GRUPOS DE PRESIÓN


VÍA VERACRUZANA

Alfredo Bielma Villanueva



Entre la clase dirigente y la sociedad existen grupos de diversa índole cuya acción influye, en mayor o en menor medida, en el gobierno y en la gobernabilidad. Entre estos grupos están los de presión; la Iglesia, los grupos empresariales, los sindicatos, las agrupaciones políticas, los cacicazgos, etc. son sólo algunos de ellos, que por la dimensión de su presencia en el contexto social en la vida cotidiana adquieren singular importancia en el destino colectivo.


Vale una definición previa de grupo de presión: es “la combinación de personas, agrupadas por actitudes y finalidades comunes, que tratan de conseguir decisiones favorables para sus valores preferidos, poniendo en práctica todos los medios que están a su alcance y en especial mediante el acceso a los centros donde se toman las decisiones gubernamentales”. (Ehrmann)


Así pues, todos estos grupos buscan hacerse presente ante la clase gobernante, bien para influirla acomodando a alguno (s) de sus miembros o bien para orientarla a realizar acciones que se acomoden a sus intereses.


Lo anterior es fácilmente observable en la forma en cómo integró su equipo de gobierno el flamante presidente de la república o también en en cómo integró su gabinete el gobernador veracruzano. En ambos equipos encontramos a individuos provenientes de una recomendación de algún grupo de presión. La simple observación nos permite ver cómo los empresarios, tradicionalmente alérgicos al ejercicio del poder político, cada vez con mayor frecuencia incursionan directamente en la operación gubernamental. En teoría dejan de pertenecer al grupo de presión para convertirse en factotum de poder, porque ya no sólo recomiendan sino que operan gubernamentalmente.


Ubicados en el contexto político veracruzano podemos observar un fenómeno producto de los tiempos actuales: “Vía Veracruzana”, organización política integrada por individuos pertenecientes a la clase política del Estado, los más han sido actores en la arena veracruzana durante los últimos 30 años. Su promotor original, Amadeo Flores Espinoza, ha sido Director de Seguridad Pública, Secretario de Gobierno, tres veces diputado y dirigente del PRI, entre otros desempeños. El actual dirigente, Miguel Ángel Díaz Pedroza, ha sido dirigente camaral, dos veces diputado, Secretario de Gobierno, etc. Otros conspicuos adherentes a esa organización, como Francisco Montes de Oca, por ejemplo, quien ha sido Director de Enseñanza Media, dos veces diputado, Subsecretario de Gobierno y frustrado aspirante al gobierno municipal de Coatzacoalcos, lo que por circunstancias no se le ha dado aunque mantiene un considerable capital político en aquella ciudad. Ellos sustancian una larga lista de protagonistas políticos que pertenecen a Vía Veracruzana.


Nuevos actores se van sumando a las filas de esta agrupación, Alejandro Montano y Flavino Ríos Alvarado, con todo lo que ambos representan; Ignacio González Rebolledo, José Lima Cobos, Ricardo Olivares, Jorge Moreno, Pedro Rivera Pavón (¿cuántas veces al frente de ganadería?), sus nombres dicen mucho a la clase política y a la sociedad veracruzanas y ahora suman su experiencia a este puerto político que, en las presentes circunstancias, menguará o crecerá, según el sesgo que los constituyentes de esta agrupación le quieran dar.


Lo sustantivamente trascendente es el papel que esta agrupación juega en el panorama veracruzano de nuestro tiempo; cualquiera podría preguntarse el por qué no han dado el paso final para transformarse en partido si, como está visto, en sus filas militan quienes son factores de poder en diferentes regiones veracruzanas y todos ellos, como animales políticos que son, buscan conservar o readquirir el poder por lo que, a primera vista, se antoja que como agrupación el proyecto original ha sido rebasado, a grado tal que corre el riesgo que el contenido desborde al continente. (El Partido Veracruzano Revolucionario nació mucho después, sin contar con la experiencia acumulada de Vía Veracruzana).


Un político veracruzano (Dante Delgado), con voluntad y capacidad de organización proyectó y formó un partido nacional que ahora le está sirviendo como plataforma para su proyecto personal en su Estado, muy legítimo visto desde el derecho ciudadano que le asiste; en Vía Veracruzana militan muchos de sus amigos, incluso ex colaboradores, que están atrapados entre la lealtad y la disciplina a un Partido que los formó y les dio las primeras oportunidades. Tal vez esta sea la razón por la que no han dado el paso definitivo de agrupación a partido político, lo que los llevaría a confrontarse con su plataforma original. Sin embargo, habrá que coincidir que en la sociedad como en la naturaleza los frutos no crecen por generación espontánea, sino que son el producto de un proceso social que escapa a la voluntad individual.


Esto significa que no crecerán por voluntad desde el poder, atenerse a esta posibilidad es sujetarse al capricho o deseo de quien manda; será perder el potencial que cada uno de sus militantes encierra. En el curso que lleva Vía Veracruzana se somete al riesgo de seguir dependiendo de un manejo discrecional desde el poder, pudiendo obtener en la lucha posiciones legítimamente conquistadas. La realidad está evidenciando que se están quedando atrás, y el rezago costará caro porque la edad biológica, como el tiempo en los juegos de foot ball americano, se convierte en el mejor de los casos, en un adversario adicional, cuando no en un seguro impedimento. En el símil, habrá que agregar que en la realidad no hay oportunidad de parar el reloj porque el tiempo inexorablemente sigue su marcha.


Es irresistible citar a Georges Burdeau: “Sabemos que la clase política comprende el conjunto de individuos que participan en la vida política y no sólo los que comparten los puntos de vista del gobierno (…) Justamente la razón de ser de la clase política consiste en ofrecer al Poder o, más precisamente todavía, al régimen que encarna su estructura y espíritu, esta base social indispensable. La clase política no es, pues, una camarilla de partidarios ni una clientela de los gobernantes; es el soporte del régimen”.


Convertir la potencia en acto pareciera ser la divisa a seguir por Vía Veracruzana; ¿deben permanecer en la quimera de fortalecer a un partido al que involuntariamente desgajan, o emigrar fundando nueva colonia con principios político-ideológicos apegados al centro izquierda? ¿Añoranza o práctico apego a la realidad? He aquí un dilema a resolver; no está por demás recordar que existe una responsabilidad para con la sociedad y que el tiempo apremia, porque nada es para siempre.


Enero 2007