte” a Don Froilán Flores. De la cantera del “Diario de Xalapa” también surgieron, Orlando García Ortiz, Gustavo Cadena Mathey, Arturo Reyes Isidoro, Pepe Valencia, Joaquín Rosas Garcés, Noe Valdés, etc.


Ellos ya son de una segunda generación respecto de la época que aquí narramos. Gustavo Cadena Mahtey con raíces en Hueyapan de Ocampo, pero iniciado al periodismo en Acayucan al llegar a Xalapa ya traía escuela, por lo que no encontró dificultad alguna para formar una columna en la que, con su estilo que desborda honestidad y bonhomía, relata los sucesos de su tiempo. Tiene mucho que contar, junto con Orlando García Ortiz, acerca del gobierno de Acosta Lagunes, ojala alguna vez lo hagan, porque aquel es rico en anécdotas, que son las que aderezan la historia.


Arturo Reyes Isidoro, de la escuela de “Yayo Gutiérrez”, con talento para la actividad reporteril, con prosa aprisa que bien describe la realidad de su entorno. Ha combinado con eficiencia la actividad periodística con la del servidor público que orienta la noticia. Ambivalencia que pocos como él pueden llevar con decoro.


Pepe Valencia, también de la escuela de “Yayo” Gutiérrez, de la gran cultura del esfuerzo. De repartidor de periódico a reportero de la nota roja en Acayucan a Director de el “Diario de Xalapa” y de “El Sol de Córdoba”, para lo cual se requiere de calidad moral y profesional que con generosidad y eficiencia ha demostrado. No olvida sin embargo su condición de ciudadano comprometido con su momento social y ahora aspira a participar directamente en política; como sujeto de esta actividad y no tal cual ha observado desde su otero periodístico.


Raúl González Rivera inició junto con José Luís Poceros su exitosa aventura con el “Gráfico de Xalapa”, ya en las postrimerías del gobierno de Murillo Vidal y en la coyuntura de un nuevo gobierno, el de don Rafael Hernández Ochoa, con el que contemporizaron con singular estrategia que mucho les propició un notable crecimiento del periódico. Con ellos Agustín Contreras Stein, Manuel Rossete Chávez, que con sus columnas prestigiaron al “El Gráfico de Xalapa”. Melitón Morales, quien recogió la estafeta de “El Correo de la Noche” para convertirlo en una revista, “Análisis Político” que ya se asentó en el gusto xalapeño. Entre este Club de “Tobi” Lucina González Facundo, Elvira Santamaría, sobresalían con personalidad muy propia.



Jóvenes, casi ya de tercera generación René del Valle Bouzas, Víctor Murguía y Ángel Martínez Armengol que cubren con asiduidad la sempiterna “Columna Glosario del Momento” de El Diario de Xalapa y, hoy por hoy, expresan opinión que dice mucho entre las líneas de esa ya muy famosa columna periodística. También Quirino Moreno, iniciado en grandes ligas con “Yayo”, expone también un formato de columna que en un párrafo editorializa el tema, señales del periodismo de vanguardia.



El periodismo, como toda expresión social, es dinámico y pocas actividades del hombre traducen tan fielmente las condiciones sociales, políticas y económicas que cotidianamente acontecen. Es difícil concebir la política sin el vehículo que transmite sus acciones hacia la comunidad.

Innecesario rodeo, habrá quien diga, para desembocar en el axiomático dicho de que los medios y la política están íntimamente ligados. Independientemente de que la razón asista o no a quien así piense, para quien esto escribe resulta un placer recordar lo que se observó de manera directa; doblemente placentero si conlleva la finalidad de cumplir con la responsabilidad de transmitir, bien o mal pero auténticamente, una realidad que sino se registra se perderá en el vacío de los tiempos. No es todo, pero aporta la oportunidad de recordar un pasado tan inmediato que parece que fue ayer.